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PASOS Revista de Turismo y Patrimonio Cultural Volumen 7, Número 1, 2009

ISSN 1695-7121

www.pasosonline.org Instituto Universitario de Ciencias Políticas y Sociales Universidad de La Laguna (España) COMITÉ EDITORIAL DIRECTOR: Agustín Santana Talavera I.U. Ciencias Políticas y Sociales Universidad de La Laguna E-mail: [emailprotected]

Editor adjunto: Eduardo Parra López Dpto. Economía y Dir. Empresas Universidad de La Laguna E-mail: [emailprotected]

Coordinadores Book Review: Raúl Hernández Martín Dpto. Economía Aplicada Universidad de La Laguna E-mail: [emailprotected]

Vocal: José Pascual Fernández I.U. Ciencias Políticas y Sociales Universidad de La Laguna (España) E-mail: [emailprotected]

Luisa Andreu Simó Dpto. Comercialización e Investigación de Mercados Universidad de Valencia (España) E-mail: [emailprotected]

Vocal: Alejandro Alvarado Herrera Universidad de Quintara Roo (México) E-mail: [emailprotected] Secretaria: Carmen Vera Estévez I.U. Ciencias Políticas y Sociales Universidad de La Laguna (España) E-mail: [emailprotected] EDICIÓN: Varadero Informática

CONSEJO CIENTÍFICO ASESOR Alenka Verbole. Education development coordinator (OSCE) Alessandro Simonicca. Univ. “La Sapienza” di Roma (Italia) Álvaro López Gallero. Univ. de la República (Uruguay) Anya Diekmann. Univ. Libre de Bruxelles (Bélgica) Artur Cristovao. Univ. de Trás-os-Montes e Alto Douro (Portugal) Aurora Pedro Bueno. Univ. de Valencia (España) Christou Evangelos. Aegen Univ. (Grecia) Dallen J. Timothy. Brigham Young Univ. (USA) Daniel Hiernaux. Univ. Autónoma Metropolitana (México) Davis Gruber Sansolo. Univ. Anhembi-Morumbi (Brasil) Diego Medina Muñoz. Univ. de Las Palmas de Gran Canaria (España) Dimitrios Buhalis. Univ. of Bournemouth (Inglaterra) Elizabette Tamanini. IELUSC Joinville/Santa Catarina (Brasil) Elisabeth Kastenholz. Univ. de Aveiro (Portugal) Enrique Bigne Alcañiz. Univ. de Valencia (España) Francisco Calero García. Univ. La Laguna (España)

Gemma McGrath. Univ. of the Arts London (Inglaterra) Julio Grande. Asesor de Proyectos, Sepinum (España ) Llorenç Prats i Canalls. Univ. de Barcelona (España) Margaret Hart Univ. de Las Palmas de Gran Canaria (España) Margarita Barretto. Univ. de Caixas do Sul (Brasil) María D. Álvarez. Bogazici University (Turquía) Marianna Sigalas. Aegen Univ. (Grecia) Michael Riley. Univ.of Surrey (Inglaterra) Raoul Bianchi. Univ. of East London (Reino Unido) Regina Schlüter. Centro de Investigaciones y Estudios Turísticos (Argentina) Richard W. Butler. Univ. of Strathclyde (Escocia) Rosana Guevara Ramos. Univ. Autónoma Metropolitana (México) Thomas George Baum. Univ. of Strathclyde (Escocia) Vicente Monfort Mir. Univ. Jaume I (España) Yolanda Bethencourt. Univ. de La Laguna (España)

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PASOS. REVISTA DE TURISMO Y PATRIMONIO CULTURAL GUÍA DE ESTILO PARA AUTORES Revista indexada en: DOAJ; Latindex; ISOC; Redalyc; DICE; E-Revistas; CAB-Abstract

PASOS.RevistadeTurismoyPatrimonioCulturalesuna publicación en web que se especializa en el análisis académicoyempresarialdelosdistintosprocesosque se desarrollan en el sistema turístico, con especial interés a los usos de la cultura, la naturaleza y el territorio, la gente, los pueblos y sus espacios, el patrimonio integral. Desde una perspectiva inter y transdisciplinarsolicitayalientaescritosvenidosdesde lascienciasylaprácticaadministrativo‐empresarial.Su objetivoescumplirconelpapeldeforodeexposicióny discusión de metodologías y teorías, además de la divulgación de estudios y experiencias. Pretende contribuiraotrosesfuerzosencaminadosaentenderel turismo y progresar en las diversas formas de prevención de efectos no deseados, pero también perfeccionar la manera en que el turismo sirva de complementoalamejoraydesarrollodelacalidadde vidadelosresidentesenlasáreasdedestino. PERIODICIDAD:ENERO;ABRIL;OCTUBRE Estilo: Para simplificar el proceso de revisión y publicaciónsepidealoscolaboradoresqueseajusten estrictamente a las normas editoriales que a continuaciónseindican. Entrega de originales: los trabajos deberán ser remitidos a la dirección electrónica [emailprotected] indicando en el Asunto (al remitirelcorreo):PARAPUBLICACIÓN Idioma:Lostrabajosseránpublicadosenelidiomaen el que sean entregados (español, portugués, inglés o francés). Márgenes: Tres centímetros en todos los lados de la página. Tipografía: Se utilizará en el texto la letra Times New Roman o Arial, tamaño 10, o similar. En las notas se utilizaráelmismotipodeletraatamaño9.Noutilizar diversidad de fuentes ni de tamaños. Si se desea destacar alguna palabra o párrafo dentro del texto utilizarlamismafuenteencursiva. Notas: siempre serán situadas al final, utilizando el mismotipodeletraqueeneltexto(TimesNewRoman oArial)atamaño9. Título y datos del autor o autores: El trabajo debe ir encabezadoporsutítuloenminúsculasynegrita.Bajo él se insertará el nombre del autor o autores, indicando su centro de estudio (universidad, departamento, etc.), empresa o administración, además de la especialidad y el correo electrónico de contacto. Si se desea pueden ofrecerse más datos biográficos en una nota, no sobrepasando las 60 palabras Resumen: se debe insertar un resumen del artículo (110–120palabras)enelidiomaenqueestáescritoy su traducción al inglés. Para los artículos escritos en inglésseaportarásutraducciónalespañol.

Palabrasclave:seindicarán5–7palabrasclavesobre eltemaprincipal. Texto: El texto debe ser escrito a 1,5 de espaciado y con una extensión de 5.000 a 9.000 palabras para artículos y de 3.000 a 5.000 tanto para opiniones y ensayoscomoparanotasdeinvestigación,incluyendo Título, Datos Biográficos de los autores, Resumen, Introducción,losapartadosqueseestimenoportunos, Conclusión, Agradecimientos (si fuera pertinente) y Bibliografía. Cuadros, Gráficos e Imágenes: los artículos pueden incluir cualquier grafismo que se estime necesario. Deberán estar referidos en el textos y/o situados convenientemente y acompañados por un pie que los identifique. Pueden utilizarse colores, pero ha de tenerse en consideración la posibilidad de una publicaciónensoportepapelenblancoynegro. Abreviaciones y acrónimos: deberán ser bien deletreados y claramente definidos en su primer uso eneltexto. Citas y Bibliografía: En el texto las referencias bibliográficas harán referencia al autor y el año de publicación de la obra citada. Por ejemplo: (Smith, 2001) o (Nash, 1990; Smith, 2001). Cuando se considerenecesariaunacitamásprecisaseindicaráel número de página (Smith, 2001: 34). La lista bibliográfica al final del texto seguirá el orden alfabéticodeautores,siguiendoelformato: Smith,ValeneL.yBrent,Maryann 2001 “Introduction to Hosts and guests revisited: Tourism issues of the 21st century”. En Smith, Valene L. y Brent, Maryann (Eds.), Hosts and guests revisited: Tourism issues of the 21st century (pp. 1‐14). New York:CognizantCommunication. Smith,ValeneL. 1998 “War and tourism. An American Ethnography”. AnnalsofTourismResearch,25(1):202‐227. Urry,J. 1990 The tourist gaze. Leisure and travel in contemporarysocieties.London:Sage. Para otro tipo de publicaciones se hará constar siempre autor, año, título y lugar de celebración o publicación y un estándar para documentos electrónicos,indicandodirecciónyfechadeacceso. Originalidad:Serequiereelcompromisodelosautores tanto de la originalidad de su trabajo como de no remitirsutextosimultáneamenteaotrosmediospara supublicación. Derechos de autor y Responsabilidad: los autores serán los únicos responsables de las afirmaciones y declaracionesrealizadasensutexto.Elequipoeditorial dePASOSsereservaelderechodeutilizarenediciones compilatoriassucesivaslosartículoseditados. Trabajossometidosaevaluaciónporparesanónimos externos a la revista. Se notificará a los autores el resultado de la revisión realizada mediante una ficha resumendelarbitrio.

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PASOS. REVISTA DE TURISMO Y PATRIMONIO CULTURAL GUÍA DE ESTILO PARA AUTORES Revista indexada en: DOAJ; Latindex; ISOC; Redalyc; DICE; E-Revistas; CAB-Abstract

PASOS.RevistadeTurismoePatrimônioCulturaléuma publicação eletrônica especializada na análise acadêmica e corporativa dos distintos processos relacionados ao sistema turístico, com interesse especial pelos usos da cultura, natureza e território, a gente, os povos e seus espaços, é dizer, o patrimônio integral. A partir de uma perspectiva inter e transdisciplinar, PASOS solicita e encoraja o envio de escritosvindosdasciênciasedapráticaadministrativo‐ empresarial. Seu objetivo é cumprir o papel de fórum de debates de metodologias e teorias, além da divulgaçãodeestudoseexperiências.PASOSpretende contribuir, juntamente com esforços oriundos de outras áreas, para a compreensão do turismo e avançar sobre as diversas formas de prevenção de efeitos não desejados, bem como aperfeiçoar‐se à medida em que o turismo sirva de complemento à melhoriadaqualidadedevidadosresidentesnasáreas dedestinoturístico. PERIODICIDADE:JANEIRO;ABRIL;OUTUBRO Estilo: Para simplificar o proceso de revisão e publicaçãopede‐seaoscolaboradoresqueseustextos seajustemestritamenteàsnormaseditoriaisindicadas emseguida. Entrega de originais: os trabalhos deverão ser enviados para a direção eletrônica [emailprotected] indicando “PARA PUBLICAÇÃO” noespaçoAssuntodocorreioeletrônico. Idioma: Os trabalhos serão publicados no idioma em que forem entregues (espanhol, português, inglês ou francês). Margens: Três centímetros em todos os lados da página. Tipografia: Deve‐se utilizar no texto as fontes Times New Roman, Arial tamanho 10 ou similar. A notas devemapresentaromesmotipodeletra,notamanho 9.Nãoutilizarfontesnemtamanhosdistintosnotexto. Caso pretenda destacar alguma palavra ou parágrafo utilizeamesmafonteemcursiva. Notas:Sempredeverãoviraofinaldotexto,utilizando o mesmo tipo de letra deste (Times New Roman ou Arial),notamanho9. Título e dados do autor ou autores: O título do trabalhodeveráserredigidoemletrasminúsculaseem negrito. O nome do autor ou autores seguirá logo abaixo, indicando a instituição de origem (universidade, departamento, empresa, etc.), a especialidade e o correio eletrônico para contato. Pode‐se inserir dados biográficos adicionais em uma notadesdequeestanãoultrapase60palavras. Resumo: O artigo deve vir acompanhado de um resumo no idioma em que está escrito (110 – 120 palavras) e sua tradução em inglês (resumo e titulo). Para os artigos escritos em inglês deve‐se acrescentar umresumoemespanhol.

Palavras‐chave: o texto deve conter entre 5 e 7 palavras‐chavesobreotemaprincipal. Texto: O texto deve ser escrito com entrelinhas 1,5 e com uma extensão entre 5.000 e 9.000 palavras para artigos e de 3.000 a 5.000 tanto para opiniões e ensaios como para notas de investigação. Os artigos devem conter título, dados biográficos dos autores, resumo, introdução, as divisões internas que se julguem necessárias, conclusão, agradecimientos (se pertinente)ereferências. Quadros, Gráficos e Imagens: Os artículos podem conter quaisquer imagens que se façam necessárias. Elas deverão estar referidas no texto e/ou situadas convenientemente e acompanhadas por uma identificação. Pode‐se utilizar imagens coloridas, embora se deva avaliar a possibilidde de utilizá‐la em formatopapel,embrancoepreto. Abreviações e acrônimos: Deverão ser definidos claramentenoseuprimeirousonotexto. Citações e Referência: No texto as referências bibliográficas devem apontar o autor e o ano de de publicaçãodaobracitada.Porexemplo:(Smith,2001) ou(Nash,1990;Smith,2001).Casosejanecessáriauma citação mais precisa se indicará o número de página (Smith,2001:34).Alistabibliográficaaofinaldotexto seguirá em ordem alfabética de autores, de acordo comoseguinteformato: Smith,ValeneL.yBrent,Maryann 2001 “Introduction to Hosts and guests revisited: Tourism issues of the 21st century”. En Smith, Valene L.yBrent,Maryann(Eds.),Hostsandguestsrevisited: Tourism issues of the 21st century (pp. 1‐14). New York:CognizantCommunication. Smith,ValeneL. 1998 “War and tourism. An American Ethnography”. AnnalsofTourismResearch,25(1):202‐227. Urry,J. 1990 The tourist gaze. Leisure and travel in contemporarysocieties.London:Sage. Paraoutrostiposdepublicaçõesdeve‐seindicarautor, ano, título e local de realização ou publicação. Para documentos eletrônicos, deve haver um padrão, indicandoendereçoedatadeacesso. Originalidade: Solicita‐se o compromisso dos autores quanto à originalidade de trabalho submetido à publicação e quanto ao não envio de seu texto para otrosperiódicosououtrosmeiosenquantoesteestiver sobavaliaçãoemPASOS. Direitos autorais e Responsabilidade: os autores são osúnicosresponsáveispelasafirmaçõesedeclarações contidasemseutexto.AequipeeditorialdePASOSse reservaaodireitodeutilizarosartigosjáeditadosem compilaçõesposteriores. Trabalhossubmetidosaavaliaçãoporparesanônimos externosàrevista.Osautoresserãonotificadossobre o resultado da avalição de seu texto mediante uma ficha‐resumodoavaliador.

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PASOS. JOURNAL OF TOURISM AND CULTURAL HERITAGE NOTES ON STYLE FOR CONTRIBUTORS

Journal indexing: DOAJ; Latindex; ISOC; Redalyc; DICE; E-Revistas; CAB-Abstract

Pasos. Journal of Tourism and Cultural Heritage is an internet publication dedicated to the academic and management-based analysis of the diverse processes inscribed within the tourist system, with a particular emphasis on the uses of culture, the environment and territory, people, communities and spaces, integral heritage. It encourages articles from inter and trans-disciplinary perspectives, from both scientific and management points of view. Its objective is to provide a forum for the discussion of methodologies and theories as well as the presentation of case studies and the results of empirical research. It hopes to contribute to ongoing debates surrounding attempts to comprehend the phenomenon of tourism and to develop diverse approaches to the prevention of the undesirable consequences of tourism as well as enhance the quality of life of the residents of tourist destinations. Frequency: January; April; October STYLE: In order to simplify the process of editing and publication contributors are requested to comply with the following editorial guidelines: Submission of original manuscripts: papers should be sent to the following email address: [emailprotected] inserting FOR PUBLICATION in the ‘Subject’ box. Language: Articles will be published in the language in which they are submitted. Margins: 3 centimetres on all sides. Font: Times New Roman or Arial, in 10-point or similar. The same font should be used in the footnotes, but in 9-point. There should be no variation in fonts or text size throughout the text. Highlighted paragraphs or words should be indicated in italics. Notes: These should always be placed at the end of the article and written in the same font as the main body (Times New Roman or Arial) in 9point. Title and author note(s): The title of the article should be written in lower case and highlighted in bold, at the top of the first page. This should be accompanied by the author(s) full name(s) and title(s), indicating clearly their institutional affiliation, specialism and email address. If it is desired, further biographic details may be inserted in a separate note, not exceeding 60 words. Abstract: An abstract must be included (max. 110-120 words) in the same language as the main article. This should be accompanied by a translation in English, or, Spanish, if the language of the article is English.

Key words: A list of 5 – 7 key words should be provided, which relate to the principal themes in the article. Text: Articles should be typed, 1.5 spaces apart, exceeding no more than 9,000 words (max. 35 pages), including the title, biographic information, abstract, introduction, relevant appendices, conclusion, acknowledgements (if relevant) and bibliography. Tables, Diagrams and Figures: These can be included in the article where necessary. They should be referenced in the main text and/or situated where convenient and accompanied by an explanatory sub-heading. Colour graphics can be used. Abbreviations and Acronyms: These should be spelt out in full and clearly defined where they initially appear in the text. References and Bibliography: The standard Harvard system should be used, indicating the author and date of publication of the relevant work. For example: (Smith, 2001) or (Nash, 1990; Smith 2001). Where it is necessary to include a more precise citation the page number should be included (Smith, 2001: 34). The bibliography should be in alphabetical order at the end of the article, and written in the following format: Smith, Valene L. and Brent, Mary-Ann 2001 “Introduction to hosts and guests revisited: Tourism issues of the 21st century”. In Smith, Valene L. & Brent, Mary-Ann (Eds.), Hosts and guests revisited: Tourism issues in the 21st century (pp. 1-14). New York: Cognizant Communications. Smith, Valene L. 1998 “War and tourism. An American ethnography”. Annals of Tourism Research, 25(1): 202-227 Urry, J. 1990 The tourist gaze: leisure and travel in contemporary societies. London: Sage For other kinds of publications, the name of the author, date of publication, title and place of publication/conference title, should be stated. Rights and Obligations of the Author: The authors are entirely responsible for the content of the article. The editors reserve the right to re-print articles which appear, in subsequent collections. All papers are subject to external and anonymous evaluation, the results of which shall be communicated to author(s), so that they heed observations and recommendations.

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Enero 2009

ÍNDICE Artículos Margarita Barretto

Interfaces entre turismo abordagem epistemológica

e

migrações:

uma

1

Fabiola Mancinelli

More pins on the map. Las prácticas y los discursos de los turistas americanos de viaje por la Europa Mediterránea

13

Juan Antonio Aguirre

Sustainable Trail Management in Costa Rica National Parks: The use of photography for trail surfacing decisions under tropical rainforest conditions

29

Antonio Miguel Nogués Pedregal

Genealogía de la difícil relación entre antropología social y turismo

43

Marta Anico

Políticas da cultura em Portugal e Espanha

57

Mònika Jiménez Morales Jordi de San Eugenio Vela

La organización de eventos como estrategia identitaria y evocadora de imagen turística. Estudio de caso: Girona Temps de Flors

73

Diego Kuper

Turismo y preservación ambiental: el desarrollo turístico de Península Valdés, Provincia del Chubut

85

Maximiliano Korstanje

Interpretando el génesis del descanso: una aproximación a los mitos y rituales del turismo

99

Opiniones y ensayos Alexandre Fernandes Corrêa

O Saber Patrimonial e a Arqueologia de Michel Foucault: princípios metodológicos de uma análise crítica e política dos conceitos

115

Alfredo Ascanio

El turismo cultural: gestión de partes interesadas y la complejidad del equilibrio

127

Reseñas de publicaciones Nate Peach

Medical tourism in developing countries. (Milica Z. Bookman and Karla R.)

133

Alberto Jonay Rodríguez Darias

Las áreas protegidas de Canarias. Cincuenta años de protección ambiental del territorio en espacios naturales. (Moisés R. Simancas Cruz)

135

Roque Pinto

Pesca e Turismo: Etnografias da Globalização no Litoral do Atlântico Sul.

139

Estadísticas 2008

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PAPER SUBMISSION DEADLINE 1ST, JUNE 2009 PASOS: Journal of Tourism and Cultural Heritage

Is pleased to announce a new Call for paper about

“Innovation and Entrepreneurship in the Tourism Industry” Guest Editors: Dimitrios Buhalis, University of Bournemouth, Bournemouth, Great Britain Alan Fyall, University of Bournemouth, Bournemouth, Great Britain Francisco García Rodríguez, Universidad de La Laguna, Tenerife, Spain The tourism industry gradually recognizes the key role played by innovation in the creation and success of business. In constantly changing, uncertain contexts, such as those we are currently experiencing, the capacity and necessary attitude for creating innovative tourism firms and destinations is fundamental. Hence, the ability of success is largely determined by innovation, entrepreneurship and management capabilities. In this sense, location and context have a significant effect on business innovation, creation and development. Dynamic Tourism Destination constitute environments that enable the development of innovation and the creation of new tourism firms. New venture creation and dynamic innovation can become easier through stable relationships and better information on business opportunities, less entry costs and lower exit barriers, access to physical, financial and commercial infrastructures, as well as reduced risks and uncertainty. Although the existing literature examines firm creation from a geographical perspective, it is necessary to take a new vision at aspects linked to location, geography and context. The development of the Information Communication Technologies and the Internet in particular, as well as global economic structures demonstrates that tourism innovations are global and less dependent on location. Hence, the generation and development of technology, entrepreneurship research and development, innovation as well as their impacts on tourism firm and destination performance need further examination. Hence, technological strategies, human resource management and the introduction of best practices in innovation and entrepreneurship will be critical for the competitiveness of tourism enterprises and destinations. The objective of this Special Issue is to provide theoretical and empirical evidence from around the world that relates innovation and technological developments with entrepreneurship in the Tourism Industry.

Researcher and academics are invited to address these issues and challenges within a PASOS format that will include selected papers and presentations of work in progress. Works in progress will be included as research notes. This Special issue will be under the responsibility of a group of academics involved in research on innovation and entrepreneurship topics, from various disciplines of business management and economics from different Universities. They will manage the reviewing process. Full blind refereeing will be provided which will meet the standard for refereed papers in academic journals. The papers will be published in September in a Special issue of PASOS. For more details, please, visit PASOS web page: http://www.pasosonline.org/Paginas/estilo.htm

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Vol. 7 Nº1 págs. 1-11. 2009

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Interfaces entre turismo e migrações: uma abordagem epistemológica Margarita Barretto ii Univ. Regional de Blumenau – Univ. Federal de Santa Catarina (Brasil)

Resumo: Este estudo objetiva sistematizar as várias interfaces entre turismo e migrações, buscando contribuir com a teoria turística a partir dos estudos da mobilidade. E uma primeira tentativa de abordar o tema, que parte de três afirmações factuais; a primeira, que turismo e migrações são duas manifestações de um fenômeno maior, qual seja o da mobilidade ou deslocamento geográfico que inclusive compartem motivações e objetivos; a segunda, que a mobilidade é um fenômeno crescente; a terceira, que as tecnologias relacionadas à comunicação e a informação propiciam maior mobilidade. Palavras-chave: Turismo; Migrações; Sociedade; Cultura.

Abstract: This paper aims to register some interfaces between tourism and migrations as a contribution to tourism theory grounded on studies on mobility. In this first approach, the author begins with three factual statements: first, tourism and migration are two sides of a greater social phenomenon- mobility or geographical displacement- which share motivations and objectives; second, that mobility is a growing phenomenon; third that new information and communication technologies help mobility.. Keywords: Tourism; Migrations; Society; Culture

ii

• Margarita Barretto e Doutora em Educação, com ênfase em Ciências Sociais Aplicadas e Bacharel em Turismo. Docente da FURB-Fundação Universidade Regional de Blumenau e do Programa de Pós Graduação em Arquitetura da UFSC- Universidade Federal de Santa Catarina Editora da RBTur- Revista Brasileira de Pesquisa e Póst graduação em Turismo.Coordenadora da coleção Turismo da Editora Papirus e escritora de livros sobre o tema.. E-mail:[emailprotected]

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Conceituação Os fenômenos estudados, turismo e migrações, apresentam estágios de pesquisa científica diferenciados, o que torna sua análise e comparação tarefas complexas. O conceito de turismo está ligado, tanto no imaginário popular quanto no âmbito científico, a situações prazerosas, lúdicas, de lazer, diversão e/ou férias. O de imigração, ao contrário, está representado no imaginário popular como uma experiência de sofrimento, desenraizamento, luta, pobreza, privação. No entanto, trata-se de fenômenos que incluem deslocamento no espaço, mudança de lugar de residência e muitas vezes, obedecem ao desejo de evasão. Há consenso de que as migrações constituem fenômenos sociais totais, que precisam do concurso de muitas disciplinas que dêem conta tanto dos processos emigratórios quanto dos imigratórios (Sayad, 1992), consenso que também começa a se perfilar nos estudos de turismo. Muitas pessoas percebem ou vivenciam a continuidade entre um e outro fenômeno. Em pesquisa realizada para sua tese de doutorado, (Barretto,1998) esta pesquisadora estudou casos de uruguaios residentes numa cidade do interior paulista, comprovando que muitos deles não se auto identificavam como “imigrantes” Todos os entrevistados realizavam viagens freqüentes para ver suas famílias no país de origem, e mantinham uma comunicação constante por internet e telefone. Muitos inclusive tinham começado sua trajetória como residentes no Brasil, na condição de turistas: a partir de uma viagem turística, apaixonaram-se pelo país ou pela cidade, e decidiram morar nela. Um fato semelhante foi constatado num estudo sobre turismo em Canasvieiras, praia de Florianópolis (Barretto,2002) onde, embora o assunto não fosse o foco, a evidência empírica mostrou que muitos turistas transformaram-se em residentes, legais ou ilegais. Os estudos sobre o tema realizados por outros autores, como Hall (2000) Lasch e

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Interfaces entre turismo e migrações: ...

Urry, (1994, cap. 10) Rojek e Urry (1997) e fundamentalmente a obra de Kaplan (1996), são indicativos de que a experiência migratória e a experiência turística têm muitos pontos em comum no presente momento histórico. Tampouco deve ser coincidência que um dos primeiros sociólogos a estudar turismo, Emmanuel de Kadt, está no momento defendendo o direito dos imigrantes a manterem suas respectivas culturas de origem nos lugares que escolheram para residir (de Kadt e Williams, 2001) Não obstante, estes estudos têm pouca representatividade dentro do contexto acadêmico mundial. Lash e Urry (1994, p. 254) afirmam que há pouca pesquisa sobre a mobilidade, que se evidencia na ausência de uma sociologia da viagem e defendem que se façam estudos da organização social da mobilidade e os efeitos desta na subjetividade das pessoas. No editorial do primeiro número de uma revista dedicada aos estudos de turismo, os já mencionados Franklin e Crang (2001, p. 11) dizem que, o turismo deveria procurar nexos com outras mobilidades, tais como a migração e as diásporas, o que denota a ausência deste tipo de estudos. A União Internacional de Geografia (IGU), a través do Grupo de Estudos em Geografia do Turismo Sustentável vem realizando, desde 1998, estudos interdisciplinares sobre as várias interfaces em turismo e migrações: o turismo como uma forma de migração, o turismo gerando migrações e as migrações gerando fluxos turísticos, e relacionando estas com as mudanças sociais, culturais e espaciais e identitárias da atual fase da globalização. Os coordenadores do projeto afirmam que: O nexo ent re o tu ris mo e a s migraçõe s repre senta um terri tório fé rti l e até agora vi rge m ofe rec endo ri cas r eco mpen sas pa ra o s pe squi sa dores de turi smo e mig raçõe s. (Hall e Willi ams, 2002, p . 3) No Brasil, essa aproximação progressiva entre migrações e turismo, tanto de forma estrutural quanto a partir da percepção dos sujeitos não tem sido trabalhada, ou pelo menos não há publicações que indiquem

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Margarita Barretto

que estudos desta natureza estejam sendo realizados. Pelo contrário, parece haver uma separação bem clara entre aqueles que estudam o tema migrações, que é considerado um “objeto sério” de estudos para a antropologia, a geografia, a demografia e a história, e os estudos de turismo, que são considerados, historicamente dentro da academia, como campo “pouco sério”, havendo até discriminação para com aqueles cientistas que a ele se dedicam. Em nível mundial, podem ser mencionados os estudos que John Urry desenvolve no Instituto da Mobilidade, da Universidade de Lancaster (Inglaterra) e da Nova Zelândia, onde o geógrafo Michael Hall coordenou durante vários anos, a partir da Universidade de Otago, o Projeto de Pesquisa em Turismo e Migrações. Turismo e Migrações perante a Lei Do ponto de vista legal ser turista ou imigrante é, em qualquer parte do mundo, uma questão de vistos. No Brasil, existem sete tipos de visto concedidos aos estrangeiros, para permanecerem por diferentes períodos de tempo: de trânsito, de turista, temporário, permanente, de cortesia, oficial e diplomático, além de uma condição especial de asilado, reservada às pessoas que sofrem perseguição política e envolve normas de Direito Internacional.1 Referente ao visto permanente, a lei reza que: "Para obter visto permanente o estrangeiro deverá satisfazer as exigências de caráter especial, previstas nas normas de seleção de imigrantes, estabelecidas pelo Conselho Nacional de Imigração"2 (Art. 26, Decreto 86.715) (Oliveira:41, apud Barretto, 1998). Este tipo de visto deve ser requerido na representação consular do Brasil no país de origem do estrangeiro. A lei também diz que caso ao estrangeiro portador de visto permanente lhe seja designada uma determinada região para fixar-se, não poderá mudar-se dela a não ser com autorização expressa do Departamento Federal de Justiça. A observância das leis de contenção da imigração, no entanto, não parece ter sido

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muito estrita, conforme pode-se constatar mediante observação empírica Em outros países, como por exemplo Austrália e Israel, há outro tipo de legislação que permite o trabalho temporário, por exemplo o visto de férias com possibilidade de trabalho (working holiday visa) A Mobilidade geográfica “A sociedade moderna é uma sociedade em movimento” (Lash e Urry, (1994, p. 252). Com esta afirmação, colocada na primeira frase de um capítulo de um livro, os autores não deixam dúvida quanto a sua visão da importância da categoria mobilidade para a sociedade contemporânea. Esta visão, porém, é relativamente nova dentro da academia, onde até a década anterior prevalecia a visão da mobilidade voluntária como “uma atividade trivial e periférica” (Lash e Urry, 1994, p.257), visão esta estimulada, em grande parte, pelo trabalho seminal de Turner e Ash, o livro The Golden Hordes (A horda dourada). Lash e Urry enfocam a mobilidade a partir das possibilidades da tecnologia, que propiciou a compressão do tempo e do espaço, mas não se limitam a ela. Buscam compreender por que as pessoas pensam, na atualidade, “numa escala tão incrível, que as viagens são necessárias, desejáveis e seguras”, afirmando que “as formas rápidas de mobilidade tem tido efeitos radicais na forma em que as pessoas vivenciam o mundo” (Lash e Urry, p. 253- 255) Para os referidos autores a rápida mobilidade é uma experiência paradigmática do nosso tempo, vinculada ao estágio atual do capitalismo, (que eles definem como desorganizado) e já não se podem estabelecer diferenças claras entre o turismo e outras atividades que envolvem viagens (Lash e Urry, 1994, p. 271) Poucos anos mais tarde, Urry (2000, p. 49) dará ainda caráter mais central à mobilidade, afirmando que esta “forma e reforma a vida social e a identidade cultural”. A mobilidade como paradigma da cultura contemporânea está implícita também nas afirmações de Marc Augé quando, analisando a obra de Michel de

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Certau, afirma que “o espaço do viajante é o arquétipo do não lugar” (Augé, 1994, p. 81). Como exemplo de não lugares, cita a s v i a s aér e a s , f e r ro v i ári a s , rodo vi ári a s e o s do micílio s móvei s c on side ra do s meio s de tr an spo rte ( aviõe s, trens, ôni bus) o s ae ropo rt os , a s e s ta çõe s e a s e s ta çõe s ae roespa ciais, a s grande s ca deias de ho téi s, o s p ar que s de l aze r (A ugé , 1 994 , p . 74) Analisando o comportamento das classes médias altas, dos executivos e profissionais liberais, Lasch (1995, p. 14) afirma que, desde que na atualidade o sucesso está associado à mobilidade, as novas elites estão em constante deslocamento, e diferencia pouco os conceitos de migração e de turismo. A s pe ssoas a mbi cio sa s compreen de m...q ue u m e stilo de vida mig ra tório é o pre ço do s u ce s so ....A s no va s el ite s se nte m-s e à vo nt ade e m tr ân si to ...A sua vi são de mun do é e s senc ial me nte a de u m tu r i sta . Kaplan (1986, p. 35) também da um lugar central ao deslocamento quando afirma que este “media a paradoxal relação entre tempo e espaço na modernidade”. Bauman (1998, p. 103) afirma que “na atualidade, todos vivemos em movimento” e, ainda, que na sociedade de consumo a mobilidade geográfica é um fator de diferenciação social fundamental. ‘O acesso à mobilidade global transformou-se no mais elevado de todos os fatores de estratificação’. (Bauman, 1998, p. 115) Clifford (1997, p. 25) afirma que, na atualidade, não apenas há indivíduos que viajam, mas que há culturas que são itinerantes. Os produtores culturais deslocam-se pelo mundo, levando sua bagagem simbólica, tornando obsoleto o paradigma da antropologia clássica do nativo fixado à terra. Franklin e Crang (2001, p. 11) também reconhecem que a mobilidade não é um direito de todos e não acontece para todos da mesma forma, [ . . .] há t an ta s l e mbr an ça s d a dor e do te rror, tantos obstáculo s à mobi lidade, associado s co m migrações forçadas e luta contra a

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po bre za e o medo . A mo bili dade ainda é um privilé gio relativo Deslocamento, viagem, mobilidade, não importa qual o termo preferido, todos definem um novo estar na sociedade, um estar dinâmico que obriga a novos olhares a partir das ciências sociais. Fatores coadjuvantes da crescente mobilidade geográfica: cosmopolitismo e TICs Há uma série de fatores coadjuvantes para a propensão à mobilidade, que poderíamos resumir na idéia de cosmopolitismo. Este vem atrelado, de um lado, à crise do conceito de cidadania política e, de outro, ao desenvolvimento dos transportes e das tecnologias de informação e comunicação (TICs). O conceito de cidadania é um estado reconhecido a aqueles que participam plenamente na sua sociedade (Marshall e Bottomore apud Urry, 2000, p. 164). Numa abordagem que tornou-se clássica, Marshall (1967, p. 63) analisou a cidadania política, a civil e a social. A primeira refere-se ao exercício dos direitos e deveres políticos (votar e ser votado, por exemplo), a segunda ao direito de ir e vir, direito à propriedade e a terceira a ter os benefícios de um mínimo de bem estar garantido pelo estado. Na atualidade, outras cidadanias podem ser acrescentadas: a cultural, a das minorias, a cidadania do consumo (cf. Barretto, 2004), a cosmopolita e a da mobilidade (Urry, 2000, p. 167). Um exemplo de como a cidadania cultural pode ser mais forte do que a política está nos estudos realizados em Porto Rico, considerado “um caso exemplar de transnacionalismo, onde se evidencia “a manutenção de laços sociais, econômicos, culturais e políticos a través das fronteiras nacionais” (Duany, 2002, p. 58) No final da década de 1980 e início de 90, ao mesmo tempo em que aconteciam as lutas para as independências nacionais na ex-União Soviética, com o ressurgimento de um forte sentimento nacionalista, o mundo se organizava em mercados financeiros globais, viagens internacionais, internet, marcas reconhecidas mundialmente, corporações, conferências mundiais sobre eco-desenvolvimento, todas instâncias que

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transcendem o estado nacional, a cidadania nacional e a sociedade civil em nível nacional (Urry, 2000, p. 162) É a convivência de vários comportamentos, característica da sociedade pós moderna. Parece surgir, no lugar da sociedade nacional, uma sociedade cosmopolita na qual, a pesar de haver uma certa predominância dos países do primeiro mundo, há uma “colonização revertida” em que os países do chamado terceiro mundo influenciam o primeiro. E st a s mud an ça s e st ão c ri a ndo uma so ciedade cosmopo lita global [ . . .] su rgi ndo de u ma f o r ma a ná rquica, arriscada [...] com influênc i a s q ue s e mi st ura m ( Gi d den s , 1 995 , p . 19) O cosmopolitismo é uma característica dos indivíduos pós-modernos; Ong (apud Clifford, 1997, p. 257) cita um entrevistado chinês, com negócios em São Francisco que lhe disse que “pode viver em qualquer lugar do mundo, desde que seja perto de um aeroporto”. Urry (2000, p. 157) afirma que as pessoas “habitam em várias mobilidades” e que podem ser identificados sete tipos de “cidadãos globais” (Falk apud Urry, 2000, p. 172): os capitalistas globais, os reformistas das grandes organizações como a Unesco, os trabalhadores em rede, os cidadãos da terra (ecologistas) os cosmpolitas, (celebridades que vivem viajando) e os anti- ambientalistas. Do ponto de vista do cosmopolitismo, imigrantes e turistas pertencem a vários mundos, não são mais considerados metades, como eram no passado, mas duplos. Hoje em dia, ser binacional, ou bilíngüe, é um valor agregado à pessoa, que contribui, entre outras, para sua promoção profissional (conf. Featherstone, 1995) Tampouco o cosmpolitismo é visto como privilégio das classes médias ocidentais. Diferentes circunstâncias determinam diferentes tipos de deslocamento, mas até as culturas transplantadas _e aqui utilizando o conceito de Darcy Ribeiro_, mesmo tendo sofrido terríveis experiências , criaram suas “culturas de diáspora”. A hi s tóri a da e sc ra vi dão , só pa ra m e n ci o na r u m e x e m plo pa rti cularmente viole nto [...] re su ltou n u ma sé rie de cul tur a s neg r a s i n-

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t e r co ne ct ad a s , A f ro a m e ri ca no s, a fro- ca riben ho s [ . . .] (Cl iffor d , 1 997 , p . 36) É claro que trata-se de diferentes diásporas e de diferentes cosmopolitismos que devem ser estudados em função das condicionantes históricas específicas, para não cair em generalizações. Os estudos de consumo cultural em diversos países mostram que, nas novas gerações, as identidades se organizam menos em torno dos símbolos da história da pátria e mais pelos de Hollywood ou Benetton (Garcia Canclini, 1995, p. 09) A globalização da cultura também dá a possibilidade de optar entre bens de múltiplas origens fazendo com que não haja uma fidelidade ao produto de origem local. As pessoas não estão definindo sua identidade pelo consumo de bens da sua própria cultura mas pela possibilidade de consumir os mesmos bens de sua "tribo", de um grupo cultural com o qual se identificam mesmo que à distância. Isso é mais evidente na cultura jovem, que consome o mesmo tipo de música e a mesma marca de roupa em Londres, Tóquio ou Rio de Janeiro. Os transportes, os meios de comunicação, os esportes, tudo contribui para que cada vez o indivíduo esteja mais integrado no mundo, sentindo que pertence a uma determinada comunidade desterritorializada, à qual o unem interesses comuns que criam, muitas vezes, laços mais fortes do que a proximidade física. As oportunidades de trabalho podem surgir em qualquer parte do mundo e, desta forma, as pessoas passam a ter família (migrante) dispersa pelo mundo, e amigos, o que realimenta o ciclo do turismo. A influências das TICs A compressão do tempo e do espaço é um assunto que foi abordado de vários ângulos por David Harvey nas suas análises econômicas, sociais e políticas da pósmodernidade. Para o autor, esta é uma condição da pós-modernidade que diferencia os processos sociais de outros processos acontecidos no passado. A intensidade da compre ssão do t empo e do e spa ço no capi tali smo

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o ci de nta l a p ar ti r de 196 0 , co m todas as suas incongruências de efe me rid ade e xce s siv a e fr agment a ç ã o n o s â m b i t o s polí ti co , priv ado e so cia l, i ndi ca um con texto de e x periê nc i a s que to rn a a cond i ção de pó s- mode rn ida de a lgo e spe cial ( Ha rvey , 19 89 , p . 306) Pelo anterior, a migração dos nossos dias é diferente das migrações do início do século passado (e dos anteriores) pelo menos no aspecto do contato com a terra de origem. En qu an to q ue , no s pri mórdio s do século XX os migrantes transat lâ nti co s do sul da E u ropa era m i mig ra nte s p ar a a vi da i nteir a , q ue m s abe n un ca m ai s po den do reto rn ar a su a te rra de orige m, o mig ra nte do fi nal do século re to rn a pa ra vi si ta s com fre qüê nc ia (C avaco apud Hal l e Willi ams, 2 002 , p . 32) Estas mudanças no processo foram possibilitados pelo grande salto das TICs, tecnologias da informação e de comunicação também chamadas tecnologias da inteligência. (Lévy, 1993; Franco, 1997). Por TICs entendem-se aqui meios de comunicação de massa (mídia) e equipamentos de informática. Compreende telefone, fax, telefone celular, televisão, rádio, pb X, internet, etc. que hoje propiciam um contato permanente e em tempo real com o que sucede em todas as partes do mundo. Também compreende os transportes, desde que os trens de alta velocidade e os aviões possibilitam a agilização dos deslocamentos numa escala tampouco vivenciada antes. Se bem é verdade que o processo de globalização pode ser rastreado até a era dos descobrimentos, nunca houve a possibilidade de experimentar a instantaneidade e a ubiqüidade, como é possível no presente momento. Pela p ri mei ra ve z a co muni caç ão i nsta nt ânea é po ssível de u m la do a ou tro do mu ndo [ ...] [isto] altera a p ró p ria tr a ma da s no s sa s v i da s , ig ual me nte p ar a pob re s do q ue p ara ri co s. (G idde n s, 2 003 , p . 11) Paul Virilio (1990, p. 136) chegou a temer que estas tecnologias de abolição do espaço conduzissem o mundo à inércia.

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Esta instantaneidade não promoveu a inércia mas sim câmbios radicais no comportamento, no próprio conceito de sociedade, de comunidade, de pertencimento, de trabalho e de lazer. Na atualidade pode-se pertencer a uma comunidade virtual, integrada por pessoas de todas partes do mundo, pe-se trabalhar a distância (teletrabalho) e pode-se estudar a distância, entre outras coisas. Urry (2000, p. 129) elenca as principais mudanças ocasionadas pela instantaneidade: no intercâmbio de informações que permite que todo mundo saiba o que acontece ao mesmo tempo em qualquer parte do mundo; nos âmbitos tecnológico e organizacional, que igualam dia e noite, dias de trabalho e finais de semana, casa e trabalho, casa e entretenimento; a descartabilidade dos produtos, lugares e imagens; a efemeridade das modas, formas de trabalho, idéias e imagens; a ‘atemporalidade’ dos empregos, carreiras, valores e relações pessoais; a proliferação de novos produtos e a quantidade de desperdiço; o aumento dos contratos de trabalho de curto prazo e dos tarefeiros; o mercado internacional de investimentos disponível durante as 24 horas; a a oferta de lazer, educação e capacitação em módulos; a crescente disponibilidade de produtos importados em qualquer lugar; aumento dos divórcios; perda da confiança, lealdade e compromisso nas famílias; a sensação de que a vida anda muito depressa; preferências políticas efêmeras Estudos que migrações

aproximam

turismo

e

Há estudos que comparam turismo com outros tipos de deslocamento. Kaplan compara turismo com exílio (2000, p. 64). Outros intelectuais têm comparado turismo a nomadismo; Bauman diz que o termo nômade não é adequado porque escamoteia as diferenças e estabelece uma distinção bem clara entre as características da viagem turística e as outras viagens realizadas pelas classes subalternas que, por situações políticas ou econômicas, são obrigadas a sair do seu lugar de origem. Para Bauman existem os turistas e os vagabundos, que são os refugiados, os

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exilados, os imigrantes clandestinos que ninguém quer aceitar. Os turistas se deslocam ou permanecem num lugar conforme seus desejos. Abandonam o lugar quando novas oportunidades desconhecidas os chamam de algum lugar. O s va gab un do s sabem que não fic a rão mui to te mpo nu m lu ga r po r mai s que de se je m fazê-lo po rque n ão são be m vi ndo s e m ne nhu m l uga r. Os t uri sta s de slo ca m- se po rq ue o mu ndo a seu alc an ce (g lobal ) é i rre si stivel men te a tra ente ; o s vagabundos, po rque o mu ndo ao seu al ca nce (local) é i nsuportavelmente i nóspi to . (Bauma n , 19 98 , p . 122 ) Esta metáfora do vagabundo tem sido objeto de muitas citações e também de críticas. Para Hall e Williams (2002, p. 278), trata-se de uma simplificação muito grande da questão da mobilidade que apresenta muitas gradações entre um e outro extremo. Tomando como base fundamentalmente os trabalhos de Urry, Franklin e Crang afirmam que nos estudos de turismo as fronteiras entre “casa” e “fora de casa” estão se tornando difusas. Ca da ve z mai s t ra ba lha dore s de t u ri smo , e mig ra dos e di vers o s g ru pos de re sidê n cia mai s o meno s permanente estão criando c omun ida de s t ran sna cio nai s su st en tad as pel as rede s do tu ri smo. ( Fran kli n e C ran g , 20 01 , p . 12) Também a fronteira está cada vez mais difusa entre turistas e pessoas que viajam a certos tipos de trabalho, tais como conferencistas, participantes de congressos. (Jokinen e Veijola, 1997, p. 49), e há uma discussão há muitos anos, dentro da academia, sobre a inclusão das viagens de negócios como turismo, que não será abordada neste contexto. Há outros casos em que ainda é mais difícil estabelecer uma distinção, como, por exemplo, filhos de pais separados que moram em diferentes cidades e que passam uma parte do ano como cada um, ou pessoas que ficam durante longos períodos de tempo fazendo tratamento de saúde (cf. Hall e Williams, 2002 p. 6-7). Nestes dois casos, não há, como no caso das viagens de

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negócios, o fator remuneração para distinguir turismo de migração temporária. Se tomarmos a possibilidade de escolha como critério, poder-se ia dizer que o tratamento de saúde não permite escolha, porém, muitas vezes pode-se escolher entre um lugar e outro para fazer o mesmo. Pode-se também dizer que o turismo constitui uma migração temporária, no caso do turismo de férias em que as pessoas passam longos períodos instalados numa casa, cumprindo algumas das rotinas da população local, tais como ir ao supermercado, contratar serviço doméstico, e muitas outras. Outros casos em que é muito difícil estabelecer as diferenças entre turistas e migrantes é quando estes últimos retornam a seus lugares de origem para uma visita. Este tipo de deslocamento vem sendo estudado sob a classificação de “Visita a Amigos e Familiares” (VFR tourism). Onde este tipo de turismo foi estudado, verificouse que responde por altíssimas porcentagens do movimento internacional (Hall e Williams, 2002, p. 39) Nos estudos sistematizados pelos referidos autores são identificados vários tipos de migração relacionados ao turismo: migração dos aposentados, migração temporária para trabalhar em serviços turísticos (seja como empregado ou como empreendedor), migração de retorno (onde muitas vezes o migrante abre um negócio relacionado ao turismo) (Hall e Williams, 2002, p. 33). No segundo caso, a migração acompanha o movimento turístico; no primeiro, a migração pode acontecer depois de uma ou uma série de visitas de caráter turístico e depois, por sua vez, provoca novas formas de turismo, como a de visitação de parentes e amigos. Também podem ser identificados outros tipos de deslocamentos temporários onde as fronteiras entre turismo e migrações estão difusas: estudantes, empresários e executivos que ficam por períodos definidos para executar tarefas específicas, que podem, (independentemente do status legalmente conferido), ser considerados migrantes temporários ou turistas de mais longa permanência. As migrações dos aposentados são emblemáticas desta mistura entre as fronteiras de turismo e migração (Hall e Williams, 2002, p. 36)

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Hall e Williams (2002, p. 9) desenvolvem um modelo sistémico de ciclos em que os turistas passam a ser trabalhadores temporários, depois residentes permanentes, atraem amigos que os visitam gerando um novo ciclo e finalmente, retornam ao seu lugar de origem. Jorge Duany identifica processos de migração de retorno e o que ele denomina “migração circular” entre os portorriquenhos que vão aos Estados Unidos, e retornam posteriormente, movidos por um sentimento de identificação com a sua latinidade. A migr aç ão po rto rriq uen ha con temporânea pare ce mai s um fluxo circular ou pendul ar, um movimen to de po rt a gira tóri a e n ão u ma re-aloc a ção uni la te ral e irr ev e r sí v e l de pe sso a s .(D ua ny , 2 00 2, p . 60) Hall e Williams (2002, p. 32) também referem a existência de ciclos de migração e retorno de variada duração e colocam o turismo de visitar parentes e amigos como exemplo da migração circular. Há autores, como Joszef Borocz, que definem o turismo como uma migração de lazer (leisure migration). Caren Kaplan, no seu livro “Questions of Travel” fundamenta-se na sua experiência de vida como imigrante e viajante para analisar dentro de um mesmo marco teórico, turismo, migrações, exílio, na modernidade e na pós-modernidade. Em Israel há uma estreita relação entre turismo e migrações. Há tours para potenciais imigrantes oferecidos pela Agência Judaica; uma das motivações turísticas é verificar “oportunidade de migração, para verificar as perspectivas sócio-econômicas” (Oigenblick, 2002, p. 1092). Ao mesmo tempo, a primeira visita aparece como o fator mais importante para influenciar a decisão de migrar (Oigenblick, 2002, p. 1093). Também o turismo aparece com fundamental para a formação de redes de migrantes e como um contato com a diáspora. (Oigenblick, 2002, p. 1098; Krakover apud Hall e Williams, 2002, p. 17) Um informe apresentado no por Padilla Dieste (2003, p. 18) afirma, a partir de dados extraídos de vários países de

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América Latina, que ‘sob determinadas conjunturas de instabilidade política e econômica, acontecem fluxos turísticos encobertos de turismo’. Estudos realizados na Espanha com imigrantes chineses, também mostram a passagem de turista para migrante assim como a fronteira difusa entre turismo e migrações ilegais. Ape s ar de q ue a maio r p ar te d as en t rad a s ileg ai s n a E sp an ha a c o n te ce p o r m a r e m p e q ue no s b a r c o s , a m a i o r p a rte d o s chi ne se s q ue en t ra de co nt ra ba ndo o f az a t ravé s dos a ero por to s , co m v ist os de e stu da nte o u t u ri sta , e de po is ficam [...] co mo a indústria t u rí sti ca é u ma fo nte de di vi sa s i mp o r ta n te p a r a o p a í s , é d i f í ci l a u men ta r o s con trol e s de e nt ra da e os migrante s que entram como t u ri sta s e st ão cie nte s di s so . ( Niet o, 20 03 , p. 2 21) Outros estudos realizados em Andaluzia (província da Espanha) também revelam que apenas 28% dos residentes estão registrados legalmente como tais (Hall e Williams, 2002, p. 8), e que o consulado britânico estima que há dez vezes mais residentes do que o censo revela. Isto muitas vezes obedece ao desejo de não serem enquadrados com obrigações fiscais. Na atualidade, turismo e migrações têm motivações semelhantes e ocasionam efeitos semelhantes nas sociedades a que se dirigem, seja para uma visita temporária, seja para residir permanentemente. Do ponto de vista das motivações constituem deslocamentos simbólicos, nos quais está presente, em alguns casos, o desejo de evasão (do quotidiano, no caso dos turistas e de questões estruturais da história de vida da pessoa no caso dos imigrantes) e, em outros, o desejo de autorealização. Estudos conduzidos no Havai com turistas e imigrantes dos Estados Unidos, revelam uma tendência a escolher os mesmos destinos, o que sugere que “ambos os grupos podem estar motivados pela mesma atração” (Schmitt, 1968, p. 306) Os estudos de Julian et al (apud Franklin e Crang, 2001, p. 11) revelam que os refugiados na Austrália declaram que

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sua saudade se mistura com uma excitação típica dos turistas, por estar num lugar novo. A migração de ingleses na Costa del Sol (Espanha) também apresenta relação com o turismo: são migrantes aposentados, migrantes empreendedores e migrantes orientados para o consumo que apresentam comportamentos muito similares aos dos turistas, embora não gostem de ser identificados com eles. (O´Reilly, 2003) Do ponto de vista dos efeitos sócio culturais nas comunidades receptoras, a chegada de imigrantes ou de turistas provoca especulação imobiliária, alta de preços, inclusão da ou conflito com a cultura do forasteiro e muitas outras (cf. Hall e Willliams, 2002, p. 34-35). Tanto turistas quando imigrantes se defrontam com a questão da alteridade, precisando lidar com a questão da “différence”, neologismo que Hall (1996) empresta de Derrida, e define como “um processo de construção da identidade através da diferenciação do outro e da produção de efeitos de fronteira”; também precisam desconstruir estereótipos e rever preconceitos. Tanto turistas como imigrantes provocam, na população local autóctone, diferentes reações respeito a sua cultura e à sua identidade, que podem ir da xenofobia até a desvalorização da própria cultura frente à do recém chegado. Se o turismo configura-se como uma das instâncias significativas de organização da sociedade moderna (Franklin e Crang, 2001, p. 7), o mesmo pode ser dito a respeito das migrações, que estão ocasionando mudanças dramáticas, como a latinização de cidades dos Estados Unidos. Outro exemplo pode ser visto nos estudos realizados com bolivianos emigrados para Argentina, que conseguiram, “produzir e inventar uma forte representação simbólica, cultural e formas organizativas e associativas de afinidades bem coesas [...] uma cultura com características e traços próprios no interior da sociedade argentina. (Zalles Cueto, 2002, p. 100) Também há diferenças que precisam ser levadas em conta. Enquanto a migração estava ligada ao conceito de permanência no início do século XX, no início do século XXI está ligada ao conceito de circulação. A

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migração estava relacionada com o permanente, com responsabilidades com trabalho e educação, acompanhada de uma fantasia moderada a respeito do futuro. O turismo, ao contrário estava ligado ao efêmero, à ausência de responsabilidade, à fantasia exacerbada na procura do prazer. Na atualidade, as fronteiras se apresentam cada vez mais difusas. Referências bibliográficas Augë, M. 1994 Os não lugares, Campinas, Papirus, Barretto, Margarita 2004 “Entre los derechos políticos y el consumo: una visión heterodoxa del concepto de ciudadanía”. PASOS, Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. 2(1): 5774. Disponível em www.pasosonline.org 2002 “Turismo y relaciones internacionales: Un estudio de caso en Canasvierias, Florianópolis, Brasil”. Estudios y Perspectivas en Turismo, 11(1-2): 54-62. 1998 A imigração como um processo socialmente aprendido, Tese de Doutorado, Faculdade de Educação, Departamento de Ciências Sociais Aplicadas, Unicamp. Bauman, Zygmunt 1998 La globalización. Consecuencias humanas. Mexico-Argentina: Fondo de Cultura Económica (FCE). Borocz, J. 1996 Leisure Migration, Oxford: Pergamon Press. Clifford, James. 1997 Routes. Travel and translation in the late twentieth century. Cambridge: Harvard University Press. de kadt, Emanuel; williams, Gavin. 2001 Sociology and Development. London: Routledge. Duany, Jorge 2002 “Nación, migración, identidad. Sobre el transnacionalismo e propósito de Puerto Rico”. Nueva Sociedad, 178(Marzo/Abril): 56-69. Featherstone, Mike 1995 Global Culture: nationalism, globalization and modernity. London: Sage. Franco, Marcelo A. 1997 Ensaio sobre as tecnologias digitais da inteligência. Campinas: Papirus. Franklin, Adrian e crang, Mike

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-orientar e coordenar as atividades de imigração, formular objetivos para a elaboração da política imigratória; estabelecer normas de seleção de imigrantes, visando proporcionar mão-de-obra especializada aos vários setores da economia nacional e à captação de recursos para setores específicos; promover ou fomentar estudo de problemas relativos à imigração;, definir as regiões em que os imigrantes podem fixar-se; efetuar o levantamento periódico das necessidades de mãode-obra estrangeira qualificada, para admissão em caráter permanente ou temporário.

Recibido: 12 de octubre de 2008 Reenviado: 17 de noviembre de 2008 Aceptado: 21 de diciembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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En 1991 el Ciet comenzó a editar la Revista Latinoamericana de Turismo. La misma cambió su denominación al año siguiente por Estudios y Perspectivas en Turismo. Se edita en forma trimestral y estudia al turismo desde la óptica de las ciencias sociales. Constituye un foro interdisciplinario para la expansión de las fronteras del conocimiento del turismo. Contiene artículos arbitrados anónimamente que versan sobre los variados aspectos del fenómeno turístico: económico, social, geográfico, antropológico, ecológico, psicológico, etc. Cuenta con artículos de base y con secciones fijas: - Crónica de Eventos, donde se ofrece una síntesis de reuniones tanto de carácter nacional como internacional. - Guía de Publicaciones, brinda una síntesis de los principales libros y revistas vinculados al turismo - Reseña de Publicaciones Especializadas, pensada para dar cabida a comentarios de libros y de revistas que contengan temas relacionados con el turismo. - Agenda Turística, que permite una adecuada planificación para participar de eventos relacionados con el turismo. Actualmente se encuentra disponible en forma gratuita, los primeros dos números de la Revista Digital del Ciet. Son selecciones de diversos artículos, especialmente escogidos por su interés, de entre números anteriores de la publicación "Estudios y Perspectivas en Turismo". Están editados en formato .pdf lo que permite descargarlos fácilmente y utilizando poca memoria. La puedes encontrar en: www.cieturisticos.com.ar

Vol. 7 Nº1 págs. 13-27. 2009

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More pins on the map. Las prácticas y los discursos de los turistas americanos de viaje por la Europa Mediterránea 1 Fabiola Mancinelli ii Universidad de Barcelona (España)

Resumen: El presente artículo se propone describir y caracterizar la experiencia de los turistas norteamericanos de viaje por la Europa Mediterránea, en el contexto de los viajes educativos, tratando de evidenciar las dinámicas, las contradicciones y las múltiples narrativas que se desarrollan, durante un viaje organizado, entre individuo y grupo, entre expectativas y realidad, entre discursos y prácticas. A nivel de las prácticas, la investigación describe la naturaleza dicotómica, subjetiva y objetiva a la vez, de la burbuja ambiental en la que los turistas viven su experiencia. A nivel de discursos, el análisis se centra en la dialéctica entre la dimensión cognitiva del viaje, su imaginación, y su dimensión real, de vivencia. Palabras clave: Turismo cultural; Burbuja ambiental; Prácticas; Discursos.

Abstract: The present article focuses on the experience of groups of predominantly American teenagers tourists traveling to Mediterranean Europe on educational tours, and is aimed at analyzing the dynamics, the contradictions and the multiple narratives taking place, during an organized tour, between individual and group, expectations and reality, narratives and performances. At the level of performances, the research focuses on the dual nature of the environmental bubble, the structure consistent with the organization of a package tour. At the level of discourses, the analysis focuses on the dialectic and the contrast between the trip as imagined and the trip as lived. Keywords: Cultural tourism; Performances; Narratives; Environmental bubble.

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• Fabiola Mancinelli es doctoranda del departamento de antropología social de la Universitat de Barcelona y guía acompañante de turismo. E-mail: [emailprotected]

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Introducción El viaje ha existido en todas las épocas, pero en tanto que movimiento masivo de personas, por motivos de ocio, fuera de su lugar habitual de trabajo y residencia (cf. Santana y Estevéz, 1996: 288; Mathieson y Wall, 1982:1; WTO, 1991), el turismo moderno es un fenómeno distintivo de la época contemporánea, un componente fundamental de estos “flujos acelerados o conexiones intensificadas de mercancías, gente, símbolos, tecnología, imágenes, información y capital a través de distintos tipos de fronteras” que, en palabras de Edelman y Haugerud (2005: 22) caracterizan la globalización. En la moderna sociedad occidental de consumo, el turismo no sólo es ya la principal industria legal del mundo2, sino que también constituye a la vez el motor y el efecto de importantes transformaciones culturales, tanto en las conciencias individuales como en los espacios en los que vivimos. Como fenómeno global, el turismo implica territorios, economías, identidades y culturas (Santana, 1997:9), en una forma que no se basa tan sólo en relaciones de intercambio económicas y sociales, sino que también comporta un nivel cognoscitivo, ya que, como dice Simonicca (2004:43), genera “un proceso de construcción de imágenes, relaciones, signos, representaciones identitarias. No sólo es experiencia, sino también un conjunto de discursos sobre el mundo ajeno y el propio”. Y, además, “se basa sobre enunciados, expresa creencias, objetiva la experiencia en imágenes y encuentros de miradas, inventa estilos de identidad, programa eventos y lugares proveyendo sus motivaciones y sistemas sígnicos distintivos” (2004: 43). En este sentido, el turismo no es sólo práctica social, de desplazamiento y encuentro, sino que también deviene un instrumento cognoscitivo, porque supone una confrontación con la alteridad. En primer lugar, porque, desde un punto de vista subjetivo, conocer al “otro” es una, entre muchas, de las motivaciones que inducen a los individuos a viajar; en segundo lugar, porque el viaje se asocia tradicionalmente a una transformación de la propia identidad, favorecida por la indeterminación de un contexto sin referencia; en tercer lugar, porque el encuentro turístico

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implica el contacto entre dos (o más) visiones del mundo, en el cual la del receptor se (re)define en relación a la mirada del “otro”. En el turismo, no sólo el turista conoce, en la forma que le es propia, a sí mismo y a los demás turistas, sino que también el receptor se ve enfrentado con otras visiones de la realidad, en un movimiento que le obliga a viajar sin moverse y a definirse en relación a ese movimiento. Sin embargo, tradicionalmente los acercamientos antropológicos al turismo se han fijado sobre todo en el estudio de los impactos sobre las comunidades anfitrionas (Palou, 2006). En cambio los turistas, el elemento móvil y multiforme del sistema turístico son, en el marco de las ciencias sociales y en particular de la antropología, objeto de escasa atención, por lo menos desde un punto de vista empírico. De hecho son, como dice Boissevain (2005: 218) “quizás los menos analizados como otros significativos que están penetrando en las comunidades europeas”. Pero ¿por qué? Tal vez por la cierta invisibilidad e intrascendencia que les confiere el hecho de que todos somos turistas o, mejor dicho, hacemos turismo en algún momento. Tal vez porque nadie quiere ser jamás identificado como tal, ya que la imagen del turista viene connotada por una serie de estereotipos despreciativos, que han sido interiorizados incluso por el lenguaje publicitario de las agencias de viaje3. El interés por el turismo sucumbe al prejuicio de que diferenciarse del consumidor (turista) parece más importante que entenderlo, aunque, como dice MacCannell (2003:14) “la crítica moderna de los turistas no constituye una reflexión analítica del problema, sino que forma parte de él”. Cualesquiera que sean las razones por las que eso ocurre, el hecho es que, a pesar de la naturaleza del turismo como fenómeno de masas, “hay una falta de conocimientos detallados acerca de las bases de la conducta concreta del turista” (Fodness y Murry 1997, cit. por Brown, 2007: 368). El reto que plantea la observación empírica debe ser, pues, “comprender al turista” (Cohen, 1984: 376), “separar las opiniones corrientes sobre el turismo del estudio de los fenómenos empíricos” (Simonicca, 1997: 33)4, restituir, a través de un enfoque etnográfico, a esta multitud aparentemente

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informe, su complejidad real, fijándose en aquellas semejanzas y diferencias que caracterizan la conducta de clases distintas de individuos cuando se desplazan por motivos turísticos. El presente artículo se propone describir y caracterizar las prácticas y los discursos de los turistas de viaje por la Europa Mediterránea, en el contexto de los viajes educativos organizados. Los turistas de los que me ocupo pertenecen a la tipología de “turista organizado de masa” (Cohen, 1972), son de origen norteamericano y viajan por Europa según un itinerario prefijado. Me ha parecido una comunidad muy sugerente, ya que, por un lado, como dice Aramberri (2001: 743), “el turismo moderno no existiría sin los compradores de tours organizados” y se trata, por tanto, de sujetos idealmente representativos de un cierto tipo de turismo, mientras que, por otro lado, el hecho de viajar en grupo conlleva la constitución, en el marco temporal del viaje, de verdaderas unidades sociales en movimiento, colectivos transitorios con sus propias dinámicas (Bruner, 2005; Carvajal, 1992). La elección de un viaje organizado proporciona la ventaja de solucionar varios tipos de problemas fundamentales relacionados con la actividad turística y el desplazamiento. Se trata de problemas: 1. Geográficos, porque estos viajes representan “una manera racional y eficaz de lograr un objetivo” (Enoch, 1996: 601), es decir visitar el número más grande de atracciones turísticas de un destino elegido en una duración limitada de tiempo (Balogu y Shoemaker, 2001 en Tucker 2005; Enoch, 1996; Quiroga, 1990; Schmidt, 1979; Tucker, 2005). Esta característica les hace populares sobre todo entre los visitantes de largo recorrido (Enoch, 1996), ya que los itinerarios resumen la esencia de uno o más países en una breve relación de destinos imprescindibles, conectados por desplazamientos directos, que prescinden de todo lo que está alrededor (Schmidt, 1979: 443). 2. Psicológicos, porque permiten viajar con relativa seguridad a destinos desconocidos (Enoch, 1996: 601), con la tranquilidad de saber que todos los detalles han sido previstos y controlados o reservados de antemano (Schmidt, 1979: 443). 3. Económicos, ya que un paquete de viaje es normalmente más asequible que un

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viaje individual al mismo destino, puesto que el tour operador compra al por mayor y, por tanto, puede ofrecer alojamiento, comidas y transporte a un precio más competitivo de lo que pagaría un turista individual (Enoch, 1996:601); además, en un paquete de viaje, todos los gastos ya han sido cobrados, dejando un margen muy reducido de imprevistos respecto al presupuesto. 4. Sociales, en tanto que los viajes de varios días de duración aseguran la presencia de un guía acompañante, que atenúa la confrontación con los extraños, así como de otros compañeros de viaje, que facilitan la sociabilidad dentro del grupo. En oposición a estas ventajas, el turista potencial se ve sometido a algunas limitaciones: no puede opinar mucho acerca de la composición de los contenidos del itinerario que compra, y el itinerario es predeterminado y poco flexible, es decir, que una vez elegido, tiene que cumplirse en una manera perfectamente previsible, según viene especificado en los folletos promociónales del tour operador (Enoch, 1996: 601). Según dice Tucker (2005: 268), existen dos teorías distintas acerca de los viajes organizados. Para la primera, el objetivo principal de estos tipos de viajes es permitir al visitante ver y aprender lo máximo posible acerca de un sitio, dentro de un tiempo limitado. Para la segunda, la estructura y la inflexibilidad de los viajes organizados limita la experiencia del lugar y hace al turista pasivo frente a la burbuja ambiental5 del tour mismo. Frente a la naturaleza dicotómica de estas teorías, el presente estudio ha querido comprobar empíricamente cómo viaja este tipo de turistas, hacer una semblanza, basada en el trabajo de campo, de uno de los segmentos de esta multitud errática que se desplaza por el mundo al amparo del fenómeno turístico, tratando de evidenciar las dinámicas, las contradicciones y las múltiples narrativas que se desarrollan, durante un viaje organizado, entre individuo y grupo, entre expectativas y realidad, entre discursos y prácticas. Siguiendo la sugerencia de Bruner (2005), se ha prestado mucha atención a la importancia central de las narrativas en el marco de la experiencia turística, como formas de reelaboración y apropiación de la realidad, por un lado, y como relaciones de conocimiento del entorno, por otro. He situado mi paradigma

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de investigación en la línea que une y separa la vivencia y la experiencia de un viaje, entre las prácticas, o lo que los turistas hacen realmente, y los discursos, es decir su personal reelaboración de los hechos, lo que cuentan que hacen. ¿Qué hacen los turistas cuando hacen turismo? ¿En qué medida su imagen previa del destino influye sobre su conducta durante el viaje? ¿Hay diferencia entre lo que pensaban que iban a hacer, la dimensión cognitiva del viaje, y lo que hacen realmente, es decir, su dimensión material? Con dimensión material, me refiero a aquel conjunto de actividades muy diversas, algunas propias de la experiencia del viaje, otras compartidas con la vida cotidiana (Prats, 2004: 4), que se producen efectivamente durante la actividad turística y constituyen su rutina; en cambio, la dimensión cognitiva constituiría tanto la anticipación domestica del viaje, como expectativas y temores que lo preceden y en cierta medida lo influencian, como el conjunto de imágenes e informaciones que estructuran la espera y dirigen la mirada del turista (Prats, 2004).

El contexto y la metodología de investigación Los viajes educativos son viajes escolares organizados de manera autónoma por uno o más profesores, que se encargan de captar a los participantes dentro de su escuela o de las escuelas cercanas. No sorprende, por tanto, que sea el aprendizaje la motivación principal por la que estos turistas declaraban haber elegido el viaje, quizás tanto porque Europa se considera un destino sobre todo cultural (Dann, 1977; Smith, 1979 en Quiroga, 1990) como porque el contexto en que se organizan estos viajes es, como he dicho, escolar. Como explican muchos profesores, el proceso de preparación del viaje se inicia con 12 o incluso 24 meses de antelación y se desarrolla a través de reuniones, en las cuales participan los estudiantes y sucesivamente sus padres. Durantes estos encuentros, se expone el itinerario, las formas de participación y de pago, las normas de comportamiento y se empieza, cuando el profesor responsable es más experto y voluntarioso, a repartir materiales informativos sobre los destinos. Este es un aspecto muy relevante, puesto

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que el itinerario se establece normalmente a discreción del profesor, quien es también el que decide restringir la participación a sólo estudiantes o extenderla también a sus familias o a participantes adultos extraños a la escuela. Por exigencias logísticas y económicas del tour operador un único grupo puede componerse de dos o incluso tres grupo más pequeños, provenientes de distintas regiones de EEUU o incluso de distintos países del área norteamericana, a veces de habla distinta (franco-canadienses o anglófonos o puertorriqueños). Cabe destacar que el 90% de los grupos proceden de pequeñas comunidades de EEUU o Canadá. Mi metodología de investigación ha consistido en hacer etnografía del turismo de masas desde “dentro”, en una perspectiva móvil y multisituada, fiel a la manera en que los turistas viajan y viven su experiencia: aprovechando la posición, privilegiada para un etnógrafo, de guía acompañante6, durante los meses de marzo, abril y junio de 2007 he viajado con 5 distintos grupos de turistas norteamericanos, entre Grecia, Italia y España. Cada viaje tenía una duración media de 7 u 8 días, sin considerar los 2 días que el grupo necesita para llegar a destino. En estos cinco viajes, he viajado con unas 200 personas, de las cuales un tercio eran adultos entre los 30 y los 65 años de edad, y los demás eran estudiantes cuya edad media se aproximaba a los 16 años. Sin duda, un perfil tan variado de participantes en el mismo programa influye mucho sobre la dinámica de las relaciones internas del grupo, sobre la organización de la rutina diaria y la experiencia turística: distintos grupos de edad, cuando llega el momento de compartir el día a día de una aventura fuera de su propio hogar, plantean cuestiones diversas respecto a las motivaciones, los intereses, la adaptabilidad y los ritmos de movimiento. La posición de etnógrafa-guía me ha permitido vivir a jornada completa la experiencia de un turista, participando en cada momento de sus actividades y observando además lo que ocurre en aquella región que constituye, en el marco de la duración del viaje, su intimidad: el descanso en los hoteles, los desplazamientos en autocar…Asimismo, esta condición me ha ubicado en una posición de observadora- observada y en cierta medida

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me ha hecho ser objeto de la misma curiosidad investigadora que yo mostraba hacia los turistas. Curiosamente, el contexto de relación turística replica naturalmente el encuentro etnográfico, pero al revés, ya que, en una situación normal, el guía es “el nativo”, el informante privilegiado, mientras que los turistas suelen cumplir el papel del antropólogo, que investiga la cultura distinta representada por el sitio visitado. Al invertir esta relación, me he dado cuenta de que el hecho de ser objeto de curiosidad y atención, de ser interpelados sobre su experiencia, ocasionaba, en casi todos los participantes, una actitud de gran interés y disponibilidad, suscitando mucha receptividad, ya que, sin pretenderlo, satisfacía uno de los deseos más vivos del turista: destacar de la masa, ser personalmente reconocidos, otorgar relevancia y singularidad a su experiencia y su visión de la realidad. Esta experiencia de inmersión total en mi objeto de estudio me ha permitido constatar ciertos hábitos, confirmando, a veces, evidencias que me había planteado al principio. En otras ocasiones, me ha permitido destacar disonancias y descubrir dinámicas que, a pesar de que pudiesen ser intuidas, o no, aún no habían sido objeto de una evaluación empírica sistemática. Las prácticas de los turistas: más allá de la burbuja ambiental Según he podido constatar, la realidad de la experiencia del viaje de este tipo de

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turistas resulta influenciada por dos factores fundamentales: los ritmos muy intensos, que replican casi una rutina laboral (Rojek, 1993) por un lado, y la mediación de la estructura turística, por otro. El análisis de la rutina turística (CUADRO I) nos brinda de entrada una contradicción, por la que no era el turismo en sí (visitas guiadas a centros turísticos, monumentos, sitios arqueológicos, museos...) el que ocupaba el mayor porcentaje del tiempo, sino más bien un conjunto variopinto de actividades no estrictamente turísticas, algunas necesarias para la satisfacción de necesidades primarias, otras inherentes al desplazamiento y a la solución de incidencias causadas por el hecho de viajar en grupo. La segunda evidencia que llama la atención era que el turista pasaba la mayoría del tiempo del viaje “protegido” por una estructura gregaria ya que, no sólo no abandonaba nunca a sus compañeros, sino que además su experiencia era mediada social y culturalmente por el guía, y físicamente aislada del entorno, gracias al autocar. Esta estructura, que, siguiendo a Cohen (1985), podríamos definir como burbuja turística, o ambiental, se constituye como un espacio de relación y de discurso, tanto de los participantes entre ellos, como del grupo con el entorno. En el curso de la investigación, ésta ha mostrado sin embargo su naturaleza dual, dicotómica, objetiva y subjetiva a la vez, en parte impuesta y en parte exigida y replicada autónomamente por el turista. Desde un punto de vista ob-

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jetivo, en nuestro contexto la burbuja se presentaba como una forma de control, relacionada tanto con la juventud de la mayoría de los participantes, como con la fórmula del viaje, caracterizado por un reparto del tiempo muy rígido y estructurado. Los elementos que la componían eran la presencia del guía, con su papel de interpretación y mediación; la de los profesores, que a pesar de su rol ambivalente de turistas y guardianes, vigilaban y regulaban el natural impulso a la transgresión de los adolescentes; la de los compañeros de viaje, todos de una misma cultura y -en la mayoría de los casos observados- idioma; el microambiente del autocar y, finalmente, la rutina muy intensa. Todos estos elementos reducían notablemente la esfera de autonomía personal y creaban un contexto de “clase en movimiento”.

Foto 1. Una clase en movimiento. Sin embargo, desde un punto de vista subjetivo, los mismos elementos presentaban como resultado la creación de un sentido de comunidad y de refugio, que se definía como “zona de confort”, como expresaron algunos de los participantes, o “enclave de familiaridad” (Farrell,1979): otra cara del mismo contexto, en el que, por una parte, el guía era el informante privilegiado, por otra, la presencia de los compañeros de viaje permitía compartir la experiencia, a la que el autocar proporcionaba el telón de fondo, siendo el escenario principal para la sociabilidad entre los miembros del grupo.

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Como rasgo característico del turismo organizado de masas, el autocar cumple una doble función, ya que distancia, a nivel físico, sensorial y psicológico, a los turistas de su entorno, puesto que el ritmo del viaje obliga a los participantes a pasar gran parte del día en él, pero asimismo se convierte en un “un sucedáneo de su propio hogar, un lugar de refugio” (Prats, 2004: 3). Durante los viajes, se ha observado con mucha frecuencia la incansable defensa que los turistas hacían de su propio territorio en el autocar, protegiendo sus plazas, dejando sus pertenencias (libros, botellas de agua, paquetes de bombones…) diseminadas sobre el asiento y en el bolsillo portaobjetos, tratando así de prevenir que alguien tome su sitio. En un caso, Jennifer, una profesora de 28 años a quien habían negado el asiento delantero, ocupado por un estudiante de otra escuela, llegó a simular de forma evidente una enfermedad, para ganarse el derecho de ocupar ese sitio. Desde entonces, aquél se convirtió en su asiento, y lo guardó hasta al final del viaje. La creación de la burbuja es un proceso que se desarrollaba en paralelo a la formación del grupo, en el tránsito de individuo a grupo que empieza ya a la llegada del turista, en concreto durante el primer encuentro con el guía. Este primer encuentro implica la creación y la definición de los roles, según lo que podríamos definir como “un patrón de intercambio”: por un lado, el guía se compromete a gestionar el tour con responsabilidad, a garantizar “su exitoso cumplimento como empresa social en curso” (Knebel, 1960, cit. por Cohen, 1985), creando las condiciones necesarias para que la única preocupación del turista sea ejercer como tal, despreocupadamente; por otro, cada turista se compromete, de manera implícita y solamente por el hecho de estar presente, a respetar la estructura del tour y su papel de miembro, cuya individualidad es anulada a favor de la identidad colectiva de una unidad social en movimiento. El compromiso del turista es el de no abandonar el grupo durante las actividades programadas y respetar los horarios y ritmos establecidos por el guía; el de este último es

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facilitarle completa asistencia y dedicación. Descubrir que ser turista implica deberes, sumado a las condiciones de la llegada - el largo viaje, la diferencia horaria sumada a los retrasos frecuentes, la comida de baja calidad de la compañías aéreas, las dimensiones mínimas de los asientos de clase turista, a lo que se añade, para muchos, la emoción del primer viaje en avión o la frustración por una maleta perdida- provocaba desorientación en el recién formado grupo de turistas: es en ese contexto donde, de forma gradual pero necesaria, el guía se impone como líder y mediador social y cultural. Será pues no sólo un intérprete nativo de la cultura europea, lo que MacKean (1976) llama culture-broker, sino también un go-between (Goffman: 1971) o mediador social, el único puente entre dos mundos que, para expresarlo gráficamente, simplemente no hablan el mismo idioma. A la espera de alcanzar un cierto nivel de confort en la nueva situación y desprovistos de un modelo de comportamiento para relacionarse con las novedades que los rodean, los turistas tenderán de manera natural a seguir o imitar los comportamientos del guía. La mayoría de los grupos con los que he viajado, el primer día del viaje no sólo seguían al pie de la letra mis instrucciones, sino que también imitaban todos mis comportamientos, esperando un gesto por mi parte para emprender cualquier tipo de acción o, al contrario, quedándose inmóviles en espera de una iniciativa mía. La contradicción entre la libre iniciativa individual y el nuevo rol de miembros de un grupo parecía surgir cada vez que era necesario tomar una decisión, como en el caso evidente de la dirección a seguir durante los desplazamientos a pie. Esa actitud, el paso del ejercicio de la voluntad individual al espíritu de grupo, llegaba en ocasiones a extremos contradictorios con el más elemental sentido común. Como he tenido ocasión de observar, en especial durante los dos primeros días del viaje, al cruzar la calle, por ejemplo, tenía que recordar a los miembros del grupo que pararan si el semáforo se ponía rojo. En la mayoría de los casos no paraban, asumiendo que si hubieran tenido que hacerlo, alguien se lo habría dicho. La ausencia temporal o la confusión de los parámetros en los que los individuos suelen confiar al afrontar la realidad, aumentada

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por el conflicto entre la espontaneidad de la decisión y el compromiso de delegar la iniciativa, hace a los turistas muy dependientes de las indicaciones del guía. Esta dependencia se acrecentaba en el curso de los días, culminando en la conversión del guía en una figura maternal sustitutiva, la mamá-guía, de la que se esperaba no sólo que dirigiera sabiamente la mirada, enfatizando los elementos que merecían la atención y admiración del turista, sino que mediase en toda las relaciones del grupo con el entorno e interviniera para programar hasta las más mínimas necesidades, incluso las primarias, contribuyendo asimismo a aliviar, con su presencia de referente privilegiado, el sentido de despersonalización que comporta la condición de turista de masas organizado. Un elemento bastante manifiesto de esta actitud y que, por otra parte, parece confirmar la dinámica de ratificación del liderazgo del guía, se evidenciaba cuando en la relación grupo-guía-exterior entraba en juego un cuarto elemento, o sea un guía local. Esta es la persona empleada para conducir las visitas turísticas a museos o monumentos en las ciudades previstas en el itinerario. Así, aunque estos guías dominen perfectamente la lengua vehicular, inglés o francés, raras veces el grupo les mostraba demasiada consideración o se les dirigía directamente. Si el guía acompañante estaba presente, era a él a quien los miembros del grupo formulaban sus preguntas, peticiones o curiosidades, pidiéndole una vez más que actuase como mediador. Otro caso que se ha observado con mucha frecuencia concierne a la relación con el personal de los hoteles en los que se alojaban. De nuevo, a pesar de que los encargados de estos establecimientos hablen siempre una lengua vehicular, los turistas se dirigían preferentemente al guía, pidiéndole luego que canalizase sus solicitudes a la recepción. En un caso en particular, en la recepción de un hotel en París, me encontré haciendo de intermediaria entre un grupo de turistas francocanadienses y la recepcionista francófona, en un curioso triángulo en el cual yo, italiana, traducía del francés al francés, para favorecer una comunicación difícil entre turistas y locales, nativos del mismo idioma. Así pues, es la paradójica adhesión del

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turista individual a la ética del grupo que contribuye a desarrollar aquel espíritu de rebaño, aquella pasividad que frecuentemente se reprocha al turista. Sin embargo, como he podido constatar, esta pasividad no es inherente al individuo como tal, sino que resulta de un proceso contingente al viaje, de una dialéctica, no libre de tensiones, entre control y protección. La pasividad pues es en parte inducida, en tanto que resulta del hecho de que las prácticas de los turistas se cumplan en un contexto altamente estructurado y normativizado, y en parte voluntaria, ya que recrea un contexto familiar y permite por tanto reducir la necesidad de adaptarse a realidades diferentes. En las dos circunstancias que acabo de relatar, vemos como la pasividad inducida por un viaje organizado puede causar efectos chocantes, creando la necesidad de la intervención de un tercero incluso cuando no haría falta7. Sin embargo, esta presupuesta pasividad podría esconder un potencial de creatividad y de experimentación. Es cierto que el carácter “liminoide” de la situación de viaje, con su suspensión de los papeles de la vida ordinaria, brinda el escenario para la adopción de nuevas conductas, antiestructurales y fuera de lo corriente (Pi-Sunyer 1977, en Santana, 1997), marcando el paso hacia la reinvención del individuo en su nueva identidad temporal de turista.

Foto 2. El uniforme del turista: entre transgresión y regresión a la infancia. A un primer nivel, ya la confección del

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equipaje, que en cierta medida es un espejo de las expectativas y temores de cada turista, se podría considerar como parte de una estrategia de preparación para la vivencia de algo extraordinario. Si, por un lado, los turistas traían consigo todo un instrumental de objetos, a menudo no utilizados, para mitigar la separación de su hogar, por otro, elegían la indumentaria en previsión de un cambio de conducta y de rol. La indumentaria del turista, aquel uniforme que con harta frecuencia prescindía del contexto y de las convenciones (veraniego a pesar del clima, desenfadado a pesar de la ocasión...), se podría interpretar como un disfraz, un intento de reinventarse a uno mismo en el nuevo entorno, aprovechando lo extraordinario de estar temporalmente desprovisto de estatus en el orden social visitado (Santana, 1997) y reflejando una liberación de las obligaciones formales del mundo laboral, a través de estilos que permitían tanto formas de regresión a la infancia para los adultos, con sus pantalones cortos y camisetas divertidas, como impulsos de trasgresión, en el caso de las chicas adolescentes, que llevaban minifaldas o camisetas ajustadas. Un segundo elemento que podría refrendar la hipótesis de un potencial creativo y de experimentación presente en la burbuja, es representado también por la observación de una dinámica de inversión de estatus, de un cambio cualitativo en la jerarquía de relaciones entre estudiantes y profesores. Observándoles sin conocerles en la vida ordinaria, me he planteado si en el viaje los participantes se comportaban de manera distinta. Al dirigir la pregunta a los participantes, tanto los estudiantes como los profesores me han confirmado que ellos mismos estaban descubriendo aspectos los unos de los otros que no habían tenido ocasión de ver en clase, que a ambos les parecía como si durante el viaje quisieran conocerse mejor, acortar las distancias que se creaban en la clase. “¡Se comportan como quinceañeros!” me dijo Sarah, una chica de 16 años refiriéndose a su profesora Catherine. Mientras que los estudiantes me

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hacían reparar en que los profesores lucían ropas más informales y camisetas divertidas, que se sentaban con ellos en el fondo del autocar, que en el ferry llegaron incluso a bailar en la disco, la observación evidenciaba en los profesores la tendencia a adoptar un lenguaje menos formal, más callejero de los que se supone utilizaran en clase. Los estudiantes, por otro lado, tal como me hizo notar Catherine, una de las profesoras, tendían a asumir conductas más responsables que en el contexto ordinario, a comportarse “como pequeños adultos”, quizás para sentirse reconocidos como viajeros responsables, o porque querían demostrar que la vida real les interesaba más que lo que aprenden en la escuela. Vemos aquí como las dinámicas interiores del grupo, el tema de la reinvención de los roles y del cambio de conducta, añaden a la experiencia turística el potencial de una reinvención creativa, elemento que nos debería llevar a reflexionar más profundamente sobre el significado cultural de la burbuja turística, un tema muy rico con implicaciones diversas. Volviendo al significado subjetivo de la burbuja turística, un hallazgo interesante ha sido la constatación de una tendencia del turista a reproducir sus condiciones incluso cuando tenía la posibilidad de obviarlas. De hecho, en el poco tiempo “libre” que el turista tenía para escapar al “control” formal, paradójicamente tendía a recrearlo, tanto refugiándose en lugares que le resultaban familiares, como los restaurantes de comida rápida al estilo americano, por ejemplo, como trazando recorridos ritualizados en el espacio urbano, que orbitaban en torno al centro turístico, que resultaba así delimitado por umbrales invisibles. Estas dos evidencias, a pesar de su aparente incongruencia, ilustrarían perfectamente lo que Giddens (1991, en Wickens 2002) define como “sentido de seguridad ontológica”, es decir “la confianza que la mayoría de los seres humanos tienen en la continuidad de la identidad de su yo y en la constancia de sus entornos de acción material y social”. La seguridad ontológica es la reconstrucción de un anclaje familiar, la búsqueda de un vínculo de pertenencia en un contexto sin

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referencia. Según Giddens (1991) es una forma emocional conectada con tipos de rutina o de hábitos y, por lo visto, los turistas, después de haberse ajustado a su nueva rutina diaria, tienden a reproducirla en cuanto abandonan el entorno que se la proporciona de forma natural. La curiosidad por un MacDonald o un Starbucks europeo, en los que los turistas, en todos los viajes, iban a comer por lo menos una vez y sobre todo hacia al final del viaje, no tenía que ver - como comentó una de los participantes - con la calidad de la comida, sino más bien con la seguridad y la tranquilidad que estos lugares proporcionan por su geografía repetitiva, frente a un contexto exterior con pocas referencias. “Les ha gustado enormemente - dijo una participante adulta ver que hay Starbucks aquí. Les encantó. Por una vez se sintieron seguros y confortables”.

Foto 3. El equipaje: un instrumenal para mitigar la separación del hogar. Asimismo, la idea de tranquilidad y seguridad se veía replicada en la relación que los turistas establecían con el espacio de las ciudades, en las que los turistas casi nunca salían de los caminos más trillados, respetando, inconscientemente, la estructuración de los centros turísticos según una lógica de clustering o agrupamiento de las atracciones turísticas (Law, 1993, en Jaakson 2004). Esta conducta se podría atribuir tal vez al temor de “perderse por la ciudad” (relacionado con la escasa costumbre de los americanos de vivir al aire libre), tal vez a

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la falta de costumbre de gestionar su tiempo, debida quizás a su corta edad, tal vez también a la presencia en aquellos lugares de otros turistas, cuya presencia fortalece una forma colectiva de mirada (Urry, 2000). Es cierto que la reproducción consciente de la burbuja turística fuera de su contexto de imposición se veía ulteriormente confirmada por la preferencia por aquellas ciudades, como Florencia o Venecia, por ejemplo, cuya recreación de una autenticidad a la medida del visitante les brindaba otra vez un sentido de protección. Las constantes que acabo de referir son ejemplos interesantes de cómo los discursos pueden contrastar con las prácticas, ya que, a principio del viaje, los mismos turistas habían expresado tanto el deseo de comer siempre lo más local y autentico, como el de apropiarse del espíritu de la ciudad, explorando sus trazados más allá de los recorridos turísticos y lejos de los otros rebaños de turistas.

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se evidenciaba la presencia de símbolos universales, sino que también se podría plantear el hecho de que era la idea de viajar, como cambio de escenario, la que prevalecía, en un primer momento, sobre la expectativa de ver lugares o tener experiencias concretas. En los discursos de algunos de los participantes, tanto adultos como jóvenes, emergía el tema del deber de viajar, a fin de paliar el sentimiento de una supuesta “pobreza” cultural de su país y fijar así un cambio positivo de estatus, en una época en la que todos viajan y el turismo cultural es sancionado positivamente a nivel social (Pearce 1982a, cit. por Quiroga, 1990; Prats 2004).

La imagen del viaje en la preparación del relato Sin embargo, la existencia de la burbuja turística, su creación, su carácter dual, son

elementos que, pese a que constituyan una parte fundamental de la dimensión material del viaje, no parecen resaltar como tales en la dimensión cognitiva del turista. Por lo visto, podemos afirmar con relativa certeza que, en el momento de elegir, el turista invierte en un sueño, en una fantasía de viaje por lugares imaginados, que tiene poco que ver tanto con su realización concreta como, en cierta medida, con el destino. En esta dirección nos conduciría la observación de que, en algunos casos, la expectativa del viaje a Europa no tuviese una relación directa con el itinerario elegido: en el breve cuestionario que se suministró a los participantes de cada viaje el día de llegada, a la pregunta sobre los elementos considerados como más representativos de Europa, un gran porcentaje de entrevistados citó la Torre Eiffel, aunque ninguno de los viajes se dirigiera a Francia, precedida sólo por la arquitectura, la gastronomía y el arte. Como me dijo uno de los entrevistados, un chico de 15 años, “Europa, vista desde America parece todo un conjunto”. Incluso en la construcción de un imaginario de referencia especifico, no sólo

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Foto 4. ¿turistas o viajeros? Además, he podido constatar que el turista ni se imaginaba ni se veía a si mismo tal como le veían desde el exterior y, en cierta medida, ignoraba o quería obviar del mundo turístico que le rodeaba. La tendencia contradictoria a definirse como viajero o “menos turista” que los demás, a pesar de la realidad inequívoca de su condición, el disgusto frente a la masificación turística y otros grupos de turistas como ellos, la expectativa de ser pioneros en los lugares que visitaban… son, todos ellos, elementos que contribuyen a refrendar esta intuición, haciendo pensar que, sobre todo entre los más jóvenes, prevalecía la mística del viajero, una consideración romántica e íntima del viaje. Todos estos elementos me han conducido a reflexionar sobre el papel fundamental que cumplen las imágenes de un destino a lo largo de la experiencia del viaje, tanto como conjunto de informaciones sobre el lugar, como expectativas y temores que surgen en la espera. Como dice Brown ISSN 1695-7121

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(2007: 376) “los turistas previsitan un lugar leyendo acerca de él antes de ir”. La imagen del destino reúne elementos distintos, algunos concretos, otros emocionales; en palabras de Lawson y Baud-Body (1977, cit. por Jenkis, 1999:1), esta imagen es “la expresión de todo el conocimiento objetivo, impresiones, prejuicios, imaginaciones, y pensamientos emocionales que un individuo o un grupo puede tener sobre un lugar particular”. La preparación del viaje, como construcción de un imaginario basado en folletos, revistas, documentales y postales de amigos, así como de imágenes mentales que cada uno de los participantes se va creando acerca de Europa, genera un relato previo, una expectativa narrativa que el turista tiende a reproducir, en algunas circunstancias a pesar suyo, durante el viaje real. Muchas de las prácticas de los turistas durante el viaje, desde el miedo a los carteristas a la manera como apuntan la cámara para fotografiar, por ejemplo, parecían indicar que el viaje imaginado actúa como un patrón que condiciona la vivencia, dirigiendo la mirada hacia ciertos signos e ignorando otros. Si, en general, la mirada funciona en base a un principio de selección que se construye sobre la base de signos en parte preconstituidos y culturalmente específicos, la mirada del turista supone la colección de estos signos (Urry, 2000: 18), que atraen la atención en la medida en que ya pertenecen a su imaginario propio, que los ha asimilado a través de fragmentos de información de distinta índole, que son los que, de hecho, componen las representaciones de las atracciones turísticas. Como dice MaCannell (2003: 146), “el primer contacto que tiene un turista tiene con una vista (sight) no es ésta en sí misma sino una representación”8. Sin embargo, la función de las imágenes sigue presente a lo largo de la experiencia del viaje, no sólo antes, cuando alimentan el imaginario, sino también durante, cuando orientan la mirada, y después, porque es con y a través de ellas que se construye el relato. ¿Cuál es pues la relación de las imágenes previas con las imágenes adquiridas durante la experiencia? Podríamos definirla como una dialéctica entre confrontación y reconocimiento. Por lo que he podido observar, las imágenes adquiridas antes del viaje persistían a lo largo de la experiencia, proporcionando el pará-

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metro de confrontación para valorar y apreciar la realidad y transformando un panorama en muchos aspectos ilegible en un itinerario a través de lugares merecedores de atención, que, de otra forma, el turista no sabría reconocer ni interpretar. Eran los grupos que más expectativas tenían, los que más disfrutaban del viaje, porque comprendían y contextualizaban lo que iban viendo. Por el contrario, los que llegaban con pocas informaciones y expectativas vagas, se implicaban menos en los aspectos culturales de la experiencia, excepto en los casos de lugares que poseían un atractivo natural. Dos situaciones concretas me llevaron a reflexionar sobre esta dinámica: en un primer caso, durante una estancia en Roma, una participante adulta del viaje seguía refiriéndose a San Pedro como San Pablo, confundiendo, como pude verificar, el nombre de la basílica romana con el de la catedral de Londres, hasta el final del viaje. En otra ocasión, en la plaza situada delante del Coliseo, una estudiante me preguntó, llena de asombro y admiración, qué era aquella construcción tan grande y hermosa. Aunque se trate de situaciones en cierto modo extraordinarias, estas dos circunstancias me hicieron pensar en la importancia de poseer una imagen precisa del destino, a fin de poderlo reconocer y contextualizar. Cuando esta imagen faltaba, el turista no lograba dejarse involucrar por lo que veía, porque estaba desprovisto de aquellos elementos que podrían dotar de contenido y sustancial interés a su visita (MacCannell, 2003: 148-155). Pude observar un matiz distinto de esta dinámica durante una excursión a Montserrat, lugar sobre el que los participantes tenían muy poca información, ya que no estaba incluída en el programa originario del tour. Mientras que el interés por el elemento cultural y religioso resultó casi inexistente, los turistas apreciaron en cambio la belleza natural del lugar. Parece pues que resulta más fácil, a pesar de la falta de una imagen de referencia o de cualquier tipo de información, disfrutar de los sitios que poseen un atractivo natural, ya que se pueden disfrutar por sí mismos y no particularmente por lo que representan en un contexto cultural específico. Es cierto que las expectativas jugaban un papel ambiguo, ya que, si bien su ausencia podía impedir el reconocimiento de un lugar como

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sight, por otro lado, un exceso de expectativas anulaba el efecto sorpresa e incluso podía producir indiferencia o decepción. De todas formas, en casi todas las circunstancias, me he dado cuenta de que, en contraste con la ansiedad de aprender declarada como motivación principal, el objetivo principal del viaje no era el conocimiento, sino a la simple aproximación a los sights más famosos y reconocibles, de los que los turistas se quedaban a veces sólo en el umbral, gesto que, sin embargo, era suficiente para llevar a cabo el reconocimiento visual, que, después de haber sacado una foto, resumía el sentido de su presencia y de la experiencia del viaje. En contradicción pues con el énfasis que, a principio del viaje, los participantes ponían en el aprendizaje como motivación para viajar, su práctica demostraba que en realidad, más que para aprender, estos turistas viajaban, en primer lugar, para confirmar que sabían. Al fin y al cabo, como es sabido, a menudo se viaja más por haber viajado que por viajar. Esto permitiría entender, en parte, la actitud de “coleccionista” que he destacado en estos turistas. Según me comentó un matrimonio canadiense al preguntarle si la escasez de tiempo constituía un problema, el objetivo para ellos era “colocar más banderitas en el mapa” (more pins on the map): era la cantidad de cosas vistas y no la manera en que se veían lo que justificaba la elección del viaje. Katie, una señora de Arkansas de 47 años en su primera experiencia de viaje, decía entusiasmada que, a pesar de que “Roma no fue construída en un día, es emocionante haber logrado verlo todo en unas pocas horas”. En cambio, una parte fundamental del viaje de estos turistas resultaba ser la recolección de pruebas tangibles de la experiencia, en forma de souvenir, mementos y fotografías. Estos tres elementos representan el viaje, con una relación que a veces es metafórica, otras metonímica, pero que, en ambos casos, traduce la experiencia sensorial en una representación objetiva y compartible con los demás. Según he podido constatar, las compras, de souvenirs, pero también de cualquier otro objeto que pudiese evocar el lugar, era una de las motivaciones reales por las que los turistas viajaban. Además, cuando se viaja todo puede convertirse en un recuerdo, ya que tanto

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cuando representa de manera directa - como souvenir, en forma de reproducción de la sight, como de manera indirecta - como memento, un objeto cualquiera investido de un poder evocador - , el objeto es una manera de confirmar, prolongar, y tal vez incluso generar un discurso sobre la experiencia. La primera afirmación se ha visto refrendada en las muchas ocasiones en que los turistas querían hacerse con un souvenir antes de la visita real al sight, como en el caso de una visita a la basílica de San Pedro en Roma, e incluso en sustitución de la misma, como ocurrió en Montserrat. En lo que atañe a la posibilidad de prolongar la experiencia y generar un discurso, es cierto que los souvenirs, traídos como regalo para parientes y amigos, ocasionan una evocación de la experiencia, aunque éste sería sin duda un aspecto merecedor de una investigación más profunda. Las fotografías, por otra parte, funcionan de manera similar: no sólo congelan la magia de un momento ya que, según he comprobado, los turistas apuntan la cámara incluso antes de haber mirado con los ojos, sino que, al mismo tiempo, sirven para contar que hemos ido realmente a un lugar y cómo hemos estado y nos hemos sentido, tanto dentro del grupo como en el regreso a casa. Según he podido observar, las fotos se convertían a menudo en un tema de conversación durante el viaje, como si tener más fotos significara haber visto más o, por lo menos, mejor. Responden pues a una doble exigencia: demostrar haber visto, pero también ser mirado. Sin embargo, la peculiar imagen del país que se ve reflejada en las fotos de los turistas podría ser un elemento más para enriquecer la reconstrucción de su dimensión cognitiva. Por lo que he podido ver, el país de los turistas era un panorama de postal, un museo al aire libre, un espacio vacío, en el que eran ellos y sus compañeros los únicos seres humanos presentes, mientras que los autóctonos y el guía mismo no aparecían sino por casualidad. La preferencia del turista por lo inanimado podría ofrecer la clave de interpretación de su relación con el entorno: un viaje a través de un mapa mental, hecho por hermosos vestigios de pasado, proyectados en un presente, en el que él es el protagonista, finalmente al centro de su propio imaginario turístico. A partir de esto, po-

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demos entender porque, a pesar del ritmo frenético en que se desarrollan las actividades, de la falta de encuentros con otros lugareños que no fueran aquellos profesionales del turismo que forman parte de la burbuja turística, el viaje les resultaba tan placentero y educativo como lo habían imaginado: porque no llegaba a cuestionar su dimensión cognitiva previa y les permitía así reproducir intensamente su fantasía. A la luz de estas consideraciones, se podría resolver el viaje en una tautología, ya que el turista se limita a viajar para confirmar la imagen a través de la realidad, como indicaba ya críticamente Boorstin (1962), sino fuera, y esto es un aspecto que quiero enfatizar, que la experiencia real es la única que legitima un relato posterior. Llegamos así a otro nudo que, a mi entender, descubre quizás una motivación inconsciente o un posible sentido de la experiencia de estos turistas. Como ya dije, podríamos sospechar que mucha de la cotidianidad de la experiencia turística se vive como preparación de aquel relato de que uno será protagonista. De hecho, el turista empieza a reinventar su rutina ya durante el viaje, por eso la recolección de pruebas tangibles de su experiencia es un aspecto en el que invierte mucho tiempo. Por otra parte, si se pudieran escuchar todos los relatos de viaje de los participantes, se obtendría probablemente una imagen de los hechos muy diferente a la que he mostrado en este trabajo, tal vez porque no incluiría las madrugadas, los tiempos muertos, los inconvenientes y los malos ratos, borrados, o no, gracias al filtro dorado de la memoria; tal vez porque reinventaría el reparto del tiempo, cambiando las proporciones entre las varias actividades. Sin embargo, en el relato, es la percepción del lugar la que resultará más fuerte, en detrimento de todos los otros elementos que han conformado la rutina: por eso, el valor de una visita al Prado, mientras se pueda probar a través de una foto o de una postal, en el conjunto del relato del viaje, será el mismo, independientemente de cuán larga o apresurada haya sido la visita. El turista, como dice Delgado (2002: 1718), “rapta sitios, recolecta instantes y los convierte en instantáneas. Pero esa labor no es menos digna, puesto que avisa sobre el valor que le concede a lo irrepetible,

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puesto que responde a la certeza que tiene de que todo cuanto le pase no le volverá a pasar. El turista vivirá lo vivido, puesto que allí, entonces, donde estaba o estuvo una sola vez, fue capaz de entender el valor infinito de lo fugitivo”. Esto es precisamente lo inocuo y lo valioso de la experiencia del turista: buscar y encontrar su fantasía de lugares imprescindibles, aquellos “nudos entre un significado que traía consigo y significantes que deberían esta ahí, como esperándolo” (Delgado, 2002: 17). ¿Y después? Todos volvemos del viaje. Para muchos viajeros y, como hemos visto, también para nuestro turistas, el objetivo del viaje es el derecho a poder contarlo. En casa. El regreso es la otra cara del viaje, el apéndice complementario sin el cual el viaje sería una vivencia íntima, privada. Con el regreso, la experiencia de otro lugar se hace pública, gracias a la posibilidad de compartir un relato. En este sentido, como dice Aime (2005: 162) el turista reproduce el binomio que, según Clifford Geertz (1990, en Aime 2005), caracteriza la experiencia antropológica, que surge como “estar ahí” pero se traduce en un valor compartido sólo en el momento en que se convierte en “aquí”, ya que el objetivo último es difundir lo que se ha visto y pensado en aquel momento, lejos de casa. Bibliografía citada Aime, M. 2005 L’incontro mancato. Turista, nativi, immagini. Torino:Bollati Boringhieri. Aramberri, J. 2001 “The host should get lost. Paradigms in the Tourism Theory”. Annals of Tourism Research, 28 (3): 738-761. Boissevain, J. 2005 "Rituales ocultos. Protegiendo la cultura de la mirada turística". Pasos: Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 1 (2): 217- 228. Boorstin, D. 1962 The image or what happened to the American Dream. Nueva York: Atheneum. Brown, B. 2007 “Working the problems of Tourism”, Annals of Tourism Research, 34 (2): 364383.

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Roma: Seam

NOTAS 1

Este artículo se inscribe dentro del proyecto de investigación SEJ2005-07389, financiado por la Dirección General de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia.

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La OMT estima que los ingresos en todo el mundo provenientes del turismo internacional alcanzaron los 584.000 de euros en 2006, el 51% de los cuales fueron recaudados por Europa. A nivel mundial, el turismo representa el 35% de las exportaciones. Fuente: Datos esenciales del turismo. Edición 2007. www.unwto.org.

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Entre las pocas investigaciones que se han ocupado de la prácticas turísticas y de los viajes organizados con un enfoque etnográfico, cabe señalar el artículo de Hazel Tucker (2005), que explora las narrativas que se generan entre los participantes de dos tipos de viajes organizados a Nueva Zelanda y el trabajo de Bruner (2005) en Indonesia. En cambio, más atención se ha dedicado a la experiencia de los viajeros de mochila: véase Maoz, 2006; Noy, 2004; Elsrud, 2001; Uriely et al., 2002; Shaffer, 2004, sólo para citar algunos.

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Esto es, según Simonicca (1997), el gran merito del método etnográfico de la modernidad desarrollado por MacCannell, en su texto El turista: nueva teoria de la clase ociosa (1976), obra fundamental de referencia para los estudios sociales sobre el turismo. Sin embargo, el límite de la teoría de MacCannell estriba en pretender integrar la totalidad de la experiencia en un PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

esquema de interpretación conceptual estructuralista y proporcionar una visión del turista idealizada en positivo, tanto como la de Boorstin (1962) lo era en negativo (Schmidt, 1979: 445; Cohen, 1979: 20). 5

La noción de burbuja ambiental es desarrollada por Cohen (1972: 166-167) y se refiere al ambiente protector que la industria turística crea alrededor del turista.

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Un guía acompañante es la persona que, en un viaje organizado en grupo, viaja con él para coordinar las actividades, introduce los países visitados con informaciones de carácter general y mantiene el grupo unido.

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Sin duda, la ambigüedad de fondo aportada por el papel del guía a la investigación me ha suscitado muchas reflexiones a la hora de definir con claridad sus fronteras con respecto a mi posición de etnógrafa. De hecho, cumpliendo con la función de mediación cultural, el guía, y yo, en mi papel de guía, me encontraba tanto dando informaciones sobre los lugares visitados como ofreciendo al turista una interpretación de la realidad, quizás más edulcorada y sencilla de lo que era, en nombre de aquel concepto de lo “políticamente correcto” que se requiere al trabajar con norteamericanos. Si la figura del guía es en sí ambigua, a medio entre dos mundos y dos culturas, la posición de etnógrafa-guía ha sido también ambigua, pero de manera reflexiva, ya que, como investigadora, he tratado de describir aquella formación cultural de la que, como guía, formaba parte y contribuía a crear.

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MacCannell reflexiona mucho sobre los signos que distinguen la atracción turística (sight). En su interpretación semiótica de la experiencia turística, el autor americano define “atracción turística [como] una relación empírica entre un turista, una vista- sight y un marcador - marker (una información sobre la vista” (2003: 56). A continuación distingue entre markers on sight (marcadores con vista), las informaciones halladas en el sitio (tablas, inscripciones, informaciones proporcionada por el guía) y markers off sight (marcadores sin vista), que en cambio están separadas del lugar (ilustraciones de guías, documentales, folletos, referencias cinematográficas, etc.) (2003: 146). La relación entre marker y sight es la misma que la que en semiótica relaciona un significante y un significado.

Recibido: 10 de marzo de 2008 Reenviado: 15 de mayo de 2008 Aceptado: 30 de septiembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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Revista Gestión Turística Publicación académica editada por el Instituto de Turismo de la Universidad Austral de Chile cuyo objetivo principal es el de contribuir al desarrollo científico y técnico del turismo, a través de la divulgación de trabajos académicos y de investigación que se realizan particularmente en centros de investigación y educación superior de Chile e Hispanoamérica.

http://www.gestionturistica.cl Unidad de Investigación y Desarrollo en Turismo, unidad investigativa dependiente del Instituto de Turismo, cuya misión es contribuir mediante la investigación aplicada al desarrollo turístico de la región. La unidad de I+D cuenta con una biblioteca virtual, plataforma de información para académicos, investigadores y estudiantes, cuenta con la más completa base de datos de carreras de turismo de iberoamerica, enlace a las principales revistas científicas de turismo de habla hispanas y portuguesa, principales tesis doctorales, de maestrías y licenciaturas en formato digital.

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Vol. 7 Nº1 págs. 29-42. 2009

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Sustainable Trail Management in Costa Rica National Parks: The use of photography for trail surfacing decisions under tropical rainforest conditions 1 Juan A Aguirre G.ii Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnologia (Costa Rica)

Resumen: El Parque Nacional Volcán Poas (PNVP) es el parque mas visitado de Costa Rica. Sus facilidades físicas, accesibilidad, y su proximidad a las mayores ciudades del país hacen del PNVP un destino preferido por visitantes locales y extranjeros. Ademas de su cono volcánico activo, los senderos del parque son muy apreciados. Las condiciones lluviosas que prevalecen a través del año y la alta visitación anual hace muy importante determinar las preferencias de los visitantes por el tipo de superficie para poder garantizar la sostenibilidad de los senderos del parque. El propósito de este estudio fue el de explorar la viabilidad de utilizar fotos en combinación, con encuestas para identificar las características socio-demográficos y otras variables relacionadas y que afectan la selección del tipo de superficie preferida por los visitantes en condiciones de alta precipitación , con el fin de poder indicar a la administración del PNVP, como mejorar las decisiones y asignación de los recursos presupuestarios relacionados con el diseño, construcción, conservación y mantenimiento de los senderos del parque. El estudio se realizó durante los meses de mayo, junio y julio del 2005. Palabras clave: Fotografía; Selección del tipo de superficie; Senderos; Selección; Condición lluviosa; Costa Rica.

Abstract: Volcan Poas National Park (VPNP) is Costa Rica’s most visited park. Its facilities, accessibility, and proximity to the major cities of the country make VPNP a preferred destination for local and foreigner visitors. Aside from its active volcanic cone, the park trails are a major asset. The extremely wet conditions prevailing throughout the year and heavy visitation made it essential to determine visitor’s trail surface preferences to guarantee park trail sustainability. The purpose of this study was to explore the feasibility of using photos in combination with a regular survey to identify the sociodemographic characteristics and other trail related variables that affect trail surface selection to guide management decisions and resource allocation related to trail design, construction, and maintenance. The study was conducted during May, June and July of 2005. Keywords: Photos; Trail surface selection; Rainy conditions, Costa Rica.

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• Juan A Aguirre es Decano de Extension Universitaria y profesor de Emprendedurismo. Facultad de Ciencias Empresariales. Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnologia. San Jose. Costa Rica.. E-mail: [emailprotected] - [emailprotected]

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Sustainable Trail Management in Costa Rica National Parks: ...

Introduction

Many forms of assessing trail problems have been use over the past half a century. Many methods have relied on direct measurement of the problems and the others on interviews with visitors. The very recent advances in digital photography open new options not available before. The blend of immediate recollection with well structured traditional survey techniques has been pointed out by many outdoor recreation researchers as offering great potential (Manning and Freimund, 2004; Stewart and Floyd, 2004). The used of photography may be recent but definitely not new. Several studies have demonstrated that altering the format (question wording or presentation format) can alter responses obtained from normative questions. It appears that closed formats, like photographs, offer a cognitively easier and more meaningful approach. In the case of Image Capture Technology (ICT), respondents indicated that the images served as useful reminders of their visit and helped them to articulate their norms. The use of visitors employing photography is becoming normal technique as a “recollection and evaluation of the experience” particularly in the United States and around the world (Hall and Roggenbuck, 2002; Freimund et al, 2002; Vistad, 2004; Turner and Funicelli, 2000; Lueng and Marion, 2000; Gimblett, 1987; Hem et al, 2004; Arriaza, et al 2005; Fairweather and Swaffield, 2001; Taylor et al, 1998; Flick and Taylor, 2002; Stedman et al, 2003; Loeffler, 2004; Nelson, et al, 2001). Two studies, Rollins and Mcallum and Kim et al, reinforce the idea that digital photography could be used in assessing the visitor’s surface preferences under very rainy conditions at VPNP. The first study used the normative approach involving digital photography in a recreation setting to depict progressively more intense changes in conditions, and in the second photos of different methods were used for selecting impact indicators for trail management conditions by comparing a photo survey method (PSM) with a written survey method (WSM). The major photo components in order of importance were six: area of large rocks on trail, area of wood steps, area of bare roots, area of bare soil,

Tropical rainforests are characterized by their low resistance and intermediate to high resilience to impact associated with human visitation. Trail erosion caused by recreational use threatens the resources in many parks. Managers of wilderness areas are normally mandated to assess recreational use impacts on trail erosion and degradation. The assessment of erosion includes a body of work that spans almost 40 years in developed countries, some examples of the methods used for trail erosion assessment being: condition class assessment, morphometric assessments, census/tally assessments, census of erosional events, and photographic assessments using stereo photography to name a few (Bayfield and Lloyd 1973; Bratton et al, 1979; Jewell and Hammitt, 2000; Giles, 2002; Turton, 2005). The idea of trade of is essential to visitor’s surface choices. Normative research in outdoor recreation is conventionally conducted using quantitative methods that generate numerical estimates of respondent norms or evaluative standards of quality for park and outdoor recreation conditions. Cognitive mapping as a means of gathering data related to recreational use patterns (RUP) and impacts on the hiking trail system alludes to an individual's ability to construct a mental representation of the geographical environment. Visitor management in parks, wilderness, and other protected areas requires information about visitor-environment interactions and particularly the distribution and flow of visitors in space and time (Manning et al, 2005; Lankford et al, 2004; Cole and Daniel, 2004; Leung and Marion, 2000). The importance of trail analysis and visitors impact on trails has been well documented around the world (Holden, 2002; Nepal and Nepal, 2001; Bratton and Hickler, 2002; Magro, 2003; Ploner and Brandenburg, 2004; Bruehler and Sondegaard, 2004; Hornsten, 2000). The work in Belize and Costa Rica clearly demonstrates the importance of adequate trail management in the overall management of any national park (Farrell and Marion, 2001; Lueng and Marion, 2000).

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area of small stones, and area of stone steps (Rollins and Mcallum, 2001; Kim et al, 2003). In Costa Rica, because of the heavy visitation pressure and the permanent shortage of funds for trail maintenance, the nation national park system needs new ways to reduce cost and sharpen management decisions related to trail management. Therefore, the purpose of this study was to explore the feasibility of using photos in combination with a regular survey to identify the socio-demographic characteristics of the visitors, their reasons for coming to the park, trail physical characteristics, and the trail surface preferences as a result of the heavy rain conditions affecting trail use in VPNP to guide management decisions and resource allocation related to trail design, construction and maintenance. Objectives and Hypothesis of the Study The objective of the study was: To determine and evaluate the affect of sociodemographic characteristics and how these elements affect the visitor’s trail surface preferences under the heavy rains which affect VPNP every year from May to December. The hypothesis of the study was: The visitors to VPNP, local and foreign, given their socio-demographic characteristics and reasons for coming to the park, under the very humid and rainy climatic conditions prevailing almost from May to December at VPNP, will prefer hard over natural surfaces. Materials and Methods Location of the Study. Volcan Poas National Park is located in Costa Rica’s Central Mountain Range, 37 km north of the city of Alajuela, the second largest city of the country. It was established in September 24, 1970, and dominates an area of 6506 hectares. The precipitation in the park fluctuates between 3500 and 4500 millimeters per year, most of which falls between the months of May and early December. Of the 273 thousands visitors that visited the park in 2005, 51% are foreigners and 49% locals (VPNP, 2005; Aguirre, 2006; Dobles Zeledon, 2005).

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Sampling Size and Method of Selection. The interviews were conducted during the months of May, June and July of 2005 months that represent, the beginning, take off and stability of the rainy season in the park. The sampling size, was determine using the “rule of a minimum of 5 surveys” or what is known as the subject to variables ratio(STV) per item, when multivariate type of analysis is conducted to have a 95% probability level or a 5% error. (Bryan and Yarnold,2003). However by personal decision and to be on the safe side, since there was not previous studies of this nature in the country , we multiply by a factor 5, the “STV” rule, meaning that for every item measure we finish with 25 surveys. The decision made, to increase by a factor of five the “STV rule”, it was felt that provided a safety net big enough to make Type I and Type II errors, unlikely. The second decision was to split the sample in 50% locals and 50% foreigners, to make sure we respect the 51% foreigners to 49% locals proportion, base on park data. The surveys were completed by 690 foreigners and 690 locals. The interviews were conducted during May, June and July of 2005 and conducted as visitors were getting ready to leave the park premises at the main visitor center and selected randomly. The ninety days of field work, due to the money limitation and the permission provided were split in 3 periods of ten days, meaning that the first period, of 10 days of interviews was completed in the first ten days of May, the second period in the second ten days of June and the third period in the last ten days of July, looking to replicate a month and have visitors of all the ninety days of field work. The visitors to be interview, were selected randomly, picking and approaching every tenth person leaving the visitor center. Those that refuse to be interviewed were replace by the next individual. One “real” problem was that in national parks heavily visited like Volcan Poas, counting visitors is somewhat of a physical challenges, so we adopted the strategy of groups of 3, while two people interviewed,

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another one was, more or less counting.

Version No 12. An ordinal logistic regression with a normit/probit link using the Pample procedure was utilized to detect the relative importance of the variables on the variable trail rating given the ordinal nature of the likert scale using a forward elimination process. An indication of the relative size of the effects within a probit equation came from multiplying the probit coefficient by the standard deviation of the independent variables, calculation that it would show the changes in the inverse of the cumulative standard normal transformation of the dependent variable for one standard deviation increase in the independent variable (Pample, 2000). Six trail locations were selected with the support of the park maintenance unit and the administration of the park, and digital pictures taken. A one page composite was developed. Photo one represented a natural surface photo two a concrete surface, three a red volcanic gravel trail with a very slight gradient, four an asphalt surface, five a large gravel crush stone surface on a flat terrain, and photo six a cinder block surface. The picture composite was shown to the interviewee at two moments during the interview when they were requested to express their trail surface preference under dry and rainy weather conditions (photo 1).

Survey Instrument Design. A “Likert type scale” was used in which 1 meant either not important, totally unsatisfactory, or an equivalent condition and 10 the other extreme, very important, very satisfactory or an equivalent condition, as suggested by Kachigan and others (Kachigan, 1991; Johnson and Creech, 1983; Gray and Kraenzle, 1998). The experimental questionnaire use was pre-tested and versions in Spanish and English were available and it contain a number of The general structure of the survey included the following sections: 1. Socio-demographics characteristics. 2. Reasons for coming to the park. 3. A set of photos depicting representative pictures of the major types of surfaces used in the trails of VPNP for dry and wet climatic conditions. 4. A special questions section: a) How would you rank the trails in VPNP? b) How would you describe your hiking experience and c) How would you rank your general satisfaction with your visit to VPNP? 5. Willingness to Pay Section: The willingness to pay section started with the following statement: “Trail maintenance cost under tropical conditions is normally very difficult because of the heavy rain conditions that create a need for additional investment and maintenance due to the additional drainage, surfacing, and erosion control practices that are usually needed” and question: “Would you be willing to pay and additional amount for trail maintenance over and above the entrance fee that you were charging to enter the park”. Possible answers were “yes” or “no”. If the answer was yes the question “How much? (Dollars or Colons) are you willing to pay” followed. If the answer was no respondents were asked to explain “Why not?” Analytical Procedure. The descriptive statistical analysis consisted of an ANOVA analysis to compare local and foreign visitors that included a Tukey's family error test. The data was prepared first in an Excel database and later transferred to Minitab for Windows

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Results Table 1 presents the basic sociodemographic data of the VPNP foreign and local visitors. In general the average visitor is between 28 and 32 years of age, a university graduate, and within the ratio of 40 % females to 60% males. For those that reported their average monthly income, in the case of the Costa Ricans, which were 74% of all of those interview was US$1270, in the case of the Unites States 51% of those interviewed reported an average monthly income of US$8230, in the case of Europeans, 67% of those interviews reported and average monthly income of US$5230 and all the others nationalities reported an average monthly income of US$2531. In terms of the reasons for coming to the park the most important reasons to visit the park were to observe the active volcanic crater and nature. The foreign visitor added some hiking and trekking,

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while the Costa Ricans come to enjoy a leisurely moment in the company of friends and family as can observed by the ratings awarded to the different activities.

conditions (no rain) the rating of all six trails is between 5.6 and 7.4, with the asphalt surfaces receiving the lowest scores by local and foreign visitors, followed by cinder block surfaces. The concrete and gravel surfaces received the highest ranking from Table 1. Main Characteristics of the Foreign and Local Visitors. 7 to 7.8. The natural trail surfaces get a rating of 6.7 by loForeign Local cals and 6.5 by foreigners. ForBasic Socio Demographics Visitor Visitor eign and local visitor's ratings Foreign Local for asphalt and cinder blocks are significantly different be% % tween the groups while all the below 30 65.2 52.9 others are not. 30 to 50 24.6 41.2 Table 3 also presents the reover 50 10.1 5.9 sults of comparing within each Average 28.0 32.0 years survey group- locals and foreign Education Level visitors- preference ratings for below HS 87.0 70.6 trail surfacing material under University or over 13.0 29.4 dry and wet (rainy) conditions. Foreign visitor’s rating for natEducation 100.0 100.0 ural surfaces reduces under Females 37.7 41.2 rainy climatic conditions from Males 62.3 58.8 6.7 to 3.9 or a rating reduction Sex 100.0 100.0 of 41.7%. The concrete surface Rating of the Reasons for Coming to the Park rating remains the same. Volcanic gravel surface rating preMean Mean F P ference reduces from 7.3 to 6. Observe Nature 8 9 11.97 0.008 The asphalt surface preference See the Volcanic Crater 10 10 0.56 0.453 rating increases from 5.6 to 7. Walk the Trails 7 7 4.00 0.046 Stone gravel surface rating Hiking and Trekking 6 5 36.94 0.000 reduces from 7.5 to 6.7 and Walk with the Family 6 7 10.49 0.001 cinder block surface rating inWalk with Friends 7 8 10.25 0.001 crease from 5.8 to 6.9. See the Animals 8 7 2.63 0.105 In the case of local visitors See the Birds 8 7 24.04 0.000 the natural surface (photo 1) See the Plants and Flowers 8 7 18.91 0.000 rating reduces from 6.5 to 3.2 or Rest and Relax 7 7 0.67 0.414 50.7% and the asphalt surface Learn about nature 7 6 8.83 0.003 rating increases from 6.5 to 8.1, Learn biodiversity 7 7 1.46 0.227 or an increase of 24.6% from dry to wet (rainy) condition. Learn about the volcano 8 7 14.93 0.000 The concrete surface rating increases from 7.2 to 7.7 and the cinder block rating increase 6.9 to 7.8. In the cases of the volcanic and stone graTable 2 gives the ratings awarded to the vel surfaces (photos 3 and 5) the ratings different elements of trail design by the two decrease from 7.4 to 6.6 and from 7.8 to 6.7 groups. The results indicate local and forrespectively. eign visitors give basically the same rating Table 4 presents the results of the wilto layout, length, clearing width, lookouts, lingness to pay an additional amount for and trails maps. The local visitors rank trail maintenance. The results indicate that higher thread width, surface material, graroughly half of the visitors in both cases are dient, rest areas, signage, trail interpretawilling to pay an additional amount to be tion and points of interest. used specifically for trail maintenance. The Table 3 results revealed that under dry

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overall trail rating and the overall enjoyment of the hiking experience are in the range of 8 to 9 in a scale of 10, which are relatively speaking very high ratings if they are compared with the individual ratings observed in other categories and that in the case of visitors locals or foreigners that are willing to pay and additional amount for trail maintenance the mean amount difference is not statistically significantly different at the 95% level and it ranges on the average from US$2.30 in the case of the foreign visitors and US$1.63 in the case of local visitors. This represents a sobering reminder for those that advocate “extracting” the most out of the visitors to protected areas. The probit models for foreign visitors are presented in table 5 and they indicate that all the coefficients conforming to the final probit model were significant at the 95% probability level or better. In the case of the foreign visitors the variables entering the final model were: Age, Education, B1 or photograph number one depicting the natural trail during the dry season, B4 or the photograph which depicts the asphalt surface during the dry season, C3 or the clearing width, the third component included in the trail design section, C6 or percent gradient, the sixth component included in the trail design section, D1 or photograph number one depicting the natural trail during the rainy season, and D4

photograph depicting the asphalt surface during the rainy season. In the case of table 6 which covers local visitors, all of the coefficients entering the final probit model were significant at the 95% probability level or better, while the variables entering the final model were: Age, Education, B4 or photograph depicting the asphalt surface during the dry season, C3 or clearing width the third component included in the trail design section, C2 or trail length, the second component included in the trail design section, and D4 photograph depicting the asphalt surface during the rainy season. Table 7 indicates using Pample’s suggested procedure that the estimated coefficient ranking in importance of each of the independent variables. In the case of the foreign visitor the two most important variables were age and C3: clearing width, the third component included in the trail design section and in the case of the locals visitors the variables were: age and level of educations (years of schooling equivalent). The important element of the probit analysis portrayed in table seven is the fact that four variables: age, education, B4 or photograph depicting the asphalt surface during the dry season and D4 or photograph depicting the asphalt surface during the rainy season were included in both probit models.

Table 2 . Rating the Trail Design and Management Elements. Foreign Visitor Foreign

Local Visitor Local

F

P

Trail Layout Trail Length Clearing width Tread width Surface Material Gradient Rest Areas Lookouts Signage Points of Interest Trail Interpretation

8 8 7 7 8 7 7 9 8 8 8

9 8 8 8 9 8 8 9 9 9 9

4.87 0.66 0.75 21.36 30.35 3.85 23.17 0.39 6.56 6.54 11.31

0.28 0.418 0.387 0.000 0.000 0.050 0.000 0.532 0.011 0.011 0.001

Trail Maps

8

8

0.33

0.567

Features

Results confirm by Tukey’s family error test.

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Table 3 Trail Surface Rating Under Dry Conditions Foreign Local Visitor Visitor F Photo 1 6.7 6.5 0.5 Photo 2 7 7.2 0.92 Photo 3 7.3 7.4 0.15 Photo 4 5.6 6.5 11.95 Photo 5 7.5 7.8 2.19 Photo 6 5.8 6.9 18.54 Under Dry vrs Rainy Conditions Foreign Foreign Visitor Visitor F Dry Rainy Photo 1 6.7 3.9 264.28 Photo 2 7 7 0.00 Photo 3 7.3 6 96.71 Photo 4 5.6 7 64.26 Photo 5 7.5 6.7 29.15 Photo 6 5.8 6.9 53.47

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Under Rainy Conditions P 0.479 0.337 0.699 0.001 0.139 0.000

Photo 1 Photo 2 Photo 3 Photo 4 Photo 5 Photo 6

P 0.000 1.000 0.000 0.000 0.000 0.000

Photo 1 Photo 2 Photo 3 Photo 4 Photo 5 Photo 6

Foreign Local F Visitor Visitor 3.9 3.2 6.62 7 7.7 7.5 6 6.6 7.21 7 8.1 18.42 6.7 6.7 0.02 6.9 7.8 13.93 Under Rainy Conditions Local Local F Visitor Visitor Dry Rainy 6.5 3.2 122.73 7.2 7.7 2.05 7.4 6.6 9.83 6.5 8.1 25.29 7.8 6.7 12.13 6.9 7.8 8.24

P 0.01 0.006 0.007 0.000 0.882 0.000

P 0.000 0.153 0.002 0.000 0.001 0.004

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Table 4. Trail Experience Rating and WtoP for additional Trail Maintenance

Trail Use Related Perceptions Overall Trail Rating Hiking Experience Overall Enjoyment with Hiking Average Amount of Money Willingness to Pay US$ dollars

Foreign

Local

F

P

Visitor

Visitor

Mean Value

Mean Value

8.3 7

8.6 6.2

2.99 12.07

0.084 0.006

9

8.8

5.63

0.001

2.3

1.67

1.88

0.171

Table 5. Foreign Visitors Ordinal Logistic Regression Ordinal Logistic Regression Table Predictor Coef StDev Z P Const(1) 1,8722 0,2978 6,29 0,000 Const(2) 2,4565 0,2819 8,71 0,000 Const(3) 3,5573 0,2855 12,46 0,000 Const(4) 4,1747 0,2916 14,32 0,000 Const(5) 5,3566 0,3088 17,35 0,000 Const(6) 6,1718 0,3213 19,21 0,000 Age -0,19733 0,03785 -5,21 0,000 Educatio -0,32208 0,06932 -4,65 0,000 B1 0,03548 0,01617 2,19 0,028 B4 0,09131 0,01657 5,51 0,000 C3 -0,28808 0,02217 -12,99 0,000 C6 -0,16911 0,01820 -9,29 0,000 D1 -0,13550 0,01822 -7,44 0,000 D4 -0,11575 0,01517 -7,63 0,000 Log-likelihood = -857,587 Test that all slopes are zero: G = 504,932; DF = 8; P-Value = 0,000 Goodness-of-Fit Tests Method Chi-Square DF P Pearson 2685,067 394 0,000 Deviance 1715,175 394 0,000 Measures of Association: Summary Measures Somers' D 0,61 Goodman-Kruskal Gamma 0,61 Kendall's Tau-a 0,47 Cox & Snell(PseudoR2) 22,7%

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Table 6. Local Ordinal Logistic Regression Predictor Coef StDev Z P Const(1) 11.126 1.390 8.01 0.000 Const(2) 15.659 1.983 7.90 0.000 Const(3) 17.337 2.092 8.29 0.000 Age 0.8570 0.1253 6.84 0.000 Educatio -2.2417 0.2816 -7.96 0.000 B4 -0.28755 0.06324 -4.55 0.000 C2 -1.2624 0.1590 -7.94 0.000 C3 0.33914 0.07688 4.41 0.000 D4 -0.23684 0.04458 -5.31 0.000 Log-likelihood = -113.305 Test that all slopes are zero: G = 222.097, DF = 6, P-Value = 0.000 Goodness-of-Fit Tests Method Chi-Square DF P Pearson 2047,58 394 0.000 Deviance 2266,11 394 0.000 Measures of Association: Summary Measures Somers' D 0.85 Goodman-Kruskal Gamma 0.85 Kendall's Tau-a 0.61 Cox & Snell(Pseudo R2) 49.4%

Table 7. Relative Size of the Effect within the Probit Equations for Foreign and Local Visitors, to VPNP. Variables Foreign

Ordinal Regression

Variable Estimated Standard Rank

Visitors

Coefficient

Deviation Value

Age Education B1 B4 C3

-0.197 -0.322 0.035 0.091 -0.288

13.555 0.703 3.290 3.255 2.471

-2.674 -0.226 0.116 0.297 -0.712

C6 D1

-0.169 -0.136

2.598 3.234

-0.439 -0.438

D4

-0.116

3.290

-0.381

Variables Local

Ordinal Regression

Variable Standard

Estimated Rank

Vistors

Coefficient

Deviation

Value

Age Education B4 C2 C3

0.857 -2.242 -0.288 -1.112 0.339

12.465 3.060 3.283 2.107 2.434

10.683 -6.860 -0.944 -2.344 0.825

D4

-0.237

2.742

-0.649

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Discussion

larly on weekends, something that is consistent with the visitor weekly flow and the restrictions specified earlier. In general the visitors seem to want a setting designed to enjoy a few hours of relaxation with no mud or stress. VPNP is not a backpackers park and this is something some people do not understand, or do not want to. The summary synthesis descriptively defines a person that seem to have the ability to identify problems and evaluated critically what he or she is getting in terms of infrastructure, services, and recreational opportunities at the park and that includes trail conditions and characteristics and defines needs and expectations in relation to trail surfaces under very different ecological conditions.

Socio-demographics and surface selection Traditionally, environmentalists have argued that visitors to Costa Rica protected areas “loved” natural trails, therefore natural trails are the “ideal” type of trail if one is to preserve the protected areas of Costa Rica and the tropical world. As self proclaimed spokesmen of the protected area’s visitors, they seem to overlook the relation of the visitor's socio demographics and its potential relation with trail surface material selection, given what they come to do, who they are, and what the park environment offers. Volcan Poas National Park visitation has grown by 100 thousand visitors over the past 10 years. Visitors coming to the park are highly educated, with income levels for foreign and local visitors somewhat above what one would expect, foreign visitors coming from around 25 different countries, and 40 % females and are 50% locals and 50% foreigners. The high level of females enjoying the outdoors and using the trails of the park ,places a new challenge to the park administrative authorities, traditionally oriented to cater mostly to male backpacking visitors. The survey also recorded along with young adults with ages ranging between 15 to 20 years, many seniors over the age of 65 years, and a substantial group of middle age visitors. To the above we can add a very close proximity to some of the largest cities of the central highlands of Costa Rica, were 65% of the nation population resides and a 45 minute ride from Juan Santamaria International Airport, access that is fully paved and represents some of the best highways in the country. Volcan Poas is an active volcano, and a restriction of the National Emergency Commission common to all the parks with active volcanoes do not allow camping on the park grounds. Therefore when the socio demographics of foreign and locals visitors are related to the reasons for coming to the park, it is observed that foreign visitors generally come to the park for a nature and outdoor experience, in many cases for 2 hours or less, and locals for a family experience with a half a day time limit particu-

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Implications for Management The trail surface preferences under heavy rains and heavy visitation, results we are about to discuss, are framed by the previous discussion and its logic and supported by the previous socio-economic characteristics and the behavior derived from them. One initial statement that can be effectively made is that under dry conditions all trail surfaces seem to have similar preference ratings by both foreign and local visitors. The situations changes dramatically when the climatic conditions change from dry to wet (rainy). In wet conditions the temporary preference for natural conditions (Photo 1) collapses by almost 50%, gravel surface preferences increase slightly, and the three hard surfaces: concrete, asphalt and cinder blocks, increase appreciable. The message seems to be clear: in a situation of heavy rains and high humidity conditions, like those prevailing in the cloud forest, nobody foreign or local seems to want soft-natural surface trails. These new condition raise a series of implications for park and trail management, in the wake of 1.7 to 1.8 million tourists that may be arriving in 2007 of which around 1 million will visit the country national parks minimum once or twice during an average stay of 11 to 14 days. The decision to hard surface the most heavily trafficed trails of VPNP made a about 10 years years ago by the park ad-

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ministration based on the premise that climatic conditions impaired the use of some of the parks trails during the rainy season and increased maintenance cost, that has been habitually severely criticized by environmentalist, is clearly challenged by these results and perhaps the criticism was correct ten years ago, since no visitors data is available for that period we can only speculate, but as the clients constituency looks how it looks today, the hypothesis about natural trails preferences is not correct. The results however tend to indicate that with the type of visitor, the normal length of the visit, the reasons for coming to the park, based on the responses of local and foreign visitors it is clear that hard surfacing the heavy traffic trails is a real alternative for sustainable long term trail management at VPNP. Finally it is important to bring to the attention of the reader that a new trail management strategy for VPNP is being discussed base on the outcome of this study as this paper is being prepared, and that for the first time the necessities of women are seriously under consideration in the new strategy in predominantly male oriented society. This may not be much, but it is enough to feel that serious management research is beginning to be appreciated even in a developing country like Costa Rica. Conclusions 1. VPNP visitors were found to be predominantly going on middle age or older, highly educated, fairly well to do, coming from at least 25 different countries, and consisting of 40 to 50 % females. The high level of females enjoying the outdoors places a new challenge to the country parks system administrative authorities, traditionally oriented to cater to male's visitors. 2. Differences in socioeconomic characteristics, reasons for coming to the park, trail design and maintenance elements were found between local and foreign visitors to warrant the separation of the visitors in locals and foreigners for analytical purposes 3. In the case of the foreign visitors the variables included in the model were: Age, Education, B1 or photograph number one

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depicting the natural trail during the dry season, B4 or photograph depicting the asphalt surface during the dry season, C3 or clearing width, the third component included in the trail design section, C6 or percent gradient, the sixth component included in the trail design section, D1 or photograph number one depicting the natural trail during the rainy season, and D4 photograph depicting the asphalt surface during the rainy season. The composition of the derived model suggests that behind the foreigners visiting there is an outdoor experience. 4. In the case of the local visitors the variables included in the model were: Age, Education, B4 or photograph depicting the asphalt surface during the dry season, C3 or clearing width, the third component included in the trail design section, C2 or trail length, the second component included in the trail design section, and D4 photograph depicting the asphalt surface during the rainy season. The composition of the derived model suggests that the local visitor comes accompany by family and friends to enjoy nature and spend a few hours of rest and relaxation in their company. 5. Under dry conditions all trail surfaces seem to have similar preference ratings by both foreign and local visitors, with two significant exceptions: asphalt and cinder blocks surfaces which seem to be preferred more by locals than foreigners. 6. Under wet conditions the preference for natural conditions collapses by almost 50%, gravel surfaces preferences increase slightly, and the three hard surfaces: concrete, asphalt, and cinder blocks increase appreciably. 7. The message seemed to be clear: In a situation of heavy rains and high humidity conditions, like those prevailing in the cloud forest, nobody foreign or local visitors seems to want soft surfaces trails. 8. Base on the results the hypothesis that visitors to VPNP, local and foreign, preferred the hard over the natural surface given their socio-demographics and reasons for coming to the park, under the very humid and rainy climatic conditions, prevailing almost all year round at VPNP was proven correct. 9. The senior management of VPNP, based on the study findings, is developing

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at this time a new strategy for trail development, construction, and maintenance that includes catering to the ever growing female constituency and rationalizing the use of government resources coming from the central government budget always insufficient to meet park management needs. 10. Finally the use of photos prove to be a excellent way to objectively evaluated visitors surface preference, taking trail management a step further.

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Recibido: 19 de junio de 2007 Reenviado: 22 de noviembre de 2008 Aceptado: 21 de diciembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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Vol. 7 Nº1 págs. 43-56. 2009

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Genealogía de la difícil relación entre antropología social y turismo 1 Antonio Miguel Nogués Pedregal ii Universitas Miguel Hernández (España)

Resumen: En el texto se transforma el proceso de conocimiento antropológico sobre turismo en el objeto de conocimiento mismo. Para ello se aborda de manera sintética una genealogía de la aparición del turismo como objeto de estudio fenoménico, expuesta en los tres momentos epistemológicos que se han dado en la relación entre antropología y turismo. En ésta se trasluce un progresivo abandono de los sistemas discretos y dialécticos de análisis, hacia modelos más contextuales en los que predomina la metáfora del continuo y la dialógica. Palabras clave: Poder; Conocimiento; Epistemología; Antropología.

Abstract: This text transforms the process of anthropological knowledge on tourism in the object of comprehension itself. To achieve this, a genealogy of tourism as an phenomenological object of study is traced back along three epistemological momenta between anthropology and tourism. The analysis concludes that discrete and dialectical analyses has been progressively abandoned and substituted by contextual models where dialogics and the metaphor of continuum are present.. Keywords: Power; Knowledge; Epistemology; Anthropology

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• Antonio Miguel Nogués Pedregal es antropólogo social y profesor titular de la Universidad Miguel Hernández de Elche (España). E-mail: [emailprotected]

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Preambulo En 1996 se publicó Coping with tourists: european reactions to mass tourism, un

volumen coordinado por Jeremy Boissevain (1996) en el que se recogían algunas de las etnografías antropológicas que, a principios de los años noventa, comenzaban a estudiar cuestiones relacionadas con los procesos que inducía en Europa ese conjunto de prácticas sociales, culturales y económicas que, por abreviar, llamamos turismo. En el prefacio del libro su autor ya se sorprendía de que fuesen tan escasas las aportaciones antropológicas a la comprensión de este aspecto de la realidad social y cultural europea, y de que los estudios antropológicos publicados versasen principalmente sobre países del Tercer Mundo. Pese a los indudables avances teóricos y los exquisitos estudios de caso que venían ofreciendo disciplinas como la sociología, la geografía o la economía, la ortodoxia antropológica todavía contemplaba, y trataba, de manera casi marginal el estudio del turismo. Pareciera como si aquellos textos de Crick (1985 y 1995) donde se desvelaban las similitudes – fenomenológicas y epistemológicas– que se dan entre la manera de hacer antropología de muchos antropólogos y la manera de hacer turismo de muchos turistas, hubieran sacudido las raíces mismas de la disciplina y, en consecuencia, se hubiese reaccionado negando la factibilidad del estudio antropológico del turismo. De hecho, pese a que ya en la década de los treinta Robert Redfield describiera los cambios generados por la llegada de visitantes a las fiestas yucatecas (cf. en Nogués 2005), Valene Smith coordinase Hosts and guests: the anthropology of tourism (1977) o el Banco Mundial patrocinara en 1979 la celebración primero y la publicación después de un encuentro sobre la relevancia de las actividades turísticas para el desarrollo socio-económico de los países del Tercer Mundo (de Kadt, 1979), la antropología académica seguía oponiendo serias objeciones y consideraba al turismo un tema de estudio poco serio. Es probable que la frivolidad que para Boorstin (1972) implicaba el turismo cuando lo calificó como la apoteosis de lo pseudo donde predomina la pasividad frente a la actividad, contagiara por simpatía a mu-

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Genealogía de La difícil relación entre antropologia social y turismo

chos pensadores; por ejemplo a LéviStrauss que comenzó Tristes Tropiques diciendo que aunque detestaba a los viajes y a los viajeros, estaba dispuesto a contar la historia de sus expediciones (cit. en MacCannell 1976:9); o a Zygmunt Bauman, quien habla del “síndrome del turista” para denominar esas relaciones sociales caracterizadas por el desapego al lugar visitado y un comportamiento de apacentamiento (Franklin, 2003). Muchos antropólogos se han preguntado las razones que tenía la academia para mantener esta posición. Dennison Nash (1981:461) señala cuatro posibles motivos: el disgusto de los antropólogos a ser identificados con turistas; entender que el turismo es un objeto lúdico y frívolo; ser un hecho moderno que no merece la atención antropológica, y no ser conscientes del peso socio-económico del turismo y sus consecuencias en las sociedades que estudiamos. Argumentos que dibujan una ortodoxia antropológica orgullosa de su savoir faire, su rectitud disciplinaria y su implicación ética con las sociedades que estudiaban. Por el contrario, en 1977 Jeremy Boissevain desplazaba la responsabilidad hacia las carencias epistemológicas que evidenciaban los estudios antropológicos ya que “apenas podemos distinguir de manera convincente los efectos del turismo de aquéllos causados por otras fuerzas contemporáneas de cambio social” (Boissevain, cit. en Crick, 1989: 335). Un argumento que, veremos más adelante, sigue vigente cuando se afirma que los estudios sobre turismo se encuentran en un fase pre-disciplinaria (Tribe, 1997), y que coloca a los antropólogos interesados en esta temática en la tesitura de discriminar los efectos inducidos por el turismo de los producidos más directamente por los medios de comunicación, la instalación de empresas o multinacionales, la emigración retornada, etc. Sin embargo, y aunque después vuelva sobre esto, debo señalar ahora que, aunque sólido y científico, este argumento sólo encuentra su sentido en una antropología preocupada por el estudio de los impactos, que está anclada en concepciones funcionalistas sobre qué es el trabajo de campo etnográfico y que sigue analizando las dinámicas globales desde el marco general de la teoría de la acultura-

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Antonio Miguel Nogués Pedregal

ción. Algunos años después, Boissevain llega a la conclusión de que el rechazo tiene que ver, pienso, con el deseo de realizar trabajo de campo en comunidades rurales tradicionales, alejadas de emplazamientos turísticos y, por tanto generalmente aisladas. Y aún más, desde Malinowski los antropólogos han sido conocidos por ignorar a los dueños de plantaciones, a los misioneros, a los oficiales coloniales que actuaban en las comunidades que ellos describían. Se consideraba que interferían las costumbres tradicionales que los antropólogos estudiaban. ¿Deben ser los turistas incluidos en esta lista?” (1986:1). Con la expansión del turismo y el cuestionamiento de la autoridad etnográfica, son muchos los antropólogos que se preguntan si hacen antropología o turismo cuando admiten sin reservas que “durante toda la temporada que estuve en Africa quizá pasé un uno por ciento del tiempo haciendo lo que iba a hacer” (Barley 1991:125); o bien son directamente etiquetados como turístas por los nativos; como le ocurrió al antropólogo norteamericano Stanley Brandes, cuando se encontraba en plena Semana Santa en Sevilla, en un contexto donde la significación se produce a través de la mediación del espacio turístico (fotografía 1).

Fotografía 1.¿Haciendo turismo o trabajo de campo en la Semana Santa andaluza? Fuente: Rodríguez Aparicio. El País, 20 de marzo de 1994 Afortunadamente hoy se puede escribir PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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sobre esto en pasado pues, a la producción científica me remito, el turismo y el ocio se consolidan en la actualidad como legítimos campos de estudio científico, gracias a las sustanciosas líneas de financiación y a la capacidad teórica que demuestran. Aunque todavía, cuando escribo estas líneas, no es imposible encontrar etnógrafos que, para subrayar cuán alejados de nuestro mundo realizan su trabajo de campo, señalan como un signo de distinción antropológica que durante su estancia en tal o cual recóndito lugar del Planeta sólo se habrían encontrado con un par de turistas. Toda una demostración, por otra parte, de que el turismo se ha convertido en el referente obligado para comprender mejor los procesos globales. Por qué entonces pese a la tozudez etnográfica se ha mantenido, si no una oposición frontal a los acercamientos antropológicos al turismo, sí la misma actitud de casualidad que ya reconociera Nuñez cuando se encontró con el turismo en Cajititlán (Jalisco) a principios de los sesenta (1978:207). Este artículo indaga sobre esto, esbozando una genealogía de las formas discursivas que han dado forma a la relación entre la antropología y el turismo. Introducción Sostiene Foucault que el poder produce conocimiento. Esta afirmación permite enfocar desde otra perspectiva la relación entre las ciencias sociales y humanidades, en general, y la antropología en particular, y ese conjunto de actividades (especialmente de transporte, alojamiento y entretenimiento) que hace que unos determinados grupos de personas puedan pasar una temporada de descanso en lugares alejados del habitual, así como lo que esas personas hacen en dichos lugares y que, por comodidad, llamamos con el genérico término de ‘turismo’. Desde este marco teórico es oportuno mirar los resultados obtenidos y preguntar por qué se habría de continuar estudiando eso que llamamos turismo. Una cuestión que, de acuerdo con esa primacía de la razón técnica contra la que piensa Habermas, se podría formular incluso de manera mucho más instrumental y directa: ¿para qué querrían las ciencias sociales y humanas estudiar el turismo? El presente texto parte de un planteamiento que trans-

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forma el proceso de conocimiento antropológico sobre turismo, en el objeto de conocimiento mismo. Para ello se aborda de manera sintética una genealogía de la aparición del turismo como objeto de estudio fenoménico, expuesta en los tres momentos epistemológicos que se han dado en la relación entre antropología y turismo. En ésta se trasluce un progresivo abandono de los sistemas discretos y dialécticos de análisis, hacia modelos más contextuales en los que predomina la metáfora del continuo y la dialógica. Desde mediados de los años noventa del pasado siglo, los estudios sobre los procesos turísticos realizados desde las ciencias sociales y humanas han experimentado un indudable auge en todo el mundo. Son cientos las revistas, libros, congresos, seminarios y artículos científicos que los abordan desde diversas perspectivas, disciplinas y en distintas facetas. Observaciones de aspectos puntuales, detalladas descripciones del desarrollo de la industria turística, y trabajos que presentan atractivas vistas generales y nuevos enfoques teóricos, apremian a los investigadores desde un inabarcable número de textos especializados. Algunos análisis bibliométricos basados en los resúmenes indexados de las revistas especializadas, y desde posiciones constructivistas (Tribe, 2006), concluyen que el uso que se hace de la literatura produce un conocimiento parcial y fracturado que impide la consolidación de un corpus teórico válido. Una situación que se agrava, añado, por la inmediatez y precipitación en la escritura a la que obliga la aceptación de la lógica de producción capitalista en el ámbito de la creación intelectual universitaria. Una conjunción que deviene en una falta de capacidad teórica (Franklin y Crang, 2001) y en el desaprovechamiento de los esfuerzos individuales realizados en el marco de grupos de investigación periféricos (Leengkeek y Swain, 2006). Una difícil situación que ha llevado a algunos autores a abogar por un movimiento post-disciplinario dirigido a la producción de conocimiento en los estudios turísticos (Coles et al., 2005). La situación de los estudios sobre turismo en España no difiere de lo esbozado por los autores anglosajones, si bien, en una perspectiva histórica, presenta algunas

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Genealogía de La difícil relación entre antropologia social y turismo

características distintivas: Spain is different. Quizás la principal, y la que invita más a reflexión, sea que pese a la importancia que la industria turística ha jugado en el equilibrio de la balanza comercial durante décadas, las disciplinas científicohumanistas se han acercado poco a su estudio (Mazón, 2001:37-45). No en vano, cuando se traza en España la genealogía que nos lleva desde aquellos primeros trabajos que hoy se consideran clásicos (CostaPau,1966; Gaviria, 1974; Mandly,1977 y 1983; Jurdao, 1979; Estivill, 1979) hasta los textos más recientes (Nogués, 2003; Santana y Prats, 2005; o el monográfico de Ar-

chipiélago: cuadernos de crítica de la cultura, nº 68, 2005), se observa que la relación

entre la teoría y las actuaciones sobre el terreno ha estado marcada por todo lo que, en el plano de la producción del conocimiento, llega a engendrar la ignorancia: en especial la imprudencia y el desinterés. Son muchas las muestras de esta incomunicación que, sin hacer arqueología, cumplen cualquiera de estas virtudes. La explotación urbanística indiscriminada, por ejemplo, comprende situaciones tan mediáticas como Marbella (Málaga), tan evidentes como Carboneras (Almería), tan impactantes como los perfiles de las Rías Baixas (Pontevedra), tan sangrantes como la tala de pinares en Ávila, o tan insalubres como colmatar la Laguna de Calpe (Alicante). Desgraciadamente estas no son sino una exclusiva selección entre los incontables casos de ‘neo-colonialismo del espacio de calidad’, por recurrir una vez más a la siempre acertada expresión de Gaviria (1974), que corrobora las nefandas consecuencias de la ausencia de planificación y la independencia de criterio que han mostrado muchas administraciones respecto a los estudios científicos. Ejemplos a los que habría que añadir las adaptaciones del calendario ritual al ciclo productivo que marca la llegada de visitantes; la ‘puesta en valor’ de elementos culturales nuevos y publicitados como tradicionales; el establecimiento ad hoc de tecno-mancomunidades de municipios para la gestión de líneas específicas de financiación que fomenten el turismo rural; la institucionalización y espectacularización de festividades y celebraciones locales; el trazado de rutas, caminos e itinerarios turísticos que fracturan los

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territorios y re-crean pasados míticos, etc. En definitiva, un sinfín de actuaciones que, impulsadas por los sectores privados unas, o amparadas por instituciones y organismos públicos otras, no han atendido a la continuidad en la producción de sentido cultural como amalgama necesaria que estructura la dinámica social. Un imprudente tecnotropismo2 que, en el mejor de los casos, ha resignificado lugares en territorios turísticos y, en el peor, ha vaciado de sentido las bases sociales y culturales que fundamentan la convivencia entre los grupos humanos y, como demuestra Zarkia (1996), sustituido las reglas de la hospitalidad y sociabilidad tradicionales por las leyes que rigen el intercambio de mercado. Sin embargo, esta falta de colaboración entre las actuaciones privadas o públicas y los científicos (reconvertidos por obra y gracia de ese mismo tecnotropismo en expertos), no puede achacarse sólo a la imprudencia de los promotores. También ha desempeñado un papel importante el desinterés que muchos universitarios, investidos de una mal entendida intelectualidad, han mostrado por todo lo relacionado con el turismo. La ligereza con la que Boorstin (1972), Turner y Ash (1975) o MacCannell (1976) calificaron al turismo como pseudorealidad, invasor o inauténtico, contagió a muchos antropólogos que, alejados del espíritu crítico, utilizaron categorías similares para desprestigiar los resultados obtenidos tras investigaciones de campo mucho más serias. Este curioso paralogismo provocó no sólo que se extendiera la costumbre de desacreditar los textos --cuando no a los propios autores--, sino que se retrasase la comprensión antropológica de las dinámicas locales que por entonces iban conformando los nacientes entornos turísticos. En líneas generales se puede decir que se ha perdido demasiado tiempo en disquisiciones sobre las bondades y maldades del turismo, pues muchos esfuerzos intentaron dilucidar si las prácticas turísticas preservaban o destruían lo que tocaban, sin llegar a ninguna conclusión. De entrada era una tarea imposible, toda vez que la dinámica global impuesta por la ideología del desarrollo ya hacía entonces que, en muchos casos, la nueva lógica fuese incorporada, en forma de deseabilidad, antes de la llegada del primer turista, como muestra el docu-

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mental de Christian Lallier (2001) sobre una aldea de las áridas mesetas del Sahel, en Burkina Faso. Por esto, y aunque hoy sean pocos los que cuestionan la viabilidad y el acierto de los acercamientos antropológicos a los procesos sociales y culturales en contextos turísticos, resulta atractivo intentar una genealogía de tan azarosa relación a partir de la manera en la que la antropología ha mirado, y mira, al turismo. Desde una posición dialógica apunto tres momentos epistemológicos producidos por el juego de fuerzas e intereses socio-políticos que se da en los entornos turísticos, entre (1) las condiciones macro-sociales impuestas por (a) la industria turística (empresas nacionales y/o corporaciones transnacionales con prácticas potencialmente de carácter neo-colonial), y por (b) la presencia simbólica de los dispositivos de dominación ideológica, que condicionan lo deseable, e institucional que condicionan lo factible (gobiernos, ayuntamientos, medios de comunicación, asociaciones de empresarios, etc.); y (2) las posibilidades habilitadas desde lo micro-social que se plasman en las prácticas de los distintos grupos humanos que conviven en el mismo entorno turístico (la pluralidad de la sociedad ‘nativa’, junto a, por ejemplo, la complejidad de los ‘residentes extranjeros’ y la diversidad de los ‘inmigrantes laborales’) En conjunto, estos tres momentos dejan entrever un desplazamiento de la centralidad de los análisis de lo discreto hacia una preocupación por el continuo, lo que se plasma en un progresivo abandono de los enfoques sistémicos con dinámica dialéctica, hacia metáforas topológicas en las que predomina el proceso y la dialógica. Un desplazamiento relacionado no con el carácter ideográfico o nomotético del enfoque antropológico, sino con la manera en la que se definen las categorías para el razonamiento científico. Durante el momento A la antropología se habría acercado al turismo, paradójicamente, como un fenómeno casi aislado de los procesos globales y, en consecuencia, habría sido considerado como un agente externo que aterrizaba en los territorios casi sin invitación, lo que centró el foco de los estudios de campo sobre los impactos y las consecuencias socio-culturales. La expansión del turismo a todos los rincones del Planeta en modalidades tan diver-

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sas (rural, deportivo, cultural, religioso…) como exóticas (aventura, mochilero, sexual, safari…), la generalización de las rutas más extravagantes y la popularización de las guías más detalladas, evidenciaron la necesidad de prestar atención a cuestiones relacionadas con el desarrollo y la ‘puesta en valor’ de los recursos endógenos: con especial atención a la cultura. Este proceso, marcado por la sumisión del conocimiento científico a los criterios de eficiencia (Lyotard, 1979), constituiría un momento B en el que la antropología se preocupa por su aplicabilidad técnica, también, al campo del turismo. El momento C sería el de la transdisciplinariedad. El desdibujado de la diferencia espacio-temporal entre nativos y turistas, la llegada de nuevos actores a los lugares (p.ej. residentes ‘extranjeros’, inmigrantes ‘laborales’, o estudiantes erasmus), las nuevas modalidades turísticas de difícil encuadramiento, o la aparición de aerolíneas de bajo coste, hacen que los estudios sobre turismo se alejen de la construcción fenoménica, en favor de una visión más contextual del turismo que retoma, al mismo tiempo, la centralidad de la cultura como objeto distintivo del conocimiento antropológico. El turismo como ‘fenómeno’: el estudio de los impactos Si consideramos que las palabras adquieren y perpetúan su sentido a través del uso que se hace de ellas, y que éstas son a su vez las que determinan las situaciones del habla, hemos de convenir que el término ‘fenómeno’ tal como ha sido empleado en la historia del pensamiento, y se emplea en la actualidad, resulta sumamente equívoco. Si para unos el fenómeno encubre la realidad, para otros es, sin embargo, la realidad última y, para una amplia mayoría, aquello a través de lo que se manifiesta la realidad. Para Kant el fenómeno se convierte en objeto de la experiencia y, tanto los objetos como las características que les atribuimos, son considerados como algo dado realmente. Planteamiento que, dejando a un lado las consideraciones sobre el papel que desempeña la conciencia intencional es, de hecho, el que predomina en el pensamiento científico. Plantear entonces que el turismo deber-

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ía comenzar a ser abordado como algo distinto a un fenómeno provoca, en la mayoría de los casos y cuando menos, un fruncimiento de cejas. Pupilo de Redfield, Nuñez sugirió que el turismo se debía estudiar y comprender dentro del marco general de la teoría de la aculturación (1963:347) y, por tanto, debía ser concebido como fenómeno a estudiar. Sin embargo, en estos casi ochenta años de estudios sobre la presencia de turistas en tantos lugares del Planeta, hemos aprendido que eso que llamamos ‘turismo’ no es sino un complejo entramado de procesos socio-económicos que van desde la construcción imaginaria de los destinos como lugares de recreo y esparcimiento, hasta los prácticas de implantación neocolonial de la industria turística, pasando por el cambio en la estructura de la propiedad del suelo y de los recursos locales, la transformación radical de los territorios, de las formas de estratificación social, del mercado y de los modos de trabajo, o de la distribución de la renta. Un complejo entramado que es, a la vez, un campo donde se intercambian distintos tipos de capital y se altera su composición, distribución y volumen, y una arena político-económica donde dirimen sus diferencias grupos de poder, facciones, partidos e intereses contrapuestos. Un todo complejo, con multitud de facetas y dinámicas distintas al que, sea por comodidad o por la fortísima influencia de otras ciencias sociales, seguimos refiriéndonos y tratando como si fuera un solo fenómeno: el turismo. La manejabilidad conceptual y la facilidad textual que permite el empleo de un solo término, que además proviene del lenguaje común donde tiene un significado muy definido y unas connotaciones claras, es una trampa lingüística que limita las posibilidades que ofrece la antropología. Si, por el contrario, se insertaran estos análisis en el corpus teórico de la disciplina, manteniendo la centralidad del estudio de la cultura y abordando, por ejemplo, cómo las prácticas concretas adquieren significado a través de las deseabilidades que produce la ideología del desarrollo en la versión de la industria turística, entonces podríamos avanzar algo más en la comprensión del conjunto. Son demasiados los trabajos etnográficos que todavía siguen en este momento A, y recurren a planteamientos, es-

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quemas y nomenclaturas que siguen la lógica funcional-estructuralista, y sitúan la dinámica del turismo como un elemento externo a las sociedades donde recalan los turistas. Baste señalar que la propia utilización del término ‘destinos’ –e incluso aquel otro de ‘sociedades receptoras’— entiende los entornos turísticos como elementos subordinados a una acción turística que se produce de forma independiente a miles de kilómetros. Resulta comprensible que, al principio, la antropología se centrara en la comprensión de los procesos sociales y culturales desencadenados a partir de la relación siempre asimétrica entre ‘anfitriones’ y ‘huéspedes’ (mercantilización, aculturación, transformación de lugares y creación de paisajes, neo-colonialismo y dependencia, construcción de no-lugares, producción de patrimonio, artesanías y gastronomía, invenciones culturales, cambios en el espacio social y en los modos de estratificación…)3. Esta construcción de los destinos sólo como periferias de placer reduce, no obstante, la comprensión de la propia dinámica a la interacción comercial que se establece exclusivamente dentro del binomio ‘nativovisitante’, y la analiza según los principios de la lógica mercantil, explicando, en último extremo, los procesos sociales y culturales en términos de resistencia ante o como asunción de lo impuesto (vía dominio, imposición o manipulación). Esta falsa dualidad transmite, a su vez, la ilusión de una hom*ogeneidad social interna a ambos grupos y en la interrelación entre ambos, lo que disipa del análisis el componente de tensión y conflicto internos que constituye la naturaleza de cualquier relación social (Nogués, 1996), o favorece el mantenimiento de los estereotipos sobre los que se sustentan tantas tipologías de turistas. Una particular relación epistemológica con el turismo que explica el predominio y pervivencia en las ciencias sociales de modelos estáticos (Meethan, 2003), como son los extendidos esquemas de Mathieson y Wall (1982) o Jafari (1988), la semiótica de MacCannell (1976), el esencialismo de Greenwood (1977) en su explicación de la mercantilización de las manifestaciones culturales, o el irritante empleo del índice de Doxey (1975, cit. Mathieson y Wall, 1982:138-139) como modelo de análisis

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para explicar las dinámicas sociales que se producen en entornos turísticos. Esta mutua exterioridad con la que la antropología mira a las sociedades generadoras de turistas y a las sociedades receptoras, hace que muchos investigadores sigan, por ejemplo, enrevesados en cuestiones de definición de las categorías discretas de análisis o de metodología. Lo que lleva a autores como Tribe (1997), Ateljevic et al. (2005) y Coles et al. (2005) a argüir que los estudios sobre turismo se encuentran en una fase pre-disciplinaria caracterizada por los desacuerdos en los fundamentos, marcada por la multiplicidad de enfoques, y por el conocimiento puntual y casual. El binomio turismo y desarrollo: de la cultura al patrimonio4 En la I Reunión de Antropólogos Españoles (Sevilla 1974) ya se abogó por una ‘colaboración de los antropólogos en la planificación de los planes de desarrollo económico y social, de colonización, de emigración y de turismo’ (Jiménez, 1975:39). No ha sido, sin embargo, hasta que se ha entrado en esta fase actual de capitalismo, en la que la posibilidad de existencia de las disciplinas académicas se rige por su valor de cambio en el mundo de las mercancías y, sobre todo, desde que la UNESCO declarase al periodo 1988-1997 como la “década del desarrollo cultural”, cuando se ha dado el acercamiento efectivo entre la antropología y los promotores de actuaciones turísticas. Acercamiento que, según Burns, ratifica esa propensión hacia los estudios aplicados que mostraban los enfoques antropológicos sobre el turismo (1999:81). La introducción de cierta modalidad de cultura como elemento clave para el desarrollo humano, unida a la preocupación de la UE por la terciarización de la economía y su concreción en la teoría de los nuevos yacimientos de empleo, y al desarrollo de la industria cultural (Comisión Europea, 1998), llevó a la Organización Mundial del Turismo (OMT) a interesarse también por las nuevas posibilidades que ofrecía ‘la cultura’. En varias reuniones internacionales se abordaron las potencialidades del denominado ‘turismo cultural’: la conferencia de abril de 1999 celebrada en Uzbekistán trató los posibles beneficios para la preservación

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del patrimonio cultural que derivarían de las enormes reservas de este tipo de demanda turística. En 2001 la OMT publicó

Cultural heritage and tourism development

y, en febrero de 2006, tuvo lugar en Yakarta un encuentro sobre turismo cultural y comunidades locales. La conjunción entre la preocupación por ‘la cultura’ de la industria turística y la aparente situación de estancamiento teórico y reiteración temática alcanzada por los acercamientos antropológicos al tema, deriva en un alejamiento de la rigidez disciplinaria y, justamente, en un acercamiento entre los científicos y los promotores de actuaciones turísticas, lo que caracteriza al momento B. Esta colaboración, imprescindible por otra parte en una economía terciarizada, se materializa en la espectacular proliferación de proyectos y ‘expertos’ que, a través de la ‘puesta en valor’ de los llamados ‘recursos culturales’, buscan diversificar el producto turístico, segmentar adecuadamente el mercado y diferenciar los destinos, distinguiéndolos según sus particularidades. Así, bajo una particular definición tecnopolítica de sostenibilidad, que ya habría transformado la naturaleza en medioambiente, durante este momento B se acomete la selección de unos elementos culturales para su mutación en recursos administrables. Surge así el patrimonio cultural como “producto metacultural” (García García, 1998). Un patrimonio cultural que en su exposición pública obvia, o quizás olvide, las circunstancias históricas que lo produjeron (Abram, 1996), y reduce el interés emancipatorio, que para Habermas debe pretender todo conocimiento, al interés técnico por la gestión y el control de los medios. Un patrimonio cultural que, recurriendo a Eduardo Galeano, ha pasado de ser propiedad de “aquellos que no tienen arte sino artesanía”, a ser objeto para el consumo conspicuo durante el tiempo de ocio, y un campo para el intercambio de capital económico entre ‘expertos’. Este modo de poner en valor el patrimonio, conforme las insaciables exigencias de la demanda turística provocada se vuelven más exclusivas, fractura la continuidad en la producción de sentido cultural y difumina los propios bordes de la idea de patrimonio, que quizás fuera discreta. Cuando

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en contextos turísticos se utiliza este término, puede hacer referencia a cualquier elemento que, por peregrino que sea, sirva a los intereses locales. Estos, además, y de acuerdo con el proceso de conversión de los lugares a través del espacio turístico (Nogués, 2006), son cada vez más difíciles de distinguir de los intereses particulares y concretos de la industria turística. El ejemplo más clarificador del amplio uso que se hace del ‘patrimonio’ en contextos turísticos, son los apelativos de las innumerables rutas que, alejados de cualquier conexión con la memoria del lugar y recurriendo sólo al poder evocador o a la capacidad descriptiva de las palabras elegidas, perfilan los nuevos territorios turísticos: ruta del sol y del aguacate, ruta del gótico-mudéjar, ruta de Washington Irving, etc. El tecnotropismo incide directamente sobre esa antropología que aborda principalmente los aspectos empresariales o, al menos, aquellos que resultan más aplicables para la industria del turismo según su particular versión de sostenibilidad (Hughes en Tribe, 2006: 367). Esto no facilita precisamente el pensamiento crítico (que no negativo) que caracteriza a la disciplina, puesto que olvida demasiadas realidades socio-políticas y privilegia determinadas historias; lo que, a su vez, favorece el mantenimiento actual del estado de cosas. De mantener esta línea de sostenibilidad turística en torno a la puesta en valor de la cultura, habrá que reconocer lo que, con la lucidez de siempre, razona García Calvo sobre por qué las pirámides de Egipto sí necesitan que vayamos a verlas: “Para ser reales, y mantenerse bien reales, es preciso mover capital, amigos míos: pues el dinero es la realidad de las realidades; y las cosas que no hayan logrado convertirse en dinero de uno u otro modo, ya pueden presumir de estar vivas y misteriosas, que habrán perdido la ocasión de realizarse realmente y quedarán condenadas a la inexistencia” (2005:29-30). Momento C: ante la evidencia de lo transSon muchos los autores que han profundizado en este modo de gestionar el proceso histórico que llamamos ‘globalización’, y todos vienen a coincidir en algunos aspectos esenciales: las nuevas tecnologías de la

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comunicación comprimen las coordenadas espacio-temporales, la internacionalización de la producción y de los intercambios separan la ‘economía’ de la ‘sociedad’ y relegan el papel del Estado a un segundo plano, y el aumento de las desigualdades socioeconómicas y la democratización de los transportes provocan y facilitan importantes movimientos de población. La convergencia entre los nuevos usos del espaciotiempo, la desaparición de la sociedad como sistema portador de sentido, y la permeabilidad de las fronteras geo-políticas, deriva en una obligada interculturalidad que exige una modificación radical de la manera en la que las ciencias sociales se acercan a comprender, entre otras cosas, este complejo de actividades y prácticas que, insisto, por comodidad, reducimos al solo término de turismo. La descomposición de las categorías tradicionales de análisis de la vida social, impone el paso de un lenguaje social a un lenguaje cultural en el que podamos encontrar la fuente que nos haga científicamente inteligible nuestro entorno. En el contexto actual de ‘desocialización’ y de vacío político, se hace necesario un giro hacia un paradigma en el que predomine lo cultural, como argumenta Touraine (2005), por la aparición de un sujeto consciente de sí que se afirma luchando contra lo que le aliena e impide su propia construcción, y por la constitución sobre una base cultural de ‘comunidades’ que exigen sus propios derechos. La conjunción de ambos procesos propicia que en los entornos turísticos aparezcan individuos (inmigrantes que buscan trabajo en el sector turístico, emprendedores que buscan nuevos territorios donde abrir un negocio, o residentes que buscan un lugar de calidad para su jubilación, entre otros) que van conformando nuevos grupos sociales que, a su vez, difuminan los conocidos (temporeros, residentes, vecinos, turistas, veraneantes, o visitantes). En esta línea, quizás fuera en el libro coordinado por Boissevain (1996), donde por primera vez se mostrara etnográficamente que el empleo de conceptos tales como ‘anfitriones’ o ‘huéspedes’ reducía la multiplicidad socio-cultural y el juego de interacciones que se desenvuelve en los entornos turísticos. Especialmente en la actualidad, cuando muchas de esas llama-

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das ‘sociedades receptoras’ son también ‘sociedades generadoras’ de turistas, y las actividades turísticas se encuentran tan consolidadas que los turistas no sólo no impactan, sino que su afluencia estacional es parte constitutiva de ellas. Puijk (1996) en Noruega y Abram (1996) en Francia inciden sobre este aspecto cuando describen las reacciones entre los pescadores que vienen para la temporada del bacalao y los turistas en Henningsvær, o como en una aldea del departamento del Cantal, los descendientes de emigrantes que visitan la zona no son denominados turistas por los vecinos. O en la Costa Blanca, donde al principio se veía a los inmigrantes europeos como turistas y no como vecinos, y cuya prolongada permanencia incide directamente en la transformación social, cultural, económica y política de los pueblos donde residen (Aledo, 2005; Giner, 2007). De hecho el estudio del continuo que forman los inmigrantes y los turistas europeos en el Mediterráneo, se aborda como una expresión más de los movimientos transnacionales que caracterizan la modernidad (Urry, 2000:26-32). En el plano etnográfico, este quiebro en la validez del pensamiento discreto, afecta a la propia observación y organización del trabajo de campo. En el proceso que lleva desde la ‘plaza del mercado’ –en torno a la que fue creciendo la ciudad--, hasta la ‘gran superficie’ situada en las afueras, pasando por el super-mercado y el hiper-mercado, se han actualizado los lugares de encuentro y las pautas de consumo en los países ricos. Así a partir de un gran grupo de distribución mayorista de bienes de consumo (p.ej. Carrefour) que funciona como ‘locomotora’, se construyen unos centros comerciales en los que se instalan las tiendas más populares de grupos de fabricación y distribución textil (p.ej. Inditex: Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Oysho), franquicias del sector de la ‘casual food’ (p.ej. Pans&Company), grandes distribuidores y exhibidores cinematográficos (p.ej. Filmax) y proveedores de telefonía móvil, junto a comercios y restaurantes con cierto sabor local. La proliferación en las ciudades de esta fórmula comercial, verdadera catedral para la socialización del esparcimiento, la recreación y el consumo, unida a la reactivación económica de los cascos históricos –

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resignificados como ‘centros comerciales abiertos’, y la publicidad de lo habitual como ‘actividad de ocio’ (pasear, salir de compras, excursiones, montar en bici, etc.), dificultan una clara identificación y distinción de las prácticas turísticas de las recreativas. Si bien el recurso a conceptos como ‘recreación’, ‘ocio’ o ‘tiempo libre’, que resultan para la antropología etnocéntricos al tiempo que difusos, perpetúa la centralidad teórica de unas determinadas disciplinas académicas en los nuevos ámbitos de estudio (ocio, turismo, consumo, movimientos de población,…), sus perspectivas enriquecen el estudio de temas más antropológicos. Por ejemplo, la identificación actual de la fiesta como tiempo de descanso, aunque ha despintado el sentido ecológicocultural del tiempo de fiesta, lo ha actualizado como marcador de los nuevos ritmos económico-culturales expresados en fines de semana, puentes y vacaciones (Nogués, 2005). Por otra parte, la diversificación del consumo que se observa en los entornos turísticos en forma de restaurantes étnicos y tiendas de artesanías varias, localiza lo global y, en cierto modo, se contrapone a una sociedad ‘hiperindustrial’ que muestra una tendencia a los comportamientos gregarios y a una pérdida generalizada de la conciencia individual (Stiegler, 2004). Esta diversificación, motivada por el resurgimiento de la tradición, por el deseo de salvar una cultura, o simplemente como estrategia de venta, repercute en la relación entre las prácticas turísticas, las versiones más materiales y concretas de cultura, y los acercamientos científico-sociales a su estudio. La vinculación que se evidencia, por ejemplo, en el uso que se da en los entornos turísticos a la cultura, el patrimonio, la gastronomía o la artesanía, es tan estrecha que algunos autores encuentran dificultades a la hora de establecer una clara frontera entre turismo y cultura (Rojek y Urry, 1997:3; Richards, 2001). Otro ejemplo más que demuestra que el estudio del turismo, en tanto que conjunto de prácticas sociohistóricas que produce espacios materiales e inmateriales (Chadefaud, 1987), no es reducible al análisis de unos parámetros econométricos concretos, y subraya la necesidad de estudiar la generación del espacio turístico como portador de sentido, en

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Genealogía de La difícil relación entre antropologia social y turismo

términos de producción y de interpretación. Este giro de lo fenoménico hacia lo cultural caracteriza al momento C, y está llevando a muchos autores, desde perspectivas distintas y enfatizando unos aspectos u otros, a preocuparse más por el estudio de la cultura en contextos turísticos que por el estudio de ese complejo que denominamos turismo. Conclusiones La realidad global hace que los problemas actuales de la investigación científica sean ya, casi por defecto, transdisciplinares en su naturaleza (Hëllstrom en Coles et al., 2005:1), y requieran, por tanto, de nuevas metáforas que permitan una visión dialógica y continua de los acontecimientos y los procesos. En estas páginas se esbozan los tres momentos epistemológicos, consecutivos en su origen pero simultáneos ahora, que han marcado la relación entre la antropología y el estudio del turismo. Una secuencia que traza el desplazamiento en el plano teorético hacia lo continuo, y en el plano del contenido, hacia lo cultural como conjunto de prácticas que dan sentido a y adquieren sentido en la vida en grupo. La aproximación fenoménica sobre los impactos del turismo, característica del momento A, impidió que los acercamientos críticos desvelasen los mecanismos por los que cierta modalidad de desarrollo abocaba a la explotación extensiva de los territorios y de las culturas que los habitan. Situación que derivó en el momento B, durante el cual, y por necesidad del propio orden de cosas, se consolidó una comunión entre algunos científicos y los promotores de la actividad turística, que se concretaría en el auge de los estudios sobre los usos del patrimonio cultural y el desarrollo sostenible a través del turismo. Sin embargo, las movilidades transnacionales han debilitado las categorías de encuadramiento de la realidad y, por tanto, también las analíticas. Esto hace muy difícil que, en el momento C, se pueda seguir pensando el fenómeno del turismo, al menos tal como se conoce en los países ricos, como lo hemos venido haciendo mediante modelos funcionales. Sólo la renovación de nuestras ideas puede hacer que el estudio científico-social

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del turismo salga del autismo teórico y etnográfico en el que se encuentra inmerso. La antropología, gracias a su perspectiva holística y comparativa, al tratamiento que hace de los procesos socio-culturales, y a la toma en consideración de las diversas conciencias intencionales que intervienen en la relación intercultural que se da en contextos turísticos, puede ayudar a encarar esta oposición que se da entre lo sensible y lo inteligible. Solventando así, aunque sea a título anecdótico, la pregunta que se hacía Pearce hace veinticinco años de por qué no existe correspondencia entre la dificultad que tienen los investigadores al tratar de definir un término tal como turista, y la claridad de esa imagen en el uso cotidiano (1982:33). Y es que las adjetivaciones que realiza del turismo la propia industria (de congresos, de golf, rural, deportivo, solyplaya…), aunque vengan a ratificar la propia desaparición del fenómeno, no pueden convertirse en las máscaras que oculten a los ojos de los investigadores los elementos que constituyen ese complejo de prácticas y actividades que, por comodidad textual, acordamos llamar turismo. Bibliografía Abram, S. 1996 “Reactions to tourism: A view from the deep green heart of France”. En J. Aledo, A. 2005 “Los otros inmigrantes: residentes europeos en el sudeste español”. En M. García y J. Férnández-Rufete coords.,

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Quiero agradecer las siempre acertadas sugerencias y las precisas aportaciones realizadas por los

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profesores Antonio Mandly de la Universidad de Sevilla, Santiago Fernández Ardanaz de la Universitas Miguel Hernández, Antonio Aledo Tur de la Universidad de Alicante y Agustín Santana Talavera de la Universidad de la Laguna, y a los comentarios de los evaluadores. 2

-tropo: terminación griega que indica la dirección del movimiento. Así, helio-tropo: que gira hacia el sol. 3

La sociología ha indagado más en las prácticas turísticas como producto de una sociedad específica (construcción de lo masivo, alienación, industria cultural, desplazamientos…) o en la interpretación del viaje turístico como variante estructural de lo sagrado (vacuidad, autenticidad…) Para un análisis de las temáticas privilegiadas por las ciencias sociales en relación al turismo, ver Crick (1989) y Burns (1999). 4

Para una argumentación detallada de las ideas aquí esbozadas, y una exposición crítica de la oposición ‘dar valor’ vs. ‘poner en valor’ en contextos turísticos, ver Nogués 2006 y 2007.

Recibido: 28 de abril de 2008 Reenviado: 21 de noviembre de 2008 Aceptado: 21 de diciembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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Vol. 7 Nº1 págs. 57-71. 2009

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Políticas da cultura em Portugal e Espanha Marta Anico ii Universidade Técnica de Lisboa (Portugal)

Resumo: Este artigo incide sobre as políticas culturais, um âmbito que articula dois conceitos centrais das ciências sociais: cultura e poder. Apesar do retraimento do investimento nas políticas sociais dos Estados, a análise do campo da cultura revela a sua crescente penetração nos contextos nacionais e cenários internacionais. São múltiplas as razões apontadas para justificar a intervenção pública dos Estados, partindo sobretudo da existência de uma necessidade colectiva que resulta na produção de discursos sobre a cultura enquanto bem público, que contribui para o progresso e coesão e desenvolvimento integral dos cidadãos. A premissa de que a cultura constitui um factor de união situado no cerne do desenvolvimento humano é, pois, recorrente, conforme ilustra a análise dos casos português e espanhol. Palavras-chave: Cultura; Poder; Políticas culturais; Portugal; Espanha.

Abstract: This paper discusses the subject of cultural politics, combining two key concepts for the social sciences: culture and power. Despite de decrease in the public investment in social politics, the analysis of the cultural field reveals an increase in its presence in both national and international spheres. There are many reasons that account for the public intervention of states in culture, which are mainly concerned with the assumption that it is a collective good that should be shared and accessed by all citizens. This results in the production of social and political discourses concerning the benefits of culture regarding social cohesion, development and progress, as shown by this analysis of the cultural politics of both Portugal and Spain. Keywords: Culture; Power; Cultural politics; Portugal; Spain.

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• Marta Anico. Instituto Superior de Ciências Sociais e Políticas (Universidade Técnica de Lisboa). E-mail: [emailprotected]

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Poder e cultura. Génese dos estudos de políticas culturais A temática das políticas culturais articula dois conceitos fundamentais para as ciências sociais, a saber, cultura e poder. A formalização desta relação entre cultura e poder reporta-se em termos históricos ao século XVII, período em que a cultura emerge na esfera pública e se inscreve no quotidiano das populações, à medida que se reconhece as suas potencialidades transformadoras e reformadoras, enquanto mecanismo de controlo e regulação social (Bennett, 1998). No entanto, as suas origens são mais recuadas já que, ao longo da história, o desejo de acumular, expressar e exercer o poder tem marcado presença em todas as sociedades e, neste contexto, a cultura apresenta-se como um recurso particularmente eficaz no cumprimento deste propósito. Com efeito, se recuarmos à antiguidade clássica iremos encontrar inúmeros exemplos de sacerdotes, príncipes e chefes militares que utilizavam os seus “tesouros” com uma finalidade propagandística, de objectificação de poder, geralmente associada à conquista e dominação de outros povos.1 Os objectos transformavam-se, assim, em símbolos de poder político, militar, ideológico e social, marcadores de distinção entre aqueles que detinham a sua propriedade e exibiam as suas riquezas privadas na esfera pública e a restante população, de quem se esperava uma atitude de reverência, subordinação e admiração, perante os objectos e os seus proprietários.2 Este artigo pretende, pois, debruçar-se sobre as qualidades intrínsecas da cultura, mas antes reflectir sobre as relações entre cultura e poder, bem como sobre os significados que as políticas culturais nos revelam acerca das sociedades e dos actores responsáveis pela sua definição, execução e avaliação. A cultura, enquanto processo social, resulta da interacção entre diversos grupos sociais e actores individuais e, como tal, é moldada pelas relações de poder que operam nas sociedades em função dos interesses dominantes em cada momento e em cada formação social. Neste sentido, o poder configura-se como um elemento incontornável na interpretação das

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políticas, das práticas e dos produtos culturais (Baldwin et al., 2004). O poder encontra-se presente em todos os níveis e dimensões das relações sociais, por vezes sob a forma de uma força coerciva mas, em muitas ocasiões, emerge de um modo bastante mais subtil, consentido e consensualizado. Assim sendo, dada a natureza processual da cultura e o seu papel na articulação dos elementos que formam parte das formações sociais, a cultura, na sua dimensão relacional e negocial surge inevitavelmente vinculada ao poder (Barker, 2000). Não sendo o nosso propósito debater o conceito de cultura, não poderíamos deizar de mencionar que as reflexões em torno deste conceito revelam a sua extraordinária complexidade, uma complexidade que se traduz na multiplicidade de significados que lhe têm sido atribuídos ao longo da história e que Raymond Williams (1963) procurou sistematizar em três categorias fundamentais: i) definições de cultura referentes ao domínio das artes e das actividades artísticas: ii) a cultura entendida na sua acepção antropológica, enquanto modo de vida; e, finalmente, iii) a cultura enquanto processo de desenvolvimento, de crescimento, de transformação das capacidades de indivíduos e de grupos sociais. Tendo percorrido um longo caminho desde a antiguidade clássica a que fizemos referência anteriormente, a cultura deixou, por isso, de ser entendida como um património ou um direito exclusivo de determinadas elites sociais. A cultura generalizou-se, e é hoje encarada como um instrumento de intercâmbio, de aprendizagem, de progresso e de conhecimento de si mesmo e do Outro. Por outro lado, a articulação de conceitos como cultura e desenvolvimento, cultura e poder, cultura e economia, bem como o estabelecimento de relações de interdependência a nível supranacional entre Estados e organizações são alguns dos factores que contribuíram para a transformação dos debates e as reflexões sobre a cultura em algo prioritário nas agendas das sociedades contemporâneas, não só no âmbito académico mas, também, na esfera política.

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Do ponto de vista da análise social e cultural, como qualquer outra produção humana, as políticas culturais revelam importantes pistas acerca das condições históricas, sociais, económicas e ideológicas em que são produzidas, e fornecem informações pertinentes sobre os aspectos que, em cada momento, são mais valorizados pelos diferentes grupos sociais. Neste sentido, as políticas culturais definidas e formalizadas pelos Estados têm registado transformações significativas nos últimos anos. Assim, para além dos objectivos clássicos de defesa e protecção do património e da memória colectiva, as políticas culturais têm vindo a incorporar muitos outros propósitos relacionados com a promoção e a expressão artística, com a integração e coesão social ou o respeito pela criatividade e diversidade cultural.3 Por outro lado, os espaços e os âmbitos de intervenção dos agentes culturais ampliaram-se e surgiram novos desafios e oportunidades em áreas como as novas tecnologias, o direito, a fiscalidade, a participação do sector privado, para citar apenas alguns exemplos. A própria complexidade do sector da cultura, cada vez maior, e a diversidade de instrumentos e mecanismos de implementação das políticas culturais, aliadas às crescentes exigências no sentido da articulação de necessidades e interesses das múltiplas comunidades que coexistem nas sociedades contemporâneas, evidenciam as mudanças operadas neste domínio da intervenção pública. Neste contexto, os próprios paradigmas relacionados com as políticas culturais, sobretudo no que concerne às perspectivas baseadas nas teorias da distinção (Bourdieu, 1984[1978]), foram objecto de revisões críticas no plano teórico, concomitantes com as próprias mudanças operadas na contemporaneidade associadas a fenómenos como a globalização, a crise do modelo político do Estado-Nação e do modelo assistencialista do EstadoProvidência, a fragmentação política, o reordenamento geopolítico mundial, o aparecimento de novos movimentos sociais, a crescente ênfase nas filações locais e regionais, entre muitos outros. Consequentemente, entramos na esfera da produção e circulação de discursos

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políticos fundados sobre a reificação e mitificação da cultura enquanto bem público, um bem público que contribui para o progresso e coesão social, para a formação, educação e desenvolvimento integral dos cidadãos, essencial para garantir os princípios e os valores dos Estados democráticos como a liberdade, a justiça ou a igualdade. Neste cenário, a intermediação surge como o espaço político natural para o Estado que, mediante a formulação de políticas culturais e através da sua intervenção e relação com instituições e agentes, que produzem e administram a forma e os conteúdos dos produtos culturais (museus, bibliotecas, centros culturais, fundações, teatros, etc.), interfere quer na esfera da produção, quer na esfera do consumo. A intervenção pública no sector cultural parte, portanto, da assumpção da existência de uma necessidade colectiva à qual o Estado deve dar resposta, o que pressupõe, simultaneamente, a construção e a veiculação de um discurso legitimador dessa mesma intervenção, baseado na enunciação das suas vantagens, de modo a justificar as opções tomadas por cada Estado e por cada Governo. A cultura, as suas produções, manifestações e expressões contribuem, por isso, com importantes elementos para a governação relacionadas com o tipo de valor que lhe é reconhecido pelas sociedades. Com efeito, a cultura encerra não só um valor económico, se tivermos em consideração as suas potencialidades em termos da criação de emprego, da comercialização de produtos, ou da promoção do turismo cultural, como também apresenta um valor estético, um valor espiritual, um valor histórico, um valor simbólico e um valor social. Sempre que falamos de cultura falamos, necessariamente, em algo simbólico e os estudos sobre políticas culturais não podem ignorar esta dimensão. Assim, ao mesmo tempo que persiste a noção de que existem falhas no mercado que só o Estado pode corrigir e de que a cultura funciona como um elemento que pode potenciar e atrair outras actividades económicas, por outro lado prevalece a ideia de que a cultura apresenta uma natureza simbólica, imaterial e que a relevância dos seus benefícios sociais que requer a

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intervenção do sector público (Henriques, 2002). Esta ideia surge directamente vinculada à noção de que a cultura é um bem público, partilhado por um colectivo social, que cria benefícios para um conjunto amplo e diversificado de actores. Nesta óptica, a cultura apresenta-se como um bem gerador de importantes benefícios sociais que escapam às regras de funcionamento do mercado, na medida em que a utilidade de que se reveste para um indivíduo não diminui o benefício retirado por todos os outros. A cultura é, portanto, algo que pertence a todos, da qual todos. É qualquer coisa a que todos devem poder aceder, participar e beneficiar em igualdade de condições, cabendo ao Estado, através da sua intervenção pública, assegurar esse princípio de igualdade. Neste sentido, a política cultural pode ser entendida como um conjunto estruturado de intervenções protagonizadas por um ou vários organismos públicos na vida cultural, de forma a satisfazer as necessidades culturais dos cidadãos, mediante a utilização dos recursos disponíveis numa sociedade, num dado momento (Fernández, 1991). Ao abordar a temática das políticas públicas da cultura estamos, pois, a referir-nos a um conjunto de estratégias que são definidas e implementadas pelos Estados com o propósito de estabelecer uma relação entre os cidadãos e a cultura. Mas mais importante do que fomentar o acesso e o consumo, são as possibilidades que estas estratégias possam oferecer no sentido da participação destes mesmos cidadãos nos mecanismos de decisão e da sua intervenção na concretização das responsabilidades sociais dos Estados, quer seja através de um envolvimento directo nos processos de produção, distribuição, promoção e consumo cultural, quer seja de forma mais indirecta, noutros domínios de participação cívica na vida social e política das sociedades. Estas considerações fundamentam-se no potencial simbólico da cultura, entendida enquanto conjunto de valores e conhecimentos partilhados pela sociedade (Geertz, 1973) que, ao fomentar a união, a partilha e o sentimento de pertença a um colectivo, promove diferentes níveis de coesão social e, deste modo, contribui entre

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outras coisas para a continuidade e sustentabilidade dos valores políticos e culturais sobre os quais assenta o Estado democrático, associados a um ideal de sociedade que se pretende fomentar no presente e projectar para futuro. Este ideal corresponde a uma imagem associada a valores de justiça, igualdade e progresso, profundamente influenciados pelos ideais humanistas da Ilustração, segundo os quais a formação, a educação e o desenvolvimento individual se configuram como pilares fundamentais para garantir o desenvolvimento integral das sociedades, e que continuam a influenciar as políticas culturais dos Estados na contemporaneidade. A presença da cultura no exercício da governação dos Estados é uma matéria que tem sido amplamente analisada por Tony Bennet (1992, 1998), tendo por base as contribuições teóricas de Michel Foucault (1979, 1980) no que se refere à temática da governamentalidade, entendida como o conjunto de práticas, instituições e sistemas de classificação que permitem inculcar nas populações determinados valores, crenças, competências, hábitos e formas de conduta. De acordo com esta abordagem, a cultura seria integrante das tecnologias de poder que caracterizam as sociedades modernas e que permitem organizar e moldar a vida social e as acções dos indivíduos, produzindo configurações de poder/conhecimento específicas, que exercem um efeito reformador, civilizador e regulador das populações a que se reportam. Esta é uma visão partilhada pelos teóricos da Escola de Frankfurt, nomeadamente por Theodor Adorno e Max Horkheimer (1979), que sustentam que os produtos culturais que aparentemente se apresentam como democráticos, individualistas e diversificados, e que correspondem às chamadas indústrias culturais são, na realidade, autoritários, massificados e altamente estandardizados. Como tal, a aparente democratização potenciada pela cultura não passa, na opinião destes autores, de uma ilusão à qual os cidadãos não podem escapar e que acaba por estruturar o pensamento, estimular o conformismo e produzir reacções, que podem ser antecipadas e

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controladas pelos grupos detentores do poder. Não só se trata de uma visão bastante pessimista, determinista e monolítica da cultura, que rejeita as possibilidades processuais de criação e interpretação de significados que caracterizam as teorizações culturais mais recentes (Hall, 1997), como também não se apresenta adequada às características das sociedades contemporâneas, com a sua fragmentação, heterogeneidade, segmentação e diversidade. Consideramos, por isso, que pese embora a participação do Estado e de outros grupos de poder na definição e implementação das políticas culturais, não podemos considerar que se trata de um processo de imposição de valores, crenças e comportamentos numa perspectiva topdown, à qual se sucede uma reacção, seja ela de aceitação, consensualização ou, pelo contrário, de contestação, num sentido bottom-up e numa lógica de acção-reacção. Obviamente que a cultura é sempre política e é sempre ideológica, na medida em que traduz um conjunto de relações de poder e muitas vezes “naturaliza” a ordem social e os valores culturais vigentes, mas tal não acontece de uma forma meramente hegemónica e impositiva, sendo antes fruto de um processo negocial. Como tudo o que se prende com a cultura, as políticas culturais configuram-se como um campo processual, simultaneamente constitutivo e expressivo, no qual circulam práticas e representações que se retro-alimentam e influenciam reciprocamente, e onde participam múltiplos actores, com interesses muito diversificados. Não obstante, a premissa de que a cultura se configura como um factor de união, integração e coesão, situado no cerne do desenvolvimento humano, é recorrente nos vários âmbitos das políticas culturais definidas pelos Estados. Por outro lado, e num cenário global de interpenetração de fluxos e de processos económicos, comunicacionais e migratórios, a cultura tem sido chamada a desempenhar um papel fundamental na criação de novos espaços geopolíticos e na criação de plataformas internacionais e transnacionais de participação, que operam como canais de comunicação e de intercâmbio de experiências e de conhecimentos.

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Origens e percursos das políticas culturais em Portugal e Espanha A participação das instituições de poder no domínio da cultura, designadamente no que concerne ao Estado, apresenta um longo percurso histórico, com origens e sentidos partilhados em diferentes contextos nacionais. Nos casos de Portugal e Espanha, as primeiras responsabilidades e medidas políticas assumidas pelo Estado no domínio das artes e da cultura remetemnos para a criação de instituições culturais e artísticas públicas, como bibliotecas, teatros e museus, equipamentos que começam a surgir a partir do século XVII, um pouco por toda a Europa, e se expandem com maior intensidade já no século XVIII. No estudo da relação entre cultura e poder, em geral, e na análise das políticas culturais, em particular, a Ilustração configura-se como uma referência histórica incontornável. O decréscimo da influência exercida pela Igreja na sociedade e a consequente laicização do Estado, juntamente com a criação de instituições como museus, bibliotecas e academias, e a promoção de valores associados a uma cultura clássica datam, precisamente, deste período, igualmente marcado pela crescente assumpção de responsabilidades por parte dos Estados ao nível da protecção do património histórico e cultural de cada país, e que se traduziram na publicação de leis e regulamentos de protecção de ruínas, edifícios e monumentos, bem como na adopção de medidas relacionadas com a inventariação e conservação do património. Assim, e apesar das diferenças e singularidades próprias de cada contexto nacional, reflectidas na implementação de diferentes estratégias ao nível da concretização e da implementação das primeiras iniciativas em matéria de política cultural, os exemplos aqui mencionados evidenciam o progressivo envolvimento dos Estados neste sector. Mas para além da partilha destes antecedentes históricos mais recuados, as semelhanças observadas entre os casos português e espanhol na actualidade revelam uma considerável proximidade, quer em termos das concepções, quer em

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termos dos mecanismos de implementação dos modelos de políticas culturais, que poderá estar relacionada com a história recente de ambos os países. Portugal e Espanha viveram sob regimes políticos ditatoriais durante grande parte do século XX, caracterizados por uma política cultural fortemente centralista e centralizadora, definida e organizada de forma a celebrar as expressões e os valores culturais tradicionais respectivos. Em ambos os casos, assistiu-se à implementação de instrumentos políticos de planificação centralizados, destinados a controlar as actividades e manifestações artísticas e culturais, bem como à difusão de uma concepção estética formalizada no sentido da reprodução na esfera pública dos valores ideológicos que norteavam os regimes políticos de António de Oliveira Salazar e de Francisco Franco. A própria história contemporânea revela igualmente pontos de convergência. Salvaguardadas as devidas diferenças, uma vez que em Portugal a transição democrática se processou para um regime republicano (1974) e em Espanha para uma monarquia parlamentária (1975), ambos os processos de mudança de regime político decorreram praticamente em paralelo, tal como a publicação dos respectivos textos constitucionais (1976, em Portugal e 1978 em Espanha). A esta alteração dos regimes políticos seguiu-se um outro acontecimento com um profundo impacto nos dois Estados: a adesão conjunta à União Europeia (1986), cujas implicações vieram reforçar ainda mais as semelhanças já existentes entre os dois países. Como tal, no que diz respeito aos modelos e objectivos genéricos da política cultural seguida pelos dois Estados, e não obstante as diferenças decorrentes da existência de modelos administrativos e territoriais diferenciados, podemos considerar que as semelhanças prevalecem sobre as diferenças, num quadro global que se caracteriza pela convergência e proximidade. Em termos organizativos e administrativos, as realidades dos dois países são bastante diferenciadas. Enquanto que Portugal dispõe de uma organização centrada em torno do Estado, concentrando grande parte dos recursos humanos e financeiros na Administração

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Central, que distribui competências e meios pela Administração Regional e, sobretudo, pela Administração Local, o modelo espanhol é um modelo concorrencial no que se refere às competências em matéria de cultura, que resulta numa dispersão de recursos, meios e iniciativas entre os diferentes níveis de administração do Estado, a saber, o nível central, o autonómico e o municipal. Enquanto que em Espanha o nível administrativo e político das Comunidades Autónomas assumiu um forte protagonismo, conferindo às políticas culturais um enfoque territorial, em Portugal persiste um modelo concentrado a nível nacional, com uma relativa hom*ogeneidade territorial (ainda que os casos das cidades de Lisboa e Porto possam ser considerados excepcionais), embora simultaneamente considerado descentralizado, quer em termos de investimento, quer em termos da atribuição de competências. No caso português, pese embora a Administração Local, designadamente as Autarquias, desempenhem um papel incontornável no campo da cultura, o panorama é bastante diferente do observado no caso espanhol. Na medida em que não existe, em termos administrativos e territoriais, um nível equivalente às Comunidades Autónomas e aos respectivos Estatutos de Autonomia, o modelo de descentralização da administração cultural do Estado português apresenta diferenças consideráveis em relação ao modelo espanhol. Observadas estas diferenças, podemos classificar o caso espanhol como um modelo regionalista, e o caso português como um modelo de política cultural descentralizada, cuja definição e implementação visa alcançar propósitos de descentralização, democratização e formação de públicos. Não se trata, contudo, como sucede no caso espanhol, de uma transferência de competências jurídicas da Administração Central para as Comunidades Autónomas, mas antes de uma descentralização cultural que se concretiza na atribuição de algumas responsabilidades aos municípios, sobretudo em áreas tradicionais como o património, e com particular destaque para a criação e manutenção de museus

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municipais, mas também nos domínios das bibliotecas, da formação ou da dinamização cultural. Neste contexto, as redes de equipamentos e actividades culturais, que incluem a Rede de Leitura Pública, a Rede de Teatros, a Rede de Museus e a Rede de Arquivos, configuram-se como um exemplo de descentralização da vida cultural no qual participam o Estado, as Autarquias e os concessionários privados, responsáveis pela manutenção e funcionamento destes equipamentos culturais. Outra das diferenças entre ambos os modelos prendese com a existência das Delegações Regionais de Cultura, organismos públicos que fazem parte da orgânica do Ministério da Cultura português, que procuram assegurar a hom*ogeneidade da administração das políticas do Estado para o sector cultural em todo o território nacional e que não têm correspondência no caso espanhol. Contudo, se nos posicionarmos numa outra perspectiva de análise, verificamos que as semelhanças entre ambos os países são bastante expressivas. O recurso à criação de um Ministério da Cultura na sequência da instauração da democracia, a centralidade conferida ao património, a prevalência da oferta sobre a procura, o valor do financiamento público da cultura (com a atribuição de 1% do PIB a este sector), a produção legislativa em áreas como a protecção do património ou os direitos de autor, o apoio à produção cinematográfica, os planos nacionais de leitura, os incentivos à criação artística e literária, os investimentos na construção de grandes equipamentos e projectos culturais (ex: Casa da Música, ampliações do Museu do Prado e do Centro de Arte Reina Sofia), bem como as dificuldades de articulação entre os diferentes campos e níveis de actuação, e de coordenação entre o sector público e o sector privado, são alguns dos indicadores de proximidade entre as políticas culturais adoptadas por Portugal e Espanha nas últimas décadas. Claro que, o simples facto de se observarem estas convergências não deve ser interpretado como um sinónimo de uniformidade ou hom*ogeneidade destas políticas, uma vez que a forma como estas são implementadas e concretizadas no terreno conduz a divergências significativas entre os dois

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países. Mas as similitudes entre estes dois contextos de análise prosseguem igualmente a um outro nível, que se prende com a própria estrutura organizacional do Ministério da Cultura, e com o facto de, em ambos os casos, se observar uma descontinuidade em termos da inclusão deste Ministério nas legislaturas dos vários governos que se sucederam no poder nas últimas décadas. Com efeito, quer em Portugal, quer em Espanha, o Ministério da Cultura engloba sob a mesma direcção subsectores com trajectórias e lógicas de actuação muito diferenciadas, como podem ser os casos do cinema, do teatro, ou do património. E não só as trajectórias e lógicas denotam diferenças significativas, como a própria representação pública e as práticas de relação entre cada um destes sectores e o Estado oscilam bastante. Esta diversidade de campos, que caracteriza a esfera cultural dos dois países, dificulta enormemente a definição de uma política cultural coerente e de objectivos comuns, conduzindo à identificação de propósitos generalistas e de carácter mais abstracto, como sejam, a democratização e o desenvolvimento cultural, a igualdade de oportunidades de acesso, a participação da sociedade civil e do sector privado, entre outros. Por outro lado, a criação de um Ministério da Cultura não significa que a cultura e a acção cultural se restrinjam à esfera de intervenção exclusiva deste organismo. Assim, e embora estejamos perante uma administração integrada da cultura, na medida em que existe uma instituição claramente dominante em termos de definição e implementação da política cultural nos dois países, existem múltiplos domínios de intervenção que se processam fora do âmbito do Ministério que tutela este sector mas que, não obstante, se cruzam e complementam as políticas culturais formalizadas pelos Estados através de um ministério com competências específicas neste sector. Podemos apontar como exemplos paradigmáticos as relações culturais internacionais, que em ambos os países se concretizam através da acção desenvolvida por outros ministérios, como sejam, o Ministério de Negócios Estrangeiros (em Portugal) e o Ministério

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de Assuntos Exteriores e Cooperação (em Espanha), bem como a educação artística e a formação de públicos escolares, que remetem para o envolvimento dos Ministérios de Educação, que constituem alguns dos exemplos mais evidentes desta articulação e da transversalidade da cultura.4 Políticas da cultura em Portugal e Espanha. Desafios e oportunidades da cultura no espaço ibérico Um dos principais desafios que se colocam no campo da cultura em Portugal e Espanha prende-se com a necessidade de articular os objectivos e os interesses de diferentes actores. Contudo, conciliar a oferta e a procura, a necessidade de obter uma rentabilidade económica e o pressuposto dos benefícios sociais inerentes a este campo nem sempre é fácil e produz, muitas vezes, a coexistência de dinâmicas contraditórias. Um dos exemplos mais claros destas incoerências remete para a persistente adopção por parte dos Estados de um modelo de política cultural em que prevalece um entendimento da cultura enquanto bem colectivo, que produz benefícios extensíveis a toda a população e que, como tal, que deve ser gerido e tutelado pelo Estado, de modo a garantir a igualdade no acesso e a participação de todos os cidadãos. Mas, ao mesmo tempo, são implementadas medidas de outra natureza, que visam estimular a participação da sociedade civil e do sector privado, com o propósito de promover a diversificação e fomentar a profissionalização do sector e, não raras vezes, alcançar um resultado económico positivo. Apesar de se observar uma tendência no sentido da contenção das despesas públicas e do incentivo aos privados no financiamento e na oferta de cultura, não existem indicadores objectivos que apontem para uma retirada do Estado, conducente a uma total privatização da cultura, como sucede noutros contextos nacionais, designadamente nos países anglosaxónicos. No entanto, é expectável que esta tendência de continuidade da participação pública no campo da cultura, associada a um modelo intervencionista de

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política cultural, venha a registar alterações significativas num futuro mais ou menos imediato. Neste sentido, podemos antecipar uma mudança no modelo intervencionista adoptado pelos Estados de Portugal e Espanha, exigida pelas transformações operadas na economia e na sociedade à escala global, às quais os Estados não podem permanecer alheios. Mais do que uma mudança radical, o que se perspectiva é, então, uma adaptação das políticas culturais de Portugal e Espanha aos condicionalismos e circunstâncias particulares de cada momento. Como tal, a partilha de responsabilidades entre o sector público e o sector privado e a racionalização das opções e prioridades deverão constituir, a curto prazo, dois dos princípios orientadores das políticas culturais no espaço ibérico, sem que no entanto se processem alterações substanciais em termos do modelo e do volume de financiamento público da cultura. De salientar que, no que diz respeito ao modelo de financiamento da cultura, pese embora a existência de alguns matizes introduzidos por uma presença mais significativa do sector privado no caso espanhol, designadamente através do patrocínio, do mecenato e do protagonismo de algumas fundações privadas, o peso da acção dos Estados a este nível constitui outro indicador da proximidade e das semelhanças partilhadas entre as políticas da cultura de Portugal e Espanha. Por outro lado, os últimos anos têm revelado uma crescente exigência dos cidadãos em relação à transparência dos processos políticos e à eficácia das medidas implementadas pelos Estados sendo que, no caso específico das políticas culturais, as dificuldades de gestão inerentes à transversalidade da cultura e à sua consequente presença em diversos âmbitos das políticas sectoriais dos governos tornam ainda mais difícil a avaliação dos processos e da eficácia das medidas adoptadas. Neste cenário de desafios e oportunidades, em que se reconhece e se assume publicamente a importância da cultura nos mais diversos domínios da acção governativa, nem sempre foram desenvolvidos esforços no sentido de debater e reflectir sobre o significado desta presença, quer seja ao nível da acção pública dos Estados, quer

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seja ao nível dos organismos internacionais, uma situação que coloca dificuldades e entraves à definição de estratégias coerentes e à estruturação de medidas e acções no âmbito das políticas culturais. Quer no caso português, quer no caso espanhol, estamos perante um modelo de política cultural claramente intervencionista, que pode ser inclusivamente caracterizado como assistencialista no que se refere a alguns sectores específicos do campo da cultura. Trata-se de um modelo inspirado numa acepção de cultura enquanto recurso, enquanto bem colectivo, cujas qualidades intrínsecas contribuem para o desenvolvimento, crescimento e transformação de indivíduos e grupos sociais. A intervenção pública no sector da cultura deriva, portanto, da assumpção de uma necessidade colectiva à qual o Estado deve dar resposta, uma resposta que emerge sob a forma de um conjunto estruturado de intervenções protagonizadas por organismos públicos ainda que, em alguns casos, essa intervenção se concretize em colaboração com o sector privado e a sociedade civil. Deste modo, e partindo deste princípio teórico subjacente à definição das políticas culturais em muitos estados europeus (Portugal, Espanha, França, Itália), no que diz respeito à definição de prioridades e objectivos das políticas culturais, observase uma aposta de ambos os países nos domínios clássicos de intervenção dos Estados na esfera da cultura e que se prendem com as áreas do património, da criação, da descentralização e democratização. Com efeito, as preocupações em torno da defesa, conservação e valorização do património, o investimento em acções de apoio à criação e a adopção de medidas encaminhadas para a descentralização de equipamentos e da oferta cultural, visando favorecer o acesso e a participação do maior número possível de cidadãos, constituem os eixos estratégicos definidores das políticas culturais no espaço ibérico na actualidade. Paralelamente, o investimento na promoção e projecção internacional das culturas nacionais, o apoio à valorização e qualificação dos equipamentos, dos profissionais e da programação de acções

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concretas, a mobilização do sector privado, a crescente introdução de critérios comerciais na gestão pública da cultura, a produção e revisão da legislação específica para os diferentes sectores da cultura, o respeito pela criatividade e diversidade, bem como a inclusão da dimensão cultural nos diversos campos da actuação dos governos, constituem outras das apostas das políticas culturais dos Estados de Portugal e Espanha, que não só revelam uma ampliação dos espaços e âmbitos de intervenção das políticas da cultura, como também denotam a convergência dos modelos adoptados por estes dois contextos políticos e nacionais. As semelhanças prosseguem, ainda, ao nível dos mecanismos e processos inerentes à definição das políticas culturais, bem como no plano das estruturas públicas com responsabilidades neste campo. Como já aqui foi mencionado, quer em Portugal, quer em Espanha, os governos optaram pela criação de um organismo público, um Ministério, responsável pela definição e implementação de uma política cultural global e coordenada a nível nacional. No entanto, o Ministério da Cultura não é o único organismo público com competências neste campo. Por um lado, existem claros indicadores da transversalidade da cultura e da sua consequente inclusão noutros domínios da política governativa dos Estados, com particular destaque para áreas como a política externa, a política educativa, a política económica ou a política social. Por outro, a cultura está também presente nos diferentes níveis da administração pública, o que pressupõe uma partilha de responsabilidades e uma distribuição de competências que é, no entanto, muito mais visível e significativa no caso espanhol do que no caso português. Apesar de em Portugal existirem, tal como Espanha, três níveis administrativos, o protagonismo da Administração Central tem sido absoluto no que se refere à definição da política cultural nacional, provocando um desequilíbrio territorial em termos de processos administrativos e políticos, concentrados e centralizados na capital do país e na estrutura organizacional do Ministério da Cultura. As competências da Administração Regional e Local são, pois, bastante reduzidas e a

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descentralização de órgãos do Estado é ainda incipiente. O caso da Administração Local, sendo paradigmático em termos do papel desempenhado ao nível da oferta de programação cultural e da criação e gestão de equipamentos, revela alguma dispersão e desarticulação relacionadas com a influência exercida por lógicas políticoeleitoralistas e pelos condicionalismos e circunstâncias que caracterizam cada contexto particular, pese embora tenham assumido um papel incontornável no campo da cultura, desde a instauração da democracia em Portugal, e, muito concretamente, desde a publicação da lei das autarquias em 1979 que estabelece as suas competências e responsabilidades. Em Espanha são também três os níveis da administração pública do Estado (Administração Central, Administração Autonómica e Administração Local), mas as diferenças em relação ao caso português são substanciais. Assim sendo, se a política cultural a nível nacional se enquadra na esfera de competências do respectivo Ministério (cujo reduzido número de estruturas administrativas é revelador do entendimento do Estado espanhol em relação à administração pública da cultura), as Comunidades Autónomas emergem como entidades políticoterritoriais com competências específicas e, em alguns casos, exclusivas, na definição de políticas regionais, entre as quais se incluem as políticas culturais. Deste modo, a análise do caso espanhol revela a existência de uma transferência de competências jurídicas da Administração Central para as Comunidades Autónomas, consagrada quer pela Constituição, quer pelos Estatutos de Autonomia das Comunidades, que explica o facto de existirem diversas políticas culturais dentro do Estado espanhol, tantas quantas as Comunidades, que evidenciam assimetrias regionais consideráveis, relacionadas com a influência exercida por variáveis como o grau de definição cultural e linguístico, os recursos disponíveis ou os conteúdos específicos dos respectivos Estatutos de Autonomia que determinam os âmbitos das competências de cada Comunidade. É claro que o Estado, a Administração Central, manteve algumas responsabilidades exclusivas, no que

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concerne, por exemplo, à protecção do património nacional, à produção legislativa em sectores específicos da esfera da cultura, ou no domínio das liberdades de criação e expressão. Mas, em muitas outras áreas, o protagonismo dos processos e das decisões cabe, em definitivo, às Comunidades. A este propósito parece-nos interessante salientar que são, precisamente, as Comunidades culturalmente mais diferenciadas, as que mais investiram na definição de políticas culturais regionais, um investimento que se traduziu na criação de departamentos com competências exclusivas sobre a cultura, enquanto que nas restantes Comunidades a cultura foi integrada em departamentos mistos, juntamente com áreas como a educação ou o desporto. Em qualquer dos casos, a definição e implementação de políticas culturais regionais passa, fundamentalmente, pela aposta em sectores como a protecção do património, o fomento e promoção das culturas locais, pelas questões linguísticas, (no caso das comunidades com línguas co-oficiais), bem como pela articulação entre as políticas culturais, as políticas educativas e de informação a nível autonómico. A administração pública da cultura em Espanha passa ainda por um terceiro nível, o da Administração Local. Os municípios espanhóis, à semelhança do que sucede no caso português, assumem responsabilidades na gestão e implementação de políticas culturais de âmbito local, criando para este efeito departamentos e fundações públicas especificamente vocacionadas para a gestão dos assuntos culturais locais. Os patronatos de cultura e as fundações locais são, neste contexto particular, as estruturas responsáveis pela promoção e fomento da cultura a nível local, uma acção que se traduz na dinamização dos equipamentos e na oferta de uma programação cultural, quase sempre em articulação com as dinâmicas criadas pelo tecido associativo local. Mas a cultura não só se configura como um âmbito específico da acção governativa dos Estados de Portugal e Espanha, concretizado na definição de políticas culturais de âmbito nacional, regional ou

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local, como também constitui uma dimensão transversal a diversos domínios de actuação pública, emergindo como uma ferramenta particularmente útil para a criação de instrumentos que permitam responder aos desafios e oportunidades suscitadas pelas novas realidades políticas, sociais e culturais que caracterizam as sociedades portuguesa e espanhola. Neste sentido, a adopção de medidas destinadas a promover o pluralismo e a representação da diversidade cultural, o apoio a diferentes formas de expressão cultural, o recurso às novas tecnologias de informação e comunicação, a diversificação e especialização legislativa, a aposta na cultura para a promoção do diálogo e cooperação internacional, a valorização das identidades culturais nacionais e regionais, e a promoção exterior destas mesmas identidades são apenas alguns dos exemplos das iniciativas adoptadas pelos Estados em resposta às transformações operadas nas respectivas sociedades, e que obviamente reflectem os cenários observados à escala mundial. Podemos então constatar que a cultura se encontra presente aos mais diversos níveis das agendas políticas nacionais e, também, internacionais. Com efeito, a cultura não só constitui um sector de intervenção autónomo, como se articula com outras políticas sectoriais dos Estados, para além de se configurar como o objecto central de diversos organismos e instituições internacionais e fazer parte dos processos de negociação bilaterais e multilaterais que decorrem nos cenários mundiais. No que concerne a esta dimensão específica da cultura, podemos considerar que se configura, simultaneamente, como um elemento de oportunidade e desafio, mas também pode constituir um obstáculo ou um entrave para o diálogo e a cooperação internacional. É precisamente por esta razão que os Estados de Portugal e Espanha têm vindo a apostar na política cultural externa e no reforço das relações culturais internacionais, quer seja através dos canais de comunicação e cooperação institucionais (participação em fóruns, programas e projectos internacionais), quer seja mediante a criação de uma imagem, de uma representação nacional, fortemente associada à cultura e à identidade cultural,

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com o propósito de consolidar o posicionamento e influência de ambos os países nos contextos internacionais.5 A participação de Portugal e Espanha em organizações internacionais, como a UNESCO,6 o Conselho da Europa,7 a União Europeia, a Comunidade de Países de Língua Portuguesa ou a Organização de Estados Ibero-americanos, a realização de iniciativas como a celebração de acordos culturais com outros Estados,8 a criação de redes de centros culturais no exterior,9 ou a inclusão da esfera cultural nas políticas de cooperação e desenvolvimento,10 constituem alguns exemplos das estratégias adoptadas por ambos os países para a concretização das respectivas políticas culturais externas, bem como para o desenvolvimento das potencialidades da cultura no quadro de uma política global destinada a promover a diversidade, apoiar a criatividade e estimular a criação de um sentimento de pertença a colectivos mais alargados. Assim sendo, e depois de uma primeira fase em que a participação dos Estados nos organismos internacionais se traduzia na mera ratificação de resoluções e recomendações, no presente, a sua colaboração é muito mais activa e expressiva, e concretiza-se aos mais diversos níveis e em diversas iniciativas que se prendem com o desenvolvimento de conceitos e a produção de instrumentos normativos padronizados, mas que também englobam uma vertente mais prática, relacionada com a assistência técnica e a implementação de projectos e programas específicos, para além da realização de investigações sobre temáticas culturais, bem como estudos de prospectiva e avaliação. No que diz respeito especificamente à União Europeia, pese embora a definição de uma política cultural comunitária ter sido bastante tardia na história desta instituição, a cultura configura-se hoje como uma dimensão fundamental para a implementação de um modelo de desenvolvimento sustentável no espaço europeu. Assim sendo, e a partir do momento em que a cultura foi formalmente assumida como um dos sectores sob a responsabilidade política da EU,11 foram criados diversos mecanismos de apoio à implementação de projectos nesta área. As

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possibilidades oferecidas pelos financiamentos disponibilizados através dos fundos estruturais e regionais, e pela posterior criação de programas sectoriais e programas-quadro para a cultura,12 permitiram que Portugal e a Espanha tivessem investido na qualificação e diversificação do sector. O crescimento do número de candidaturas e o alargamento dos âmbitos a que se reportam os projectos apresentados por estes países reflecte, precisamente, o reconhecimento por parte dos Estados e da sociedade civil em relação às oportunidades oferecidas por estes programas para a concretização dos objectivos das respectivas políticas culturais nacionais. Por outro lado, existem claros indicadores de uma aposta e reforço da cooperação cultural bilateral entre os dois países. A celebração de acordos culturais entre Portugal e Espanha,13 a inclusão da vertente cultural nas reuniões celebradas ao mais alto nível, de que são exemplo as cimeiras luso-espanholas, e a apresentação de candidaturas conjuntas a programas europeus, constituem algumas das iniciativas protagonizadas por estes Estados que contribuem para estreitar laços e fomentar o conhecimento mútuo das culturas que se encontram presentes nas sociedades portuguesa e espanhola e que, como sabemos, são cada vez mais plurais e diversificadas, em consonância com a heterogeneidade e fragmentação que caracteriza o contexto mais vasto das sociedades contemporâneas. Posto isto, podemos concluir que a cultura se apresenta como uma área de investimento político fundamental que nenhum governo pode ignorar. As crescentes exigências dos cidadãos em relação ao desempenho dos Estados, confrontados com a necessidade de responder às transformações sociais, políticas, económicas e, também, culturais, operadas no âmbito dos seus limites territoriais, bem como nos espaços simbólicos mais alargados em que se inserem, transformaram a cultura num recurso e num instrumento utilizado para alcançar propósitos relacionados com a união, a coesão ou a identificação com novos espaços e referentes. Contudo, face aos desafios e oportunidades que se

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colocam, as dificuldades surgem relacionadas, sobretudo, com a transição de um plano discursivo para um nível pragmático, de implementação de medidas e de acções concretas que, muitas vezes, se processam sem a prévia definição de um plano ou de uma estratégia global e concertada no domínio das políticas culturais. A necessidade de combater esta representação das políticas da cultura como políticas que denotam uma falta de articulação entre os diferentes sectores culturais, entre os diferentes níveis da administração pública, entre os diferentes âmbitos de intervenção das políticas públicas, entre o sector público e o sector privado constitui, simultaneamente, uma oportunidade e uma dificuldade. Assim sendo, consideramos que o principal desafio que se coloca no âmbito da cultura no espaço ibérico, se prende com a necessidade de definir um conjunto de objectivos, estratégias e programas que envolvam e estimulem a participação dos diferentes actores que protagonizam os processos e as dinâmicas culturais. Aliás, se esta preocupação não estiver presente no momento da definição das políticas culturais, corre-se o risco de uma total desarticulação entre as propostas dos Estados e as características e necessidades das sociedades, com consequências óbvias ao nível da concretização das medidas que são propostas. Não obstante estas ameaças e dificuldades, podemos assinalar com algum optimismo, o facto de existirem sinais de abertura a este tipo de abordagem. Parecenos, por isso, legítimo considerar que se perspectiva uma aposta de ambos os governos na continuidade do investimento ao nível dos mecanismos formais de determinação das políticas culturais nacionais mas, também, uma crescente tendência para a criação das condições necessárias para o incremento da presença e participação da sociedade civil nos processos de definição e, sobretudo, implementação das políticas culturais. Só assim será possível cumprir com os objectivos tradicionais das políticas da cultura, de desenvolvimento, crescimento e transformação de indivíduos e grupos sociais, que se encontram no cerne do

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modelo de política cultural adoptado pelos Estados de Portugal e Espanha. Bibliografia Adorno, Theodor y Horkheimer, Max 1979 Dialetic of enlightment, London: Verso. Alonso Fernández, Luís 1999. Museología y museografía, Barcelona., Ediciones del Serbal. Baldwin, Elaine et al. 2004 Introducing cultural studies, Harlow: Prentice Hall. Barker, Chris 2000 Cultural studies. Theory and practice, London: Sage. Bennet, Tony 1992 “Putting policy into cultural studies”. En Grossberg, Lawrence et al. (Eds.) Cultural Studies, (pp 23-37), London:, Routledge. Bennet, Tony 1998 Culture. A reformer’s science, London: Sage. Bonet, Lluis et al. 1992 La política cultural en España ante el proceso de integración europea, Madrid: Ministerio de Cultura. Bonet, Lluis 1999 “La politique culturelle en Espagne: évolution et enjeux”, Pôle Sud, 10: 58-74. Bourdieu, Pierre 1984[1978] Distinction. A social critique of the judgment of taste, Cambridge: Harvard University Press. Coelho, Eduardo P. 1999 “La politique culturelle portugaise depuis la révolution démocratique”, Pôle Sud, 10: 45-57. Dubois, Valérie 1999 La politique culturelle. Génese d’une catégorie d’intervention publique, Paris: Belin. Fernández Prado, Enrique 1991 La política cultural: qué es y para que sirve, Gijón: Trea. Foucault, Michel 1979 “Governamentality”, Ideology and Consciousness, 6: 5-21. Foucault, Michel 1980 Power/Knowledge, Brighton: Harvester. Fumaroli, Marc 1991 L’Etat culturel. Essai sur une religion

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moderne, Paris: Fallois. Geertz, Clifford 1973 The interpretation of cultures, New York:, Basic Books. Hall, Stuart 1997 “Introduction”. En Hall, Stuart (Ed.) Representation. Cultural representations and signifying practices, (pp. 1-12), London: Sage/Open University. Henriques, E. 2002 “Novos desafios e orientações das políticas culturais: tendências das democracias desenvolvidas e especificidades do caso português”, Finisterra, 37 (73): 61-80. Nivón, Eduardo 2006 La política cultural. Temas, problemas, oportunidades, México: Intersecciones. Rubio Aróstegui, J. Arturo 2003 La política cultural del Estado en los gobiernos socialistas: 1982-1996, Gijón: Trea. Santos, Maria de Lourdes 1998 As políticas culturais em Portugal, Lisboa: Observatório das Actividades Culturais. Urfalino, Pierre 1996 L’invention de la politique culturelle, Paris: La Documentation Française. Williams, Raymond 1963 Culture and society, Harmondsworth: Penguin. NOTAS 1

Alonso Fernández (1999) refere, a este propósito, a exibição do saque protagonizado pelos Elenitas na Babilónia, no século XII a.C., e a exposição de troféus bélicos na cidade de Assur, no século IX a.C. Em Roma, regressar de uma batalha sem o respectivo saque era interpretado como uma privação de um património cultural crescente, que conduziria à perda de prestígio e estatuto social, que apenas poderia ser assegurado e salvaguardado mediante a exposição de objectos trazidos dos cenários de batalha. 2 Para além dos troféus de guerra, os elementos das classes dominantes investiam igualmente nas suas próprias bibliotecas e pinacotecas, contribuindo para a emergência dos primeiros especialistas em arte, com a missão de produzir réplicas de obras originais e, ao mesmo tempo, orientar o gosto dos coleccionadores, numa sociedade cada vez mais ávida de arte, dando início não só à reprodução de obras de arte, mas também às reconstruções de cenários e paisagens culturais

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As crescentes preocupações com as questões da igualdade de género e com a integração de minorias étnicas constitui um exemplo do alargamento do âmbito de actuação das políticas culturais. 4 Os exemplos de articulação e transversalidade não se esgotam nestes exemplos e se estendem aos domínios do ambiente, das tecnologias, da segurança social, do turismo e do emprego, entre outros. 5 O contributo a este nível do Instituto Espanhol de Comércio Exterior e do Instituto de Comércio Externo Português não podem ser ignorados. No caso espanhol podemos ainda destacar a acção da Sociedade Estatal para a Acção Cultural Exterior, uma instituição pública criada pelo Conselho de Ministros (2000), com o propósito de organizar exposições internacionais itinerantes, que contribuam para a projecção da imagem do país no exterior vinculada à representação da história de Espanha, passada e presente. 6 Criada em 1946 no âmbito da ONU, a UNESCO é uma organização internacional que tem por objectivo de contribuir para a paz e a segurança no mundo através da promoção da colaboração entre as nações, nos domínios da educação, ciência, cultura e comunicação, com o propósito de fomentar o respeito pelos direitos humanos, pela justiça e pelas liberdades fundamentais, na qual participam os estados de Portugal e Espanha. 7 Sedeado em Estrasburgo, o Conselho de Europa foi criado em 1949 com o propósito de unir os países do continente europeu sob os princípios da democracia política. No que se refere especificamente à cultura, o órgão responsável por esta área é o Comité da Cultura, através do Secretariado da Divisão de Acção e Política Cultural, que coordena e põe em prática as actividades propostas neste domínio, com recurso a metodologias de trabalho inter-governamentais. Desde a sua criação que o património tem sido a área de intervenção privilegiada por este organismo através de iniciativas como as Jornadas Europeias do Património ou os Itinerários Culturais Europeus. 8 Em Espanha, a concretização de uma política cultural exterior de cooperação cultural e científica com diferentes países, situados em diferentes regiões geopolíticas, passa ainda pela acção desenvolvida por instituições como a Fundação Euroárabe (1995), A Fundação Carolina (2000), a Casa da América (1992), Casa Ásia (2001), Casa África (2006), ou Casa SefaradIsrael (2007). 9 Refira-se a este propósito o papel desempenhado por organismos como o Instituto Camões e o Instituto Cervantes. Criado em 1992, o Instituto Camões contribui para a divulgação da língua e cultura portuguesa, desenvolvendo a sua actividade sob a tutela do Ministério dos Negócios Estrangeiros, e em estreita articulação com os Ministérios da Cultura, da Educação, da Ciência, Tecnologia e Ensino Superior. Beneficiando de uma rede de centros culturais criados no âmbito das representações diplomáticas, bem como de leitorados de língua e cultura portuguesa, o Instituto Camões participa igualmente na negociação de acordos culturais, de programas de cooperação, no estabelecimento de parcerias, bem como na concessão de bolsas, subsídios e apoios, na produção de edições e materiais de divulgação e no apoio à promoção de

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diferentes formas de expressão artística e cultural, estimulando e apoiando a presença de artistas e criadores em mostras e eventos internacionais. Do mesmo modo, o Instituto Cervantes (criado em 1991) contribui para a promoção da língua e cultura espanhola no exterior. Inspirado em modelos de sucesso como o British Council ou o Institut Français, e com uma forte presença no continente europeu, o Instituto Cervantes concentra a sua actividade não só no ensino da língua e nos serviços de documentação e biblioteca, mas também na organização de uma programação cultural diversificada, destinada a promover a riqueza e a vitalidade da cultura espanhola no exterior. 10 Para além da acção desenvolvida pelo Ministério da Cultura, o Ministério que mais tem contribuído para a definição de uma política cultural externa é o MAEC, através da Sub Direcção Geral de Programas e Acordos Culturais e Científicos, no âmbito da Secretaria de Estado da Cooperação Internacional, e da DirecçãoGeral de Relações Culturais e Científicas, na dependência da Agência Espanhola de Cooperação Internacional. Responsável pela política de cooperação internacional, plasmada no Plano Director da Cooperação Espanhola 2005-2008, a AECI incorpora a cultura nas suas competências e âmbitos de intervenção, quer enquanto sector em si mesmo, quer numa perspectiva transversal, assinalando a importância da sua presença no conjunto diversificado das actuações que desenvolve. Em Portugal, esta acção concretiza-se, sobretudo através da Comunidade de Países de Língua Portuguesa, organismo criado em 1996 que constitui um fórum privilegiado para a concertação política e diplomática e para a cooperação em domínios que incluem a educação, a ciência e tecnologia, ou a comunicação social. De salientar que no ano em que se celebraram os seus 10 anos de existência, a programação cultural ocupou um papel de destaque nas comemorações oficiais, com a apresentação de diversas exposições, conferências, festivais, feiras do livro, prémios, etc. 11 O Tratado de Roma (1957) que instituiu a criação da UE não continha qualquer capítulo ou parágrafo referente ao campo da política cultural europeia, existindo apenas uma breve alusão, no seu preâmbulo, ao seu papel enquanto “elemento unificador dos povos” e “motor de desenvolvimento sócio-económico”. Foi necessário esperar quase quatro décadas para que em 1992, com o Tratado de Maastricht, a cultura obtivesse finalmente uma base jurídica e se transformou numa esfera de intervenção e numa competência comunitária, com a inclusão do artigo 128º (151º). 12 A crescente importância da cultura na esfera de competências da UE tornou-se particularmente visível a partir do momento em que as acções neste sector deixaram de ser apoiadas no quadro dos fundos estruturais (1994-1999) e passaram a ser objecto de programas específicos para os diferentes campos da cultura, como foram os casos dos programas Rafael, Ariane e Caleidoscópio. No entanto, as acções desenvolvidas pelos vários programas eram dispersas, descoordenadas e com um volume de financiamento insuficiente para os objectivos que pretendiam alcançar. Em face desta situação, a política comunitária no

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domínio da cultura foi objecto de uma revisão que resultou no primeiro Programa-Quadro para a Cultura, Cultura 2000 (2000-2006), que agrupava os anteriores programas num único quadro de referência para o sector. O novo Programa quadro segue a mesma lógica e compreende o período 2007-2013. 13 O Acordo Cultural entre Portugal e Espanha, assinado pelos governos de ambos os países em 1970, destinado a regulamentar as relações culturais e científicas entre os dois Estados, reconhecia a necessidade de fortalecer os laços de união e a cooperação ibérica. Para a prossecução destes objectivos genéricos, cada país comprometia-se a favorecer o conhecimento da cultura do outro Estado no seu território, um compromisso que se mantêm ainda hoje vigente. Com efeito, a Reunião de Alto Nível Espanha-Portugal, celebrada em 2004, e a posterior reunião entre as Ministras da Cultura em exercício no ano de 2005, resultaram na definição de um Programa de Cooperação Cultural que contempla a implementação de um conjunto de medidas destinadas a fomentar e reforçar as relações culturais ibéricas, de modo a consolidar a relação de cooperação que remonta ao acordo celebrado em 1970. Entre as iniciativas mais emblemáticas que foram propostas no âmbito do actual programa de colaboração encontra-se a celebração do ano de Espanha em Portugal (2006) e do ano de Portugal em Espanha (2007).

Recibido: 4 de mayo de 2008 Reenviado: 30 de octubre de 2008 Aceptado: 21 de diciembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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Los retos que representa la dinámica situación actual, caracterizada por la globalización de la economía y del modelo desarrollo devastador de las sociedades occidentales, la democratización de los procesos políticos y las tendencias hacia la participación ciudadana, obligan a la participación responsable de las instituciones de educación superior para dar alternativas de solución a los problemas así generados. En este contexto, la Facultad de Turismo de la UAEM tiene el compromiso de formar recursos humanos altamente calificados capaces de reconocer al turismo como fenómeno socioeconómico, además de explicar y resolver la problemática derivada de esta actividad, impulsando la vinculación docencia-investigación con énfasis en áreas como el ambiente, la ética, la capacidad de carga de los destinos y la cultura en general, para fortalecer interacción entre la educación turística y el sector productivo. En congruencia con lo establecido en los Planes Institucionales, la investigación se constituye en el eje estructurador del postgrado, que permitirá acceder a la excelencia en el proceso productivo, a la vez que se apoya la resolución de problemas específicos de las comunidades receptoras del turismo. En este sentido, la investigación tiene un carácter estratégico por ser generadora y transformadora del conocimiento. Con base en ello, se abrió en 1997 el programa de Maestría en la facultad, que incluye a la Línea de Investigación en Estudios Ambientales del Turismo. Se pretende, a través de ella, desarrollar y consolidar una investigación de calidad, que permita a la Facultad colocarse a la vanguardia de los estudios sobre el turismo y su vinculación con el ambiente y el desarrollo sustentable. La línea de investigación pretende abarcar tanto aspectos teóricos como prácticos, y orientarse hacia las necesidades del sector y de las comunidades de las áreas rurales, de manera que a partir de se ella, se pudiesen implementar programas de desarrollo turístico con características de viabilidad natural, económica y social. En consecuencia, surge el interés por crear un medio de difusión que recopile los avances de investigación de estudiantes y egresados tanto de la licenciatura como del postgrado en Turismo, de los distintos organismos académicos de la UAEM e instituciones de nivel superior en los ámbitos nacional e internacional, además de otros sectores de la sociedad involucrados en la temática. La dinámica y el avance en el sector de las comunicaciones, hacen de los medios virtuales la herramienta más apropiada en la actualidad para la consecución de este propósito, pues nos permite, de una manera más inmediata, llegar a todos los sectores interesados en la sustentabilidad con énfasis en el aspecto turístico, con la finalidad de que realicen sus aportaciones relacionadas a esta nueva tendencia De esta manera nació "El Periplo Sustentable" revista virtual que esperamos sea una rotación de ideas entre nuestras opiniones y las de nuestros lectores, para tener una estrecha relación con el significado de periplo que es "un viaje de ida y vuelta". Así, confiamos en que este sea un espacio para la reflexión y el análisis, pero especialmente para la discusión y la propuesta sobre el turismo sustentable, así como de temas relacionados con medio ambiente, desarrollo y otros que permitan enriquecer la Línea de Investigación en Estudios Ambientales del Turismo.

http://www.uaemex.mx/plin/psus/home.html

Vol. 7 Nº1 págs. 73-84. 2009

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La organización de eventos como estrategia identitaria y evocadora de imagen turística. Estudio de caso: Girona Temps de Flors Mònika Jiménez Morales ii Universitat Pompeu Fabra (España)

Jordi de San Eugenio Vela iii Universitat de Vic (España)

Resumen: Desde hace 53 años la ciudad de Girona organiza un evento multitudinario basado en el arte floral que, en sus últimas ediciones, ha llegado a movilizar a más de medio millón de visitantes, muchos de ellos llegados de todas partes de Europa. Más allá de las flores, las exposiciones fotográficas o los montajes audiovisuales que llenan las calles del casco antiguo del municipio durante la segunda semana del mes de mayo, lo cierto es que Girona Temps de Flors representa la puesta en escena de una estrategia comunicativa emergente en el ámbito de la promoción del territorio. En efecto, el evento desempeña, per se, variadas funciones en el ámbito emocional del espacio vivido, pero hay más. También puede devenir a modo de catalizador de imágenes, de creador de imaginarios capaces de fijar una marca de ciudad en su conjunto. El presente artículo dará a conocer las posibilidades que se desprenden de la organización de un evento en relación al posicionamiento identitario y de marca de un territorio. Palabras clave: Imagen turística; Evento; Identidad; Territorio; Promoción turística.

Abstract: For the last 53 years the city of Girona organizes a massive event based on the floral art which, in its last occasions, has mobilized more than half million of visitors, many of them from all parts of Europe. Besides the flowers, the photography exhibitions or the audio-visual montages which, during the second week of May, fill the streets of the ancient part of the city, the fact is that Girona Temps de Flors represents an important communicative strategy for the territory promotion. In effect, the event, by itself, develops varied functions in the emotional area of the lived space, but there’s more. It can also become a catalyst of images, the creator of images capable of establishing a brand name of a city. The present article will show the possibilities that flow from the organisation of an event relative to the positioning of the identity and promotion of a territory. Keywords: Tourist image; Event; Identity; Territory; Tourist promotion.

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• Mònika Jiménez Morales es Doctora en Comunicación Social por la Universidad Pompeu Fabra. Es profesora adscrita al Departamento de Comunicación Audiovisual y Periodismo de la Universidad Pompeu Fabra. E-mail: [emailprotected] iii • Jordi de San Eugenio Vela es profesor adscrito al Departamento de Comunicación Corporativa de la Universidad de Vic. Miembro del Grupo de Investigación en Comunicación Turística y Cultural (GRECTIC). E-mail: [emailprotected]

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De una Girona en blanco y negro a las últimas tecnologías digitales La vinculación de la exposición de flores a la historia de la ciudad nació hace 53 años cuando la Sección Femenina de la FET y de las JONS –entidad subvencionada por el ayuntamiento y por la Diputación Provincial- decidió organizar una exposición de flores para promocionar las visitas a la ciudad durante la primavera. Para ello, el propio consistorio cedió a las organizadoras uno de sus salones el cual, debido a la gran afluencia de público, quedó absolutamente colapsado a las pocas horas de la inauguración de la muestra. El año siguiente, el propio ayuntamiento propuso a las organizadoras buscar un lugar más idóneo que, además, sirviera para promocionar las visitas al casco antiguo de la ciudad que en aquel momento se encontraba en una fase de abandono. Girona cuenta con la segunda judería más importante de España, después de la de Toledo, y con uno de los conjuntos monumentales góticos más relevantes de Cataluña. A mediados de los años 50, sin embargo, la pobreza, la prostitución, y las actividades delictivas habían encontrado en las calles de la zona su entorno habitual. A partir de la propuesta del ayuntamiento, a la muestra se añadieron los balcones adornados y la decoración de diferentes monumentos representativos de la zona: la iglesia de Sant Pere de Galligans, los Baños Árabes que sitúan sus orígenes en el siglo XII; la Catedral, etc. Poco a poco se van incorporando iglesias, jardines e incluso patios de casas particulares habitualmente cerrados al público. De esta manera, tal como recogen los periódicos de la época1, el evento fue adquiriendo consistencia año tras año, hasta conseguir el reconocimiento popular: “Un cartel atractivo llama nuestra atención: En él una columna rematada por capitel; piedras de muralla ordenadas, todo ello muy gerundense; encima, dos de ellas, un jarro-ánfora, del cual surge una sola flor, motivo del anuncio, sobre, un fondo que se nos antoja el cielo claro del Mediterráneo. Lo firma Vila y Fábregas. Es del Concurso de Flores que como cada año organiza la

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La organización de eventos como estrategia identitaria ...

Sección Femenina”. En aquel momento la exposición se organiza en forma de concurso de flores en el cual ya participan aficionados y profesionales de la floricultura de todos los puntos de la comarca, tal como recoge el diario Los Sitios en una entrevista a la presidenta de la comisión organizadora: “Interesa pues, que la gente venga con lo que tenga. Todo es interesante y ayuda al mayor éxito de la exposición. Como profesionales, además de los señores Martinoy y Baró de Gerona que ya venían concurriendo este año tomarán parte «El Plantarium» de Breda y el señor Masferrer de Arbucias, éste con una interesante colección de azaleas” A pesar del éxito de público y de participación cosechado año tras año desde su primera edición, no será hasta mediados de los años 90 en que el consistorio decide dar un nombre propio al evento y ampliar su campo de acción: había nacido Girona Temps de Flors y, con esta denominación, la creación de un acontecimiento multidisciplinar basado en las flores, ubicado en diferentes escenarios distribuidos por toda la ciudad, y con suficiente poder de atracción como para convertir la capital catalana en un multitudinario punto de encuentro para personas llegadas de todas partes del mundo. A partir de ese momento, el número de visitantes aumenta progresivamente año tras año. Según recoge el archivo municipal de Girona, en 1992, un total de 120.000 personas acuden a la convocatoria anual de la “exposición de flores”, que es como se conoce popularmente al evento. En 1996, la estadística revela que los visitantes ascienden a 200.000. Tres años después, la cifra roza las 400.000 personas. En la edición del año 2007 de Girona Temps de Flors, más de medio millón de personas recorrieron las calles de la ciudad para ver los patios de la judería engalanados, o los espacios que habitualmente permanecen cerrados al público, como un refugio antiaéreo clausurado tras la guerra o una antigua carbonera que comunica con el Museo de Historia de la ciudad. Por poner un ejemplo, el ayuntamiento cifra en 100.000 las personas que entre el 12 y el 20 de mayo de 2007 visitaron luga-

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res cerrados como el Museu d’Història de la Ciutat o el Museu d’Història dels Jueus, centro neurálgico del barrio judío de la ciudad. En este sentido, resulta especialmente relevante destacar el hecho de cómo el Girona Temps de Flors aúna en un solo evento la dualidad del montaje efímero en espacios permanentes como museos, claustros o el edificio del propio consistorio, entre otros, permitiendo así a los visitantes disfrutar de la arquitectura o de las piezas expuestas durante todo el año, engalanadas para la ocasión. Identidad y cultura: la organización de eventos, herramienta de creación y posicionamiento de la marca turística como punto de partida de la imagen del territorio Elementos que configuran la imagen de marca a partir del evento De acuerdo con Leonard Hoyle (2002:1116), cualquier evento debe enfatizar la manera en que el participante se beneficiará de su presencia en él ya que la promesa de un mejor rendimiento o, simplemente, de pasar un buen rato, contribuirá a transmitir unos determinados valores de Grupos Funcionales marca. Partiendo del caso que interEmpleados municipales esa, Girona Temps Escuelas de jardinería de Flors, desde el Concursantes momento de su

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jardines”, tal como confirma el propio cartel de la muestra, es una clara invitación a la participación, no sólo de los visitantes, sin también a los diferentes grupos de recepción que configuran el público objetivo de la muestra.

Públicos

Atendiendo a la clasificación de Graham Dowling (2001: 50-58), al definir el público objetivo podemos hablar de grupos funcionales (empleados, distribuidores, promotores...), de grupos de clientes, de grupos difusores (Medios de comunicación de masas) y de grupos normativos (Gobierno, agencias reguladoras, asociaciones profesionales...). En efecto, mediante la aplicación del esquema de Dowling, se mostrará como Girona Temps de Flors articula su estrategia de comunicación en relación a los diferentes públicos del evento. Lo cierto es que la estrategia de comunicación de Girona Temps de Flors dirigida a los Grupos Funcionales no ha variado desde sus orígenes; es decir, la convocatoria anual se articula en forma de concurso para todo tipo de participantes. De esta manera, si con motivo de las

Grupos de Clientes Ciudadanos Turistas

Girona Temps de Flors creación en tanto que evento instituGrupos Difusores Grupos Normativos cional, reúne una serie de atributos Medios de comunicación Generalitat de Catalunya que hacen de él un Convention Bureaus Ayuntamiento de Girona instrumento extraPatronatos de turismo Asoc. Amics de les Flors ordinariamente Oficinas de turismo válido en aras de generar una posiFig. 1: Públicos Objetivo a los que Girona Temps de Flors dirige su estrateble marca turística gia de comunicación para la ciudad en el medio plazo. primeras ediciones se lanzó un mensaje En este sentido, si se tiene en cuenta el directo a particulares y a asociaciones para concepto creado por Roser Reeves (1940)2, fomentar la participación y para crear un la propuesta única de venta del acontecisentimiento de implicación en el evento por miento es la fusión entre la cultura – parte de los participantes, lo cierto es que simbolizada por la arquitectura, el patrila idea original se ha mantenido firme a lo monio o el arte en sus múltiples manifestalargo de las 53 ediciones de la muestra. La ciones- y la naturaleza. A partir de ahí, la edición celebrada entre el 12 y el 20 de ma“exposición de flores, monumentos, patios y yo de 2007 ofrecía premios a las diferentes

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iniciativas artísticas relacionadas con la convocatoria: desde el concurso de carteles hasta el de montajes audiovisuales, pasando por el premio al montaje de escaparates, de balcones o de fotografía, entre otros. Cabe destacar, que la estrategia de comunicación utilizada en el evento para los Grupos Funcionales, tiene un impacto directo en los Grupos de Clientes, ya que es este colectivo el que disfruta directamente de la convocatoria municipal de participación de particulares y asociaciones diversas. Bajo el claim de Girona florece un año más para seducir a los visitantes, la campaña de comunicación del consistorio dirigida al “público cliente” utiliza la metáfora para desgranar un discurso publicitario basado en las emociones. De esta manera, si bien los Grupos Funcionales obtenían como “premio” el hecho de sentirse parte del acontecimiento, el beneficio o promesa básica para los Grupos de Clientes del evento no es más que una de las recompensas comunicacionales más recurrentes: la magia de la seducción y la atracción por lo desconocido. En cuanto a los Grupos Difusores y los Grupos Normativos, el evento en cuestión no utiliza una estrategia demasiado diferenciada -con la única excepción de los diferentes medios que realizan la cobertura informativa del acontecimiento, a quienes se hace una presentación previa al evento-; es decir, desde 1999, el casco antiguo de Girona forma parte de los 25 atractivos de la Costa Brava y el Pirineo catalogados como puntos o actividades de máximo interés por parte de la Diputación Provincial, con lo cual, el evento se promociona durante todo el año en oficinas de turismo, centros de gestión de convenciones y congresos, o asociaciones diversas, entre otros. De esta manera, se visualiza como Girona Temps de Flors utiliza un mix de comunicación adaptado a todo el público objetivo del evento con la intención de hacerse un lugar como marca turística en el imaginario territorial de los receptores.

Emplazamiento

La selección de determinados emplazamientos como ubicación para cualquier acto es, en realidad, una cuestión que tiene una especial relevancia, ya que resulta un elemento fundamental a partir del cual el

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receptor configura la imagen de marca turística. Para Mauro Pecchenino, (2002: 6-7) “Los criterios utilizados en el momento de seleccionar el emplazamiento son definitivos para que los valores a comunicar por parte de la compañía al público objetivo se transmitan de manera óptima”. De hecho, el autor alude a este aspecto como la base de la estrategia de comunicación que utilizará la empresa o institución en todo evento para difundir los valores relacionados con la marca. El hecho de seleccionar cuidadosamente los escenarios donde se lleva a cabo la muestra Girona Temps de Flors genera un efecto mimético entre los diferentes públicos objetivo en cuanto a los valores relacionados con la marca turística y viceversa. De esta forma, el Público Objetivo transfiere inconscientemente las características de los lugares donde se celebra el evento a la propia marca. Tal como afirma Joan Costa (2004:143), “El espacio acotado es el territorio directo de la marca. La personalidad del ambiente y su poder inductivo son factores particularmente estimulantes, energizantes, que interactúan con la consciencia de los individuos”. Según el autor, para que haya emociones memorables debe existir el lugar; pero no cualquier lugar. Para Costa (2004:143) “el entorno es parte de la magia de la marca”. De esta forma, la tradición de los lugares que acogen los diferentes montajes florales vinculados a una marca, el hecho de que su apariencia se adecue al espíritu de seducción a partir del patrimonio cultural con el que ha sido ideado el evento, o que los actos que se organizan en paralelo al acontecimiento, tales como conciertos o muestras audiovisuales, entre otros, estén vinculados al hilo conductor a partir del cual se articula la exposición de flores, por ejemplo, son factores que repercutirán directamente en la idea y en el recuerdo que el público objetivo tendrá de dichos lugares y que, por extensión, incidirá sobre la imagen de marca. Una de las metas de Girona Temps de Flors como herramienta de comunicación consiste en relacionar los objetivos institucionales con los actos que utiliza, el envoltorio a través del cual se presentarán diISSN 1695-7121

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chas metas. En este sentido, pues, resulta obvio pensar que la elección de los escenarios no debe obedecer únicamente a criterios estéticos o puramente operativos, sino que debe plantearse en función de la imagen que se configurará en la mente del público objetivo y que éste, automáticamente, asociará a la marca.

Operativa

La operativa de los actos en sí es, sin lugar a dudas, el aspecto más visible del evento objeto de estudio y resulta determinante en cuanto a la creación o consolidación de la imagen que el público objetivo tendrá de la marca ya que, tal y como se ha señalado anteriormente, un evento no es más que una acción de comunicación que intenta acercar los valores de la marca y/o producto al consumidor a través de experiencias vinculadas a sus expectativas. En efecto, la utilización de eventos como herramienta de comunicación de la marca no es más que una larga suma de elementos que, partiendo de la identidad de la institución, se traduce en una determinada imagen de marca para el consumidor. Esta suma de objetividad y de subjetividad converge en el propio evento, que tiene como misión combinar una serie de elementos racionales y emocionales a fin de conseguir penetrar en la mente del usuario según los intereses de la compañía. En relación a esta combinación de elementos en el propio acontecimiento, podemos señalar la teoría que Joan Costa desarrolla alrededor de la imagen de marca gestionada a partir de lo que el autor denomina como sistema Inter media (Costa, 2004) y que teóricos como Erickson y Kushner han designado como “redes de interacción alrededor del evento” (1999:33: 365-386). Para Costa (2004: 136), el sistema Inter media es la organización de lugares y situaciones “donde el individuo ya no es sólo receptor-pasivo-comprador-consumidor, sino que es también emisor-activointérprete-actor, ya que se encuentra cara a cara con productos, objetos, decorados, servicios, mensajes y personas con las que interactúa”. Por su parte, Erickson y Kushner (1999: 33: 370) aluden a los eventos como una “fotografía única de cómo determinados

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elementos son percibidos por el público como valores añadidos a la marca”. Según los autores, a través de estos actos se crean unas redes de elementos integradas por el Público Objetivo y todos los estímulos derivados de los eventos, que interaccionan recíprocamente unos con otros produciendo unos determinados efectos sobre la marca. De este modo, los actos incluidos en Girona Temps de Flors para comunicar valores relacionados con la marca turística, se transforman en un sistema Inter media donde las características del lugar donde se ubicará el acto, la identidad visual situada en el escenario donde se llevará a cabo la acción, los espectáculos que configuran las diversas partes del evento, entre otros muchos ejemplos, interactuaran con los asistentes de forma espontánea, dando lugar a una síntesis mental de los valores de la marca por parte del público objetivo. En este sentido, Kathleen Joyce (2004:12) señala como imprescindible el aspecto experimental dentro de los propios eventos ya que “deben llevar a los consumidores a entrar en contacto con la marca, a jugar con ella, a testarla y, en el más idílico de los casos, a subir los escalones que van a conducirlos a identificarse plenamente con ella, a hacerla suya”. La autora alude a la necesidad del ámbito experimental a través de los eventos como el factor de impulso hacia la compra, pasando por la transmisión de valores de la marca, muy por encima de otras herramientas de marketing o de publicidad no convencional. También es necesario destacar que la exposición de flores incluye en su programa actividades paralelas tales como cursos de jardinería o talleres de cultivo de flores, por citar un ejemplo. Es necesario añadir, además, la convocatoria a particulares y asociaciones que realiza el ayuntamiento, a fin de implicar a los diferentes públicos y hacer que experimenten directamente la marca turística. La organización de eventos como estrategia para una construcción identitaria La estrategia de posicionamiento turístico de cualquier destino debe responder a las siguientes preguntas: ¿Qué imagen de marca deseamos transmitir? ¿Cómo queremos que nos vean? ¿De qué recursos turís-

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ticos asociados al destino –tangibles e intangibles- nos podemos valer para transmitir la esencia de nuestro mensaje? En esta ocasión interesa poner el énfasis en dos variables muy concretas: a) ¿En qué medida el evento de referencia facilita la construcción de una marca identitaria para el territorio? b) ¿Qué incidencia tiene el evento en el proceso de construcción e interiorización de una imagen turística in situ? En efecto, mediante la organización del evento de referencia, se logra posicionar la ciudad desde un doble punto de vista: 1) Por un lado, y con motivo de Girona Temps de Flors dotamos de color, olor, vida y modernidad al emplazamiento de la ciudad habitualmente más “consumido” por el grueso de turistas y/o visitantes que acuden al municipio, se trata del casco antiguo, donde se localizan un buen número de referentes turísticos singulares de la ciudad, especialmente aptos para una tipología de turismo como la que dispone Girona, básicamente cultural y familiar3. De este modo, se consigue dotar de notoriedad a los espacios más emblemáticos del municipio, consiguiendo por un lado, edificar una identidad territorial vinculada a uno de los arquetipos visuales con los que la ciudad se presenta en el exterior (Catedral y Iglesia de San Félix) y, por el otro, con motivo de la organización del evento Girona Temps de Flors, se permite que los turistas y/o visitantes mantengan una experiencia humanística-vivencial con la ciudad, atendiendo al precepto teórico4 según el cual el municipio refuerza su valor turístico y mejora notablemente su imagen en función de la experiencia vivida in situ y, por tanto, en detrimento de su potencial capacidad de atracción en función de la imagen de la ciudad emitida a priori. 2) Por el otro, a nivel de imagen turística –la cual podríamos asemejar en este caso a la imagen corporativa del territorio- se consigue ampliar las expectativas de la ciudad desdoblándose de la tradición cultural excesivamente rígida –con pocas alternativas más allá de lo que se entiende como una visita cultural tradicional- que ha acompañado históricamente al municipio. Por tanto, la marca de ciudad de la que se hablaba anteriormente, deviene imagen turística a partir de la gestión de experien-

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cias que se desprenden de la interacción del turista con el evento. Y, en definitiva, este es el proceso que prefija el concepto de imagen turística vivida de la ciudad en el imaginario colectivo de sus visitantes. De este modo, la marca de ciudad vinculada al proceso de creación de su identidad territorial genera atributos y valores, mientras que la generación de imagen turística percibida in situ es el resultado de las experiencias vividas por los turistas con la marca de ciudad que se pretende comercializar. Así las cosas, se puede apuntar que el evento Girona Temps de Flors se postula a modo de interesante aportación en aras de una posible estrategia definidora de la imagen in situ del destino turístico Girona, a pesar de que la ciudad dispone, tal y como señala Galí (2004: 450), de una imagen percibida muy débil (…) prácticamente nula. Si además se tiene en cuenta que en la actualidad los destinos turísticos compiten fundamentalmente sobre la base de su imagen percibida –en el caso concreto de Girona se debería hablar en términos de imagen percibida in situ- en relación con sus destinos competidores (Baloglu y Mangaloglu, 2001), se puede entrever una idea bastante precisa de la contribución del evento de referencia en clave estratégica de posicionamiento del destino turístico “Girona” en relación con su competencia geográfica y temática. De todo ello, se desprende una clara anexión del destino turístico Girona con la ciudad de Girona y viceversa. Por tanto, la línea divisoria que separa la “Girona turística” de la “Girona ciudad” es cada vez más imperceptible5, produciéndose, de este modo, una gestión territorial unificada por parte del consistorio municipal en relación a ambos modelos de ciudad. En este sentido, la reforma del casco antiguo de Girona se inscribe en un ambicioso proyecto de ciudad capitalizado por la puesta en marcha de un Plan Especial de Reforma Interior (PERI) a mediados de los años ochenta, el cual y en opinión de Galí (2004: 8), ha resultado capital en el proceso de transformación de la relación entre los visitantes y la ciudad. Así las cosas, quizá ya no resultaría adecuado hablar de territorios turísticos, sino de territorios, sin más. El hecho de que un territorio pueda considerarse turístico o no dependerá de la habilidad de sus gestores a efectos de posicionamiento y,

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lógicamente, de la singularidad de sus recursos territoriales (tangibles) –materia prima a partir de la cual edificar una estructura comunicativa- y no territoriales (intangibles vinculados a marca e imagen turística así como a identidad territorial). Habitualmente, en situaciones de concurrencia competitiva entre territorios turísticos, es común el uso de estrategias de marketing para situar en el mercado un destino (marketing turístico). A continuación, se presenta el lugar que ocupa la organización de eventos en el proceso global de comunicación y posicionamiento incluido en el Mix de comunicación de cualquier plan de marketing turístico.

Marketing Mix

Mix de comunicación

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la identidad territorial a partir de la imagen de marca buscada. Precisamente en la obra L'invent de la tradició6, E.J. Hobsbawm pone de manifiesto como muchos territorios7 han inventado una imagen de marca que tiene poco, o nada que ver con la propia historia. Es el caso del milenario Kilt escocés, símbolo ancestral de los clanes del país que, según el autor, fue inventado por un fabricante de telas a finales del siglo XVIII con el objetivo de liquidar el excedente que se acumulaba en los almacenes o, por ejemplo, como los colonizadores británicos en la India, alteraron la celebración de determinados festejos populares, dotándoles de un folklore más

Marketing directo (one to one)

Organización de eventos

Fig. 2. Secuencia global de ubicación de la organización de eventos en un contexto global de marketing

El establecimiento de relaciones entre la organización de eventos y la evocación de imagen de ciudad La organización de un evento representa una extraordinaria oportunidad para posicionarse alrededor de un mensaje, imbuirse de él y construir el “aparato logístico” a partir del cual implementar variadas estrategias de comunicación. Todo ello con una finalidad principal: añadir potencial al territorio con una marca que transmita valores eminentemente emocionales y singulares. En relación con esta última afirmación, se cree de nuevo necesario recuperar el concepto Inter Media de Joan Costa (2004:136), quien afirma que, a partir de la organización de actos, se configura un discurso que se traduce en “un espacio envolvente, un entorno interactivo que se extiende a los lugares, a los objetos y, también, al tiempo”, consiguiendo de esta manera, no sólo la construcción de una imagen “de marca” ligada al territorio, sino que, a partir de la interactividad con los elementos mencionados por el autor –lugares, objetos y tiempo-, se procede a la reconstrucción y, en muchos casos a la reinvención de

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propio de las actuales producciones “bolliwoodienses” que de la verdadera tradición hindú. El tiempo también es una pieza clave en la definición de la imagen de marca territorial ya que en la constante pugna entre destinos turísticos a la que se hacía alusión anteriormente, el mejor postor es el que sabe conjugar una identidad basada en la tradición con una plena adaptación a las nuevas tecnologías. Organización de eventos, autenticidad y generación de sights Actualmente asistimos a un proceso de eclosión de variadas estrategias de comunicación que fijan su interés en procesos de construcción de identidades territoriales y de comercialización de los espacios. La sociología del turismo se ha ocupado pertinentemente del estudio de la dualidad que supone la fabricación de espacios turísticos hiperreales –en lo que algunos expertos denominan como disneylización8 del territorio- y la existencia de espacios territoriales autóctonos o de consumo habitual por parte de la población residente en el destino turístico.

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Las preferencias de los turistas, cada vez más preparados y con mayor información de partida (lo que supone, por tanto, la generación de una potente imagen turística a priori) se encaminan hacia demandas de autenticidad de la experiencia turística, huyendo, en algunos casos, de los espacios turísticos concebidos a modo de parque temático, o de consumo únicamente foráneo. La fabricación de iconos visuales resultado de la interacción vivencialfenomenológica con el territorio con motivo del evento, instala en la mente humana los denominados sights entendidos a modo de referentes visuales universales. El consumo del espacio y, por tanto, de los recursos territoriales del destino es paradigmático en la construcción de imaginarios individuales y colectivos (imagen de marca in situ). En este sentido y con motivo de la organización de un evento, situamos a nuestros turistas y/o visitantes en la localización geográfica del territorio que deseamos (emplazamiento), permitimos su interactuación con las comunidades locales (población autóctona) y dotamos de una cierta “autenticidad” a la ya de por si “prefabricada” oferta turística. Con ese objetivo y en opinión de Joan Costa (2004), son cuatro los ámbitos diferenciados que deben confluir: 1. Ámbito material de la realidad: los productos, los objetos y la física de los servicios, así como los lugares de su venta y prestación. El ámbito material de la realidad aplicado a la creación de imagen de marca a través de la organización de eventos correspondería a la tipología de los actos, a los emplazamientos utilizados para potenciar dicha imagen y, en definitiva, a toda la operativa propia del acto. Los elementos que conforman este ámbito transmiten un conjunto de valores funcionales o tangibles relacionados con la marca y, a su vez, el público objetivo otorga esos valores materiales a la propia marca territorial, configurando de esa forma la imagen de la misma. 2. Ámbito simbólico de los mensajes emitidos: cualquiera de los mensajes emitidos en un evento de forma visual, auditiva o a través de la combinación de ambas, es un procedimiento más que fehaciente de la transmisión de valores relacionados con la

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marca. De manera que la heráldica –real o inventada- , la proyección de determinadas imágenes o el uso de himnos en un momento dado del acto, hará que los diferentes públicos asocien a la marca los sentimientos o las percepciones que el mensaje en cuestión les produce. Son, en definitiva, valores psicológicos y emocionales que se asocian a la marca a partir de estímulos concretos. Así, para los públicos receptores, la imagen del territorio es el producto de la identidad que distingue a la marca: una síntesis mental sustentada en valores. Los estímulos identitarios son, en realidad, valores constitutivos de la imagen. De esta forma, el público objetivo valora inconscientemente cualquier mensaje visual o auditivo emitido en los eventos llevados a cabo con el objetivo que centra el presente trabajo y esta atribución será parte de la imagen de la marca que el receptor configurará en su universo mental. 3. Ámbito comunicacional de las percepciones, las reacciones, las decisiones y las interpretaciones que los individuos hacen del ámbito material y simbólico: en el transcurso de los actos organizados con un objetivo de creación de imagen de marca vinculada al territorio, el público objetivo procesa inconscientemente toda la información recibida a través de los elementos tangibles e intangibles que ha podido percibir durante el evento. Una vez finalizado este proceso, el público reacciona de una determinada manera en cuanto a la marca; reacción que se traduce en lo que Dowling (2001) denomina “actitudes de marca”; es decir, la asunción de los valores de la marca en relación al territorio y, a partir de ahí, la toma de decisiones en cuanto a la misma. No en vano, citando nuevamente a Joan Costa (2004), la imagen es lo que persiste en la memoria sintética del público y es lo que, en definitiva, estimula las decisiones de compra y las actitudes de fidelidad hacia la misma. 4. Ámbito experiencial del consumo, de los productos, de los lugares (escenarios), de los servicios y las personas que los regentan, de la percepción de calidad, de las satisfacciones y las emociones. En este ámbito el público objetivo sopesa los valores materiales y mentales asociados a la marca

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que, en realidad, atribuye en función de la experiencia que haya obtenido en cuanto a la misma. Cabe señalar que, en este punto, el receptor también puede atribuir a la marca territorial valores éticos en función de la tipología de eventos seleccionada. En este sentido, la atribución que se infiere de la Expo Zaragoza 2008 y el compromiso manifiesto de la misma hacia el agua y el desarrollo sostenible, podría ser un claro ejemplo de la mencionada atribución hacia la imagen de marca de la ciudad acogedora de ésta exposición internacional. En relación a este último ámbito, Kathleen Joyce (2004: 1), señala como imprescindible la capacidad experiencial que proporciona el propio acto ya que permitirá a los públicos entrar en contacto con la marca, testarla y, en el más idílico de los casos, subir los escalones que los conducirán a preferirla por encima de otras. La autora alude a la necesidad de experiencia de marca en la organización de eventos como el factor por excelencia de transmisión de valores, muy por encima de otras herramientas de marketing. Es el caso de aquellas ciudades que cimientan su imagen de marca a partir de un pasado histórico y que, para ello, organizan eventos tales como mercados medievales o torneos, entre otros. El evento, por todo lo expuesto, puede aportar, por un lado, incidencia y frecuentación turística, por lo que cabe potenciar la imagen y marca preestablecida hasta el momento, enfatizando los recursos territoriales turísticos y en consecuencia, poniendo en valor el patrimonio tangible; pero, por otro lado, un evento también representa una extraordinaria posibilidad de posicionarse identitariamente, transmitir, si cabe, un espíritu vivencial, concretado en una marca de territorio, en lo que representa la transmisión de determinados valores, exaltando el patrimonio intangible implícito en la ciudad. No cabe duda que en el contexto de una ciudad que se encuentra agasajada por un sinfín de flores que ornamentan de manera excepcional las calles del barrio antiguo de Girona, coexiste, implícitamente, un mensaje subliminal a partir del cual se vehicula, más que otra cosa, un nuevo concepto de ciudad vitalista, cargada de vida en claro contraste con la imagen tradicional de la

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ciudad vinculada a estereotipos de ciudad vacía (Galí 2005: 277). La implicación ciudadana y las idas y venidas de numeroso público proveniente de los lugares más recónditos, evoca la metáfora de una ciudad de vino y rosas. Así las cosas y en conjunto, se acaba edificando una identidad corporativa de ciudad con una elevada carga emocional, que nace con el objetivo capital de desterrar la Girona del pasado, sometida al tedio y a la monotonía, al blanco y negro más radical. En este sentido se pronuncia Galí (2005: 278): (…) “De hecho, Girona responde a una imagen que no le corresponde. Ciudad que parece muerta esta totalmente repleta de vida por dentro. Es la visión de una ciudad que se mueve entre los cánones de la imagen romántica”. Por tanto, la importancia concedida en los últimos tiempos al evento Girona Temps de Flors, no es, de ninguna manera, casual. Se ha consolidado con enorme legitimidad en la agenda cultural y lúdica del municipio9 y representa el paradigma de ciudad que Joaquim Nadal10, quiso evocar en su obra Girona. Ciudad viva y de colores (1999). Girona es, por tanto, una ciudad de experiencias vividas (Galí 2004: 450) y es en este contexto donde el evento adopta una especial relevancia, consolidándose como un excelente reclamo, a modo de excusa para atraer turistas y visitantes hacia la ciudad. Y aquí se encuentra el quid de la cuestión, en el hecho de utilizar al evento como generador de imágenes materiales, con el fin de mostrar los valores de una renovación conceptual de la ciudad. El evento representa, en este caso, un signo de abstracción de una nueva realidad, una ciudad que se impregna del olor de sus flores y ornamenta su casco antiguo con numerosos colores. Conclusiones El tránsito hacia una visión moderna del territorio desde el punto de vista de la comunicación, implica, en primer lugar, buscar valores añadidos al espacio, con el fin de optimizar sus posibilidades de “explotación comunicativa”. Esta tendencia supone dar un paso adelante en la búsqueda del mensaje implícito en el territorio y, por tanto, resulta interesante indagar más

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allá de sus implicaciones físicas, con el fin de potenciar con fuerza los valores estéticos, morales, simbólicos e identitarios, todos ellos globalmente emocionales y potencialmente comunicables. La fabricación de iconos turísticos, la comercialización de una imagen de marca o la generación de identidades territoriales son algunas de las demandas de nueva tendencia caracterizadas por una intencionalidad que trasciende la mera tarea informativa y/o promocional. Históricamente, las acciones de promoción del turismo o de la ciudad desempeñaban funciones eminentemente informativas y comerciales en estadios muy primarios. Eran tiempos en los que la promoción turística utilizaba soportes totalmente estáticos (folletos, catálogos, libros, revistas, guías de viaje, etc.). El evento Girona Temps de Flors se circunscribe en el ámbito específico de construcción de una imagen para la Girona turística, actualmente inexistente o, en cualquier caso, muy débil (Galí 2004: 450), especialmente en los niveles de imagen percibida a priori. Por lo que presenta, por su estratégica ubicación y por incorporar en el núcleo del evento el mensaje de ciudad que se pretende difundir, Girona Temps de Flors se ha convertido hoy en uno de los acontecimientos más importantes de la ciudad, presentando así su candidatura a devenir imagen de ciudad a partir de la cual lanzar comercialmente al exterior el destino turístico Girona. Si bien el trabajo de Galí (2004) constata que la experiencia y la generación de imaginarios producto de la interacción turistasterritorio en los niveles de imagen turística a posteriori se encuentra plenamente consolidada, parece oportuno plantearse el trabajo relacionado con la creación de imaginarios colectivos previos a la visita al destino, sobretodo si se tiene en cuenta que la elección de destinos de viaje se produce, en muy buena medida, a partir del visionado de imágenes evocadas con anterioridad a la visita del destino turístico11 y más aún con la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), las cuales se posicionan como pieza clave en el proceso de documentación y posterior comercialización turística. Por todo ello, parece de recibo plantearse un trabajo específico en los niveles de

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imagen emitida a priori de la ciudad, que actualmente fija sus cimientos en el periodo romántico (mediados del siglo XIX) (Galí 2004: 450) y, en este sentido, el evento objeto de estudio incorpora los cánones de modernidad, colorido y vida que la ciudad necesita incorporar para dar un vuelco renovador a la imagen que actualmente transmite al exterior. Así las cosas, al ya de por si atractivo casco antiguo de Girona – referente europeo en turismo cultural- se incorpora una propuesta anual que añade más valor, si cabe, al emplazamiento más emblemático de la ciudad. Cada vez más, las agencias de publicidad, las consultorías de marketing y los grupos de investigación en comunicación, entre muchos otros, centran su interés en el estudio e implementación de nuevas técnicas de comunicación territorial en el sentido más amplio de la palabra (promoción turística en sus diferentes formatos, citymarketing, branding, organización de eventos como estrategia de consumo territorial, etc.) en aras de reforzar el valor comercial y situar a las diferentes localizaciones geográficas en situación de ventaja competitiva a partir del trabajo de construcción de un mensaje emocional con el cual encabezar un proyecto de ciudad, de país, etc. En este sentido, las estrategias de comunicación vinculadas a la promoción y comercialización de destinos están experimentando una clara mutación: de la información a la sugestión, de la promoción a la emoción; cambios que, sin lugar a dudas, suponen un paso adelante en una industria turística que hasta mediados de los años 90 parecía destinada al inmovilismo. Es el triunfo de la creatividad por encima de la absoluta realidad, la adaptación del evento como fórmula moderna de narración histórica de todo aquello relacionado con el territorio. Y es que, tal como afirmaba Voltaire “les hommes ont été, sont et seront menés par les événements”. Bibliografía Aaker, D. 1994 Gestión del valor de la marca. Madrid, Editorial Díaz de Santos. Augé, M. 1993 Los “no lugares”, espacios del anoni-

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2

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3

Coincidiendo con la inauguración del AuditorioPalacio de Congresos de Girona (mayo de 2006), la ciudad experimenta un notable aumento de visitantes que se desplazan a la ciudad por motivos empresariales (reuniones, convenciones, simposios, etc.) consolidándose, de este modo, como un desti-

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no especialmente apto para recibir a un nuevo turismo emergente: el de congresos y negocios. 4

La profesora Núria Galí (Universitat de Girona) sostiene en las conclusiones de su tesis doctoral Mirades turístiques a la ciutat. Anàlisi del comportament dels visitants del Barri Vell de Girona (2004) pp. 450, que la ciudad de Girona dispone de una imagen percibida muy débil, prácticamente nula antes de iniciar la visita. Esta tendencia varía considerablemente con la experiencia in situ de los visitantes. Por tanto, la profesora sostiene que Girona es una ciudad vivida más que evocada. 5

El profesor Josep-Francesc Valls (ESADE) dictó la conferencia Negocios de ocio para el año 2010 en el marco de las Jornadas Día del Emprendedor acontecidas en Barcelona el pasado marzo de 2007, donde defendió la tesis según la cual las ciudades y los destinos están cada vez más cerca. 6

Hobsbawm, E.J.; T. Ranger (eds) 1988(1983). The invention of tradition. L'invent de la tradició, Vic: Eumo Editorial. pp. 13-25 7

La obra hace referencia mayoritariamente a Escocia e Inglaterra. 8

Implica la creación de espacios ficticios en el destino turístico con el fin de contentar a unos pocos (turistas y/o visitantes) y enfadar a muchos (comunidades autóctonas), debido a la comercialización sin escrúpulos de una localización turística.

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“Girona Temps de Flors” se inscribe dentro de la oferta lúdica y cultural con carácter anual que el Ayuntamiento de la ciudad programa bajo el nombre de “Girona tot l’any”.

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Primer alcalde de Girona elegido democráticamente. Ostentó dicha condición entre los años 1979 y 2002, momento en que presentó renuncia al cargo de máximo responsable municipal. Durante su mandato, lideró el proyecto de reforma integral del casco antiguo de la ciudad (1982) así como la promoción del Call Jueu, antiguo barrio judío. Desde 2003 es consejero de Política Territorial y Obras Públicas del gobierno de la Generalitat de Catalunya. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Joaquim_Nadal_i_Farr eras 11

En palabras de Galí (2004: 24): “el kilómetro cero de la cadena turística es el consumo de las imágenes. Consumimos imágenes de los lugares antes de consumir los propios lugares”.

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Recibido: 14 de diciembre de 2007 Reenviado: 29 de julio de 2008 Aceptado: 30 de septiembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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Vol. 7 Nº1 págs. 85-97. 2009

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Turismo y preservación ambiental: el desarrollo turístico de Península Valdés, Provincia del Chubut 1 Diego Kuper ii Universidad de Buenos Aires (Argentina)

Resumen: La relación entre el turismo y la preservación ambiental es asumida por gran parte de los estudios del tema y actores involucrados como una relación positiva. Las áreas preservadas son consideradas anteriores a su uso por parte del turismo, al tiempo que su definición como tal es independiente. El turismo y el negocio turístico simplemente aprovecharían las áreas preservadas preexistentes en un lugar transformándolas en atractivo. Este artículo presenta resultados de una investigación realizada con el fin de analizar el proceso de valorización turística de Península Valdés. Se indaga sobre las vinculaciones existentes entre el turismo y la preservación ambiental, observándose que las áreas preservadas no son ni independientes ni preexistentes de su valorización por parte del turismo. Palabras clave: Turismo; Preservación ambiental; Patrimonio; Península Valdés; Patagonia.

Abstract: According with academic research and the actors involved, the relationship between tourism an environmental preservation is seen in a positive way. In this relationship, preservated areas are seen previous from the tourist use, and it definition as a preservated area is independent from tourism. Tourism and tourism business only take advantage of these previous areas to transform them in tourist attractive. The aim of this paper is to analyze critically the tourist valorization process of Peninsula Valdés. This article inquires the relationship between tourism and environmental preservation, observing that environmental preservation areas aren’t previous and independent from tourism.and independent. Keywords: Tourism; Environmental preservation; Heritage; Península Valdés; Patagonia.

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• Diego Kuper es Profesor de Geografía (Universidad de Buenos Aires) y Becario de maestría (Universidad de Buenos Aires). Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Proyecto Ubacyt F150 “Discursos y prácticas territoriales. La valorización turística del patrimonio histórico-cultural y natural en Argentina”. Director: Mg. Rodolfo Bertoncello. Correo electrónico: [emailprotected]

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Introducción El uso turístico de las áreas de preservación ambiental viene creciendo en las últimas décadas, en gran medida debido al interés que la naturaleza despierta en la sociedad en general y entre algunos tipos de turistas en particular. La relación entre el turismo y la preservación ambiental es asumida por gran parte de los estudios del tema y los actores involucrados como una relación positiva. Para los gestores y organismos responsables de administrar las áreas preservadas, la visita de turistas representa una oportunidad de mostrar sus cualidades y difundir su importancia en la sociedad, al tiempo que, el turismo significa una fuente de recursos que contribuyen a su mantenimiento y conservación. Finalmente, para la comunidad local donde se halla el área preservada, el turismo representa la oportunidad de generar nuevas actividades económicas a partir de su uso como atractivo turístico. Esta relación positiva, incentivada por los actores involucrados, no implica desconocer que el turismo puede producir impactos negativos sobre las áreas protegidas que deben ser resueltos o evitados. Desde esta perspectiva, la relación entre turismo y preservación ambiental es asumida como una relación en donde las áreas de preservación ambiental son anteriores a su uso por parte del turismo, al tiempo que su definición como tal es independiente (y previa) al turismo. El turismo y el negocio turístico, simplemente aprovecharían las áreas de preservación ambiental preexistentes en un lugar transformándolas en atractivo. Península Valdés es un área de preservación ambiental, declarada “Área Natural Protegida” por la provincia del Chubut y sitio “Patrimonio Natural de la Humanidad” por la UNESCO. La “naturaleza” y específicamente la fauna marina, es aquello que se protege. Al mismo tiempo, es hoy un destino turístico de la Argentina con relevancia internacional, tanto por su presencia en el mercado internacional de destinos turísticos como por el volumen de turistas extranjeros que la visitan, a partir del valor que su fauna, especialmente marina, tiene como atractivo turístico.

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Este artículo presenta resultados de una investigación realizada con el fin de analizar el proceso de valorización turística de Península Valdés. Específicamente, interesa indagar sobre las vinculaciones existentes entre el turismo y el desarrollo de la preservación ambiental en el lugar. El trabajo se organiza presentando, en primera instancia, un breve debate sobre los conceptos centrales y sus vinculaciones: preservación ambiental, patrimonio y turismo. Posteriormente, se exponen las características generales del área de estudio. En los apartados centrales, se analizan los procesos de valorización turística y de desarrollo de la preservación ambiental en Península Valdés, tomando como fuentes, información secundaria e información primaria, esta última recogida en campo mediante entrevistas a informantes calificados y observación directa. El trabajo concluye con algunas reflexiones finales que retoman las cuestiones inicialmente presentadas.

Preservación ambiental, patrimonio y turismo. La existencia, en determinados lugares, de condiciones y elementos naturales que pueden definirse, en términos generales y desde distintos criterios, como excepcionales (por sus cualidades intrínsecas o por su riesgo de extinción) y que merecen, por lo tanto, ser conservados son las razones que justifican la creación de las áreas de preservación ambiental2. Uno de los criterios utilizados (quizás el más utilizado y difundido) se basa en lógicas racionales-científicas como aquellas provenientes de las disciplinas físico naturales (biología, geología, ecología, etc.) o de las disciplinas económicas. Así, se preservan paisajes que se consideran monumentales; ecosistemas con gran biodiversidad en fauna y flora; formaciones rocosas relictuales de tiempos geológicos remotos, etc. Incluso, los criterios utilizados para justificar la preservación de la naturaleza mutan con el propio devenir de cada una de estas disciplinas. En el caso de Península Valdés, por ejemplo, la justificación utilizada para la preservación de la fauna marina tiene una raíz biológica: la ballena franca austral “merece ser protegida porque se encuentra

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en la cúspide de la cadena alimentaria del mar y porque es el animal más grande que haya existido jamás” (Instituto de Conservación de Ballenas, 20043). Esta protección se extendió al hábitat de la ballena franca austral porque en “las cálidas y productivas aguas de Península Valdés encuentra refugio y abundantes alimentos para nutrirse y construir sus nidos” (UNESCO, 2004). Las áreas de preservación ambiental, desde las posturas más esencialistas, pueden ser vistas en términos patrimoniales, en tanto son reconocidas como “socialmente dignas de conservación independientemente de su interés utilitario” (Prats, 1998: 63) y están asociadas con la identidad y herencia compartidas de una sociedad determinada (Almirón, Bertoncello y Troncoso, 2006). Las áreas de preservación ambiental para ser consideradas patrimonio, deben cumplir con ciertos criterios de “legitimación extracultural”. Es decir, criterios constituyentes que permiten considerar estos elementos naturales “más allá del orden social y sus leyes” (Prats, 1998: 64). En Península Valdés, ciertos aspectos de la “naturaleza” como la fauna marina (y su hábitat) se encuentran dentro de este “transorden”. La “naturaleza” al ser considerada “salvaje”, “prístina” y “misteriosa”, escapa al control humano y por lo tanto merece ser protegida (Prats, 1998). La institución de las áreas de preservación ambiental como patrimonio y su reconocimiento como algo perteneciente a toda la sociedad, no sólo da cuenta del carácter público que las mismas adquieren, sino que contribuye a su justificación. Las áreas de preservación ambiental (y todo lo preservado dentro de ellas) convertidas en patrimonio natural preservado refuerzan el valor excepcional que justificó su existencia original gracias a su nueva legitimación “extracultural” y, adicionalmente, a la condición pública (“patrimonio de todos”) que adquieren. Sin embargo, el patrimonio natural preservado, no es algo estático ni definido para siempre sino que surge de un proceso de valorización social que refleja el interés y el gusto de ciertos sectores de la sociedad. Prats (1998) define este proceso como “activación patrimonial”. Es decir, la condición de patrimonio no es algo neutro ni preexistente a lo social, tampoco exclusivamente

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inherente al objeto patrimonial. Aquello que las distintas sociedades definen como “indiscutiblemente nuestro” es resultado de un proceso que estas van elaborando a través del tiempo por iniciativa de grupos concretos, responden a distintas concepciones (en este caso sobre la naturaleza) y contienen raíces valorativas e ideológicas. Así, “el patrimonio podría pensarse como un espacio de conflicto, lucha, tensión y negociación entre diferentes sectores atendiendo a las relaciones de poder entre los grupos involucrados” (Troncoso y Almirón, 2005: 61). Estas cuestiones, además, se reconocen en discursos sobre la realidad que adquieren autoridad y legitimación en una sociedad (Prats, 1998). En Península Valdés, se manifiestan como discursos que reclaman la protección y valoran la contemplación de la fauna marina después de haber sido cazada comercialmente durante las décadas anteriores. Al igual que en las áreas de preservación ambiental, los criterios utilizados para definir el patrimonio natural preservado también cambian dependiendo las intenciones, posibilidades y el momento histórico. Por todo lo anterior, puede afirmarse que el patrimonio natural preservado es, en última instancia, un patrimonio cultural ya que fue elaborado, valorizado y apropiado por la sociedad (Luchiari, 2005). Por otro lado, el turismo es una práctica social que requiere el desplazamiento en el espacio de personas hacia un lugar (destino turístico) para satisfacer ciertas necesidades de ocio. Esta práctica es, a la vez, generadora de actividades económicas. El turismo requiere, para su realización, de un conjunto de servicios como alojamiento, refrigerio, restauración, desplazamiento, etc. que permitan a esas personas o turistas la permanencia y realización de distintas prácticas que satisfacen sus necesidades de ocio (Bertoncello, 2000); instalando la posibilidad de considerar al turismo desde una perspectiva económica: turismo como negocio. En general, los estudios sobre el turismo coinciden en que este se organiza alrededor de los denominados atractivos turísticos. Los atractivos turísticos son “rasgos inherentes a los lugares que son puestos en valor por y para el turismo” (Almirón, Bertoncello y Troncoso, 2006: 107). A diferencia

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de aquellas posturas que consideran a los atractivos sólo como atributos propios de los lugares y preexistentes al turismo, se adscribe a la idea de que estos son, en realidad, resultado de distintos procesos de valorización social (Bertoncello, Castro y Zusman, 2003). Al igual que el patrimonio, los atractivos turísticos son resultado de procesos sociales concretos llevados a cabo por actores sociales donde entran en juego intereses e intencionalidades, valores e ideas. Lo anterior, no debería llevar al extremo de negar que en un lugar puedan existir ciertos rasgos naturales o culturales que le son propios, sino tener presente que en su transformación en atractivos “operan fuertemente tramas de construcción cultural, esquemas de visión de época o de larguísima duración4”(Silvestri, 1999: 113). Específicamente para el turismo, esta idea puede ser vinculada con los “imaginarios turísticos” propuestos por Hiernaux-Nicolas. Es decir, un “conjunto de creencias, imágenes y valoraciones que se definen en torno a una actividad, un espacio, un período o una persona (o sociedad) en un momento dado”, están en permanente construcción y se sustentan mediante la fantasía individual y colectiva (Hiernaux-Nicolas, 2002: 8)5. Por otro lado, estos imaginarios turísticos están fuertemente asociados con los imaginarios generales de las sociedades de origen de los turistas. Así, en Península Valdés, la valoración de los rasgos naturales como atractivo turístico, está atravesada por la visión positiva que hoy en día se tiene de todo lo que es “natural” o “pertenece a la naturaleza”, visión originaria de las sociedades europeas y norteamericanas. En un contexto de gran valorización social de “lo natural”, sumado al creciente interés por el patrimonio (que se refleja en el aumento de bienes patrimoniales6) y, teniendo en cuenta que “la diferenciación de lugares es una dimensión constitutiva del turismo” (Almirón, Bertoncello y Troncoso, 2006: 114), las cualidades doblemente excepcionales de las áreas de preservación ambiental devenidas en patrimonio natural preservado se convierten, así, en atractivos turísticos que, al concitar el interés de los turistas, activan procesos de valorización turística de dichos lugares, convirtiéndolos en destinos turísticos de gran jerarquía. De

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esta forma, Ballart Hernández y Tresserras llegan a la conclusión de que “el patrimonio es potencialmente el recurso primario de una industria potente, la industria del turismo” (citado en Bertoncello, 2004: 2). En tanto patrimonio natural preservado, el atractivo turístico adquiere un plus de prestigio con respecto a otros atractivos: es algo digno de ser considerado como excepcional, universal, compartido y consensuado por todos, más allá de todo cuestionamiento (Bertoncello, 2004). Como tal merece, a la vez, ser conocido por los integrantes de una sociedad. El turismo aparece, así, como el medio más idóneo para dar a conocer y ayudar a que la sociedad valore aquello que es considerado un patrimonio de la sociedad. Además de ser conocido, el patrimonio natural preservado debe ser protegido y los recursos económicos generados por la actividad turística garantizan la protección de tal patrimonio. En consecuencia, se asiste a una proliferación de nuevos destinos turísticos donde el patrimonio natural preservado se convierte en el principal atractivo turístico. Ofreciendo toda una modalidad de turismo en crecimiento conocida como “turismo de naturaleza”7y que Schiwy (2002: 203) reconoce “sintomático de un creciente interés global en una convivencia armoniosa con el medio ambiente”. “Conjugando el conservacionismo y la preservación con la rehabilitación o la restauración” (Santana Talavera, 2002: 2). Así, el turista que opta por esta modalidad de turismo “busca internarse en un mundo que se percibe como natural y apacible, caracterizado todavía por una naturaleza exótica y atraído por el deseo de conservarla y protegerla” (Schiwy, 2002: 203)8. Teniendo en cuenta estas perspectivas y preguntas, a continuación se analiza desarrollo turístico del destino Península Valdés.

Península Valdés: actividades humanas y valorizaciones de la naturaleza. Península Valdés, es un área continental (4.000 km2 aproximadamente) ubicada en el litoral atlántico de la Patagonia Argentina, más precisamente en el noreste de la provincia del Chubut9. Es un destino turístico de la Argentina

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Figura 1. Península Valdés: ubicación de las áreas de preservación ambiental y principales atractivos turísticos. Fuente: Chubut, Provincia, 2006: http://www.chubutur.gov.ar/es/mapas/images/peninsula-patrimonio.gif con relevancia internacional creciente10. Incluye una serie de sitios donde es posible avistar fauna protegida, observar ecosistemas considerados singulares y realizar una serie de actividades tales como buceo, playa, senderismo, etc. Entre los atractivos que se promocionan como característicos del área se encuentran, la fauna marina11, la “naturaleza prístina”, su condición de patrimonio UNESCO y la pertenencia al circuito de la Patagonia (región “despoblada” y cercana al “fin del mundo”). La actividad turística se caracteriza por tener una doble estacionalidad bien marcada: una en invierno-primavera siendo la principal actividad el avistaje, especialmente do, de ballenas; la otra en verano con sol y playa, actividades náuticas y avistaje del resto de la fauna. Península Valdés es al mismo tiempo un PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

área de preservación ambiental, declarada “Área Natural Protegida” por la provincia del Chubut (año 2001) y sitio “Patrimonio Natural de la Humanidad” por la UNESCO (año 1999). La “naturaleza” y específicamente la fauna marina, es aquello que se protege. Asociado a Península Valdés se encuentra el principal centro urbano: Puerto Madryn. Además de ser el centro de servicios (hotelería, gastronomía, aeropuerto, puerto de cruceros, etc.) y punto de partida de todos aquellos turistas que desean visitar Península Valdés, Puerto Madryn posee playas, sitios de buceo y sitios para el avistaje de fauna, especialmente ballenas en invierno-primavera. Históricamente, toda el área ha estado sujeta a distintos procesos de valorización social: su vegetación fue alimento para la ISSN 1695-7121

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cría de ganado ovino destinado a la producción lanar; la presencia de salinas fue aprovechada por la industria de la sal para la conservación de alimentos antes de la utilización del frío; sus costas fueron sitio de caza de mamíferos marinos (lobos, elefantes, ballenas) para las distintas industrias, además, sitio de pesca artesanal de mariscos y otras especies. Puerto Madryn se constituyó, a fines del siglo XIX, como el puerto de salida de los productos agrícola ganaderos producidos en toda el área y especialmente en las colonias galesas situadas en el valle inferior del río Chubut, con las cuales estaba conectada a través del Ferrocarril Central Patagónico. Los principales ingresos de la población local provenían de la esquila ganadera, los sueldos pagados por el ferrocarril y la actividad portuaria y aduanera. En la década de 1950, toda el área entró en una fase de crisis asociada al cierre del ferrocarril, junto con el cese de las franquicias aduaneras, el trazado de la ruta nacional 3 alejado del pueblo y la crisis del mercado internacional de la lana. Como forma de enfrentar esta situación se implementaron políticas de radicación industrial y comenzó a desarrollarse el turismo. Pero recién con la instalación, en la década de 1970, de la fábrica de elaboración del aluminio “Aluar” y las obras de infraestructura complementarias la situación empezó a revertirse12. Paralelamente, la cantidad de habitantes de Puerto Madryn experimentó un aumento considerable con respecto a las décadas anteriores13. Actualmente, la base de la economía del área tiene como ejes a la industria pesquera, la metalúrgica, la construcción, el puerto14 y, en menor medida, la lana. El turismo es considerado hoy y desde hace veinte años aproximadamente como un factor dinamizador de la economía local15.

Los inicios del turismo: una alternativa a la crisis. A pesar de que existen indicios de actividad turística en la zona ya desde las primeras décadas del siglo XX (Schlüter, 2003), es en la década de 1950 que el turismo aparece como una alternativa de desarrollo ante largos períodos de recesión y estancamiento económico (Torrejón, s/f.).

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Torrejón es explícito en cuanto a la función que podría cumplir el turismo para la economía local: “desde la fundación del Club Náutico Atlántico Sud, (...) los amantes de los deportes acuáticos del Noreste del Chubut, vivíamos investigando qué actividades se podrían desarrollar en nuestras costas para ampliar el genuino disfrute y la calidad de vida de los lugareños y de interés para los forasteros” (Sanabra, s/f.: 27). El tipo de turismo que fue surgiendo se vinculó con las actividades náuticas y acuáticas ya que la opción balnearia similar al litoral bonaerense, por razones de distancia y logística no era competitiva (Torrejón, s/f.). Entre las distintas actividades, aquellas disciplinas subacuáticas, como la caza submarina y el buceo, fueron las que más se destacaron haciendo de Puerto Madryn el principal destino a escala nacional con el rótulo de “capital argentina del buceo”16. El turismo era una actividad económica generadora de otras actividades económicas. Durante la realización de los torneos náuticos y acuáticos, e incluso los días previos, Puerto Madryn se veía convulsionada con la llegada de los competidores y sus familiares. La capacidad hotelera y gastronómica que ofrecía la ciudad era ocupada casi siempre en su totalidad (Sanabra, s/f.). Por otro lado, esta valorización turística del área (asociada a los deportes acuáticos y náuticos) fue, en una primera instancia, iniciativa de ciertos grupos particulares, siendo la participación estatal limitada17. Así, en la década de 1950 un grupo de jóvenes creó el Club Social y Deportivo Madryn que “oficializaba los aconteceres pro turísticos de esos años” (Torrejón, 2006). Posteriormente, miembros del mismo club fundaron el Club Náutico Atlántico Sud (CNAS) especializado en deportes náuticos, el cual ordenó las actividades recreativas y turísticas del lugar. El CNAS “prestó el servicio a la provincia del Chubut de cubrir hasta 1964 la mayor parte de las facetas organizativas y promotoras de acontecimientos turísticos” (Torrejón, 2006). Organizó los primeros concursos de pesca de altura del país (como el campeonato patagónico de pesca de altura del salmón de mar) y los campeonatos argentinos de caza submarina. También se encargó de la promoción y difusión turística. En 1957 editó

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el primer folleto promocionando Puerto Madryn (Sanabra, s/f.). Además, entregaba a las delegaciones de selección nacional de las distintas especialidades náuticas, documentación y folletería para promocionar Puerto Madryn en las distintas competencias internacionales. Finalmente, el presidente del CNAS fue el responsable de la Comisión Regional del Turismo, considerada la primera entidad intermedia representativa del sector turístico.

Institucionalización del turismo: las áreas de preservación ambiental como atractivo turístico. En el año 1964, fue aprobada la ley provincial de turismo (Nº 436). Esta ley creaba

la Dirección Provincial de Turismo como una entidad autárquica y marca un antes y un después en el desarrollo del turismo en la zona: por primera vez el estado provincial iba a ser responsable y promotor de esta actividad. Pero principalmente, la actividad turística aparece estrechamente vinculada con la preservación ambiental, como el medio más idóneo para la conservación de la “naturaleza”. Esto se refleja claramente en el capítulo III, artículo 8, de esta ley. Establece que la Dirección Provincial de Turismo deberá “conservar las zonas y lugares de turismo declaradas como tales por el Poder Ejecutivo y adoptar medidas que considere necesarias para proteger las bellezas naturales, la flora, la fauna y todo aquello que constituya una fuente de atracción turística, cultural, estética y económica” (Torrejón, s/f: 2). El turismo, por lo menos desde lo institucional, aparecía como un factor clave en la creación de las áreas de preservación ambiental. En 1967, con la ley provincial Nº 697, se crearon las primeras tres reservas faunísticas del sistema provincial de áreas protegidas con sus respectivos planes de manejo: Punta Norte, Isla de los Pájaros y Punta Loma. Fueron administradas por la Dirección Provincial de Turismo y alternativamente aparecieron con el nombre de “Reserva Natural Turística” o de “objetivo específico o definido”. Posteriormente, se crearon nuevas áreas de preservación ambiental que fueron incorporadas al sistema, todas con finalidad turística: en 1974 se creó el “Parque Marino Provincial Golfo

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San José” (ley Nº 1.238); también en 1974, se creó el “Área Natural Turística de Punta Pirámide”; finalmente en 1977 se crearon las “Áreas Naturales Turísticas de Caleta Valdés” y “Punta Delgada”. Con la creación de estas áreas, lo que se buscaba preservar eran las especies faunísticas (y sus habitats) a través de su aprovechamiento turístico. Es muy probable que el avance en la conservación de la fauna, estuviera acompañado por una pérdida de rentabilidad en la caza y la comercialización de pieles y aceites de las distintas especies a partir de su sustitución por productos sintéticos. Pero lo que también es cierto es que recién cuando podían “despertar el interés turístico” (Torrejón, s/f.) se comenzaron a interrumpir los permisos de caza y se empezó a aplicar la legislación vigente. Con el tiempo, estas mismas especies se transformaron en las hoy especies “carismáticas” del turismo. Este es el caso de la ballena franca austral la cual era cazada por el valor de su carne como alimento humano. Esta ballena era preservada a través del “Acuerdo Internacional para la Regulación de la Cacería de Ballenas” en 1937 y del cual participaba Argentina. Mediante este tratado se acordó la prohibición de su caza pero fue constantemente violado hasta la segunda mitad del siglo XX. Su caza comienza recién a disminuir hacia la década de 1970, en coincidencia con los inicios de su avistaje embarcado en Península Valdés, cuando algunos buzos marisqueros locales notaron el interés que las ballenas despertaban en los escasos turistas que visitaban el área. Comenzaron a realizar excursiones esporádicas en sus embarcaciones, a las que luego adaptaron para el traslado formal de mayor cantidad de pasajeros. Según sus relatos, en esos primeros años se navegaba con lanchas muy chicas (cabían como máximo, ocho personas), el servicio de avistaje se limitaba a los meses de octubre y noviembre y la cantidad de ballenas que arribaban al área era inferior a la actualidad. Algunos de estos buzos marisqueros se transformaron en dueños o representantes de las empresas que tienen actualmente la concesión exclusiva del avistaje embarcado de la ballena franca austral. Este ejemplo confirma, por otro lado, que el desarrollo de la preservación am-

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biental es, en realidad, una forma posterior de aprovechamiento humano de la naturaleza en Península Valdés. Es decir, la idea de “naturaleza prístina” que se busca preservar y a la que recurre el turismo como atractivo de Península Valdés no es estrictamente así. Por otro lado, alrededor de estas definiciones de preservación ambiental fue clave el papel de autoridad que ejercieron los distintos discursos científicos provenientes de profesionales especialistas. Estos saberes fueron definiendo cuales características y elementos naturales de estos sitios deberían ser preservados. Pero fundamentalmente, estos discursos contribuyeron en justificar aquello que posteriormente será reconocido y definido como patrimonio natural preservado, muy estrechamente vinculado a su potencial turístico. En 1964, visitó Península Valdés el entonces Director del Zoológico de Nueva York, Dr. William Comway. Sugirió, en ese momento, oportuno cuidar las colonias faunísticas de la zona para poder despertar el interés de visitantes en el contexto de un creciente interés a escala mundial por los animales silvestres y los ambientes inéditos y poco alterados. Así, Comway se convirtió en asesor científico para la creación de las áreas protegidas con finalidad principalmente turística (Torrejón, s/f.). En realidad, la sugerencia de Comway reflejaba el “imaginario turístico” presente en las sociedades de origen de los posibles visitantes y revelaba, de esta forma, la potencialidad turística de aquello a preservar. Esto mismo se refleja en los relatos de los buzos marisqueros que ofrecían las primeras excursiones embarcadas para el avistaje de ballenas. Según ellos, los turistas extranjeros que requerían el servicio eran los únicos que tenían una “conciencia ecológica” e interés por los animales. Incluso afirmaban que fueron estos turistas los que “nos trasladaron esa conciencia”. El discurso científico suministró, además, información acerca de la manera más optima de aprovechamiento turístico de aquello que se buscaba preservar. Así, tiempo después de la llegada de Comway, el mismo Zoológico de Nueva York, financió estudios sobre la ballena franca austral y envió a Península Valdés al hoy considerado el mayor especialista en el tema: Roger

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Payne. De dichos estudios18 se desprenden conclusiones que hoy son difundidas y utilizadas como “fortalezas turísticas”19 del avistaje de esta ballena y que ubican a Península Valdés como uno de los lugares más importantes de reproducción y cría del mundo de esta especie (Chubut, 200620). De este mismo estudio surgió también un “modelo” considerado “científico” de aprovechamiento turístico de la ballena franca conocido como “avistaje patagónico”. Se trata del actual avistaje embarcado que ofrecen las empresas operadoras (autorizadas por la Secretaría de Turismo provincial a través de la ley provincial Nº 2.381/84) y hoy considerada actividad emblemática del turismo de la región y de carácter singular a escala mundial. (Chubut, 200621; Schlüter, 1996). Los distintos organismos estatales también contribuyeron en esta “justificación científica” al servicio del desarrollo del turismo. La Administración de Parques Nacionales, brindó asesoramiento enviando funcionarios para la creación de las primeras áreas de preservación ambiental con finalidad turística y en la redacción de las primeras leyes y planes de manejo. Por iniciativa de la Secretaría de Turismo provincial que buscaba una “vía científica para utilizar los recursos turísticos en forma responsable”, el estado nacional financió la instalación en 1970 de un Centro de Investigación de Vida Silvestre en Puerto Madryn dando origen al hoy Centro Nacional Patagónico (CENPAT) (Torrejón, s/f.). Paralelamente se realizaron de manera sistemática reuniones científicas como los “Seminarios Internacionales de Áreas naturales y Turismo”; se realizaron estudios, investigaciones y asesoramientos técnicos para el desarrollo de emprendimientos turísticos, generalmente financiados por el Consejo Federal de Inversiones (CFI); se construyeron viviendas para albergar a los especialistas interesados en estudiar las características biológicas del área; y como una forma de brindar opciones educativas y no meramente recreacionales a los turistas que visitaban las distintas áreas protegidas, se construyeron en los sitios de avistaje, instalaciones específicas con información científica básica y orientativa, conocidos como “Centros de Interpretación”. Un caso particular es aquel relacionado

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con los cambios sustanciales que tuvieron las actividades acuáticas, específicamente el buceo. Son continuamente citados como claves los estudios científicos y visitas que en las décadas de 1960 y 1970 realizó el famoso oceanógrafo ecologista francés Jacques Cousteau. Atraído por ser considerado el Golfo Nuevo como uno de los más profundos del planeta y por su gran variedad de fauna, Cousteau lo calificó como el tercer mejor lugar del mundo para la práctica del buceo. Después de haber sufrido una fuerte declinación, el buceo fue adquiriendo un nuevo perfil, más recreativo y para un público más amplio, que el original perfil “cazador” y competitivo, aprovechando además los avances tecnológicos para su práctica en aguas frías. Hoy en día el buceo es promocionado como una actividad que permite un acceso diferente a la “naturaleza preservada” permitiendo el avistaje de fauna marina en su mismo hábitat. Por ejemplo la Asociación de Operadoras de Buceo de Puerto Madryn ya ofrece en conjunto con la Secretaría de Turismo de Chubut, la alternativa de buceo con lobos marinos22. Consolidación de la actividad turística: la patrimonialización de las áreas de preservación ambiental. El papel del discurso científico no se restringió solamente con la institucionalización de la actividad turística y los inicios de la preservación ambiental. Posteriormente, bajo distintas justificaciones (especialmente biológicas) la misma concepción de preservación fue cambiando. Las distintas especies y áreas de preservación ambiental fueron recibiendo en los siguientes años nuevas protecciones, modificaciones en lo que respecta al manejo de su conservación y finalmente la definición como patrimonio, con el objetivo simultáneo de un mejor aprovechamiento como atractivo turístico. Así, “la ciencia parece ser el medio más adecuado para la formalización del patrimonio a conservar (...) basado en el principio epistemológico de la universal validez de la razón” (Prats, 1998: 73). Estos cambios coinciden justamente con los años en que la actividad turística en Península Valdés empieza a consolidarse y adquiere las características actuales de

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turismo de naturaleza. Asociado a una serie de medidas de preservación y patrimonialización específicas, en la década de 1980, la ballena franca austral adquiere el carácter de atractivo turístico “emblemático” de Península Valdés: pasa a estar protegida internacionalmente por el “Tratado Ballenero Internacional” (Comisión Ballenera Internacional), que prohíbe su caza; por la “Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna” (CITES, apéndice I) que prohíbe toda acción de comercio internacional a la cual Argentina adhirió a través de la ley nacional Nº 22.344 de 1980; en 1984 es declarada “Monumento Natural Nacional” a través de la ley nacional Nº 23.094, (Argentina, 2006); finalmente, en 1995 se crea una “Reserva Natural Estricta” específica para su protección en el sector norte del Golfo Nuevo a fin de evitar la colisión con embarcaciones. En este período también se sanciona la anteriormente citada ley provincial Nº 2.381/84 que regula la actividad de avistaje embarcado. Sobre las antiguas áreas de preservación ambiental se realizaron distintas modificaciones en lo que respecta a su manejo y administración pero especialmente en lo que respecta a su posibilidad de aprovechamiento turístico. Primero, en 1983, (ley provincial Nº 2.161modificada por ley Nº 2.580) se crea la “Reserva Natural Turística de Objetivo Integral Península Valdés” que integraba en un único sistema administrativo y por lo tanto en un mismo circuito turístico, las distintas reservas naturales anteriormente creadas en la zona de Península Valdés. Posteriormente, en el 2001, (ley provincial Nº 4.722) sobre la base de la antigua “Reserva Natural Turística de Objetivo Integral Península Valdés” se crea la actual “Área Natural Protegida Península Valdés” (ANPPV) que abarca, en forma completa, todo el territorio de la península. En esta nueva área de preservación ambiental las distintas reglamentaciones y restricciones de uso se ajustaron de acuerdo al constante crecimiento de turistas que circulan por Península Valdés y a los requisitos necesarios para obtener la declaración de “Patrimonio de la Humanidad” por UNESCO23. Lo anterior se refleja en los objetivos de la ley 4.722 (tercer artículo): “a) Mantener muestras representativas

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de los ecosistemas terrestres, costeros y marinos, que aseguren la continuidad de los procesos naturales, b) Proteger el patrimonio paisajístico, natural y cultural; c) Facilitar la investigación y el monitoreo del área en sus aspectos naturales, culturales y sociales; d) Promover actividades sostenibles compatibles con la conservación del área como turismo, pesca, y maricultura artesanal y ganadería; e) Propiciar el conocimiento y el valor del área protegida en los habitantes de la región.” (Chubut, 200624). Actualmente, los trabajos que se están llevando a cabo y los proyectos en el ANPPV generalmente están vinculados con la idea de aumentar y mejorar la oferta de atractivos turísticos: reacondicionar la infraestructura de los centros de interpretación o crear más miradores para el avistaje de fauna en la Península. Finalmente, hoy en día y al igual que en 1964, la actividad turística sigue apareciendo, en términos institucionales, como la “mejor administradora” para la conservación de la “naturaleza”. Así, junto con la creación de la ANPPV, se redactó un plan de manejo “participativo”25 y se creó un nuevo ente público mixto no estatal26 para su administración. Este tiene jurisdicción en exclusividad sobre todo el territorio de Península Valdés y está presidido por la Secretaría de Turismo provincial.

Reflexiones finales El surgimiento del turismo en Península Valdés está estrechamente relacionado con la cuestión del desarrollo económico del lugar. Es decir, el motor del surgimiento de la actividad turística es la necesidad de encontrar una alternativa o solución concreta para superar la crisis estructural por la que atravesaba la sociedad local, más que por un interés en mostrar sus cualidades al mundo. De esta forma, y como estrategia para instalar el turismo, los primeros gestores tuvieron que ir definiendo cuales iban a ser los atractivos turísticos. Aprovechando ciertas circunstancias coyunturales estos atractivos turísticos fueron en principio coincidiendo con las actividades náuticas y acuáticas y posteriormente (y actual-

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mente) con las ideas de preservación y patrimonialización de la naturaleza. Este devenir del turismo refuerza una de las ideas más fuertes de este trabajo: aquella que afirma que tanto los atractivos turísticos como las ideas de preservación y patrimonialización de la “naturaleza” son el resultado de distintos procesos de valorización social donde entran en juego intencionalidades, valores e ideas y reflejan el interés de ciertos sectores de la sociedad. Por otro lado, estos elementos están fuertemente vinculados con los “imaginarios” arraigados en las sociedades de origen de los turistas. En Península Valdés, fue clave la incidencia de valores y gustos externos por la fauna y la “naturaleza prístina” asociado al papel de autoridad que ejercieron los distintos científicos convocados y el accionar de distintos actores, especialmente el papel del estado. De esta forma, la ballena franca austral se convirtió, en un proceso de más de medio siglo, en uno de los animales más admirados y contemplados (patrimonio natural preservado y atractivo turístico) y luego de haber sido uno de los más cazados en la costa patagónica. En referencia a la pregunta central del trabajo, el caso Península Valdés muestra como la idea de preservación de la “naturaleza” y su definición como patrimonio no es

independiente ni preexistente a su valorización por el turismo. Estos elementos

están vinculados constantemente y desde un principio tanto en el nivel discursivo como material. Así, el turismo tuvo y sigue teniendo un rol activo en la creación misma de aquello que será definido como área de preservación ambiental y patrimonio natural preservado, no siendo simplemente un mero “usuario” de estos elementos. Llevando la afirmación anterior a un extremo y teniendo en cuenta un contexto mundial de “inflación patrimonial”, el gran valor simbólico y atractivo del patrimonio natural preservado para el turismo, así como el surgimiento de nuevos destinos turísticos asociados y el potencial económico que la actividad turística puede generar, cabría preguntarse “¿hasta qué punto la lógica económica organiza un proceso como el de patrimonialización (...) que se propone como expresión del interés común ocultando intereses sectoriales?” (Bertoncello, 2004: 05). Tanto para la gestión del turismo

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como del patrimonio, se tratan de cuestiones significativas que merecen ser profundizadas.

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Una versión preliminar ha sido presentada en el “Primer Congreso de Geografía de Universidades Nacionales”, Río Cuarto 2007. El autor agradece los comentarios de Rodolfo Bertoncello y Analía Almirón.

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El uso del término genérico “áreas de preservación ambiental” hace referencia a una enorme variedad de nombres y categorías utilizadas en la literatura como “reserva”, “parque”, “área natural”, “área protegida”, etc. 3 Ver: http://www.icbargentina.com.ar/template.asp?op=6 _2a 4 Si bien la autora hace referencia en su artículo a las postales argentinas “emblemáticas”, aquí se considera adecuada esta definición para el caso de los atractivos turísticos. 5 Según el autor, el “imaginario turístico occidental” está marcado por cuatro idearios principales: la “conquista de felicidad”, el “deseo de evasión”, el “descubrimiento del otro” y el “regreso a la naturaleza”. 6 Choay (1992) define este fenómeno como “inflación patrimonial”. Según ella, se expresa en tres tipos de aumentos: inclusión de nuevos bienes; inclusión de bienes cada vez más contemporáneos; e inclusión de bienes de nuevas áreas geográficas. 7 Esta consideración por “la naturaleza” no es algo nuevo. Se podría decir, en términos turísticos, que se trata de un nuevo “regreso a la naturaleza pura”, no tocada por el hombre. En la segunda mitad del siglo XIX, en correlación con la creación de los primeros parques nacionales, sectores medios de las sociedades norteamericana y europea se desplazaban a estas áreas para pasar sus días de descanso junto a la “naturaleza” (Bertoncello, Castro y Zusman, 2003). 8 Es importante aclarar que la autora hace referencia en su artículo al “ecoturista”, un tipo particular de turista que visita la “naturaleza”. Sin embargo al no diferenciarlo de otros tipos de “turistas de naturaleza” en este trabajo se los considera por igual. 9 Ver figura 1. 10 Tanto los gestores locales responsables de la actividad, como las cámaras empresarias involucradas, sostienen que existe un constante crecimiento de visitantes, principalmente del exterior. 11 La lista de fauna que es posible avistar es casi interminable e incluye fauna terrestre, fauna costera-marina y aves migratorias. Sin embargo, las especies más “carismáticas” desde lo turístico son cinco: la ballena franca austral, el pingüino de Magallanes, el lobo marino de un pelo, el elefante marino del sur y la orca. 12 Entre las obras más importantes se menciona: la construcción del muelle mineralero “Almirante Storni” al norte de la ciudad; la Central Hidroeléctrica Futaleufú (en Trevelín a 500 Km. al oeste, en la cordillera de los Andes) para abastecer de energía eléctrica a la fábrica “Aluar” y a la ciudad; y un nuevo acueducto para el abastecimiento de agua potable proveniente del río Chubut. 13 Según el Censo Nacional de Población de 1947 Puerto Madryn contaba con 3.441 habitantes. En los Censos Nacionales de Población de 1960 y 1970, contaba con 5.586 y 6115 habitantes respectivamente. En Censo Nacional de Población de 1980 esta cifra ascendió a 20.709 habitantes, en

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1991 a 44.916 y finalmente en el 2001 a 57.614 habitantes. 14 Es considerado el puerto de mayor profundidad del país. 15 Los funcionarios locales entrevistados reconocen que el turismo es un gran demandante de empleo en el ámbito local (aunque no hay especificaciones sobre la calidad de los empleos), especialmente en actividades de servicios como la gastronomía, el transporte, etc. 16 Los distintos especialistas coinciden en destacar y valorar ciertas ventajas naturales específicas de la zona con respecto a otros sitios nacionales: el poco oleaje por ser un golfo cerrado; la claridad del agua; la temperatura no tan fría para la inmersión; la riqueza del fondo marino en flora, fauna y geoformas; y finalmente la variedad de escenarios existentes. 17 El principal proyecto estatal llevado a cabo fue la creación de la “Comisión Promotora del Turismo Submarino de la Bahía Nueva” (COPROSUB) en la década de 1960 para la construcción de arrecifes artificiales. 18 Los estudios se basaron en el “método Payne” por haber sido desarrollado por este especialista. Consiste en la identificación de las callosidades que presenta la ballena franca austral (cuyas formas y tamaños varían entre un individuo y otro) y permite estudiar el comportamiento y los desplazamientos que realiza. 19 Las “fortalezas turísticas” mencionadas son: pocas especies de ballenas son tan fáciles de observar y sociables como las ballenas francas; una parte significativa de la población mundial arriba cada año, durante el invierno y la primavera, a los Golfos San José y Nuevo para la reproducción y cría y en menor medida para su alimentación; y existen pocos lugares en el mundo donde se las puede observar con la facilidad que existe en el Golfo Nuevo, tanto embarcado desde Puerto Pirámide como desde la costa. 20 Ver: http://www.chubutur.gov.ar/es/atractivos/ballenas.h tml; Argentina, República, 2006 21 Ver: http://www.chubutur.gov.ar/es/legislacion/PMPV11-CapII.pdf 22 Existen también desde hace un tiempo proyectos para realizar buceo con ballenas. Estos proyectos generan una gran oposición entre la mayoría de los grupos ambientalistas locales. 23 La sanción definitiva de la ley de creación del ANPPV fue requisito clave para obtener tal distinción, a pesar de que la declaración de UNESCO fue previa (1999). 24 Ver: http://www.chubutur.gov.ar/es/atractivos/ballenas.h tml 25 En el desarrollo del plan de manejo participaron distintos sectores interesados e involucrados de la sociedad local. 26 Este ente llamado “Administradora” empezó a funcionar recién en el 2003 (dos años después de la

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creación por ley de la ANPPV) y actualmente concentra las competencias que anteriormente estaban dispersas en distintos organismos estatales. Participan en ella distintos sectores productivos y sociales locales que, en general, estuvieron también involucrados en el desarrollo del plan de manejo del ANPPV.

Recibido: 3 de noviembre de 2007 Reenviado: 15 de mayo de 2008 Aceptado: 30 de septiembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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Interpretando el genesis del descanso: una aproximación a los mitos y rituales del turismo Maximiliano Korstanje ii Universidad de Palermo (Argentina)

Resumen: Los mitos y los rituales han sido analizados durante mucho tiempo por la antropología. Sin embargo, existen pocos estudios que los vinculen a los procesos de descanso, y a la lógica del trabajo. El siguiente artículo pretende ser un aporte novedoso, a la función de las vacaciones como procesos rituales de expiación. El marco referencial utilizado se basa en dos trabajos del historiador Mircea Eliade titulados Mito y Realidad, publicado en 1968; y El Mito del Eterno Retorno, de última reimpresión en 2006. Palabras clave: Mitos; Ritos; Expiación; Vacaciones.

Abstract: The myths and the rituals have been analyzed during a lot of time by the anthropology. However, few of them are linked to the processes of rest and to the logic of the work. The following article seeks to be a novel contribution, to the function of the vacations like ritual processes of atonement. The state of art is based on two Mircea Eliade works -titled Myth and Reality, published in 1968; and The Myth of the Eternal Return, re-printed in 2006. Keywords: Myths; Rituals; Atonement; Holidays.

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• Maximiliano Korstanje es licenciado en Turismo por la Universidad de Morón y Candidato a Doctor en Psicología Social por la Universidad Argentina John F. Kennedy. Se desempeña como docente de la Universidad de Palermo (Argentina) y es investigador miembro de AIEST (Asociación Internacional de Expertos científicos en Turismo, Saint Gallen, Suiza) E-mail: [emailprotected]

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Introducción “Cuando de dos vivencias cuyos contenidos especificables no son nada diferentes una es considerada como una aventura y la otra no, lo que se pone en juego para conferir a una tal significado y negárselo a la otra es esa diversidad en la relación con el todo de nuestra vida” (Simmel, 2002:17).

Así comienza uno de los ensayos de un conocido sociólogo alemán, Georg Simmel, sobre lo elementos que condicionan al espíritu humano en necesidad de aventurarse hacia lo desconocido. En parte, el objetivo de nuestro ensayo no parece ser tan universal como el de Simmel, pero (en algún sentido) la relación que el sujeto tiene su realidad ontológica, más precisamente con ciertos elementos del factor lúdico, presuponen cierta universalidad metodológicaexplicativa. Llegan las vacaciones que son reconocidos (ocasionalmente merecidos) procesos temporales de descanso. En este contexto, muchas personas se deciden a emprender viajes hacia destinos turísticos los cuales (también por lo general) se ubican a una distancia considerable con respecto al centro de donde el sujeto es originario. Las preguntas que subyacen luego de la observación precedente se vinculan a: 1) ¿Por qué existe la creencia que un individuo debe desplazarse fuera de su hogar para descansar?, 2) ¿Qué papel juega el mito como realidad fundadora en esa creencia?, y 3) ¿cuáles son los orígenes de ese mito y que documentos pueden utilizarse para su estudio?. En este sentido, partimos de una hipótesis inicial algo sugestiva: la creencia mo-

derna de que el desplazamiento reconforta y distiende está vinculada a antiguas narraciones míticas provenientes del judaísmo (y luego del cristianismo) las cuales apuntan a la diáspora, migración o desplazamiento geográfico como una posibilidad de cambio deseado.

La metodología utilizada es netamente cualitativa de tipo exegética o de interpretación hermenéutica (filológica). Las fuentes consultadas han sido los testimonios escritos del antiguo testamento y los evangelios pertenecientes al nuevo testamento. El marco referencial utilizado se basa en

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dos trabajos del historiador Mircea Eliade titulados Mito y Realidad, publicado en 1968; y El Mito del Eterno Retorno, de última reimpresión en 2006. En ellos, el autor estudia la forma en que las narrativas míticas transforman y condicionan las prácticas sociales del presente; y sobre esa idea central se ha trabajado con las ventajas y desventajas que eso implica. Estado del arte Etimológicamente la palabra mito deriva del griego mythos el cual hacia referencia a un relato tradicional vinculado a la fantasía. Este concepto se encontraba separado de lo que llamaban logos (estudio). El tema de los mitos, la religión y sus vínculos con los rituales es una preocupación que lleva larga data. Ya la filosofía británica, de los siglos XVI y XVII, estaba interesada por resolver el enigma de los mitos. Uno de sus máximos exponente – aunque no el único, Thomas Hobbes, sostenía que éstos nacen tras la necesidad humana de pensar que cada cosa ha tenido un origen. A esa causa inicial, motor de “todas las cosas” es a lo que llaman Dios, y a través de esa creencia el hombre articula toda una serie de supuestos (silogismos) que lo ayudan a reducir la ansiedad que se deriva de la incertidumbre. Más específicamente con respecto al mito, en uno de sus párrafos, el autor es sumamente claro al respecto: “así, por el pro-

cedimiento mediante el cual piensan que estos agentes invisibles producen sus efectos, es decir, que causas inmediatas usaron para hacer que las cosas ocurran, los hombres que ignoran (es decir, la mayor parte de los hombres) qué es lo causante, no tienen otro medio para inquirir en dichas causas sino observar y recordar lo que han visto preceder al mismo efecto en otro tiempo o en tiempos anteriores sin advertir entre el suceso antecedente y el consecuente ninguna dependencia o conexión, en absoluto. Y por consiguiente, de las mismas cosas pasadas esperan las mismas cosas por venir, y esperan la buena o mala suerte, supersticiosamente de cosas que no tienen relación alguna con las causas” (Hobbes, 2004:78) 1 Para Marcel Mauss, los mitos y rituales

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si bien tienen un hilo conductor, deben ser considerados en forma separada. Para el autor, ambos son parte de una estructura mayor a la que llaman religión; aún cuando los rituales deben ser considerados en conjunción con las prácticas sociales mientras que los mitos se vinculan con las representaciones simbólicas o el mundo de las creencias. (Mauss, 2006:270) En Evans Pritchard, el mito debe comprenderse como aquel elemento puro, que se ubica por fuera de la perspectiva temporal de los grupos. Un acontecimiento mitológico no se ubica por medio de la sucesión de otro, ya que su función es legitimar o explicar las costumbres en forma generalizada. Por ende, el autor señala que el mito no puede ser estratificado en forma estructural; en otras palabras no existe dentro de la estructura social un lugar definido (en la medida temporal de la tribu) para los actores involucrados en el suceso mítico (EvansPritchard, 1977: 125). En Edumund Leach no existe una diferencia conceptual entre mito y ritual. Particularmente, éste antropólogo inglés sostiene que el ritual es una práctica simbólica mientras que el mito es su equivalente en un mundo hipotético o de ideas. Tanto uno como el otro, en este punto representan la estructura social y las relaciones permitidas o desaprobadas. El mito para Leach como para los antropólogos británicos se ubica por detrás de la práctica social. Consecuentemente debe ser estudiado dentro de su ámbito cultural (Leach, 1954) (Leach, 1965) (Morris, 1995). De cierta forma, los mitos y rituales pueden ser considerados como tipos de lenguajes capaces de justificar y legitimar procesos más amplios de organización social como los derechos públicos, el estatus, el prestigio o el poder mismo (Balandier, 2004:104). En efecto, Malinoswski sostiene que el mito es un relato vivo el cual hace referencia al orden creador; tal como para las sociedades occidentales lo es la historia bíblica, para los salvajes el mito representa toda una estructura de creencias y de prácticas sociales. En palabra del propio autor “el

mito cumple en la cultura primitiva una función indispensable: expresa, exalta y codifica las creencias; custodia y legitima la moralidad; garantiza la eficiencia del ritual

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y contiene reglas prácticas para aleccionar al hombre. Resulta así un ingrediente vital de la civilización humana; no un simple relato, sino una fuerza activa tesoneramente lograda; no una explicación intelectual o una fantasía artística, sino una carta pragmática de fe primitiva y sabiduría moral” (Malinoswski, 1998:27)

En Lévi-Strauss un mito es una clase de narración o cuento que habla de un pasado y que alude a ciertas justificaciones de conductas en el presente. Por lo general, el mito tiene como función conciliar ciertas contradicciones u oposiciones del sistema social. Su sentido no se encuentra en los relatos en sí mismos, sino en la articulación que los diferentes mitos tienen entre ellos y su vínculo con el mundo social. La hipótesis que surge de lo expuesto, lleva a pensar que los mitos (en realidad) poseen estructuras semejantes en todas las sociedades. En una de sus más celebres obras, Lévi Strauss sostiene “el sistema mítico y las

representaciones a que dan lugar sirven, pues, para establecer relaciones de hom*ología entre las condiciones naturales y las condiciones sociales o, más extensamente, para definir una ley de equivalencia entre contrastes significativos que se sitúan sobre varios planos” (Lévi-Strauss, 2003:139)

La característica humana está sujeta a varias contradicciones, la función central de los mitos (estructuras mitológicas) es coordinar esas incongruencias –que son de por sí irracionales interiorizándolas en el individuo. Un ejemplo claro sobre ellas, es la relación entre la muerte humana y el concepto de trascendencia e inmortalidad (luego del deceso biológico). (Lévi-Strauss, 1991) (Lévi-Strauss, 2002) (Leach, 1965:2230). Particularmente, el mito resuelve en el plano abstracto la oposición (irreconciliable) entre naturaleza y cultura (dentro de la lógica binaria). (Peirano, 2000) Para Van Gennep el ritual no puede ser analizado en forma separada como un todo que se subdivide en partes sucesivas. En la interpretación ritual existen tres procesos que se vinculan a separación, transición y reincoporación. El sujeto es separado de su grupo, acondicionado en un estado liminar y reconducido a su nuevo estado (status) (Van Gennep, 1986) Este aporte al estudio de los rituales y el mito tuvo muchas influencias en la antropología pero sobre todo

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en Victor Turner. Es precisamente en Turner que el ritual va a ser comprendido como un símbolo, sujeto a la producción humana. Al respecto, el autor señala “entiendo por ritual una

conducta formal prescrita en ocasiones no dominadas por la rutina tecnológica, y relacionada con la creencia en seres o fuerzas místicas. El símbolo es la más pequeña unidad del ritual que todavía conserva las propiedades específicas de la conducta ritual; es la unidad última de la estructura específica en un contexto ritual” (Turner, 1999:22). En efecto, para el autor los rituales corresponden a procesos específicos por medio de los cuales los grupos se adaptan a su entorno y regulan ajustes internos con otros grupos. El mantenimiento y elaboración de los rituales obedece a un mito central o texto fundador que se remonta a un pasado lejano. 2 Cliford Geertz señala al ethos y la cosmovisión como dos elementos fundamentales de la vida cultural. El primero hace referencia expresa a todos los elementos de evaluación que orientan a determinada cultura como por ejemplo, la moral, el estilo de vida, etc. La cosmovisión, en cambio, se vincula (instrumentalmente) con los aspectos cognitivos que hacen comprensible al individuo esa forma de vida (ethos). En esta línea, los ritos no sólo están vinculados al mundo religioso, sino que se enfrentan y se confirman así mismos. “los

ritos y la creencia religiosa se enfrentan y se confirman recíprocamente; el ethos se hace intelectualmente razonable al mostrarse que representa un estilo de vida implícito por el estado de cosas que la cosmovisión describe, y la cosmovisión se hace emocionalmente aceptable al ser presentada como una imagen del estado real de las cosas del cual aquel estado de vida es una auténtica expresión” (Geertz, 2005: 118)

Un estudio etnográfico del antropólogo argentino Pablo Wright en la tribu qom (tobas takshek) oriundos de Formosa- señala que existe un pasado inmemorial en el cual los antiguos llevaron a cabo ciertas actividades fuera de lo ordinario. Ese pasado hace referencia al mito en el sentido en el cual se viene analizando. La tierra en ese entonces estaba habitada por seres los cuales se caracterizaban por ser valientes y vivían sólo de la caza y/o la pesca. Luego

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sobrevino el tiempo de los curas, período que se ubica de 1901-1940; el tiempo de Juan Chur (1932-1940), o de misioneros protestantes y el tiempo de la colonia aborigen que va desde 1958 en adelante (momento en que la colonia franciscana cierra sus puertas). A través del estudio de testimonios orales el autor demuestra que si bien el mito tiene cierta influencia sobre el tiempo presente, éste se ve limitado por el transcurrir histórico y los procesos de aculturación que de él se derivan. (Wright, 2002) Otro interesante abordaje de Cesar Ceriani Cernadas (también) en la tribu qom, ha demostrado (según el modelo de drama social de Victor Turner) en primer lugar, que los rumores tobas sobre los mormones ofrecieron un explicación (justificación) discursiva como regulador del conflicto; por otro lado, los modelos míticos ofrecen representaciones simbólicas de identidad ante dicho drama o conflicto. Los procesos de crisis o ruptura son sustentados ideológicamente por medio de rumores y chismes. Aquellos unidos al rumor y por tanto a la mitopoiesis construyen una identidad alternada (contraria) a aquellos sobre los cuales el chisme hace referencia discursiva. En estos procesos, existen sentimientos ambiguos de fascinación y miedo, que implican un vínculo de poder y sumisión. Particularmente, Ceriani Cernadas se propone describir como los conflictos inter-grupales se articulan y legitiman por medio de la manipulación de los elementos mitológicos. (Ceriani Cernadas, 2003) En Mircea Eliade el estudio del mito adquiere una característica que es por demás interesante y particular. El autor comenta que el mito en la antigua Grecia hacía referencia a una ilusión (como ya se ha mencionado), luego continua su análisis y sostiene que “comprender la estructura y la

función de los mitos en las sociedades tradicionales en cuestión no estriba sólo en dilucidar una etapa en la historia del pensamiento humano, sino también en comprender mejor una categoría de nuestros contemporáneos” (Eliade, 1968: 14). ¿Empero que quiere decir Eliade con tal afirmación? ISSN 1695-7121

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El modelo del Mito en Mircea Eliade Mircea Eliade nació en 1907 en Bucarest (Rumania) donde estudio el bachillerato y finalmente filosofía. Al terminar “la Gran Guerra” viaja a París donde llega a ser profesor de la Ecole Pratique des Hautes Etudes y posteriormente en los Estados Unidos (Universidad de Chicago) como profesor en Historia de las Religiones. Dentro de su formación y el contexto, consideramos que el autor tiene mucho para aportar en el estudio de los mitos. Según su obra Mito y Realidad, Eliade afirma que el mito debe comprenderse como una historia fabulada la cual relata un acontecimiento atemporal que ha tenido lugar en un pasado mejor. Como tal, éste adquiere una complejidad que puede adaptarse e interpretarse en perspectivas múltiples. Específicamente “el mito cuenta una

historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los comienzos. Dicho de otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los seres sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea esta la realidad total, el Cosmos, o solamente un fragmento … el mito no habla de lo que ha sucedido realmente, de lo que se ha manifestado plenamente …los mitos revelan, pues, la actividad creadora y desvelan la sacralizad (o simplemente la sobre-naturalidad de sus obras)” (Eliade,

1968:18). Sin embargo, esta supuesta historia no es ajena al presente de los individuos, sino que por el contrario moldea, condiciona y tonifica las prácticas sociales. El mito hace referencia a la primera vez que se llevó a cabo dicha práctica y cómo ésta debe perpetuarse a través de las distintas generaciones; en parte debido a que los personajes involucrados son extra-ordinarios, pero también debido la forma en que se ejecutó por vez primera (lo cual presupone que es mejor que como se realiza la práctica en la actualidad). (Eliade, 1968:24) Una vez explicado y definido el problema, Eliade prosigue en su análisis y se desplaza hacia el surgimiento de la mitología cristiana. En este sentido, el autor explica que los primeros teólogos cristianos le daban un carácter fantástico al mito; tal vez

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fieles al espíritu greco-romano. Por ende, históricamente, se han negado a ver en Cristo y en sus evangelios las estructuras de un mito, sino por el contrario una verdad incuestionable. Entonces, para el autor (más allá de la controversia que ha y continúa despertando el tema) los padres de la Iglesia “cristinarizaron”, es decir crearon sus propios mitos, ritos y símbolos dándole a esta nueva religión una identidad que se desprendía (a su vez tomando ciertos elementos) de la religión judía tradicional. Por ende, el nuevo testamento (por el armado de los evangelios) comenzó a adquirir un sentido sacra-

mental.

Luego de este proceso, la incipiente religión se va a ir nutriendo de otros elementos y figuras paganas provenientes de Europa central como los dragones y los guerreros dando origen al cristianismo cósmico (ibid, 190). Así, el pecado, el perdón, los evangelios, la natividad, la crucifixión, y sus enseñanzas están orientados a la salvación del hombre por Cristo; esto da lugar a una cosmología que exacerba una especie de retorno a un eterno paraíso que más allá del mundo profano y sus injusticias tendrá lugar en algún tiempo. En la edad media, explica Eliade, los clérigos, los caballeros y los campesinos adoptan un mito “de origen” en relación a la mujer y al amor mediante elementos característicos del mundo cristiano. El autor se refiere a los mitos escatológicos y milenaristas que dieron paso a las cruzadas y las guerras religiosas las cuales ya forman parte de la historia humana. (ibid: 192-193) Si bien el desarrollo histórico que hace Eliade es interesantísimo por una cuestión de espacios solamente nos interesa remitirnos al papel que el autor le da al prestigio de origen como generador de mitos en el mundo moderno. Esta necesidad humana de volver o retornar a un pasado que hipotéticamente se manifiesta como ideal, ha estado presente en muchas de las revoluciones y regímenes políticos del mundo moderno; y en este sentido se desenvuelven un sinnúmero de procesos rituales que tienen como función mantener el orden sociopolítico actual. En otras palabras, consideramos que si bien la teoría de Eliade no logra poder desprenderse de un radical escencialismo - al

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considerar que el pasado indefectiblemente modifica el presente y no que es éste último aquel que de acuerdo a sus necesidades asimila un pasado (ejemplar)- aporta elementos teóricos interesantes al tema que se estudia en el presente trabajo. Por otro lado, caben aquí algunas aclaraciones con respecto al papel que le asignan las narraciones míticas a los desplazamientos geográficos. Los desplazamientos (el mito del eterno retorno) A grandes rasgos en otro de sus trabajos, El mito del eterno retorno, Eliade establece un marco referencial para el estudio de los actos rituales. Particularmente, tres elementos ayudan a “reconocer” la estructura de esa “ontología arcaica”: en primer lugar, la imitación de los “arquetipos” celestes; en segundo, los elementos culturales que hablan de un centro modelo; y en último lugar, los actos rituales que han sido realizados originalmente por los dioses. En resumidas cuentas, no sólo los mitos y sus rituales (derivados) legitiman una realidad extra humana sino que también dotan de eficacia las prácticas profanas del presente. Dentro de los diferentes tópicos que va tratando el autor, vamos a focalizar en dos bien concretos: a) los mitos relacionados con la posesión territorial o la exploración y b) el desplazamiento como búsqueda de una realidad mejor. Según Eliade, en la posesión territorial se efectúan un conjunto de rituales orientados a la exploración. En la conquista existen elementos rituales que nos remiten al mito fundador de la creación. “El estable-

cimiento de una región nueva, desconocida e inculta, equivale a un acto de creación. Cuando los colonos escandinavos tomaron posesión de Islandia, Land-náma, y la rozaron, no consideraron ese acto ni como una obra original, ni como un trabajo humano y profano. La empresa era para ellos la repetición de un acto primordial: la transformación del caos en Cosmos por el acto divino de la Creación”. (Eliade, 2006:22)

El modelo del centro o capital ejemplar (siguiendo a Geertz) generalmente está asociado a un territorio inexplorado y desconocido en que reina el caos y la anarquía –surgido antes del inicio. De esta forma, las

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significaciones se relacionan por oposición semántica. En otro de sus párrafos, el autor señala “los conquistadores españoles y por-

tugueses tomaban posesión, en nombre de Jesucristo, de las islas de los continentes que descubrían y conquistaban. La instalación de la Cruz equivalía a una justificación y a la consagración de la religión, a un nuevo nacimiento, repitiendo así el bautismo (acto de creación). A su vez, los navegantes británicos tomaban posesión de las regiones conquistadas en nombre del rey de Inglaterra, nuevo Cosmocrátor”. (ibid: 23) El camino hacia ese centro ejemplar está minado de peligros, y de obstáculos que el caminante de atravesar (peregrino). Los antiguos latinos usaban dos palabras para señalar los desplazamientos; por un lado, viaticum que se descompone de vía (cami-

no) y cum –ayuda externa para realizar la empresa.3 El otro término hace relación a

aquellos que no usaban esta vía (camino) para movilizarse sino que lo hacían por otro medios, así surge per-agrere el cual significaba (ir) por el campo (Del Prado Biezma, 2006:21-22). La peregrinación pre-supone un esfuerzo (también extra-ordinario) o como bien menciona Eliade un sacrificio tendiente a legitimar el orden establecido. En efecto, acceder al centro (modelo) implica una consagración, una iniciación ritual o un pasaje de la muerte a la vida. En este sentido, Eliade supone que las cosmovisiones (creencias) están vinculadas a un sacrificio inicial que dio origen al mundo como hoy se conoce. Ese rito (sacrificio) debe ser repetido y simbolizado acorde al modelo de centro (santuario) modelo o ejemplar. En otras palabras, “la consagración” territorial da sentido a la realidad plenamente instituida. La creación de un centro, que sea ejemplo frente al mundo no civilizado es uno de los ritos más recurrentes según la copiosa gama de ejemplos recoge de las culturas arcaicas (el historiador rumano). El desplazamiento geográfico como ritual instituido implica el pasaje de una realidad profana a una divina. “suspender el tiempo profano” dice Eliade es una necesidad del hombre. “Por la paradoja del rito, todo es-

pacio consagrado coincide con el Centro del Mundo, así como el tiempo de un ritual cualquiera coincide con el tiempo mítico del principio” (ibid: 33).

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En su segundo capítulo, Eliade señala que la mayor parte de las sociedades festejan el año nuevo como un ritual de pasaje que implica la creación, aniquilamiento y nueva creación del mundo. Esta tesis es sustentada mediante dos elementos analíticos: a) la expulsión de los demonios, y b) los rituales de los días previos y posteriores al año nuevo.

“Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos.” 4

El autor considera que existe un hilo que une el rito del chivo expiatorio (desterrado al desierto en forma de perdón colectivo- común en las tribus semíticas) en relación a la expulsión demoníaca. El año y su transcurrir simbolizan “la abolición del tiempo transcurrido”. El nuevo nacimiento (nuevo año) implica “una anulación de los

pecados y de las faltas del individuo y de la comunidad en su conjunto, y no una simple purificación” (ibid: 75). Expresas instruc-

ciones se encuentran en el Antiguo Testamento Levítico Capítulo 16. 5 Mismos elementos de sacrificio se encuentran también en el Nuevo Testamento, en Marcos capítulo 4: “Jesús, lleno del

Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto. Por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre”. 6

Así, Mircea Eliade establece la idea de que el rito de purificación (sobre todo el judeo-cristiano) se compone de tres elementos. El primero, es el agua como creadora

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de la vida –así se rememora en el diluvio y así ha bautizado Cristo. En segundo lugar el nacimiento como elemento discursivo de pasaje regenerativo; y finalmente, la resurrección como acercamiento entre el mundo de los vivos y el de los muertos. En palabras de Eliade lo expuesto se resume a “los

lazos muy estrechos entre las ideas de creación por el agua (cosmogonía acuática; diluvio que regenera periódicamente la vida histórica; lluvia), el nacimiento y la resurrección, se hallan confirmados por esta sentencia del Talmud: “Dios tiene tres llaves: la de la lluvia, la del nacimiento, la de la resurrección de los muertos”. (ibid: 86)

La fijación de los destinos temporales (tal como marca la creencia de los antiguos tártaros e iranios) como aquel momento histórico, tiene cierta analogía con la elección del destino pero como centro vacacional; es decir turístico (Eliade, 2006: 87). Sin embargo, es –precisamente- en este sentido último que la teoría de Eliade necesita, y exige una nueva reinterpretación. En primera instancia, y como bien Eliade señala, no todas las tribus, pueblos o civilizaciones han coincidido -como los escandinavos- que la conquista o posesión territorial está mitológicamente fundada en el orden de la creación. Grupos originarios de Fidji, según demostrara Hocart, suplen el rito de la conquista por el de entronación o coronación del rey. La función es análogamente similar en ambos rituales, y consiste en la “regeneración” de la historia (Hocart, 1927) (Eliade, 2006). El primer error conceptual radica en considerar al turismo como una actividad de apropiación y conquista (económica, política o territorial), como algunos estudiosos han supuesto (Barucci, 1974) (Hesse, s/f) (Turner y Ash, 1976). Luego del material expuesto, cabe agregar que las vacaciones pueden ser estudiadas como procesos rituales; que en carácter de tales se encuentran unidos a un mito de origen o fundador. Además, se entiende que las mismas son una conjunción, tanto de una posesión territorial temporaria, ya que el viajero se desplaza grandes extensiones de territorios para hacer posesión efectiva de una plaza en determinado establecimiento; como también un cambio estacionario que se remite al orden de la creación; debido a que por medio de ese trajinar cul-

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mina un tiempo de trabajo –en un tiempo específico. En otras palabras, las vacaciones marcan el final de un ciclo y tras su consecución el inicio de uno nuevo, reformado, reconfigurado acorde al orden social vigente; la frase, “vengo como nuevo” parece hacer honor a la idea de purificación por medio de la expiación de los pecados. No obstante existen algunos elementos en la teoría de Eliade que no permiten una articulación aceitada, como por ejemplo como se interpreta el concepto de sacrificio dentro del “ethos” lúdico que implica el turismo. El principal escollo que demuestra la teoría (escogida) es el lugar cronológico que se le asigna al sacrificio en el rito. ¿Éste se encuentra antes, durante o después del pasaje?. Mircea Eliade no va a poder resolver -o por lo menos parece que no tiene intenciones de hacerlo- este problema. En forma general, el autor sostiene que “somos los primeros en reconocer que

en el interior de cada grupo de creencias análogas existen matices, diferencias, incompatibilidades, que el origen y difusión de esos ceremoniales plantean una cantidad de problemas insuficientemente estudiados todavía” (Eliade, 2006:96).

Ahora bien, una de las características que posee el arquetipo (como es formulado por Eliade) es su naturaleza cíclica (comienzo-termino-comienzo) hasta la consecución de un final irreversible (termino final) (ibid: 140-145). Así como en el universo indo-ario (indoiranio) de los vedas (Atharva Veda y el posterior ragnarok germánico), también existes reminiscencias apocalípticas en los textos iranios (mazdeistas) de duskar-nask (Cumont, 1931) (Nyberg, 1931) (Eliade, 2006). La tendencia es (siempre) clara a grandes rasgos, existe en la mitología la necesidad (repetitiva) de creación, expiación, destrucción y nueva creación. (Eliade, 2006:156). Otra de las limitaciones que encuentra la teoría de Eliade es que presupone (sin evidencia empírica) que las religiones -y por tanto sus relatos míticos- han evolucionado en forma regular. En parte, todas las religiones son la misma; la respuesta de la religión a las cuestiones de trascendencia humanas no difiere; por lo tanto (si bien existen ciertas diferencias) las estructuras básicas de las religiones, los mitos y los

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rituales pueden ser comparables (Markus y Fischer, 2000:71). A nuestro entender, los mitos y los rituales deben comprendidos dentro de la cultura en donde se desenvuelven (en el sentido de Malinowski). Así, los relatos míticos judeo cristianos, aun cuando puedan ser estudiados en conjunción con otros relatos, deben ser situados dentro del contexto social en el cual actúan. Sin embargo, si a este marco teórico lo trasladamos al mundo del turismo y el trabajo, se pueden fijar novedosas investigaciones y hallar interesantes conclusiones. En el contexto señalado, las vacaciones (turismo) evocan un constante proceso (cíclico) de regeneración hasta el destino final: que puede ser el descanso final (la muerte) o el retiro (jubilación). Dicho en otras palabras, se trabaja diariamente, se accede a un proceso de relajación temporaria (renovación) para luego reanudar las actividades laborales, para nuevamente acceder a una restauración. Este proceso se repetirá indefinidamente hasta el tiempo del retiro definitivo. Consecuentemente, tres preguntas van

diagramando la narrativa (investigación): ¿Por qué descansar?, ¿por qué desplazarse para descansar? y ¿Por qué retornar?. A lo

largo del siguiente viaje, el lector podrá ir uniendo los postulados teóricos acorde a la evidencia filológica hallada, discutiendo y validando o no las tesis principales del mito y el ritual en Mircea Eliade. La palabra Biblia deriva del griego biblion que significa rollo de papiro. Aquí, es necesario distinguir al papiro (papirus) ordinario del biblos; a éste último los griegos le daban un sentido especial, ya que hacía referencia al papel que importaban de Egipto, más precisamente del puerto fenicio de Biblos (lugar de donde era origi-

nalmente este material).

Acorde al origen de su palabra, la Biblia está compuesta de 73 libros escritos por diferentes autores. En forma sumariada, se puede afirmar que está dividida en dos grandes textos: el antiguo (46 libros) y el nuevo testamento (27 libros). El antiguo testamento fue (inicialmente) escrito en hebreo y no en arameo (como el colectivo general tiende a suponer). El proceso de compilación se llevó a cabo durante los siglos X y VI A.C por un grupo de erudi-

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tos judíos llamados “masoretas” y que introdujeron al lenguaje las vocales. Una de las primeras traducciones en griego del libro se llevó a cabo para la Biblioteca de Alejandría en los siglos III A.C. Por el contrario, el nuevo testamento se escribió bastante después de la muerte de Cristo (Marcos año 70 al 100, Lucas año 90 al 100, Juan a finales del siglo II, y Mateo en el 200 después de Cristo) (Mayer, 1992); incluso es posible que se hayan escrito primero en griego y luego en hebreo. Fue precisamente, en el siglo IV D.C que el Papa Dámaso I dio instrucciones para una traducción de la Biblia a la cual se la conoce como la Vulgata-Latina, debido al lenguaje (latín vulgar) en la que fue transcripta. El origen del descanso ¿Por qué descansar? Toda relación entre rituales obedece a un mito fundador común que los articula y les da su sentido de ser. Más allá de la necesidad biológica y psíquica que ante el agotamiento requiere relajarse, existe en los textos bíblicos una referencia exacta al tema. En principio dice el mito fundador “creo

Dios los cielos y la tierra, y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la fax de la tierra”. 7 Luego, Dios creo

separo la luz de la oscuridad, la tierra del agua, creo la hierba, las estrellas, los seres vivos, y al hombre. El séptimo día y conforme con su creación descansó. “Fueron,

pues acabados los cielos y la tierra, y todo el ejercito de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. (Génesis, Cap 2 – Ver.

1,2 y 3)8 En el texto trascripto queda (claramente) enunciado el concepto sagrado que toma el descanso en el pueblo hebreo. El mito de origen, la creación, se reformula a partir de diversas prácticas que lo legitiman. El descanso, es en primer lugar un ritual; que como Eliade bien señala refuerza un hecho fundador - en un momento del tiempo ahistórico. No sólo se debe descansar sistemáticamente sino en un día y en un contexto señalado; y esto debe hacerse porque Dios o los dioses así lo han señalado. Este

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tipo de referencias, encuéntrase no sólo en el Génesis sino en varias partes del texto denominado antiguo testamento. Otro de los pasajes bíblicos, nos llevan al Éxodo. Para ubicarnos mejor contextualmente, este evento se lleva a cabo luego de la salida del pueblo de Israel de Egipto, Moisés sube al monte Sinaí a recibir de Jehová las Tablas de la Ley. Entre los mandamientos recibidos por parte de éste y su hermano Aarón, Jehová señala “Acuér-

date del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.”

Es posible, que la necesidad de descanso esté arraigada en una profunda necesidad biológica. Siendo así, es difícil imaginarse un mundo sin él. Nuestra postura, si bien no niega esta idea, la reformula acorde a ciertas estructuras temporales (en una tensión entre naturaleza y cultura en el sentido levi-straussiano). En otras palabras, la necesidad de descansar es innata al individuo y viene con él desde su nacimiento. No obstante, la capacidad de darle a ese acto un tiempo y un espacio determinados, obedece a causas puramente culturales; su raíz se explica a través de procesos estructurales (abstractos) más extensos a las propias prácticas sociales (como es el caso de los mitos). (Lévi-Strauss, 1991) (Lévi-Strauss, 2003) En observancia con lo expuesto, los testimonios de Apión llevan a confirmar que el ejército judío se negó a combatir un sábado contra los colonizadores helénicos al mando de Ptolomeo I (332 AC). Así muchos judíos fueron llevados a Egipto como esclavos conformando un nuevo vínculo entre el pueblo judío y el imperio ptolemaico; en este sentido Pierre Grimal nos recuerda que “esclavi-

tud y emigración intensificaron las relaciones del país con el mundo circundante” (Grimal, 2002:229)

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El desplazamiento ¿Por qué desplazarse para descansar? La idea de pecado está claramente especificada en parte del Génesis cuando Adán come de la manzana prohibida y es desterrado del paraíso. “Y Jehová Dios hizo al

hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. Y Dijo Jehová Dios: he aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto del Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.”9 10 Aquí el texto conviene ser analizado en dos partes bien diferentes: la primera la que hace relación al hombre y a su vestimenta que se vincula en parte con su finitud y mortalidad. En segunda instancia, existe una clara mención al destierro como consecuencia del pecado cometido por los primeros hombres (Adán y Eva); precisamente en este punto yace la idea de desplazamiento como castigo (expiación de la culpa). El mismo modelo vuelve a repetirse tras el derramamiento de sangre de Abel en manos de su hermano, Caín. “Y él le dijo:

¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. Y dijo Caín a Jehová: grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallaré me matará. Y le respondió Jehová: ciertamente cualquiera que mataré a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquier que lo hallara. Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó la tierra de Nod, al oriente de Edén.”11 Otro ejemplo surge tras la lectura de Génesis capítulo 11, cuando tras haber intentado llegar a Dios, por medio de la construcción de una Torre (Babel). Éste

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confundió sus idiomas y los obligo no sólo a dejar inclusa la obra sino a dispersarse por otras regiones. “Así los esparció Jehová

desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.” 12

En este párrafo se encuentra nuevamente la figura de la falta (pecado) como elemento discursivo y el desplazamiento geográfico como forma de expiación (perdón). También es interesante otra observación, el “pecado” genera dispersión (descentralización geográfica); tiene un efecto separador en el mundo social. Luego del material analizado, pueden esbozarse algunas conclusiones (parciales); en primer término existe una clara mención (en los textos sagrados del viejo testamento) al destierro o desplazamiento como producto de la culpa. Tanto Adán, Caín como aquellos que iniciaron Babel tienen algo en común, fueron hallados culpables por un ser sobre-natural. Un concepto de pequeñez frente a un ente onmi-presente y potente. En segundo lugar, esa falta genera un desplazamiento geográfico que implica una desarticulación de los lazos sociales. Esta instancia no es casual, sino se encuentra vinculado a un proceso cíclico de expiación, como ha advertido Eliade oportunamente (creación – destrucción – creación). Reforzando esta hipótesis Lacanau sostiene “han cambiado las épocas y las carac-

terísticas de las vacaciones. Ya no son tan largas y el concepto de veraneo está dejando lugar a salidas a lo largo del año. Pero las vacaciones continúan siendo un rito que se repite cíclicamente todos los años. Retornando a la naturaleza y estar en contacto con sus elementos, sigue siendo una forma de recobrar el aspecto exterior que fue palideciendo como consecuencia de la vida signada por el stress” (Lacanau, 2003:215)

Obviamente, esto no implica que comencemos nuestros períodos de receso desplazándonos hacia lejanos destinos por culpa o por haber cometido alguna falta, sino más bien que éste marca el fin de un período. Pero sí parece lícito crear un puente analógico-conceptual entre la culpa y las normas. Así, como el perdón exige haber cometido una falta previa, el desplazamien-

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to por motivos de ocio implica (también) el apego diario a normas sociales establecidas. En la mitología bíblica el desplazamiento posee un carácter negativo pero que tras su consecución se torna positivo. Un viajero o turista comienza su viaje (como ritual) deshaciéndose de todas las normas adquiridas (mandamientos) durante su época de trabajo; pero no sólo descansa porque es correcto hacerlo, sino que desplaza olvidándose de sus obligaciones diarias (que analíticamente pueden ser comparadas a la culpa). Claro es, no ha cometido (necesariamente) ningún delito pero requiere de una regeneración (ritual), un estilo de reinvención que lo conduzca –una vez finalizadas sus vacaciones- nuevamente (sin culpas) en su “ethos” laboral. Sin embargo, esta interpretación encuentra algunas cuestiones que deben ser analizadas más en profundidad. Si el sujeto descansa y se desplaza en forma de rito, esto presupone, como lo han señalado los varios autores expuestos en el Estado de Arte, que existe un mito fundador que legitima dichas prácticas. Como ya se ha observado en el análisis de los textos sagrados existe evidencia que prueba esa afirmación. El problema surge, cuando se debe indagar en las causas del retorno. En efecto, ¿Por qué retornamos?, por ende ¿cuál es el mito que justifique ese regreso? El retorno ¿Por qué retornar? La segunda venida de Cristo ocurre al final de la Gran Tribulación y con él se inicia un reino de paz y prosperidad por mil años (luego de la gran batalla final).

“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe”.13 “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros tam-

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bién estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.”14 Otros testimonios en el Nuevo Testamento se encuentran en el evangelio de Lucas, capítulo 15 donde Cristo predica ante una muchedumbre sobre la parábola del hijo prodigo arrepentido. “¿Qué hombre

de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso” 15 Según los pasajes que hemos expuesto, existe una idea que en el sentido de Turner puede entenderse como un símbolo dominante: la promesa de una segunda venida

mesiánica, para el caso cristiano: un retorno. Este signo adquiere un carácter singu-

lar que une un acto de constricción seguido de una purificación. Según esta lógica mítica todos los “pecados” serán redimidos. En este sentido y como escribe Eliade surge un proceso cíclico de creación, destrucción para dar origen a una nueva creación. El retorno exige un empezar nuevamente pero renovado en las normas, sea a través del bautismo, el sacrificio, la expiación de la culpa etc; y ese proceso puede ser comparado (análogamente) con las obligaciones laborales las cuales fuerzan a los individuos a una nueva inserción y/o reconducción a la vida cotidiana y consecuentemente a su lógica. Este volver a las tareas de todos los días (luego de finalizado el tiempo de descanso) no implica retornar en el mismo estado (anterior) como correctamente señalaran Van Gennep (1986) y Turner (1999); es en parte similar pero también diferente. Similar en el sentido de que seguimos siendo los mismos, abocados a las mismas funciones y operando dentro de los mismos círculos sociales. Empero diferentes desde que hemos estado sujetos a un proceso de expiación en el cual nuestras culpas fueron perdonadas. Esta especie de amnistía se encuentra hermeneúticamente vinculada a las obligaciones, deberes, frustraciones, ansiedades,

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y presiones que nos envuelven en nuestro tiempo laboral; y así como Dios perdona nuestras culpas, nos es temporalmente permitido deshacernos de ellas para luego dentro de un período específico retornar en forma voluntaria. Parece ser acertada, entonces, la denominación de Eliade como “Mito del Eterno Retorno” (Eliade, 2006); ya que (en efecto) esta práctica (ritual) encuentra su legitimación en los textos sagrados míticos. Sin embargo, aun cuando esta interpretación parezca sólida existen algunas inconsistencias que deben se expuestas, debatidas y re-analizadas acorde a un pasaje bíblico destallado en Génesis, capítulos 17, 26 y 28. Este párrafo hace referencia (precisamente) al arribo del pueblo judío a las tierras de Canaán. Aproximacion final El arribo a la tierra de Canaán (la Fe de Abraham) El profesor Rodrigo Larraín nos explica que el pueblo judío (posiblemente como narra el mito de Abraham y las tierras de Canaán) haya sido una conjunción de pueblos semitas que habitaban en la Mesopotámica. Se estima que éste personaje mítico (Avraham o Hibrahim cuya etimología significa Padre Dirigente) vivió por el siglo XV AC. (Larráin, 2000) Los hebreos en Palestina reciben (tempranamente) influencia tanto de los egipcios, sumerios, babilonios y hurritas. El autor asume, que los hebreos no eran originarios de Canaán. Los cananeos (C´naan) eran un pueblo de origen semítico (marginal) cuya lengua llevaba idéntico nombre. También existe una interpretación etimológica de la palabra Canaán que se vincula a hijo de Cam y nieto de Noé. (Larraín, 2000) Sobre el origen del pueblo israelita y su asentamiento en la tierra de Canaán, una de las hipótesis que toma más fuerza es la Revolución Campesina. El pueblo hebreo corresponde a los antiguos campesinos cananeos, que antes del 2000 AC, tenían una solidaridad tribal basada en el parentesco. Estas tribus tenían eran particularmente nómadas o semi-nómadas. En este entonces, estos habitaban fuera de las ciudades y eran explotados por cierta elite –se suponemesopotámica o egipcia (antinomia Israel-

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Canaán). Consecuentemente, la revuelta se

genera cuando un nuevo grupo de judíos llegados de Egipto se suma al grupo periférico; ésta consiste en abandonar los centros y desplazarse hacia las montañas de la zona (Mendenhall, en Larraín, 2000). En consonancia con esta tesis, para Gottwald, Israel surge tras una retribalización basada en el yahvismo como ideología monoteísta dominante. Según este autor, existió por el 1200 A.C una lucha interna entre tribus cananeas que provoca la huida de las ciudades a las montañas. En este sentido, el pueblo judío se formó por medio de un grupo de pastores marginales (habirus) cananeos. (Gottwald, en Larraín, 2000). Estas idas y vueltas parecen haber condicionado la estructura social del pueblo israelita. Según las hipótesis del profesor Larraín, los hijos de Abraham (asentados en Canaán) no tuvieron una fluida comunicación o intercambios con las tribus vecinas. Eso dio origen a una agricultura en pequeña escala. La formación social se resumía en familia (bet ab), clan (mispaha) y tribu (sebet). Es importante señalar que la construcción tribal en estos pueblos estaba estrechamente relacionada con la localización geográfica y no por criterios étnicos pre-establecidos (como en sus vecinos); quizás esta forma de organización haya distinguido a este pueblo de pastores del resto de los grupos de la región. (Larraín, 2000) A- El mito de origen, la creación, se reformula a partir de diversas prácticas que lo legitiman. El descanso, es en primer lugar un ritual; que como Eliade bien señala refuerza un hecho fundador - en un momento del tiempo a-histórico. No sólo se debe descansar sistemáticamente sino en un día y en un contexto señalado; y esto debe hacerse porque Dios o los dioses así lo han señalado. B- En la mitología bíblica el desplazamiento posee un carácter negativo pero que tras su consecución se torna positivo. Un viajero o turista comienza su viaje (como ritual) deshaciéndose de todas las normas adquiridas (mandamientos) durante su época de trabajo; pero no sólo descansa porque es correcto hacerlo, sino que desplaza olvidándose de sus obligaciones diarias (que analíticamente pueden ser compara-

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das a la culpa). Claro es, no ha cometido (necesariamente) ningún delito pero requiere de una regeneración (ritual), un estilo de reinvención que lo conduzca –una vez finalizadas sus vacaciones- nuevamente (sin culpas) en su “ethos” laboral. C- El retorno a las tareas de todos los días (luego de finalizado el tiempo de descanso) no implica retornar en el mismo estado (anterior) como correctamente señalaran Van Gennep (1986) y Turner (1999); es en parte similar pero también diferente. Similar en el sentido de que seguimos siendo los mismos, abocados a las mismas funciones y operando dentro de los mismos círculos sociales. Empero diferentes desde que hemos estado sujetos a un proceso de expiación en el cual nuestras culpas fueron perdonadas. El caso de Abraham parece (de todos modos) contradecir la hipótesis (planteada) que el desplazamiento geográfico implica una expiación por una falta previa. Según la versión mítica, Dios le promete tierras en Canaán, para lo cual éste emigra desde Harrán (actualmente Siria). En este ejemplo, el motivo que parece emprender el traslado de Abraham y su pueblo, es la promesa divina de una tierra (tiempo) mejor, lo cual nada tiene que ver con un conflicto intertribal. Sin embargo, (una vez asentados) también el destierro se hace presente en la vida de Abraham. Su esposa Sara no había podido tener hijos. Dios le otorga en avanzada edad un hijo al cual llama Isaac. Una de las esclavas de Abraham y Sara, Agar, quien había tenido ya un hijo con él (Ismael), rió al oír la noticia del embarazo de Sara. Por ello, fue expulsada al desierto donde finalmente se instaló. Pasaron varios años, hasta que Dios probó la obediencia de Abraham pidiéndole el sacrificio de su propio hijo (Isaac) a quien Abraham accedió incondicionalmente. Eliade señala a este pasaje como el comienzo de la Fe. Es posible que así sea, no obstante y dentro de la línea de investigación que nos propusimos demostrar, los varios capítulos que hacen referencia a la vida de Abraham son ambivalentes. Por un lado, hace clara mención (como veníamos anticipando) al desplazamiento como forma de castigo (ruptura social), mientras que por el otro hace la misma

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referencia al sacrificio (cohesión social). El sufrimiento del pueblo hebreo requiere una nueva tierra (propia) que es prometida por Jehová, la cual da una nueva identidad al pueblo de Israel. 16 En este sentido, surgen nuevos interrogantes que deben continuar siendo analizados. Es posible que la interpretación realizada hasta el momento tenga ciertas inconsistencias metodológicas?, ¿cómo comprendemos en ella el caso de Abraham y la promesa de Cannán?, ¿puede entenderse que el desplazamiento en realidad para el pueblo hebreo haya tenido un carácter positivo?, y si es así, ¿sería posible que coexistan culpa y promesa en la misma figura?. Una posible hipótesis apunta al hecho que el desplazamiento en el pueblo hebreo tenía un sentido ambivalente pero bien definido en cuanto a la causa que generaba ese traslado: el destierro (ruptura) y la aventura (cohesión). El destierro estaba vinculado a la expiación y la purificación por las faltas cometidas (en el sentido que Eliade ya ha señalado), mientras que la aventura tenía estrecha relación con la promesa como signo de sacrificio (sufrimiento), tal como en Abraham luego repitiese en Moisés. Ambos se lanzaban a lo desconocido tras la promesa (de Jehová) en mostrarles el camino a la tierra ideal. Castigo (normas) y Fe (promesa de una situación mejor) parecen ser dos elementos visibles en los procesos de desplazamiento que se encuentran en los textos sagrados; en el caso del primero los motivos se orientan al placer (turismo moderno); para el segundo, a la necesidad (la emigración y/o inmigración como hoy se la conoce). Referencias bibliograficas Balandier, Georges 2004 Antropología Política. Buenos Aires: Ediciones del Sol. Barucci, Piero 1974 Tourism: ¿the end of Myth?. Firenze: Giunti-Barbera ed. Centro Studi Turistici. Ceriani Cernadas, César 2003 “Vampiros en el Chaco: rumor, mito y drama entre los toba orientales“. Trabajo inédito presentado en el Ciclo de Seminarios Abiertos UBACYT F016, Octu-

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NOTAS

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Génesis. Capítulo 3. Versículos de 21 al 24. Otra interesante interpretación aporta Thomas Hobbes al respecto; considerando el pecado original como la auto-censura que legitima la autoridad de los súbditos por sus soberanos y las reglas que éstos encarnan. En forma textual, creemos el autor no se equivoca cuando afirma “Una vez que hubieron comido ambos, disfrutaron la aptitud de Dios para el enjuiciamiento de lo bueno y de lo malo, pero no adquirieron una nueva: aptitud para discernir rectamente entre ellos. Y aunque se dice que habiendo comido, ellos advirtieron que estaban desnudos nadie puede interpretar ese pasaje en el sentido de que antes estuvieran ciegos, y no viesen su propia piel: la significación es clara, en el sentido de que sólo entonces juzgaban que su desnudez (en la cual Dios los había creado) era inconveniente; y al avergonzarse, tácitamente censuraban al mismo Dios. Seguidamente, Dios dijo: has comido etc, como queriendo decir: Tú que me debes obediencia ¿vas a atribuirte la capacidad de juzgar mis mandatos?. Con ello significaba claramente (aunque de modo alegórico) que los mandatos de quien tiene derecho a mandar no deben ser censurados ni discutidos por sus súbditos.” (Hobbes, 2004:144) 11 Génesis. Capítulo 4. Versículos de 10 al 16. 12 Génesis. Capítulo 11. Versículos 8 y 9. 13 Nuevo Testamento – Mateo. Capítulo 24, Versículos de 47 al 50. 14 Nuevo Testamento – Juan. Capítulo 14, Versículos de 3 al 7. 15 Nuevo Testamento - Lucas. Capítulo 15, Versículos 4 y 5. 16 Antiguo Testamento. Génesis. Capítulos 17, 23 y 28 entre otros. 10

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Si bien Hobbes no fue el único de su generación marcó una ruptura importante con respecto a la filosofía escolástica medieval. Su pensamiento se considera dentro del materialismo mecanicista, corriente que básicamente niega la existencia del alma y sostiene que solamente existe el cuerpo vinculado a las leyes del universo. En esta línea, se encuentran Spinoza, Bodin, y Feuerbach entre otros. Sus ideas lo llevan a confrontar directamente con la Iglesia británica y con ciertos centros universitarios como Oxford (entre otros). Hobbes fue muy criticado y censurado en su tiempo y en el siglo venidero, de hecho sus libros se quemaron en diversas ocasiones. Sin embargo, sus aportes siguen vigentes en filosofía política actual. 2 Sin embargo, Turner hace expresa mención a la diferencia entre lo que el nativo Ndembu dice con respecto al símbolo ritual o a la función que para el nativo éste (supuestamente) cumple, y a la forma de comportarse real del nativo con respecto al mito y sus rituales. La disociación entre lo que se dice hacer y realmente se hace ha sido mencionada y estudiada por muchos antropólogos de los cuales Turner no es la excepción. 3 De hecho, esto asume que la palabra viaje se utilizaba para aquellos que se trasladaban por el camino. 4 Nuevo Testamento. Capítulo 5, Versículo 2 a 10. 5 “Hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto. Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la reconciliación por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo. Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo. Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera. Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre. Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas”. Levítico. Capitulo 16 – ver 09 al 16. 6 Nuevo Testamento. Marcos. Capítulo 4, Versículos 1 y 2. 7 Antiguo Testamento. Génesis. Capítulo 1- versículos 1 y 2. 8 Antiguo Testamento. Génesis. Capítulo 2- versículos de 1 a 3. PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

Recibido: 12 de febrero de 2007 Reenviado: 2 de mayo de 2008 Aceptado: 30 de septiembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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Red IBERTUR

IBERTUR-Red de Patrimonio, Turismo y Desarrollo Sostenible está formada por profesionales, técnicos, y científicos interesados por la gestión del patrimonio, y con especial referencia a aquella vinculada a las actividades turísticas. La Red carece de ánimo de lucro y no se adscribe a ninguna ideología. Sus miembros, individuales y/o institucionales, pertenecen tanto al sector académico, público, privado como al denominado tercer sector. El ámbito de actuación se centra especialmente en el contexto iberoamericano, caribeño y mediterráneo, aunque está abierto a aquellos profesionales de otros ámbitos que deseen participar y contribuir a desarrollar sus objetivos.

OBJETIVOS Intercambiar conocimientos, experiencias y cooperación técnica, especialmente para mejorar la gestión individual (compartiendo los resultados) y para favorecer el establecimiento de líneas de trabajo conjuntas. Mejorar la cualificación profesional y el desarrollo tecnológico en la gestión patrimonial y en particular en las nuevas tendencias turísticas (turismo cultural, turismo rural, ecoturismo, turismo gastronómico,…). Sensibilizar a la sociedad respecto de la importancia del patrimonio, así como de la investigación y puesta en valor del mismo. Colaborar y cooperar con asociaciones e instituciones tanto del sector público como del privado con intereses similares. Favorecer el establecimiento de proyectos conjuntos a través de los mecanismos nacionales y de los programas de cooperación de tipo bilateral y/o multilateral. Establecer un espacio informativo, de reflexión y cooperación entre los miembros de la red, a través del sitio que brinda el Portal Iberoamericano de Gestión Cultural

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Opiniones y ensayos O Saber Patrimonial e a Arqueologia de Michel Foucault: princípios metodológicos de uma análise crítica e política dos conceitos

Alexandre Fernandes Corrêa1 [emailprotected] Universidade Federal do Maranhão (Brasil)

Resumo: Este artigo analisa o saber patrimonial no domínio das ações preservacionistas, identificando suas peculiaridades e perspectivas na atualidade. Reflete especialmente aspectos teóricos relacionados à arqueologia de Michel Foucault, através das possibilidades de uma análise crítica e política dos conceitos, na sociedade contemporânea. Palavras-chave: Patrimônio biocultural; Memória social; Michel Foucault.

Abstract: This article analyzes patrimonial knowledge in the domain of the preservacionistas actions, identifying to its peculiarities and perspectives in the present time. It especially reflects theoretical aspects related to the archaeology of Michel Foucault, through the possibilities of a critical analysis and politics of the concepts, in the society contemporary. Keywords: Biocultural heritage; Social memory; Michel Foucault.

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Introdução Este artigo faz parte de reflexões metodológicas efetuadas para orientar os trabalhos de pesquisa que tiveram como resultado uma tese de doutorado defendida em 2001 (Corrêa, 2003). Por conseguinte, este texto destaca procedimentos de análise realizados no decorrer dos trabalhos de campo com bens e acervos culturais etnográficos e bioculturais, que formam o escopo da referida tese acadêmica. O intuito desse artigo é explicitar numa perspectiva crítica a importância do uso dos princípios da arqueologia de Michel Foucault no estudo dos processos de patrimonialização que têm sido desenvolvidos recentemente na sociedade brasileira. O argumento básico apresentado é de que através das propostas metodológicas defendidas no livro clássico Arqueologia do Saber (1995)2, se pode atingir camadas profundas, estruturas de sentidos, dos enunciados elaborados sobre o saber patrimonial. Ao perscrutar as formações discursivas que informam a prática preservacionista, tanto na área dos patrimônios e das memórias da cultura, como também da natureza, podemos recolher ganhos críticos e políticos de incomensurável valor heurístico3. Trata-se, assim, de um breve artigo teórico e metodológico, mais útil aos pesquisadores iniciantes, pois talvez traga poucas descobertas aos especialistas no pensamento de Michel Foucault. O que traz de novo, contribuindo com o debate acerca do tema do patrimônio cultural e das memórias sociais, são algumas incursões no campo empírico, a título de ilustrar a reflexão com análises da fenomenologia social e cultural produzida na aventura antropológica concreta. O Saber Patrimonial: peculiaridades e perspectivas O saber patrimonial será considerado aqui como todo discurso e toda prática enunciados e executados em nome da constituição de qualquer espécie de patrimônio4, seja ele natural, cultural, econômico, jurídico, etc. No entanto, por PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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motivos de economia de espaço, nosso objeto de reflexão se limitará especialmente às peculiaridades, perspectivas e prospectivas referentes ao saber patrimonial etnológico e as políticas de preservação dos patrimônios bioculturais. Uma pergunta logo se impõe quando apresentamos a expressão “saber patrimonial”: qual o sentido do uso da palavra “saber”? Esse termo é usado aqui sobre influência direta dos textos de Michel Foucault, e se apóia como já foi adiantado, preferencialmente, na obra Arqueologia do Saber – na qual este autor revelou as características de seu método de trabalho. Nas análises do filósofo um saber é um “conjunto de elementos, formados de maneira regular por uma prática discursiva”. Ora, como se sabe, este conjunto é indispensável à constituição de qualquer ciência, no entanto, não se destina necessariamente a lhe dar lugar exclusivo. Essa apresentação do problema se aplica ao nosso estudo já que o ‘saber patrimonial’ – é preciso não esquecer – se constituí não só por diferentes disciplinas científicas, mas também pelas artes, pela literatura, filosofia, religião, isto é, por toda uma miríade de conhecimentos, que abarcam variados campos epistêmicos. Para frisar de modo mais contundente a definição do que seja um saber, propriamente dito, Foucault destaca mais diretamente: Um saber é aquilo de que podemos falar em uma prática discursiva que se encontra assim especificada: o domínio constituído pelos diferentes objetos que irão adquirir ou não um status científico; um saber é, também, o espaço em que o sujeito pode tomar posição para falar dos objetos de que se ocupa em seu discurso; um saber é também o campo de coordenação e de subordinação em que os conceitos aparecem, se definem, se aplicam e se transformam; finalmente, um saber se define por possibilidades de utilização e de apropriação oferecidas pelo discurso (Foucault, 1995: 206-7). Para um entendimento preciso do que se vislumbra como ‘saber patrimonial’, e considerando-se os conteúdos da definição de Foucault, exemplificamos sua aplicação em nossa pesquisa sobre os patrimônios ISSN 1695-7121

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etnológicos e bioculturais. Seguindo a ordem dos termos sublinhados na citação acima, tem-se: 1. O domínio dos objetos: são especificados como os bens e valores concretos que adquirem o status de patrimônios (ou semióforos5); 2. O domínio do sujeito: deve ser determinado no plural, já que nos remetemos aos diferentes especialistas que têm a legitimidade de apresentar pareceres e encaminhar pedidos de tombamentos; 3. O domínio dos conceitos e das categorias: estes aparecem associados ao termo do patrimônio, como o histórico, o artístico, e, especialmente, o etnográfico; 4. O domínio das possibilidades de usos: em que se encenam as perspectivas e prospectivas dos discursos patrimoniais, isto é, as ações de preservação, conservação e promoção dos bens culturais tombados, ou que são objeto de alguma ação acautelar, por parte do Poder Público. É desta forma que se pretendeu perceber os discursos e as práticas efetuadas em nome do patrimônio etnológico e biocultural na sociedade brasileira, como constituintes de um saber patrimonial. Pois, é preciso destacar, há saberes que são independentes das ciências e das técnicas, mas não há saber sem uma prática discursiva definida. E como toda prática discursiva define-se pelo saber que ela forma, pretende-se, com base nestes princípios, desenvolver os pontos da investigação sobre os novos domínios do conhecimento da natureza e da cultura. Como exercício de análise mais específico toma-se o conjunto histórico de procedimentos e conceitos, enunciados em torno da idéia de patrimônio etnológico e biocultural. A idéia de preservação atravessou décadas do século XX cristalizando-se em dispositivos institucionais, como departamentos, órgãos, secretarias, conselhos, superintendências, etc., onde atuam e agenciam-se pessoas e coisas em nome do patrimônio e da memória. É desse modo que a pesquisa almejou revelar as práticas discursivas em torno do patrimônio cultural em sua complexidade e em sua densidade. Neste particular cabem umas palavras de M. Foucault sobre o que PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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são as práticas discursivas: constituem o conjunto das condições segundo as quais se exerce uma prática, segundo as quais essa prática dá lugar a enunciados parcial ou totalmente novos, segundo as quais, enfim, ela pode ser modificada (Foucault, 1995: 237). São as práticas discursivas concebidas como objetos privilegiados que estruturam a análise arqueológica6. Enquanto um conjunto preciso de procedimentos metodológicos elas constituem o motor básico de desenvolvimento do seu trabalho histórico-crítico. É a partir da análise arqueológica que se opera a abordagem das performances verbais, especificando níveis – o dos enunciados e dos arquivos – determinando e definindo domínios: as regularidades enunciativas e as positividades. Portanto, a Arqueologia é tomada como uma análise das regras características das diferentes práticas discursivas, sempre lembrando que o discurso é por si só uma prática complexa, pois “falar é fazer alguma coisa”. Tudo isso faz parte do esforço estratégico no sentido de nos aproximar do que denominamos aqui de o ‘mundo do patrimônio’, que será abordado pela análise arqueológica, já que, como veremos a seguir, a história das idéias e das ciências dedica-se preferencialmente ao conhecimento científico, e, por conseguinte, as diferentes ordens disciplinares correspondentes; e a arqueologia, nosso método de trabalho, dedica-se ao conjunto dos saberes, marca de sua heterodoxia. Devemos então enfatizar e realçar as distinções e as especificidades das duas posições divergentes, ou bifurcantes. A arqueologia percorre o seguinte eixo ‘prática discursiva-saber-ciência’, encontrando seu ponto de equilíbrio na análise do saber. Diferentemente da história das idéias que, como disciplina, faz a análise do elemento do conhecimento no eixo ‘consciência-conhecimento-ciência’. Deve-se enfatizar esse aspecto para se diferenciar, desde logo, as duas posições distintas. A arqueologia lida com o ‘saber’, e, a história das idéias, com o ‘conhecimento’. Isto coloca em outra ordem a questão do sujeito, pois, na história das idéias estamos lidando com o ‘sujeito da ISSN 1695-7121

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consciência’; com a arqueologia, o continente do inconsciente e das estruturas subjacentes, é fundamental. No ‘domínio do saber’ o sujeito é necessariamente situado e dependente, todavia sem que possa ser considerado titular. A partir daí distingui-se os “domínios científicos” – que são próprios da história das idéias – dos “territórios arqueológicos” – que são referentes aos saberes, onde se encontram como objetos de investigação, textos ‘literários’ ou ‘filosóficos’, assim como os textos ‘científicos’. Como síntese, temos: O saber não está contido somente em demonstrações; pode estar em ficções, reflexões, narrativas, regulamentos institucionais, decisões políticas (Foucault, 1995: 208). Nesse sentido, compreende-se o saber patrimonial como parte do “território arqueológico” – nos quais aparecem os mais diferentes documentos, discursos e práticas das mais variadas áreas e disciplinas. Pois, pensar o patrimônio nos remete não só ao domínio da ciência, mas também ao domínio dos afetos, das emoções e dos sentimentos, assim como da percepção, da imaginação, dos sentidos e etc. Como exemplo ilustrativo da aplicação desses princípios, temos as ações, as práticas e os discursos produzidos por Mário de Andrade7(1893-1945) e Aloísio Magalhães8 (1927-1982) , no campo do patrimônio. Foram ‘textos-falas-ações’ produzidos em diferentes registros, uns de caráter mais científico e ou filosófico, outros mais artísticos e literários – todos produzidos em nome do patrimônio histórico e artístico nacional. Mas, como não é possível aqui, pó economia de espaço, revelar os traços significativos destas práticas nas figuras dos dois autores citados – o que está feito em livro9 – convém aprofundar mais a idéia de uma atividade arqueológica. Para Uma Análise Crítica e Política dos Conceitos e dos Enunciados Em breves linhas pretende-se desenvolver mais especificamente a análise arqueológica apresentada por Michel Foucault, no livro clássico Arqueologia do Saber (1995). Em poucas palavras, pretende-se grosso modo aplicar a atividade PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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arqueológica a este corpo de enunciados, práticas e discursos produzidos em nome de um saber patrimonial. Almeja-se assim, compreender a formação discursiva, a constituição dos conceitos e objetos, etc., forjados em nome do patrimônio cultural, a fim de apreender as relações de poder subjacentes a estas práticas patrimoniais. Neste intuito, nos aproximamos ainda mais do texto foucaultiano. Nesta aproximação percebe-se de imediato que a Arqueologia não obedece a um método geral, universal e “científico”. Contudo, não pode ser considerada uma atividade artística pura e simplesmente. Para Michel Foucault a Arqueologia não é uma idéia fundada no desejo de criar uma disciplina mais ou menos científica, tampouco é algo que esteja ligado à uma arte, mas, certamente, a uma espécie de atividade, isto é, uma atividade essencialmente histórico-política. Como escreveu: A tarefa (...) do arqueólogo é descobrir as bases, as continuidades no comportamento, no condicionamento, nas condições de existência, nas relações de poder, etc. Essas bases que se constituíram num dado momento, que substituíram e que permaneceram, estão atualmente escondidas sob outras produções ou estão escondidas simplesmente porque de tal maneira fizeram parte de nosso corpo, de nossa existência; assim, parece-me evidente que tudo isso tenha uma gênese histórica (Foucault, 1996: 155). Portanto, a análise arqueológica tem basicamente três procedimentos: a) Primeiramente a função de descobrir essas continuidades obscuras em nós incorporadas - como as opiniões, os sentimentos, os preconceitos, etc.10; b) Partindo do estudo de sua formação, poderá se constatar a utilidade que tiveram e que têm ainda hoje: ou seja, como atuam na economia atual de nossa existência neste ponto, o pesquisador deve se colocar diretamente como um implicado na pesquisa; c) A análise arqueológica permite ainda determinar a quais sistemas de poder estão ligadas estas bases, estas continuidades e, por conseguinte, como fazer para abordálas. No domínio específico do patrimônio, foi interessante balizar a pesquisa a partir das ISSN 1695-7121

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linhas de força que instauraram o saber patrimonial e a instituição do patrimônio desde a década de trinta11. Observando como tudo isso foi elaborado no interior de uma série de relações econômicas e políticas; lutando contra as instâncias de normalização implementadas historicamente – como ainda ocorre, hoje, mais do que antes, nos Conselhos de Cultura dos estados e dos municípios. Como exemplo, da propriedade do uso do procedimento arqueológico, pode-se ilustrar com o seguinte acontecimento. Essa reflexão ocorreu a partir da interrogação de uma estudante universitária participante do 47° Congresso da SBPC, realizado em São Luís no ano de 199512. Diante dos trabalhos recentes de restauração do Centro Histórico da capital maranhense, designado Projeto Reviver, a estudante colocou para todos os presentes, e especialmente para os participantes da mesa-redonda que debatia o tema do Patrimônio Cultural, as seguintes questões: Por que preservar prédios e modos de existência da antiga classe dominante aristocrática e escravocrata do Maranhão? Por que preservar modos de vida e bens materiais de grupos dominantes que exploraram a maioria da população maranhense? Tomando como base os três procedimentos arqueológicos apresentados anteriormente, convém colocar as questões da estudante em três patamares: primeiro, deve-se partir dos sentimentos, opiniões e preconceitos expressos – o que vai resultar na releitura de um projeto de preservação e conservação do passado colonial regional, realizado pelo estado. Analisar com propriedade de que modo está sendo feito o gerenciamento político do teatro das memórias sociais locais. Segundo, colocar em foco os novos possíveis usos destes acervos do passado e analisar os interesses de quem formula estas novas propostas de uso. Terceiro, analisar o sistema de poder que está na base destas novas propostas, investigando possíveis continuidades de dominação, exploração e neo-colonialismo, isto a fim de ‘abortá-las’, propondo um uso emancipador e não alienado dos bens e acervos preservados. Desse modo, a partir de PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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questionamentos aparentemente ingênuos e radicais – pois a estudante tinha em mente a destruição dos acervos e bens culturais que compõem o cenário do patrimônio histórico local que, para ela, significam a ‘opressão do passado’, verdadeiros ‘fantasmas’ de uma época em que a história era um ‘pesadelo escravocrata’ – podemos, após essa análise arqueológica, atingir conteúdos subjacentes as ‘estruturas dos sentimentos’13 expressas pela estudante naquele momento dramático. A estudante que participava de um congresso científico numa capital nordestina, aproveitou a ocasião para expressar sua discordância em relação a um investimento orçado em mais de duzentos milhões de dólares; investimento que resultou no título de Patrimônio Cultural da Humanidade, oferecido pela UNESCO, em 1997. Para a estudante iconoclasta, esse acervo tinha um outro significado cultural: era símbolo da opressão, dos traumas do colonialismo e da exploração escravocrata em terras americanas. Por conseguinte, observa-se nesse exemplo, que não existem objetos privilegiados para a análise arqueológica – tudo que está na cena histórico-política patrimonial, pode sofrer o golpe de análise da “máquina arqueológica” foucaultiana. A análise da cena, ocorrida no evento referido, nos leva a atingir estratos mais profundos que explicam a enunciação das questões elaboradas pela estudante. A análise arqueológica invoca o uso de práticas e procedimentos transdisciplinares. É nesse trajeto antropológico que se justifica a aproximação com outras práticas discursivas, como a psicanálise, por exemplo. O trato da memória e das estruturas dos sentimentos invoca essa migração e mestiçagem da análise. É fundamental um tratamento crítico minucioso que enquadre e descortine a enunciação em camadas de sentido. É o que acontece quando enfocamos o termo reviver, utilizado para o título do Projeto de Revitalização do Centro Antigo da cidade de São Luís14. Essa abordagem faz-se especialmente arqueológica15 necessária aqui, pois como pontua o sociólogo francês Henri Pierre Jeudy: ISSN 1695-7121

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‘Dar novamente vida’ é uma espécie de miragem que faz pensar num retorno da sociabilidade e da capacidade de engendrar a troca simbólica. A desconfiança face a essa forma de restituição é muito mais forte pelo fato de que ela faz ressurgir sofrimentos, particularmente num meio operário que vê consagrarem culturalmente seus “instrumentos de tortura”. A memória não é assim tão rósea como pensam os encarregados de gestões culturais, e a restituição de uma simbólica perdida reativa necessariamente a lembrança das violências, aflições e explorações (Jeudy, 1990: 31). Em suma, podemos ser categóricos agora, a Arqueologia é uma tentativa histórico-política que não se baseia em relações de semelhança entre o passado e o presente, mas sim em relações de continuidade e na possibilidade de definir atualmente objetivos táticos de estratégia de luta. Portanto, a “abordagem arqueológica” não é uma arte, não é uma teoria, não é um poema – é uma prática, uma atividade! De outra maneira, pode-se dizer que é uma espécie de ‘máquina crítica’, uma máquina que recoloca em questão certas relações de poder. A Arqueologia não procura obedecer às mesmas leis de verificação que regem à história propriamente dita, uma vez que a história tem como fim único dizer a verdade16, dizer o que se passou, no nível do elemento, do processo e da estrutura das transformações17. A Arqueologia enquanto ‘máquina’ consegue oferecer um modelo tal que permite que nos libertemos do que se passou isso principalmente no que se refere aos dispositivos disciplinares e normativos. Esse ponto é particularmente importante, pois é convergente com a teoria da memória social de Henri-Pierre Jeudy (1990), que faz uma aproximação interessante com os procedimentos psicanalíticos quando descreve o processo terapêutico que ‘permite que nos libertemos do que se passou’, isto é, a ‘outra memória’. Atingimos aqui uma dialogia fecunda entre a etnologia, a psicanálise e a arqueologia foucaultiana18. Destarte, não basta apontar para estes entrelaçamentos criativos dos saberes. É preciso considerar, além do mais, que PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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apesar de não se constituir enquanto arte, a arqueologia tem uma vocação poética – isso, se passamos a atribuir à poesia uma função libertadora. A Arqueologia é (...) esta espécie de atividade histórico-política, (...) uma atividade ao mesmo tempo prática e teórica que deve ser realizada através de livros, de discursos e de discussões, através de ações políticas, da pintura, da música...(Foucault, 1996: 158)19. Assim, empreendemos na pesquisa sobre o saber patrimonial na sociedade brasileira uma perspectiva arqueológica orientada pelos pontos básicos da teoria da “formação discursiva” esboçados pelo filósofo francês. Quando delineia os limites da arqueologia Michel Foucault afirma que sua tarefa é constituir a teoria da “instância discursiva”, na medida em que tal instância é estruturada por relações encarnadas em instituições e regulamentações historicamente determinadas. É assim que Edgar Assis Carvalho, em breves palavras, sintetiza o método e o empreendimento foucaultiano: Foi Michel Foucault quem possibilitou o entendimento do caráter descontínuo de todos os processos humanos, ao englobá-los numa ‘história das problematizações’ sem teleologias doutrinárias ou sistemáticas, mas, ao contrário, como um movimento repleto de reviravoltas inesperadas e inéditas. Arquegenealogia foi o nome dessa prática metodológica que prescrevia que o deciframento de qualquer realidade continha necessariamente dois movimentos, um de caráter arquivístico, que considerava o que estávamos deixando de ser, e outro, mais atual, que visualizava o que viríamos a ser, uma forma devir não programado, dissolvido numa multiplicidade de histórias heterogêneas (Carvalho, 1994: 1-2). Desse horizonte, almejamos enfocar as práticas discursivas efetuadas a partir da constituição de um saber patrimonial no Brasil – e é através de sua história que vemos se descortinar as etapas e os patamares de sua evolução. Assim é que nas primeiras décadas deste século amadureceu a idéia de se criar um órgão federal de proteção e registro, e por forte influência dos países europeus, principalmente dos modelos francês e ISSN 1695-7121

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português, observamos aos poucos constituir-se discursos e enunciados sobre o que seria patrimonializavel ou não na sociedade brasileira. Cabe lembrar ainda que existiram órgãos públicos incipientes na Bahia, Pernambuco e Minas Gerais, nessa mesma época. O que vem testemunhar, portanto, que a institucionalização de um órgão ministerial (SPHAN/1937), foi a cristalização do amadurecimento de um compromisso ideológico-político assumido por um grupo de intelectuais, ligados ao Ministério de Educação e Saúde20. Havia na ocasião dois grupos concorrentes, de um lado os “modernistas” e de outro os “tradicionalistas”, e é neste conflito que se observam constituir práticas políticas formando um saber patrimonial, a partir de formações discursivas e disciplinares conflitivas. A Insurreição dos ‘Saberes Sujeitados’ Atingimos agora o ponto central desse texto. Ao nos reportarmos e nos determos nas contribuições e análises críticas oferecidas por Michel Foucault, buscamos subsídios para enfrentarmos o seguinte desafio teórico: como compreender os excessos e atavios do patrimonialismo na sociedade contemporânea? Por que um incremento poderoso de investimentos no ‘passado’ e nos ‘patrimônios’, numa época de aceleradas transformações sócioeconômicas, designadas de globalização, ou mundialização? Nossa pesquisa tem constatado que esse processo de fixação na ‘cena patrimonial’ é excessivo e sintomático. Na verdade, resulta de um trabalho deliberado de controle das ‘memórias locais’ e dos ‘saberes sujeitados’. A ‘patrimonialização’ despótica e tirana que assistimos se desenvolver nos Centros Antigos de diversas cidades ocidentais, manifesta um complexo cultural curioso: trata-se, ao que parece de uma dificuldade latente de efetuar um trabalho de luto. Como Henri-Pierry Jeudy tem enfatizado, esses excessos de ‘patrimonialização’ e ‘fossilização’ cultural são o sintoma tardio de um mal realizado trabalho terapêutico (Jeudy, 2005). As coletividades e comunidades submetidas a PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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esse processo forçado de enquadramento patrimonial de suas memórias e saberes locais e pessoais, se vêm agora, mais do que nunca, submetidas a um processo avassalador de mercantilização do ‘passado’ e dos ‘patrimônios’ ditos ‘culturais’. De nossa parte compreendemos que uma forma de superar esses obstáculos ao processo de emancipação e insurreição dos ‘saberes sujeitados’ e das ‘memórias locais’, é aplicar a estes domínios do ‘saber patrimonial’ a ‘máquina’ crítica proposta por Michel Foucault. Pois, encontramos com muita propriedade a eficácia de suas análises no trabalho que se revela fundamental na atualidade. Novos enfrentamentos, nos domínios da cultura, observam-se descortinar; agora que vivemos com toda a força a ‘virada cultural’ do capitalismo, é preciso instrumentos eficazes de sustentação crítica, na defesa política da sociedade. Mas, afinal, o que são os ‘saberes sujeitados’? O que Michel Foucault pretendeu apontar com esse termo? (...) por ‘saber sujeitado’, entendo duas coisas. De uma parte, quero designar, conteúdos históricos que foram sepultados, mascarados em coerências funcionais ou em sistematizações formais. (...) Portanto, os ‘saberes sujeitados’ são blocos de saberes históricos que estavam presentes e disfarçados no interior dos conjuntos funcionais e sistemáticos, e que a crítica pôde fazer reaparecer pelos meios, é claro, da erudição. Em segundo lugar, por ‘saberes sujeitados’, acho que se deve entender outra coisa e, em certo sentido, uma coisa totalmente diferente. Por ‘saberes sujeitados’, eu entendo igualmente toda uma série de saberes que estavam desqualificados como saberes não conceituais, como saberes insuficientemente elaborados: saberes ingênuos, saberes hierarquicamente inferiores, saberes abaixo do nível do conhecimento ou da cientificidade requeridos (2002: 11-12). Esse é o ponto fundamental de nossa aproximação com a arqueologia de Foucault. Nosso trabalho de ‘escavação’ arqueológica encontrou-se com esse esforço de reabilitação das ‘memórias locais’ e os ‘saberes das pessoas’, preconizado pelo ISSN 1695-7121

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autor. Consideramos, então, de suma importância a perspectiva sugerida aqui. Parece que é um modo fecundo de enfrentar os desafios que nossa época nos impõe. Pois, como enfatiza Foucault: (...) foi pelo reaparecimento desses saberes de baixo, desses saberes não qualificados, desses saberes desqualificados mesmo, foi pelo reaparecimento desses saberes, (....), esse saber que denominarei, se quiserem, o ‘saber das pessoas’ (e que não é de modo algum um saber comum, um bom senso, mas, ao contrário, um saber particular, um saber local, regional, um saber diferencial, incapaz de unanimidade e que deve sua força apenas à contundência que opõe a todos aqueles que o rodeiam) –, foi pelo reaparecimento desses saberes locais das pessoas, desses saberes desqualificados, que foi feita a crítica (2002: 12)21. Em nosso trabalho de pesquisa, no qual realizamos análises arqueológicas sobre os processos de patrimonialização efetuados em Centros Históricos brasileiros, percebemos o quanto é necessário avançar nesse esforço crítico preconizado aqui. A pertinência desses procedimentos analíticos é evidente. Através desses recursos heurísticos atingimos novos patamares epistemológicos e seguimos cada vez mais na tarefa de perscrutar os complexos culturais que estão subjacentes a lógica cultural dominante. O trabalho arqueológico proposto abriu novos continentes e novas veredas para a pesquisa da memória social e individual. O trabalho de recuperação dos ‘saberes das pessoas’ e das ‘memórias locais’ tem revelado novas fronteiras para a análise crítica dos processos de patrimonialização em voga. Através desses fundamentos metodológicos um novo imaginário sobre as práticas sociais da memória e do patrimônio surgiu. Essa é uma trilha que não se esgota em breves incursões empíricas, pois revela a potência do imaginário criativo e vivo das comunidades e coletividades, que a seu modo resistem contra a ‘fossilização’ e ‘petrificação’ excessiva, de um ‘monumentalismo’ que quer perpetuar-se a PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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todo custo. Considerações Finais: pesquisa em processo O objetivo desse artigo foi, a partir da obra de Michel Foucault, operar esta espécie de máquina de análise arqueológica na investigação dos processos históricopolíticos, constituintes do saber patrimonial na sociedade brasileira. Enfocando especialmente a formação dos enunciados sobre os patrimônios etnológicos e bioculturais nacionais, buscamos percorrer as linhas de força de uma abordagem libertadora. A linha de força principal que move este trabalho crítico dirige-se contra a ‘tecnocracia’ dos ‘especialistas do patrimônio’, que agora tentam dominar a cena das políticas culturais, investindo-se do fetiche de que detêm o saber ‘técnico’ adequado à ‘preservação’ das heranças culturais em perigo de desaparecimento, sob as forças atuais de globalização econômica ou de mundialização cultural. Esses novos tecnocratas da cena cultural impõem tiranicamente uma paisagem sufocante, criando a qualquer custo ‘parques históricos’ de simulação do ‘passado’; onde fazem circular, produzir e distribuir as novas mercadorias ‘culturais’ para o ávido turismo mundial. Uma nova engenharia da cultura se insinua nos domínios tanto da cultura como da natureza. Portanto, novas ‘máquinas’ críticas devem surgir para dar conta destes novos investimentos sociais e econômicos. Percebe-se também insinuar-se a exigência de uma unificação do campo epistêmico, em busca da superação da fragmentação e compartimentação excessiva dos estudos sobre estas áreas do conhecimento. Dessa maneira, ultimamente tem-nos interessado sobremaneira os bens de natureza e de cultura selecionados e inscritos pela UNESCO na lista do Patrimônio Mundial da humanidade22. Acreditamos que a análise arqueológica proposta por Foucault oferece elementos fecundos e criativos para se empreender uma pesquisa fundamental sobre a atualidade dos estudos do patrimônio e da memória social. Vimos, em poucas linhas e exemplos, como se opera um trabalho crítico pertinente, sem que se caia na ISSN 1695-7121

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‘metodocracia’ burocratizante dos academismos, ainda dominantes. A atividade arqueológica mantém-se a léguas de distância desses processos esterilizantes do imaginário teórico e crítico. Eis uma arma poderosa contra os que fazem da ciência um exercício de domesticação e adestramento do espírito crítico. Referências Carvalho, Edgar Assis. S/D. Patrimônio Cultural e Ética da Departamento de Resistência. Antropologia. PUC/São Paulo. 1994. Desordens e Reorganizações do Processo Civilizatório. Departamento de Antropologia. PUC/São Paulo. 2005. Virado do Avesso. São Paulo: Selecta Editoria, Cavalcanti, Lauro (Org.) 1993. Modernistas na Repartição. Rio de Janeiro: Editora UFRJ/Tempo Brasileiro. Corrêa, Alexandre Fernandes. 2001. Vilas, Parques, Bairros e Terreiros:

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NOTA 1

Docente Adjunto em Antropologia do Departamento de Sociologia e Antropologia da UFMA (PPGCS). Doutorado em Ciências Sociais: Antropologia PUC/São Paulo (2001). PósDoutorado em Antropologia – UFRJ/CNPq (2005). E.mail: [emailprotected]. 2 Como escreveu Immanuel Wallerstein: “(…) é possível dizer que Michel Foucault tentou analisar, em The Archeology of Knowledge, como são definidas, criadas e redefinidas as disciplinas acadêmicas (...)” (Wallerstein, 2002: 261). 3 Como escreveu Todd May: “In this life, Foucault chose three avenues, which correspond roughly to the three periods into which his work is generally divided: archaeology, genealogy and ethics. Although all are addressed to the present and our attempt to understand it, these avenues have mor in common than that very general orientation” (May, s/d: 02). 4 Sabe-se que a etimologia da palavra latina patrimônio é “em nome do pai”, isto é, “herança paterna”. Nesse sentido utilizamos o conceito de patrimônio, não como um termo restrito a jurídica e a economia. Como é um conceito que etimologicamente refere-se ao ‘nome do pai’, a herança da tradição, da língua, etc., é um termo que remete a fundação de uma ordem simbólica, e, como lembra J. Lacan (Porge, 1998), remete a Lei do Pai. Desse modo, cabe frisar que o sentido do conceito vem do próprio idioma cultural (Wolf, 1968), no qual a palavra adquiriu significado enquanto instituição familiar, econômica, política, moral, etc. 5 Patrimônio é tudo aquilo que resulta da transformação de certas coisas, objetos, comportamentos etc., em semióforos, isto é, em uma nova categoria agora significante de uma identidade cultural. “A escolha dos objetos que entram no patrimônio cultural depende de sua capacidade de receber significados ligados principalmente a sua história anterior, a sua raridade, a sua aparência externa” (Pomian, 1990: 180). 6 Segundo Arnold I. Davidson, no texto Arqueologia, Genealogia, Etica: Prácticas discursivas – prácticas para la producción de enunciados – (...) “caracterizadas por la delimitación de um campo de objetos, la definición de unna legítima perspectiva para el agente del conocimiento, y la fijación de normas para la elaboración de conceptos y teorias. Así, cada práctica discursiva implica um juego de prescripciones que designa sus exclusiones y opciones” (Hoy, s/d: 244). 7 Escritor e musicólogo paulista, intelectual modernista, escreveu o obras como Amar, Verbo Intransitivo (1927) e Macunaíma (1928). 8 Presidente do Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional (IPHAN) de 1979 a 1982. 9 Esse trabalho de análise encontra-se no livro Patrimônios Bioculturais: novos patrimônios na cena das políticas culturais. Nova edição, no prelo, da tese defendida pelo autor (Corrêa, 2003). 10 A exemplo do trabalho de Edgard de Assis Carvalho, Virado do Avesso (2005). 11 Tese de doutorado Vilas, Parques, Bairros e Terreiros: novos patrimônios na cena das políticas PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

culturais de São Paulo e São Luís. Doutorado em Ciências Sociais: Antropologia, PUC/SP. (Corrêa, 2001). 12 Conferência do antropólogo Gilberto Velho Patrimônio Histórico e Cultural, SBPC/1995. 13 Texto fundamental sobre o uso da expressão “estruturas de sentimento”, consultar Raymond Williams Marxismo e Literatura (1979), especialmente o capítulo II Teoria Cultural, seção 8. Estruturas de Sentimento (ou sentido). ps. 130137. 14 Processo que se inicia na década de oitenta e se consagra com a inscrição do sítio histórico na lista do Patrimônio Cultural da Humanidade, da UNESCO, em 1997. 15 “A arqueologia do saber é simplesmente um modo de abordagem” (Foucault, 1979: 156). 16 Para Foucault, o que interessa a arqueologia, ao contrário da história, é a articulação: “in different regions of our present, ‘how the human subject entered into games of truth’ (May, s/d: 02). 17 Como se sabe para o cientista social o que interessa é “o ser social da verdade”. Nesse sentido Michael Taussig, escreveu: “Daí a necessidade que temos de lutar contra aquela solidão, temor e silêncio, de examinar as condições de realizar a verdade e de realizar a cultura, de seguir Michel Foucault quando ele coloca que se deve ‘ver historicamente como os efeitos da verdade são produzidos no interior de discursos que, em si mesmos, não são nem verdadeiros, nem falsos” (Taussig, 1993: 30). Texto referido: Michel Foucault, “Truth and Power”, in Power/Knowledge: selected interviews and other writings, 1972-1977, Nova York, Pantheon, 1980, p. 118. 18 Na psicanálise esse processo é designado com o termo aprés-coup. No verbete A Posteriori (Laplanche, 1992), o termo é utilizado no mesmo sentido que a expressão técnica après-coup – mais usado em língua francesa. Estas duas palavras vêm do alemão Nachträglichkeit (Subst.), Nachträglich (adj. e adv.), e eram freqüentemente usados por Freud com relação a temporalidade e a causalidade psíquicas. Existem experiências, impressões, traços mnésicos que são ulteriormente remodelados em função de experiências novas, no acesso a outro grau de desenvolvimento. Pode então ser-lhes conferida, além de um novo sentido, uma eficácia psíquica. Nosso objetivo, ao tratar rapidamente destas conceituações psicanalíticas, é indicar com alguma propriedade o uso destes termos, no que chamo de prospectiva patrimonial. Para entendermos o que Henri-Pierre Jeudy (1990) chamou de outra memória é imprescindível uma incursão básica dos conceitos de après-coup e a posteriori, são eles que nos dão o significado fundamental da idéia aqui aplicada de uma “terapêutica” no trato da memória e do patrimônio. Se temos alguma pretensão aqui é a de estreitar as relações teóricas e práticas entre a etnologia e a psicanálise, no trato das questões aqui desenvolvidas, que são pertinentes as duas áreas do conhecimento. Afinal, as relações entre estes ISSN 1695-7121

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saberes não se restringem aos pontos aqui traçados indo muito mais além e tendo uma longa data de inspirações recíprocas. Em outro texto esse ponto é elaborado com mais minúcias (Corrêa, 2006). 19 “Pode-se responder (...) à pergunta (...): a arqueologia sé se ocupa das ciências e nunca passa de uma análise dos discursos científicos? (...) responder duas vezes não. O que a arqueologia tenta descrever não é a ciência em sua estrutura específica, mas o domínio, bem diferente, do saber” (Foucault, 1995: 221). 20 No capítulo sobre os aspectos históricos têm-se mais detalhes deste processo. Mas indica-se o livro que Lauro Cavalcanti organizou Os modernistas na repartição (1993) e mais a tese de Mariza Veloso Motta Santos O tecido do tempo (1992). 21 È preciso lembrar que esses trechos destacados foram registrados em aulas de Michel Foucault, proferidas em 1976, o que explica a forma como se apresenta as frases e as idéias. 22 Nesse trajeto incluem-se processo de preservação dos teatros da memória social e natural, como vilas, parques, bairro e terreiros, com vocação museológica intrínseca. São verdadeiros ecomuseus bioculturais da sociedade brasileira que atualmente estão em perigo.

Recibido: 6 de septiembre de 2007 Reenviado: 5 de febrero de 2008 Aceptado: 21 de junio de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

ISSN 1695-7121

Ciencia y Mar

URL: www.umar.mx

E-mail:[emailprotected] Ciencia y Mar, es una publicación cuatrimestral de la Universidad del Mar. Está dedicada a la publicación de trabajos inéditos en todos los aspectos relacionados con las Ciencias del Mar y las Humanidades.

URL: www.umar.mx/difusion.htm E-mail: [emailprotected]

Vol. 7 Nº 1 págs. 127-131. 2009

www.pasosonline.org

Opiniones y ensayos El turismo cultural: gestión de partes interesadas y la complejidad del equilibrio

Alfredo Ascanio [emailprotected] Universidad Simón Bolívar (Venezuela)

Resumen: El equilibrio del desarrollo sostenible es posible siempre que las partes interesadas colaboren entre sí. Durante 1999 comenzó el desarrollo de un modelo normativo de planificación turística basado en la coordinación de los intereses de los actores del turismo. Esta herramienta lograría equilibrar los intereses de las partes implicadas y sus servicios. Ello supone implantar una estrategia de segmentación, como fue sugerido por los expertos en marketing turístico Elise Truly Sautter y Birgit Leisen. Palabras clave: Modelo de actores; Planificación; Markering.

Abstract: The balance of sustainable development is possible provided that the stakeholders concerned work together. In 1999 began developing normative planning model based in coordinating the interests of stakeholders in tourism. This tool would balance the interests of the parties involved and their services. This involves implementing market segmentation strategies, as suggested by experts in tourism marketing Elise Truly Sautter Birgit Leiser. Keywords: Model actors; Planning; Markering.

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Planteamiento del problema Si partimos del hecho de que el paisaje cultural es una unidad formada por varios elementos y que por si mismo constituye un recurso turístico de primera importancia, al igual que el paisaje natural, entonces es posible, siguiendo la metodología de María Laura Boria (Boria, 2000: 36-57), hacer un relevamiento y clasificación de esta dimensión, desde un enfoque sustentable. El tejido sociocultural de la población residente, como lo señaló en su momento Regina G. Schlüter, es indispensable por la originalidad de las culturas y la necesidad de respetar el patrimonio moral de los pueblos visitados (Schlüter, 1994: 127). Al existir también la ecología humana, que se forma no sólo por herencias sino por un proceso complejo de socialización, es necesario tener cuidado de no utilizar el término turismo cultural, como una estrategia de marketing solamente orientada a promover, en forma de espectáculo y para su mejor venta, lo que supone otros valores más relevantes. Según Lieve Coppin, citada por Schlüter, lo ideal sería que el aporte del turismo en áreas ambientalmente frágiles, contribuya no sólo con el mejoramiento económico de las comunidades locales, sino en su educación y participación (op.cit, 128). En este sentido es necesario "reinventar el turismo"(Ascanio, 1998: 7-23), cambiando la cultura organizacional de los entes que lo promueven, tanto públicos como privados. O sea, estamos planteando el problema siguiente: ¿cómo hacer que la comunidad receptora sea dueña de su propio destino turístico? ; ¿cuál es el verdadero propósito del turismo, en un lugar que por su propia naturaleza es frágil y no debe ser alterado? Desarrollo vs. Conservación El turismo como negocio realmente crea un conflicto entre la no degradación del medio (y de su cultura) y el aspecto económico para hacer rentable los capitales invertidos. Al movilizar poblaciones demandantes de esparcimiento y distracción en espacios culturales autóctonos, es posible que no se logre una economía de escala, que permita conseguir una adecuada rentabiliPASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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dad de los capitales invertidos para esos paquetes turísticos. Entonces: ¿cómo captar un nicho de mercado suficientemente importante, como lo ameritaría el negocio del Tour Operador; y cómo dosificarlo para que no se convierta en turismo masivo?; y, además ¿cómo planificar y manejar el área visitada para que se minimicen los impactos dañinos? Hacia una estrategia compartida. Un equilibrio complejo Es necesario pensar en un conjunto de estrategias entre los actores y con su propia sinergia. Se debe articular la capacidad gerencial del ente rector del turismo, con una política clara sobre el asunto (el turismo cultural); y establecer un monitoreo para tener la seguridad de que se cumplan las "reglas del juego", establecidas para que los tour operadores y otros negocios privados, tomen conciencia de sus responsabilidades y no dañen el sitio visitado. A su vez, los comerciantes del turismo, deberían buscar fórmulas para hacer más rentable su negocio y para ello pueden recurrir a la utilización de espacios geográficos de cercanías (paquetes de multidestinos como, por ejemplo, Costa Rica-Belize, Costa RicaGuatemala); y la comunidad receptora tendría que estar preparada para no dejar que su patrimonio genuino sea vilmente comercializado. El asunto pareciera que tiene que ver con los necesarios equilibrios. La optimización en este aspecto es casi imposible. Lo que si puede ser peligroso son las decisiones extremas. Por ejemplo, si contrastamos las decisiones de la Dirección de Parques Nacionales de Argentina, en el parque Nahuel Huapi y en la época de Exequiel Bustillo, con la decisión venezolana sobre el Parque Nacional Canaima, en la época del director de Parques, José Rafael García; allí veremos que en el primer caso, se buscaba combinar el crecimiento económico de la región, con la conservación del sitio: un enfoque "desarrollista", hasta cierto punto arriesgado; y en el segundo caso, se trataba de ser más conservador y ortodoxo, pues se prefería la conservación en forma casi total y minimizar la presencia turística. Ambas políticas eran extremas y a la larga podían ISSN 1695-7121

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crear problemas por exceso o por defecto. En cuanto a los Tour Operadores, ellos se felicitan de que surja un nuevo nicho de mercado, pero la tendencia siempre será su explotación masiva, pues su enfoque es estrictamente económico y financiero. Fue Jafar Jafari quien se refirió a la plataforma optimista del turismo y a la plataforma pesimista. La primera privilegiaba los impactos favorables, como: la reducción de barreras lingüísticas, raciales, religiosas y políticas, así como el refuerzo de las tradiciones locales. La segunda se refería, por el contrario, a los impactos dañinos, como: la formación de estereotipos, la xenofobia, la aparición del crimen, la prostitución y otros daños en la sociedad de acogida. Frente a este debate polarizado, surgió entonces propuestas sobre el llamado turismo alternativo de bajo impacto, que podían asegurar la sustentabilidad. No obstante, esas propuestas han sido un remedio parcial, ya que el turismo masivo ha continuado con toda su fortaleza. La plataforma del conocimiento surge entonces, a nivel de la academia, con la idea de indagar el porqué de los impactos y minimizar los que sean dañinos e irreversibles; es decir, que el turismo del conocimiento científico tiene un valor indudable para el futuro de esta actividad. (Jafari, 1999: 5-20). Lo que sucede en el mundo real Si uno revisa las experiencias de los pobladores autóctonos de una región determinada, se encuentra que antes del turismo ya habían sido impactados por visitantes que llegaban a las comunidades con fines religiosos. En efecto, nos recuerda Schlüter, citando a Cornaglia, (op. cit, p.137), que en la zona del Lago Nahuel Huapi, en la Patagonia Argentina: Los primeros pobladores del área fueron los Tehuelches, los Puelches y los Pehuenches cuya cultura fue notoriamente por el pueblo araucano, y estuvo expuesta a las evangelizadoras de los misioneros jesuitas y franciscanos. Otro de los impactos, anterior al turismo, fueron las guerras de conquistas y las corrientes migratorias, que muchas veces impusieron su cultura propia y pudieron eliminar los elementos culturales originales PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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del sitio. En la búsqueda de ese equilibrio imaginario, entre los intereses de varios actores y entre el desarrollo y la conservación, existe siempre el peligro, por un lado: de masificar la oferta; y por el otro: de abandonar el lugar a su propia suerte. Nos estamos refiriendo, de nuevo, al caso de San Carlos de Bariloche, en Argentina; y al Centro Turístico de Canaima, en la Gran Sabana venezolana. En 1990, en Bariloche se contabilizaron 2.834 habitaciones de alojamiento turístico; en cambio, en Canaima apenas si existían 370 habitaciones, incluyendo los campamentos fuera del parque y hasta la frontera del Brasil, al sur de Santa Elena de Uairén e incluyendo El Paují (Kline's, 1997: 277297). Ese sólo dato, referido a la capacidad de alojamiento, nos estaría indicando que en Bariloche se había sobredimensionando la actividad lúdica y por ello se privilegiaba el turismo de masas; y que Canaima, se había quedado rezada a un pequeño turismo contemplativo, muy poco depredador del medio, pero sin generar riqueza para el país y para la comunidad de acogida. Las opiniones de los posibles afectados Para un desarrollo basado en el consenso de los actores, se debe promover la discusión de los proyectos turísticos, especialmente con los posibles afectados y en especial, discutir los impactos probables y las medidas alternativas de mitigación si fuesen necesarias. Es necesario de nuevo plantear estos problemas: ¿cómo percibe la comunidad al turismo en relación son su identidad étnica?; ¿cuál es el punto de vista de los diversos agentes y actores sociales?; ¿cómo se han planteado los criterios sobre el manejo del negocio turístico y cómo se ejerce el poder por cada uno de los actores? La autorreflexión sobre las representaciones culturales es un elemento básico en el diseño de un proyecto, especialmente si trata de preservar los recursos culturales autóctonos -simbólicos y sociales- y reducir la posibilidad de una alienación a causa de un proyecto (Dupey, 2000: 79), o al menos limitar la promoción de lo exótico que sólo beneficiaría a la empresa promotora y al ISSN 1695-7121

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turista. En este sentido Aguirre Batzan, citado por Ana María Dupey, nos indica lo siguiente: “el turista busca la utopía de los diferente, para poder comprobar su propia identidad.esto ha llevado al exotismo mercantil, por el que se compran sensaciones contrastantes.aunque el turista mantiene su dominio simbólico, el cual reafirma su poder económico y legitima la superioridad de su cultura de origen” (op. cit., pp. 80-81). Es así como, desde una óptica funcional, Sautter y Leisen sostienen que "todas las partes o intereses implicados o afectados.en un mercado o comunidad determinada deberían gestionar conjuntamente el sistema turístico" (1999: 102). Un ejemplo que señalan estos autores es el que corresponde al papel del turismo étnico en Gales, el cual impulsa su cultura diferenciada al dar a conocer al visitante su carácter, historia y cultura. Aunque el ejemplo anterior se centra en los intereses de la comunidad de acogida y de los turistas (un ganar/ganar), es necesario ampliar este enfoque hacia los conservacionistas y lo empresarios; y también hacia los empresarios y los artistas o artesanos locales, así como hacia el gobierno local y los demás actores. Acciones incongruentes pueden surgir si no se respetan las "reglas del juego". Una ejemplo lo constituye el conflicto entre el gobierno municipal en una parroquia de Caracas y los residentes locales respecto a un proyecto de Bingo en el sitio denominado La Trinidad. El empresario promotor, motivado por la rentabilidad del negocio, ignoró lo señalado en la Ley especial que regula estos proyectos (localización en zona declarada turística y referéndum previo vecinal). En el lado contrario, las familias residentes se sintieron ofendidas al no ser consultados, argumentando los impactos adversos que los afectarían en su cultura urbana. El trabajo interdisciplinario Dado que las estrategias de relaciones entre actores supone la intervención de muchas disciplinas, que tratarían un asunto común, en este sentido las ciencias sociales realizarán importantes aportes (Jafari,1994: 24; Ascanio, 1992: 195). La gestión PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

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del turismo cultural (y del turismo natural), es una responsabilidad compartida no sólo entre actores interesados sino entre diversos profesionales que trabajen con un enfoque holístico o integrador (Meléndez, 1995: 14). Conclusión El turismo masivo nació como una necesidad para generar riqueza. En ello radicó su fortaleza y también su debilidad. El tejido social y el natural, como muchas cosas, tienen sus limitaciones, y el turismo masivo trató de llevar a esas limitaciones más allá de lo que usualmente la comunidad de acogida estuvo dispuesta a tolerar. El sacrificio del concepto capacidad de carga, en su sentido amplio, y la casi exageración de los premios materiales, hicieron naufragar el turismo concebido sólo como un negocio de masas. Los planificadores no se habían dado cuenta de que ese enfoque resultaba ser un disparate conceptual. La solidaridad y el consenso entre actores es muy necesaria para la vida en común en una comunidad turística, pero debe modularse, pues de lo contrario resulta atentatoria contra las tres premisas elementales del progreso socioeconómico: la libertad como condición del progreso personal y material; y porque no, un "sano individualismo" que promueva iniciativas culturales innovadoras y la capacidad competitiva para promover un turismo de calidad. Todo esto, no se obtiene a través de un sistema de ecuaciones, sino mediante el ejercicio de un delicado equilibrio, que se afiance en las potencialidades y facultades del ser humano y en el perfil de los atributos y raíces de una comunidad que casi siempre es irrepetible. Referencias bibliográficas Ascanio, Alfredo 1992 “Turismo: La ciencia social de los viajes”, Estudios y Perspectivas en Turismo 1(3): 185-197. 1998 “El futuro del turismo: cinco estrategias para reinventar el turismo”, Turismo em Análise 9(2): 7-23. Borla, María Laura 2000 “Metodología del relevamiento del ISSN 1695-7121

Alfredo Ascanio

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paisaje natural como recurso ecoturístico: caso de estudio Tierra del Fuego, Argentina”, Estudios y Perspectivas en Turismo 9(1-2): 36-57. Dupey, Ana María 2000 “La práctica del antropólogo y los proyectos turísticos”, Estudios y Perspectivas en Turismo 9(1-2): 72-83. Jafari, Jafar 1994 “La cientifización del turismo”, Estudios y Perspectivas en Turismo 3(1): 736. 1999 Un turisme conscient de la seve posi-

ció académica: aproximacions retrospevtives i prospectives, Conferencia en oca-

sión del doctorado honoris causa. Universidad de las Islas Baleares, Palma de Mayorca. Meléndez Urdaneta, Anaida 1995 Argumentos para la vinculación del desarrollo sostenible con el patrimonio natural y cultural en turismo,Turismo em Análise 6(1): 7-15. Sautter, Elise T y Leisen, Birgit 1999 “La gestión de las partes interesadas: un modelo de planificación turística”,

Annals of Tourism Research en español

1(1) : 101-119. Schluter, Regina 1994 “San Carlos de Bariloche: costos y beneficios del ecoturismo”, Estudios y Perspectivas en Turismo 3(2): 7-36. Kline`s, Elizabeth 1996-97, Guía de campamentos, posadas y cabañas en Venezuela, Edición 2.

Recibido: 2 de octubre de 2008 Reenviado: 15 de noviembre de 2008 Aceptado: 21 de diciembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(1). 2009

ISSN 1695-7121

Vol. 7 Nº 1 págs. 133-134. 2009

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Reseñas de publicaciones Medical tourism in developing countries. Milica Z. Bookman and Karla R. Bookman. Palgrave Macmillan, New York 2007. ISBN: 0-230-60005-0

Nate Peach [emailprotected] Colorado State University (USA)

Medical Tourism in Developing Countries is a comprehensive study of the growing synergy between medical services and tourism. The authors successfully present both the economic and legal fundamentals of this rapidly growing industry. Anyone from those wishing to increase their understanding of medical tourism to policy makers seeking specific recommendations on how to develop the sector will benefit from reading this work. M. Bookman and K. Bookman’s (2007) Medical Tourism in Developing Countries is a comprehensive study of the growing synergy between medical services and tourism. For the purpose of their study medical tourism is defined as “travel with the aim of improving one’s health” (p.1). The fundamentals of the market, challenges and opportunities associated with developing the sector, and health care equity issues are all discussed. As the book’s title suggests the focus is on how developing countries may use this tourism niche to promote growth. Much of the analysis of the book is based on the history of medical tourism in ten countries: Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, India, Jordan, Malaysia, Philippines, South Africa, and Thailand. Milica Book-

man is a Professor of Economics at St. Joseph’s University in Philadelphia and Karla Bookman is a litigator in New York City. The authors background allow for them to successfully present both the fundamental economic and legal issues surrounding medical tourism. Theoretical factors that influence demand for medical tourism are similar to those for most goods. The role of price, ease of getting service in one’s home country, insurance plans, value of the service offered abroad, and the service not being available in one’s home country are presented as both push and pull factors”(p.38). The authors categorize medical tourists by income. Both the poor and rich are able to engage in medical tourism but poor individuals are more likely to engage in cross-border medical tourism while richer patients are able to purchase services further from home. Understanding the components of demand is just one challenge facing developing countries promoting medical tourism. Much of the discussion regarding the supply side of medical tourism focuses on the need for public and private sector coordination. The author’s believe that these sectors must work in unison to get the most

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out of medical tourism stating that “neither sector alone can achieve their goals without the participation of the other” (p.66). For medical tourism this means governments should encourage research and design, protect property rights, invest in infrastructure, and in general create institutions which are conducive to encouraging medical tourism. Countries wishing to promote medical tourism face significant internal challenges. The authors’ believe that countries which have been able to foster medical tourism have advantages in low cost production, human capital, research and development, physical infrastructure, and have developed institutions (Bookman & Bookman, 2007, p.96). For the majority of the countries discussed these advantages exist within a market economy. Cuba is the obvious exception. A country need not have an advantage in each category but “there has to be a critical mass of advantages” (p.96) These advantages lead to policies which should foster comparative advantages. I believe policy should liberalize aspects of an economy in a stable manner while fostering the advantages listed. In addition to the internal challenges there are a number of international obstacles that developing countries face. These include international regulations, standards and accreditation, insurance, legal recourse and protection for patients, transportation, and entry requirements. The discussion on international obstacles offers some of the best insights of the work. There is an interesting presentation of the evolution of U.S. patent law and how it may apply to medical tourism.While all the international obstacles are significant, understanding the role of costs is especially important. Just as manufacturing companies seek out low cost countries to set up production medical tourists will seek out low cost destinations. Medical tourism is not a perfectly competitive market so product differentiation has the potential to give countries some degree of market power. The service being offered but also the quality of said service is a major determinant in a medical tourists’ decision. Policies in developing countries need to be forward looking to account for the propensity for medical tourists to seek out low cost destina-

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Medical tourism …

tions. The degree of foreign ownership and investment is another challenge. Throughout the book the authors discuss the role of international organizations in medical tourism. In particular hospitals, universities, companies, etc. from developed countries taking a more active role in health care abroad. While partnerships between organizations in developed and developing countries will stimulate medical tourism some portion of profits must be kept domestically. As a greater percentage of profits go abroad domestic governments will not have the revenue necessary to promote growth and development. The book concludes with a discussion on equity and how policy may lead to medical tourism crowding out or in public health. I would have preferred a more comprehensive treatment. The authors discuss issues that cause medical tourism to crowd in or out public health believing that it is ultimately an empirical question. I believe it will be decided in the political arena. If policymakers seek to use revenue from medical tourism to pursue development and improve public health they will be able to do so. On the other hand if the revenues are devoted to rent seeking public health will not improve. Medical Tourism in Developing Countries is an insightful work that outlines the fundamentals of an increasingly important global industry. While the book applies economic tools of analysis one does not need to have a deep understanding of economics to take advantage of the book’s value. Readers ranging from those wishing to increase their understanding of this important industry to policy makers seeking specific recommendations on how to develop medical tourism will benefit from this work.

Recibido: 24 de noviembre de 2008 Aceptado: 21 de diciembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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Vol. 7 Nº 1 págs. 135-137. 2009

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Reseñas de publicaciones Las áreas protegidas de Canarias. Cincuenta años de protección ambiental del territorio en espacios naturales. Moisés R. Simancas Cruz. Ediciones Idea. Santa Cruz de Tenerife, España. 2007. ISBN: 978-84-96740-01-3

Alberto Jonay Rodríguez Darias [emailprotected] Universidad de La Laguna (España)

La delimitación administrativa de determinados espacios para ejercer sobre ellos una gestión específica dirigida a la conservación de elementos considerados valiosos, esto es, la declaración de áreas protegidas, supone uno de los procesos de patrimonialización con mayor desarrollo en las últimas décadas. Éste puede interpretarse, al menos, en un triple sentido: (a) en la percepción administrativa de los elementos antrópicos en áreas protegidas; en consecuencia con lo cual, (b) hay que señalar cambios relevantes en los sistemas de gestión y criterios de declaración; y (c) en el número de áreas protegidas a nivel mundial, que se ha multiplicado por once entre 1962 y 2003 (p. 16). En concordancia con la relevancia que han adquirido estos sistemas de Protección Ambiental del Territorio, ha crecido el interés científico y académico en el ámbito de las ciencias sociales con respecto a las áreas protegidas; ya sea en relación con la percepción social de lo Natural, las implicaciones de la patrimonialización en el desarrollo socioeconómico de las comunidades que han subsistido tradicionalmente en

relación con las áreas en cuestión, la relevancia de éstas como recurso para uso turístico, sus implicaciones en la ordenación territorial, etc. Como se desprende fácilmente del título, la publicación que aquí pretendemos reseñar supone un acercamiento al desarrollo del proceso administrativo de Declaración de áreas protegidas en el ámbito canario. Si bien, los diferentes sistemas de interconexión y globalización propios de nuestro tiempo propician que en lugar del estudio de un determinado caso, se trate de la aplicación y materialización, por supuesto singular, de tendencias internacionales en un ámbito territorial específico. En adición al argumento anterior, a saber, se trata de un estudio relevante para el entendimiento del desarrollo de los procesos globales de Declaración de áreas protegidas, podemos plantear que Canarias supone un ámbito privilegiado para el estudio de este fenómeno; ya que en él se reflejan aquellas características del desarrollo internacional de áreas protegidas a las que nos referíamos con anterioridad: (a) la presencia de elementos antrópicos en el

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interior de las áreas protegidas de Canarias ha ido ganando en cuanto a valoración por parte de las diferentes administraciones regionales; (b) los sistemas de gestión y declaración han evolucionado para dar cabida a éstos; y (c) el número de áreas protegidas en Canarias se ha multiplicado por veinte en los últimos cincuenta años (p. 16). Así pues, mantenemos que se trata de una aportación relevante para aquellos/as que pretendan inmiscuirse en el estudio de los procesos de materialización local de los movimientos internacionales de declaración y gestión de áreas protegidas. Y es que, siguiendo al autor, “la política canaria de Declaración de Áreas Protegidas cuenta con una larga trayectoria con resultados muy satisfactorios, que le otorga un know-how amplio y consolidado” (p. 426). El libro está conformado por cinco partes bien diferenciadas que responden a momentos determinados y estrategias relativamente hom*ogéneas de declaración y gestión que podemos identificar, de acuerdo con el autor, con cuatro modelos de declaración de áreas protegidas, a los que habría que sumar las tendencias previstas para el futuro próximo. Así pues, tenemos: (a) los modelos forestal, (b) naturalista, (c) urbanista y (d) sostenible de declaración de áreas protegidas y (e) las perspectivas de futuro en este ámbito. A continuación nos centraremos superficialmente en las características fundamentales de cada uno de ellos. El modelo forestal de declaración de áreas protegidas, desarrollado de la década de los treinta hasta la de los cincuenta, se corresponde con la declaración de las primeras áreas protegidas de Canarias (los Parques Nacionales de La Caldera de Taburiente y del Teide), que se articulan siguiendo el modelo del primer área protegida del planeta (el Parque Nacional de Yellowstone, EEUU, 1872) y la Primera Conferencia Internacional sobre Parques (Londres 1933). Se trata de áreas protegidas de custodia nacional, dirigidas fundamentalmente a la protección museística de paisajes excepcionalmente bellos. La ideología romántica que subyacía a la declaración, de manera coherente con el modelo de declaración del Parque Yellowstone, era la de proteger determinados espacios de auténtica natura-

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Las áreas protegidas de Canarias …

leza virgen y salvaje de las alteraciones antrópicas. Sin embargo, la adaptación a la realidad regional toleró la presencia humana y la realización de ciertas actividades tradicionales. El modelo naturalista de declaración de áreas protegidas, identificado temporalmente con las décadas de los sesenta hasta los ochenta, se caracterizó por la intención de proteger aquellos elementos paisajísticos especialmente característicos, tanto desde el punto de vista estético como ecológico. Este modelo coincidió con un movimiento ecologista, especialmente desarrollado a mediados de la década de los setenta, sin antecedentes en la historia de Canarias. Y se materializó a través de la Ley 15/1975 de Espacios Naturales Protegidos, la creación de ICONA (Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza) la reclasificación de los Parques Nacionales existentes y la declaración de los de Garajonay y Timanfaya. En cuanto a influencias internacionales, podemos destacar el evento conmemorativo del centenario de la declaración del Parque Yellowstone; Parques Nacionales: un patrimonio para un mundo mejor. El modelo urbanista de declaración de áreas protegidas, temporalmente coincidente con el anterior, se identifica claramente con el intento de proteger determinados espacios insulares de la amenaza que suponían los rápidos crecimientos demográfico y urbanístico ligados y propiciados por el turístico. “En cierto sentido, la aplicación de este tipo de estrategias de protección ambiental del territorio no fue más que el resultado del fracaso de las políticas de planificación del suelo no urbanizable” (p. 137); fracaso que atribuir los ayuntamientos debido su fragilidad frente a las promesas de desarrollo provenientes de promotores turísticourbanísticos y su visión parcial del territorio. Este modelo se materializa a través de la Ley 12/1987, de 19 de junio, de Declaración de Espacios Naturales de Canarias, que significó la declaración, por parte del gobierno regional, de ciento cuatro áreas protegidas, a las que sumar los cuatro Parques Nacionales. Resultando la patrimonialización del 39,39 % de la superficie de Canarias únicamente bajo tres figuras de pro-

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Alberto J. Rodríguez Darias

tección; (a) Parque Nacional, (b) Paraje Natural de Interés Nacional y (c) Parque Natural. En cuanto a las influencias internacionales, hay que resaltar la coherencia con la Estrategia Mundial para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (1980) y la política ambiental de la Comunidad Europea. El modelo sostenible de declaración de áreas protegidas, desarrollado a partir de los años noventa, constituyó “un giro radical a las políticas de Declaración de Áreas Protegidas” (p. 283). Bajo la influencia fundamental del Informe Brundtland derivado de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1987), se materializa a través de la Ley 12/1994, de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias; que supone la reclasificación de buena parte de las figuras creadas anteriormente a partir de una elevada diversidad, en respuesta a las dificultades de las tres figuras existentes hasta el momento por dar cabida a un conjunto de elementos ciertamente heterogéneo. Entre ellas destaca la creación de la figura Parque Rural, que manifiesta la intención de reconocer la importancia y el valor de determinadas actividades antrópicas en el interior de las áreas protegidas. Vinculándose así a las tendencias internacionales que tienen lugar principalmente a partir del IV Congreso Mundial de Parques y otras Áreas Protegidas, Parques para la vida, realizado en Caracas en febrero de 1992. En cuanto a las perspectivas de futuro de la política de declaración de áreas protegidas de Canarias, se destaca el papel que cumplirá en los próximos años la adaptación a la Red Natura 2000 de las Zonas de Espacial Protección para las Aves (ZEPA) y Zonas Especiales de Conservación (ZEC), así como los impactos territoriales de su interacción con las áreas protegidas declaradas con anterioridad en el archipiélago. En otro orden de cosas, si bien, como hemos defendido, el sistema de modelos de Declaración de áreas protegidas propuesto por el autor y proyectado en esta reseña puede ser extrapolable o, cuando menos, comparable a otros ámbitos territoriales, es necesario explicitar que amplios pasajes de la obra están dedicados al caso particular

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de la declaración administrativa de áreas protegidas en Canarias. Por otra parte, interpretamos que hubiera resultado interesante la incorporación de razonamientos, quizá en el capítulo de introducción, acerca de las causas del surgimiento del sistema de protección ambiental del territorio a través de la declaración administrativa de áreas protegidas teniendo en cuenta las peculiaridades del ámbito socioeconómico en el que aparece y sus posibles alternativas, así como un balance final de impactos derivados de su puesta en marcha en el archipiélago Canario. En definitiva, consideramos que el libro constituye una aportación más que interesante a la teoría e historiografía del movimiento de declaración de áreas protegidas.

Recibido: 15 de noviembre de 2008 Aceptado: 21 de diciembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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Margarita Barretto

TURISMO Y

C U LT U R A Relaciones, contradicciones y expectativas

Colección PASOS edita, nº 1 www.pasosonline.org/Paginas/e-book.htm

Vol. 7 Nº 1 págs. 139-143. 2009

www.pasosonline.org

Reseñas de publicaciones Pesca e Turismo: Etnografias da Globalização no Litoral do Atlântico Sul. Rial, C. e Godio, M. (Orgs.). Florianópolis: NUPPE/CFH/UFSC. 2006. ISBN: 85-60501-00-2

Roque Pinto [emailprotected] Universidad de La Laguna (España) Universidade Estadual de Santa Cruz (UESC) (Brasil)

Desde um ponto de vista superficial, os pontos de tangência entre turismo e pesca se resumiriam à prática do turismo esportivo, especialmente na sua versão náutica, e à presença de pescadores como parte da paisagem turística, atribuindo-se-lhes um papel coadjuvante dentro de um cenário idealizado (Peralta, 2003), como se pode ver em capitais litorâneas do nordeste brasileiro como Natal, João Pessoa, Maceió ou Fortaleza. Contudo, verificam-se empricamente intersecções, relações e imbricamentos menos óbvios entre turistas e pescadores, a começar pelas consequências sócio-culturais, econômicas e ecológicas derivadas da implantação de equipamentos turísticos em zonas costeiras (Vera Galván, 1988; Cáceres Morales, 2001; Bergasa Perdomo, 2004). De fato, o establecimento de uma estrutura imobiliária turística no espaço de uma comunidade haliêutica já produz de per si uma série de conflitos que envolvem disputas por recursos e, sobretudo, estratégias políticas e econômicas direcionadas para o controle do território (Pascual Fernandez e Santana Talavera, 2003), cuja materialidade imediata pode ser constatada pelo menos no avanço dos hotéis sobre as praias, na

interferência – deliberada ou involuntária – dos turistas sobre as atividades de pesca (Hernández Armas, 1994) e nas alterações ecológicas produzidas pelo rápido incremento de uma população flutuante gerada pelo turismo (Galván Tudela, 2002; Pascual Fernández, Medina y Modino, 2005). Por outro lado, a literatura sobre o tema indica a tendência a uma crescente dependência econômica dos pescadores em relação ao sistema turístico, não só com o establecimento de oligopsônios e redes de intermediários que impedem o fornecimento de pescado para terceiros, como também com um comprometimento cada vez maior das unidades familiares locais em atividades de serviço que se estabelecem nas franjas do turismo, registrando-se inclusive a perda de conhecimentos tradicionais sobre as atividades piscatórias (Santana Talavera, 1990; Bianchi and Santana Talavera, 2004). A partir do título do livro “Pesca e Turismo: Etnografias da Globalização no Litoral do Atlântico Sul” cria-se uma expectativa inicial de que estes e outros pontos de tangência entre turismo e pesca serão abordados em profundidade na obra, divida em três seções.

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A primeira parte do trabalho, intitulada “Cultura e Comunicação”, contém cinco textos. O primeiro deles, de autoria de Carmen Rial, é uma releitura de suas investigações etnográficas realizadas na década de 1980, especialmente no que diz respeito à configuração do espaço social numa parte da Ilha de Santa Catarina (localizada no município de Florianópolis, capital do Estado de Santa Catarina, ao sul do Brasil), apontando como um certo isolamento insular – marcado por uma proeminência açoriana – já subsumia formas de sociablidade em latência que mais tarde iriam ser modeladas através dos veículos de comunicação de massa e pela chegada de turistas e forâneos, processo que é atualizado na descrição etnográfica “Estranhos e estrangeiros: olhares sobre a mídia em Ganchos/Ganchos na mídia”, que retrata as aproximações entre o global e o local sob a perspectiva da interação midiática. Já o artigo “Turismo e modernidade em tempos de globalização: o turismo e os turistas em Barra da Lagoa” trata mais propriamente da atividade que o nomeia, tanto em suas generalidades, enfatizando a praia como um espaço privilegiado de fruição turística, e suas co-relações como a modernidade e a globalização, quanto na sua dinâmica específica no contexto etnográfico na praia da Barra da Lagoa, temática igualmente eleita no trabalho “Práticas turísticas e mediação cultural em Florianópolis/SC”, que enfoca a apropriação do espaço local pelo turismo, ressaltando especialmente a importância dos “mediadores culturais” e das formas de dádiva e reciprocidade que intermediariam – revisando o esquema damattiano – as moralidades “da casa e da rua” nas relações entre turistas e locais, segundo os modos de relação que seriam estabelecidos entre visitantes e visitados. O último texto deste bloco procura tratar, no mesmo campo etnográfico, das interações conflituosas entre surfistas “locais”, “haolis” (surfistas forasteiros) e pescadores, embora se detenha demasiadamente em aspectos alheios ao tema, como a história do surf mundial e no Brasil, e utilize recursos metafóricos abusivamente, relegando o tema proposto a apenas escassas páginas, ao final do texto. O segundo bloco do livro – Gênero e Ge-

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rações – conjuga quatro trabalhos que abordam sob distintas perspectivas a sociabilidade familial no entrecho da Ilha de Santa Catarina. Em “Gente do mar e da terra: revisitando velhos textos e lugares de pesquisa”, Lago aponta algumas particularidades sociológicas que marcaram suas investigações na região há vinte anos atrás, enfocando sobretudo as relações entre gênero e trabalho, e as mudanças verificadas no campo ao longo do tempo, foco semelhante ao que se vê em “Crianças da Pesca: lembranças de uma pesquisa na Ilha de Santa Catarina”. Os textos “Temporalidade pesqueira e espaços feminino e masculino em Ganchos” e “Masculinidades prescritas, interditas e relativizadas em um grupo de pescadores da Ilha de Santa Catarina” destacam-se no conjunto da obra pela sistematicidade e pelo rigor etnográfico. Em ambos são abordadas categorias temporais e espaciais, respectivamente nas localidades de Ganchos e de Dourado, a partir do rol de papéis sociais definidos no âmbito das unidades familiares e da divisão sexual do trabalho, sendo o último bastante elucidativo ao aportar a descrição de uma festa junina local onde é tradição o travestismo masculino, na assunção de um papel interdito no cotidiano que acaba por reforçar os próprios loci de homens e mulheres na referida comunidade, “a oposição autoridade masculina vs. poder feminino” (p. 152) num mundo social cadenciado pelos longos períodos de ausência dos homens nos seus lares, em função das demandas da pesca. A última seção do livro, dedicada ao tema “Arte e Trabalho”, começa com o texto “Aparelhos de captura: uma re-abordagem teórica da experiência de campo com pescadores de bote a motor na Barra da Lagoa”, onde o autor concebe o trabalho da pesca como uma atividade que tangencia três fronteiras: a relação entre mercado e empresa; a produção social e cultural subjacente ao próprio labor da pesca; e um conjunto de ferramentas políticas para a manutenção do poder e da autoridade. Além de articular teoria e etnografia com brilhantismo, o trabalho se destaca por apresentar uma aguda capacidade de análise ao perceber os mundos da economia, da política e da pesca inscritos dentro de uma perspectiva simbólica mais geral, como se

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pode ver, por exemplo, na interpretação do autor a respeito da fala de um informante sobre a tainha, por este definido como “o bicho mais lascivo que tem no mar”: “É interessante ver que o ‘eterno feminino’ aparece como tendo importância na pesca e outorgando a identidade e o temperamento a um peixe, a tainha, que protagoniza uma das principais safras da comunidade. Na apreciação [do informante] Valdeci sobre as características da personalidade da tainha, este peixe representaria um conjunto de qualidades e valores ideais ‘femininos’ que o próprio pescador reclama para si. A tainha é fundamentalmente ‘malandra’, por assim dizer, e opera como uma imagem no espelho do pescador. É ‘um objeto moral entre sujeitos morais’, como diz Marcel Mauss (1974). Identificada como um exemplar ‘nômico’, a tainha contamina o resto das espécies, outorgando-lhes uma potência simbólica positiva. Este conceito de peixe de caráter ‘lascivo’ – como disse Valdeci – deriva de uma identificação com certos traços culturais femininos, identificação que pude confirmar durante a encenação de uma peça de teatro do grupo de aposentadas e aposentados do Centro Comunitário de que Maria, mãe de Valdeci, participava ativamente. Nesta peça, as mulheres, fantasiadas de tainhas, ‘lutavam’, ‘pulavam’ e ‘fugiam’ quando eram cercadas por redes imaginárias seguradas por pescadores-atores”. P. 166-7. Esta parte do livro contém, ainda, o texto “A Ilha da magia é só da ponte pra lá! O movimento hip-hop em Florianópolis”, que indica de que modo alguns segmentos urbanos da cidade desenvolvem estratégias comunicacionais baseadas no contraste entre a imagem turística da cidade e a realidade suburbana, e “Território e mobilidade: notas sobre a relação entre global e local em uma comunidade pesqueira” que, diferentemente dos demais trabalhos, descreve mudanças e permanências entre pescadores – e as tensões entre as tradições endógenas e as forças econômicas mais gerais – na localidade de São José do Norte, no Estado vizinho do Rio Grande do Sul. O apartado e o livro são encerrados com imagens etnográficas relativas aos trabalhos “Os Conquistadores do Mar: imagens de uma etnografia visual com pescadores da Barra da Lagoa, Florianópolis/SC” e “Masculinidades

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prescritas, interditas e relativizadas em um grupo de pescadores da Ilha de Santa Catarina”. De algum modo, a introdução da obra, “Caracterização cultural, econômica e social das comunidades pesqueiras da Grande Florianópolis”, dá a tônica geral do livro: aponta a estreita proximidade dos autores com a área investigada, por um lado, mas por outro demonstra uma circularidade auto-referenciada que dificulta uma melhor compreensão do campo. De fato, para um leitor não familiarizado com a região lhe falta datos geográficos, mapas, auxílios gráficos que o situe no cenário etnográfico. Por exemplo, apenas na página 113 que se diz que a localidade de Ganchos hoje se conhece como Governador Celso Ramos. E em nenhum momento da parte introdutória do livro se explicita claramente onde se localizam as áreas pesquisadas. Acredita-se que o espaço do livro poderia ser melhor aproveitado no sentido de que seria mais enriquecedor recuperar propriamente as etnografias ou as trajetórias metodológicas de investigação ao invés de lançar mão do recurso de retrospectivas sobre de que modo foi realizado tal ou tal trabalho, uma vez que dessa forma se perde o substrato original capturado no presente etnográfico e com isso a possibilidade de estabelecer paralelos com outros contextos sincrônicos, inclusive na mesma área investigada. Considerando as expectativas iniciais geradas pelo título do livro, ao término da sua leitura se ressente a ausência ou o aprofundamento de temas como os pontos de fricção entre a pesca e o turismo e as formas de conflito e acomodação social e, sobretudo, a falta de um tratamento teórico sobre o tema do turismo – ao que parece exagerado sua inclusão no título do livro, inclusive pela pequena quantidade de textos a ele dedicado –, sem o qual se perde a dimensão de sua penetrabilidade enquanto agente dinamizador de mudanças sociais no contexto local e simultaneamente mediador de forças globais mais gerais (Arrones, 1992; Simonicca, 2001; Smith and Brent, 2001; Sharpley and Telfer, 2002). Um exemplo disso se pode verificar na nota 9 da página 71: “ ‘Turismo’ é uma categoria êmica que designa o movimento de pessoas que

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vão para Florianópolis por um período determinado com a finalidade de descanso, lazer”. Sopesando a obra como um todo, vale ressaltar o pioneirismo apresentado por alguns autores ao tratar as comunidades haliêuticas na Ilha de Santa Catarina com uma ferramentaria teórica para além dos “estudos de comunidade”, então ainda em voga na década de 1980, abrindo-se à perspectiva da incorporação de forças sociais que seriam cada vez mais pautadas por agentes exógenos, como a chegada de forâneos, dos meios de comunicação de massa, de novas tecnologias, de turistas e de surfistas. Se por um lado soa um tanto pretencioso o subtítulo “Etnografias da Globalização no Litoral do Atlântico Sul”, dada a limitação territorial onde foram desenvolvidas as investigações, por outro é este o grande mérito do livro, precisamente por apresentar uma série de trabalhos realizados numa mesma área em períodos e sob perspectivas e gerações de investigadores distintas, marcando o caráter processual não só do trabalho de campo em Antropologia como da própria dinâmica social investigada, especialmente em relação à construção simbólica do espaço e da territorialidade. Bibliografia Arrones, J. 1992 Los mitos del turismo. Madrid: Endymion. Bergasa Perdomo, O. 2004 “El Binomio “Turismo-Construcción” en la Gestión y Financiación de los Municipios Turísticos”. In: Álvarez Alonso, A., Hernández Hernández, J. y Simancas Cruz, M. (Coords.). Turismo y Territorio en la Sociedad Globalizada. La Laguna: Ayuntamiento de Adeje, Instituto Pascual Madoz del Territorio, Urbanismo y Medio Ambiente y Universidad Carlos III. P. 285-296. Bianchi, R, and Santana Talavera, A. 2004 “Between the sea and the land: exploring the social organisation of tourism development in a Gran Canaria fishing village”. In: Boissevain, J. and Selwyn, T. (Orgs.). (2004). Contesting the Foreshore: Tourism, Society and Politics on the Coast. Amsterdam: Ams-

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terdam University Press. P. 83-108. Cáceres Morales, E. 2001 Génesis y Desarrollo del Espacio Turístico en Canarias (Una Hipótesis de Trabajo). Gran Canaria: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Gobierno de Canarias. Galván Tudela, J. A. 2002 Espacio Dado, Espacio Imaginado: En Torno a la Globalización y las Identidades Pesqueras. Separata del 14. Coloquio de Historia Canario-Americana. 2000. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo de Gran Canaria. Hernández Armas. R. 1994 “Promotores Inmobiliarios, Planificación Institucional, Turistas y Locales: de la dualidad de usos y valoraciones a espacios interferidos (un ejemplo en el Sur de Tenerife)”. Guize. 1: 37-46. Vera Galván, J. R. 1998 El Turismo. Enciclopedia Geográfica de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Editorial Insular. Capítulo XIII. Pascual Fernandez, J. 2004 “Littoral Fishermen, Aquaculture, and Tourism in the Canary Islands: attitudes and economic strategies”. In: Boissevain, J. and Selwyn, T. (Orgs.). (2004). Contesting the Foreshore: Tourism, Society and Politics on the Coast. Amsterdam: Amsterdam University Press. P. 61-82. Pascual Fernández, J., Medina, J. y Modino, R. 2005 “Reservas Marinas, Participación y Desarrollo Sostenible: ejemplos desde Canarias”. In: Pascual Fernández, J. y Medina, J. (Orgs). (2005). ¿Protegiendo los Recursos? Áreas protegidas, poblaciones locales y sostenibilidad. Sevilla: El Monte/FAAEE/Asociación Andaluza de Antropología. P. 45-62. Peralta, E. 2003 “O Mar por Tradição: o património e a construção das imagens do turismo”. Horizontes Antropológicos. 9(20): 83-96. Santana Talavera, A. 1990 “Turismo, Empleo y Dependencia Económica. Las Estrategias de las Unidades Domésticas en las Poblaciones Pesqueras (Gran Canaria)”. Eres (Antropología). 2: 25-38.

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Santana Talavera, A. y Pascual Fernández, J. J. 2003 Pesca y Turismo: conflictos, sinergias y usos múltiples en Canarias. Boletín

del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. PH 4. P. 86-97.

Sharpley, R. y Telfer, D. J. (Eds.). 2002 Tourism and development: Concepts and issues. Clevedon: Chanel View Publications. Simonicca, A. 2001 Antropologia del turismo: Strategie di ricerca e contesti etnografici. Roma: Carocci. Smith, V. e Brent, M. (Eds.). 2001 Hosts and guests revisited: Tourism issues of the 21st century. New York: Cognizant Communication.

Recibido: 20 de noviembre de 2008 Aceptado: 21 de diciembre de 2008 Sometido a evaluación por pares anónimos

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Visita nuestro sitio www.antropologiasocial.org, el web que pretende servir y asistir a todas aquellas personas interesadas por nuestra disciplina, aportándoles materiales docentes, esquemas de trabajo, apuntes y publicaciones relacionadas con nuestras líneas de investigación. CONTENIDOS ● Programas de algunas de las asignaturas impartidas por el Área de Antropología Social de la Universidad de La Laguna (Islas Canarias, España) ● Tutoriales de las materias: » Antropología y Turismo » Teoría y Método en Antropología Social » Patrimonio cultural ● Publicaciones on-line sobre: » Antropología y Turismo » Patrimonio cultural » Antropología Marítima » Bibliografías Temáticas ● Asociación Canaria de Antropología, incluyendo los números publicados de su revista “GUIZE”

Vol. 7 Nº 1 págs. 145-146. 2009

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993 543 622 2.367 5.264 5.804 4.695 3.967 4.994 6.543 5.811 3.080 1(1) 921 820 1.553 3.239 7.563 7.942 4.917 4.568 7.905 7.714 8.468 4.507 1(2) 1.182 1.450 1.266 2.175 3.736 4.365 3.666 4.365 3.019 3.929 3.006 1.334 2(1) 1.658 1.461 1.799 2.479 4.481 5.296 3.682 3.706 4.887 5.397 5.415 2.731 2(2) 2.739 3.145 4.005 5.518 7.604 6.708 5.926 4.811 5.855 6.455 6.437 2.897 3(1) 874 734 601 1.389 2.229 2.604 1.654 1.489 1.796 1.900 1.702 945 3(2) 805 655 995 1.731 2.731 2.634 2.209 1.571 2.415 2.406 2.544 1.028 4(1) 1.789 1.619 2.430 3.791 6.984 7.671 4.155 3.113 3.297 4.046 5.071 2.220 4(2) 1.335 1.406 1.322 2.407 3.550 4.496 3.034 2.325 3.703 5.092 6.019 2.790 4(3) 1.340 1.263 1.674 2.161 4.304 4.151 2.463 3.044 3.052 3.467 4.352 1.095 5(1) 1.205 1.702 1.148 2.708 5.040 5.795 3.099 4.185 3.785 4.018 3.641 2.041 5(2) 2.340 2.042 2.351 2.785 4.262 4.271 4.160 2.770 4.015 5.108 6.862 2.835 5(3) 1.543 1.539 1.930 2.663 3.981 4.151 3.751 2.136 5.329 5.200 7.596 3.636 6(1) 3.092 11.343 12.371 9.750 6.732 8.303 10.011 10.950 5.486 6(2)(s) 8.389 10.433 11.963 5.996 6(3) TOTAL MES 18.724 18.379 21.696 38.505 73.072 78.259 57.161 48.782 70.744 81.719 89.837 42.621 639.499

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Visitas Página Principal 4.258 3.553 4.179 6.392 4.348 3.922 3.537 2.759 3.613 4.360 4.086 3.188

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2005 1.097 1.125 641 1.712 445 1.368 1.443 1.103 3.334 4.857 4.658 3.356 25.139

2006 4.639 7.584 13.256 15.823 22.465 20.501 13.727 21.510 29.715 38.526 35.026 18.039 240.811

2007 22.844 21.022 28.520 24.345 29.097 27.039 21.336 22.392 21.221 30.745 29.606 16.444 294.611

2008 18.724 18.379 21.696 38.505 73.072 78.259 57.161 48.782 70.744 81.719 89.837 42.621 639.499

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